Arrancad las semillas,Fusilad a los niños.
Por La Pelipequirroja.
No se como comenzó mi atracción por la literatura asiática, la japonesa para ser más exactos, pero recuerdo un libro de leyendas orientales (chinas, japonesas, indias) que había en casa de una de mis tías, cuyas estanterías eran mis mayores proveedoras de joyas y tesoros (aunque mi propia tía me confesó que ellos no habían leído ninguno, tan solo los compraban porque hacían juego con la decoración del salón, así que solo tenía en que encontrar un libro similar en colores y tamaño para sustituirlo y podía llevarme a casa el que quisiera)
El caso es que cada vez que iba a comer a su casa, me pasaba horas leyéndolo, no fue necesario llevármelo a casa porque acabé aprendiéndome las leyendas de memoria, sobre todo una: La mujer que se convirtió en libélula. Me fascinaba ese cuento, era tan hermoso, parecía que podía escuchar las voces de sus protagonistas, oír el rumor de las cañas de arroz, la voz del viento ¡Aquella forma de narrar me enloquecía! incluso intenté emularla, con no muy buen resultado, puede porque mis mujeres se convertían en ovejas y mis paisajes eran manchegos, y claro, no es lo mismo que el Lejano Oriente.
Si ahí nació esta pasión mía por la literatura japonesa, se la debo a aquel libro de leyendas, de narraciones espectaculares e imágenes fascinantes.
Y esta novela era una de mis asignaturas pendientes, recuerdo la película en blanco y negro, subtitulada, en estos momentos no se ni quien era su director, pero sí ciertas imágenes que me horrorizaron a la par que me sedujeron, misterios de la vida, lo bello y lo triste siempre a la par. Ya no he podido ni querido esperar más tiempo para leerla, y ¡Guauuu! han sido dos intensos días de lectura, con sentimientos encontrados y emociones a flor de piel. Ha sido una experiencia catártica.
Arrancad las semillas, fusilad a los niños de Kenzaburo Oé, fue publicada en 1957, pero aún tardaría años en llegar a nuestro país. Ambientada en el Japón de la Segunda Guerra Mundial, en un país asediado y bombardeado hasta la extenuación, un grupo de niños de un reformatorio-orfanato, son trasladados a un pequeño pueblo en las montañas cuando en la ciudad la Guerra causa estragos. Cuando llegan a la aldea, los campesinos, incómodos y molestos por verse obligados a convivir con ellos, ven en una epidemia de peste, no solo a los jóvenes detrás de tan horrible infortunio, sino la razón para marcharse de allí dejándolos abandonados y a su suerte.
Llegados a este punto, no se vosotros, pero yo no pude evitar ver semejanzas con El señor de las moscas, ya que los jóvenes, al verse solos, deben organizarse para que la convivencia no se convierta en una anarquía absoluta, en la unión reside la fuerza, y esta será la única manera de sobrevivir allí aislados; para ellos necesitarán leyes, alguien que sea capaz de dirigir y establecer límites, en resumidas cuentas, deben llevar a su pequeña comunidad, las leyes y el orden de una vida en sociedad. Y hasta aquí el parecido con el libro de William Golding, pues los muchachos no toman el mismo rumbo ni las directrices que rigen a los jóvenes de Golding ¿Será porque la sociedad japonesa no tiene nada que ver con la occidental? ¿Tal es así que hasta en momentos de precariedad y supervivencia extrema, son capaces de seguir normas y respetar al vecino?
No es para nada una novela de las de pasar el rato, es dura, muy dura, terriblemente dura, hay que respirar hondo en varias ocasiones y continuar la lectura con un nudo en el estómago; por el título ya habréis adivinado que no iba a ser fácil, pero también he de deciros que si sois capaces de continuar leyendo descubriréis una historia hermosa en su fealdad, y esto sin duda es mérito de la narración, de la pluma de Oé y del peso de una sociedad y una cultura tan distinta a la nuestra que logra equilibrar la dureza de la historia con su casi casi, una artística manera de contarla.
Los jóvenes, condenados a permanecer solos y abandonados, recluidos en la pequeña aldea, tienen que enfrentarse a dos grandes problemas: el de sobrevivir aislados y el de permanecer vivos, pues los cadáveres sin enterrar han sido tan abandonados como los propios niños. Comienza aquí una de las mejores historias de supervivencia y convivencia que haya leído jamás en novela alguna, desgarradora y cruel, pero también llena de esperanza y respeto, lo más parecido al amor que estos muchachos, en regresión a un estado casi primitivo, sienten y son capaces de transmitir al resto. Simbología y filosofía en una narración natural, en consonancia con el estado en el que se encuentran los chicos, casi casi de felicidad al ser liberados del yugo de las reglas de los adultos, y crear ellos las suyas propias. Pero nada dura eternamente. La verdadera tragedia de estos jóvenes delincuentes y olvidados por la sociedad, no está en el abandono que han sufrido ni en la posibilidad de enfermar y morir, el drama comienza de verdad cuando los adultos regresan al pueblo y se encuentran con vida a los chicos; los campesinos hacen prevalecer sus derechos sobre las casas, los campos y sobre los mismos niños.
Las normas y el poder vuelven a manos de los de siempre.
Esta novela cumple la premisa: Clásico ambientado fuera de Europa. Reto Todos los clásicos grandes y pequeños 2020.
Llegados a este punto, no se vosotros, pero yo no pude evitar ver semejanzas con El señor de las moscas, ya que los jóvenes, al verse solos, deben organizarse para que la convivencia no se convierta en una anarquía absoluta, en la unión reside la fuerza, y esta será la única manera de sobrevivir allí aislados; para ellos necesitarán leyes, alguien que sea capaz de dirigir y establecer límites, en resumidas cuentas, deben llevar a su pequeña comunidad, las leyes y el orden de una vida en sociedad. Y hasta aquí el parecido con el libro de William Golding, pues los muchachos no toman el mismo rumbo ni las directrices que rigen a los jóvenes de Golding ¿Será porque la sociedad japonesa no tiene nada que ver con la occidental? ¿Tal es así que hasta en momentos de precariedad y supervivencia extrema, son capaces de seguir normas y respetar al vecino?
No es para nada una novela de las de pasar el rato, es dura, muy dura, terriblemente dura, hay que respirar hondo en varias ocasiones y continuar la lectura con un nudo en el estómago; por el título ya habréis adivinado que no iba a ser fácil, pero también he de deciros que si sois capaces de continuar leyendo descubriréis una historia hermosa en su fealdad, y esto sin duda es mérito de la narración, de la pluma de Oé y del peso de una sociedad y una cultura tan distinta a la nuestra que logra equilibrar la dureza de la historia con su casi casi, una artística manera de contarla.
Los jóvenes, condenados a permanecer solos y abandonados, recluidos en la pequeña aldea, tienen que enfrentarse a dos grandes problemas: el de sobrevivir aislados y el de permanecer vivos, pues los cadáveres sin enterrar han sido tan abandonados como los propios niños. Comienza aquí una de las mejores historias de supervivencia y convivencia que haya leído jamás en novela alguna, desgarradora y cruel, pero también llena de esperanza y respeto, lo más parecido al amor que estos muchachos, en regresión a un estado casi primitivo, sienten y son capaces de transmitir al resto. Simbología y filosofía en una narración natural, en consonancia con el estado en el que se encuentran los chicos, casi casi de felicidad al ser liberados del yugo de las reglas de los adultos, y crear ellos las suyas propias. Pero nada dura eternamente. La verdadera tragedia de estos jóvenes delincuentes y olvidados por la sociedad, no está en el abandono que han sufrido ni en la posibilidad de enfermar y morir, el drama comienza de verdad cuando los adultos regresan al pueblo y se encuentran con vida a los chicos; los campesinos hacen prevalecer sus derechos sobre las casas, los campos y sobre los mismos niños.
Las normas y el poder vuelven a manos de los de siempre.
Una novela que casi parece un cuento para niños, de esos que les meten miedo para no hacer cosas fuera de la norma, para obedecer a los mayores y tener miedo a lo desconocido o lo prohibido, pero que en realidad no pretende aleccionar a los infantes, sino dejar al descubierto la crueldad de una sociedad adulta que sin embargo es la que tiene el poder. Una historia bellísima creada a partir de un hecho horrible. Maravillosa. Absolutamente maravillosa. Mi amor por la literatura japonesa no deja de crecer. Y con razón.
Esta novela cumple la premisa: Clásico ambientado fuera de Europa. Reto Todos los clásicos grandes y pequeños 2020.
ARRANCAD LAS SEMILLAS,
FUSILAD A LOS NIÑOS.
Kenzaburo Oé.
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©Todos los derechos reservados.
Qué historia más curiosa los libros en casa de tu tía. Conocía lo de tener libros para decorar, pero no lo elegirlos con el color para dar juego. Este libro no lo conocía, al autor sí, y he quedado impactada con el título. Me llevo tu recomendación bien anotada.
ResponderEliminarBesos
Mis tías eran (son) muy peculiares, los libros siempre hacían juego con cortinas y cojines... qué cosas!! 🤣🤣🤣
EliminarEl libro es apasionante, ni siquiera los niños tienen nombres, fíjate si la sociedad era brutal con ellos que los despojaba hasta de identidad.
Besitos 💋💋💋
..
Buenos días, querida Yolanda:
ResponderEliminarHoy me has pillado, yo no he leído literatura japonesa aún. Y no porque no tuviera la intención, sino porque me da un poco de reparo no conectar.
Para mi vergüenza, he de confesar que tampoco he leído El señor de las moscas, esta vez por pereza. No me siento nada orgullosa, se que es una lectura obligada para alguien que se pasa la vida con un libro en las manos. Prometo hacerlo algún día.
¡Gracias por esta interesante lectura que nos presentas! Y enhorabuena por tu estupenda reseña!!
PD: La generación de nuestros padres decoraba el salón con libros, es cierto. :)
Lecturas obligatorias no debían existir, el solo término hace que me rebele contra ellas, y me he perdido grandes títulos por ello, por el ansia de los demás. Un libro no es grande ni maravilloso porque esté en una lista hecha por *grandes pensadores* cada lector lo hace así ¡Hombre ya! 🤣🤣🤣
EliminarMis tías compraban muchos libros a peso, en la Plaza Redonda y los Rastros, a veces me encontraba con libros escritos en diferentes idiomas, algunos llevaban hasta papeles o alguna carta dentro, y en una ocasión, en el de "Yo soy fulana de tal" venía anotado una especie de reflexión que decía: "Fulana me llama a mi un pendón, como le dijo la sartén al cazo, apártate que me tiznas" y se me quedó grabado 😂😂😂
Un día te cuento cómo decoraba mi otra tía la nevera, para que hiciera bonito al abrir, con yogures y mantequillas... caducadas 🙄🙄🙄🤣🤣🤣
Besukis 💋💋💋
Qué bestia.
ResponderEliminarPor cierto, ¡Hola!
Me lo imaginaba pero no me podía perder ni la reseña ni la historia que acompaña, como siempre.
A la pregunta de: ¿Tal es así que hasta en momentos de precariedad y supervivencia extrema, son capaces de seguir normas y respetar al vecino? Respondo: no te quepa duda.
Me gusta mucho la literatura oriental con Yoshimoto y Murakami a la cabeza. Y tengo dos libros de cuentos.
Pero esto se pasa de la raya y mucho.
Besitos
La literatura japonesa, al igual que el cine, me tienen atrapada desde hace mucho; si sus historias apasionan, creo que el éxtasis contemplativo lo causa la narración, nadie como ellos para contar las cosas, incluso las más crueles.
ResponderEliminarY el libro es cruelmente bello, cruel por los temas que trata y bello por la forma de narrarlo, vamos factores lo convierten en sublime ☺️
Acabo de terminar después del banquete de Mishima y en cuanto le he reseña una biología fantástica que lleva muchísimo tiempo esperando su turno, me pondré con "Colegiala" de Dazai, y alguna de Banana Yashimoto caerá este año 😉🥰💋
hola
ResponderEliminarfijate que no soy mucho de novela asiatica, pero me has dejado intrigada con esos niños y en la posicion que se quedan. Tampoco he visto la peli, cosa que espero cambiar en cuanto podamos salir de casa... me acercare a la biblioteca a ver si por casualidad la tienen, porque en la biblioteca de mi ciudad tienen una hemeroteca cinefila que alucinas, con un monton de peliculas antiguas que me encanta. Me llevo apuntado este libro
Gracias por la reseña
Besotessssssssss
#yomequedoencasa
Yo no la he encontrado, habrá que buscar por temática porque con el mismo título que la novela no viene...🤔
EliminarLa novela me ha llegado hondo
Besitos 💋💋💋
Me atrae, pero a la vez lo veo muy duro para leer ahora...
ResponderEliminarMe lo pensaré :)
No es una lectura fácil, la verdad 🥺💋
Eliminaresta no se....
ResponderEliminar🙄🙄🙄
EliminarEste no lo conocía pero parece un libro duro y en este momento me apetece cositas más ligeras, gracias por la reseña.
ResponderEliminarBesos
Hombre, ligero no es 🙄💋
EliminarHola guapa, pues viendo lo duro que es lo dejo pasar, no me apetece pasarlo mal...
ResponderEliminarUn besazo
Besitos bombón 💋💋💋
Eliminar¡No conocía este libro de Oé! Ya me has despertado las ganas. Maldito confinamiento. Muchas gracias.
ResponderEliminar😂😂😂 Me moría de ganas de leerlo, no sabes cuántas, pero como en mi blog teníamos la norma oficiosa de solo reseñar autores noveles en español, nunca veía el momento... me apunté a retos de Clásicos para saltarme la norma y a lo bestia 😂😂😂
EliminarUn beso.
Gracias por la reseña por Yolanda.
ResponderEliminarBesos
Besitos, Reme 💋💋💋
EliminarNo conocía este libro. Tiene que ser duro, bastante, pero me ha llamado muchísimo la atención. Tendré que buscarlo cuando pueda volver a la biblioteca.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me sorprendió que la dureza que preveía no llegaba, a ver, pobres chavales, pero se les sentía felices solos y confinados, hasta que cuando la dureza aparece ¡Caray, qué bestia! 🥺😖💋
EliminarEl título me ha dado ya un poco de mal rollo pero bueno, aunque de momento no me animo lo tendré en cuenta.
ResponderEliminarBesos
El título es impactante sobre todo porque forma parte de "las ideas" de los aldeanos.. 😖💋
EliminarAy, este no lo anoto siquiera. Me da un poco de grima hasta el título. No estoy en condiciones de leer algo tan duro. Si lo has disfrutado tú, me alegro.
ResponderEliminarBesos
Es duro si, te entiendo 🥺💋
EliminarHola Yolanda, que historia tan curiosa la de tu tía.!.Parece de película. Pero una suerte para ti que tenías esa interesante biblioteca en la que bucear!.
ResponderEliminarEn cuanto al libro, te diré que pese a lo que siempre me llamó la literatura japonesa, el autor es uno de mis pendientes y aunque la historia por lo que cuentas es dura, lo cierto es que me llama mucho la atención. Tomo nota y espero poder hacerme con ella más adelante, cuando pasé el confinamiento. Besinos.
Es que mis tías son muy raras.. 🙄😅
EliminarEl libro es que es muy bello en su dureza, no bonito, porque es terrible lo que nos cuenta, pero la narrativa es sublime 🥰💋
No conocía esta novela y después de leer tu reseña, me ha llamado la atención. También es verdad que ahora mismo estoy intentando leer historias más bien ligeras, por lo que me lo apunto para más adelante. Por cierto, muy curiosa la historia de tu tía con los libros :)
ResponderEliminarUn beso!
Lo de mis tías es que es digno de estudio...🤤😅
EliminarNo es una lectura ligera, pinza continuamente el corazón, duele.
Besitos 💋💋💋
Uff con este título y con lo que nos cuentas, estoy segura de que es una novela dura. En esta ocasión lo tengo que dejar pasar que ahora estoy modo happy y desconexión.
ResponderEliminarUn beso
Pues si estás Happy no es tu novela, eso desde luego 🙄🥰💋
EliminarTengo pendiente leer algo suyo pero esta no la conocía... y tras leerte estoy segura de que podría gustarme. Anotadísima queda.
ResponderEliminarBesotes
A mí me ha gustado mucho, he leído con un nudo constante en el estómago, pero es ya una de mis mejores lecturas.
EliminarBesitos 💋💋💋
¡Hola! Me gusta mucho como a ti la literatura oriental y me fascinan también las historias muy duras, las que son hermosas dentro de su fealdad porque ese tipo de historias te transmiten muchas cosas, muchos sentimientos, emociones, vamos que son libros que te remueven (los que más me gustan)
ResponderEliminarEs muy probable que lea esta novela que creo lo tiene todo para gustarme y así me estreno con el autor, que todavía no lo he leído.
Lo de los libros de tu tía no tiene desperdicio, jeje, eso de comprar libros para que adornen, aunque en el fondo me parece un desperdicio. Pero bueno, para aprovecharlos ya estabas tú. Seguro que cuando la visitabas era el primer sitio donde ibas, a la estantería, yo hubiera hecho lo mismo
Besos!
Si sólo fueran los libros...un día os cuento lo de la decoración del frigorífico, por dentro 😂😂😂
EliminarEl libro es maravilloso, si, muy duro, pero de una belleza narrativa pasmosa.
Besitos corazón 💋💋💋
Pues no he leído a este autor, y mira que tengo ganas. Me lo apunto para buscarlo cuando acabe todo esto.
ResponderEliminarUn abrazote.
Hola Yolanda!! Como me ocurre siempre me descubres libros nuevos y muy interesantes. Tomo muy buena nota. ¡Estupenda reseña! Besos!!
ResponderEliminarAy, Jesús... El título tiene miga y he leído tu reseña con cierta prevención. Por cierto, tus tías, chachis jejeje. Besos
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