Una muerte en la familia, James Agee

Una muerte en la familia

Por la Pelipequirroja.

    Una de mis películas favoritas de todos los tiempos, es "La noche del cazador", desde la turbación de la primera vez que la vi, pasando por la inquietud de las siguientes veces y llegando hasta la fascinación de la última -y todo sin dejar atrás ni la turbación ni la inquietud- no puedo evitar volver a sentir el escalofrío, buscado, en la escena en la que Mitchum (Harry Powell) apoyado sobre el pomo de la balustrada con la mano derecha, y la izquierda sobre la barandilla, deja ver los tatuajes de sus dedos a modo de "advertencia" : Love, en la derecha, y Hate, en la izquierda. Mira con descaro y desafiante y su voz, firme pero susurrante, causa escalofríos ¡Cómo me gusta Mitchum y como me gusta en el papel del falso reverendo Powell! tanto es así que no paro hasta que los más próximos a mí acaban viéndola y sintiendo ese mismo respingo que siento yo.  Para mi sorpresa de listilla sabelotodo, alguien desafió hace unos años mis conocimientos sobre la película diciéndome ¿Y no has leído nada del guionista de la película? parece mentira, con lo que tú lees y sabes...¡Estúpido Flanders! (desde ahora así llamaremos al "reta listillas") y me puse manos a la obra. 

   Y claro, como buena marisabidilla, una vez leído el autor, quise saberlo todo de él ¡Desafíos a mí, la reina del Trivial! Y por fin llego a la parte que me interesaba,  y es que desde que vi en el nivel 4 del reto Netherfield, la premisa: Clásico publicado de manera póstuma, pues que lo tenía muy claro, James Agee y su obra "Una muerte en la familia", publicada en 1957, dos años después de su muerte. Qué bien sienta ser una Tólosé  en estos casos.

   La novela es la historia del propio James, Rufus, que con tan solo seis años de edad sufrió la pérdida de su padre en un accidente de tráfico; si difícil es para todo niño perder a temprana edad a su padre, para Rufus y su familia lo fue aún mucho más, pues ser huérfano en 1915 en una época convulsa en Estados Unidos,  ya sabemos que a perro flaco todo son pulgas. La historia en su mayor parte la conocemos a través de los ojos y recuerdos del pequeño Rufus, pero también  de otros familiares, realizando entre todos una reconstrucción de la vida familiar, los lazos que los unían y la desazón de su falta, el vacío que se cierne sobre ellos. 

   Divida en tres partes, y un prólogo recordando el verano del fatídico año, que me encanta, todo sea dicho, la novela se convierte en un sentido diario emocional de los días previos y posteriores a la pérdida, como si se nos hubiera abierto una ventana para que pudiéramos ver y sentir, lo que está pasando con sus protagonistas, en primera fila, de primera mano. 

   En la primera parte, a través de los ojos de Rufus y sus recuerdos, nos hacemos una idea de la situación familiar y la complejidad de las relaciones entre todos ellos, complejas, pero fuertes. Conocemos a Mary, la madre, mujer de fuertes convicciones religiosas, rozando y arañando la obsesión; como Jay, el padre, no comparte estas creencias y permanece al margen siempre que puede, incluso se distancia de ello, incluida su mujer. El tío de Rufus, un pobre alcohólico lleno de complejos e incapaz de tomar las riendas de su vida. 

Un retrato familiar muy poco halagüeño, y por desgracia, muy común en la Norteamérica de aquellos años (extrapolable a Europa) una inestabilidad que da seguridad a Rufus y a su hermana Catherine, "así son las cosas" y ellos son iguales que el resto de sus amigos o niños de la población, "normal, todo normal". 

   En la segunda parte, ya fallecido Jay, Mary y su familia toman el relevo a Rufus y sus recuerdos;  su tía y hermano, así como sus padres, hundidos por la pérdida y perdidos ellos mismos por la sinrazón de lo sucedido, se ven envueltos en un torbellino de emociones y dudas, replanteándose el papel de Dios en todo esto, e incluso, la existencia del mismo. En ellos  ha muerto más que un esposo, yerno o cuñado, ha muerto la Fe ciega y se cuestionan sus creencias, su propia identidad. 

   En la tercera parte son los niños los que nos abren la ventana a su interior, los que nos cuentan sus sentimientos, su confusión ¿Porqué Dios se querría llevar a su padre, si ellos lo necesitaban más que nadie? ¿Porqué el reverendo es tan cruel  con su padre y no quiere oficiar el funeral? ¿Es tan grave no estar bautizado? ¿Qué Dios permite esas cosas? 

   Sentimientos de pérdida, confusión, dolor, turbación, soledad, desolación. Una novela sobre la vida mientras se vive, y sobre la vida de los que quedan cuando uno de ellos muere ¿Es la misma vida? ¿Qué ha cambiado? ¿Porqué una sola persona deja un vacío tan grande en todos?  una historia espectacularmente narrada, brillante en fondo y forma, un desgarro narrativo que deja patente el agujero del alma de sus protagonistas. Pocas personas conocemos tan bien a los que tenemos a nuestro lado, muy pocas, y aún menos las que seríamos capaces de mirar dentro, cerrar luego los ojos y describirlos sin errar. Un premio Pulitzer indiscutible ¿Porqué no el Nobel? creo que lo hubiera merecido, sin duda. Una obra maestra no solo de la literatura norteamericana, si no la Literatura en general.    Os lo recomiendo fervorosa y fervientemente. Love. Hater. Dos caras de una moneda porque la indiferencia no solo es lo contrario del amor, sino también del odio. Amar y odiar. Llorar. Sentir. Echar de menos. Tanto que algunos no pueden salir adelante. Brutal.

UNA MUERTE EN LA FAMILIA.

James Rufus Agee.

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