Mi vecina quiere presentarme a su gato, Miguel Abollado.

Mi vecina quiere presentarmea su gato.

  La Pelipequirroja.

   Ya podéis imaginar la razón por la que elegí leer este libro, no hay más que mirar la portada y el título para, conociéndome un poquito, saber cual ha sido el motivo principal para decantarme por este libro. 

   Sin embargo hay algo que no está bien en el título. A ver. Hay un gato. Hay una vecina. Pero el gato se presenta solo y la vecina casi ni aparece. Me recuerda una ocasión en la que uno de mis primos, el más pequeño entonces, una de las tantas veces que mi abuelo nos dejaba "apadrinar" un conejito, intentando mitigar la crónica de una muerte anunciada (aunque nosotros creíamos que todos terminaban escapándose en busca del país de conejos felices con alfalfa a troche y moche) lejos de bautizar a su gazapín como mandaba la tradición -o personaje de Comando G, o en su defecto, por su color o algún distintivo físico, tal como "Rabito blanco" "Orejitas canela" o "Tizón"- pues va mi primo y le pone a su precioso conejo color miel: Gavilán de las montañas. Si, un conejo llamado Gavilán. 

  Pues eso más o menos pasa con este título, que una vez llegado al final del libro te quedas con las patas vueltas. Dejémoslo en que al autor el título le pareció un buen gancho para frikis de los gatos como yo. Gavilán...lo mismo. 

     Alberto, el protagonista, es un tipo poco sociable, poco agraciado físicamente, que mata el tiempo en el sofá viendo películas; a parte del gato de su vecina el cual acude de vez en cuando a comer a su casa y a dormir sobre su regazo, sus amistades se limitan a Tony, su mejor amigo, que lo es a pesar de lo muy diferente que son en todo, empezando por un físico de rompe y rasga.    Y Susana, una chica rarita que conoció en la Universidad, y que se empeña en llamarlo Brando, como el preciosísimo Marlon -si, incoherencias de la vida, aquí me vuelvo a acordar de Gavilán, qué cosas-  y que podría considerarse su amiga y porqué no, una novieta, pues es la única chica hasta entonces que lo ha invitado a comer con sus padres. Ese es todo su mundo. 

   Pero un día, Susana desaparece sin decir esta boca es mía, ni una nota, ni una llamada, nada; pero Alberto tampoco hace nada por buscarla, sus razones tendría. No parece algo que haría un buen amigo o un medio novio. Su vida continua con las visitas del gato de su vecina, que se presenta solo una y otra vez, sin que esta, la vecina, haga acto de presencia, y la vida amorosa de su amigo Tony; hasta que una noticia llama su atención. Un posible asesinato, una familia polaca huída, una periodista en busca de una noticia diferente, unos padres divorciados que buscan al igual que su hijo su lugar en el mundo, una antigua novieta que regresa con una rocambolesca historia y un insólito  viaje con inusuales compañeros. 

     Una narración en primera persona, cosa que debería hacernos involucrarnos en la historia, pero que lejos de conseguirlo, a mi entender nos hace confundirnos; un autor empecinado en que la historia no es autobiográfica, nos lo repite hasta la saciedad, y sacia tanto que empacha. Vamos a ver, cuenta la historia y ya nosotros veremos que nivel de subjetividad encontramos, si es que lo hacemos porque ¡No te conocemos! lo de convertirse en un personaje de tu propia novela está bien si sabes manejarte en estos menesteres, porque en esta ocasión queda muy muy raro todo.

   Los personajes no me han dejado huella, ninguno, bueno, el gato, pero sin tirar cohetes tampoco; Alberto es flojo, se le define como un tipo raro sin pretensiones, pero si las tiene, como una especie de: voy de raro pero lo que soy es de una normalidad que roza lo vulgar.  Susana es pobre como personaje, se la pinta como una chica rara porque esconde un secreto, pero le faltan matices para empatizar con ella, simplemente para sentirla real; Tony es un guaperas al que un buen día le pagan con su propia medicina, no me creo su enamoramiento, no me creo su viaje, no me lo creo en ningún momento. Ana, la periodista, le falta mucha definición, un personaje que hace su función pero al que le falta empuje, carácter...son todos algo pobres. 

  Digamos que partiendo de una buena base, al menos que prometía, el autor se pierde en su propia historia, como si se hubiera metido en un berenjenal del que no ha sabido salir exitoso, digno si, pero exitoso no.

   CONCLUSIÓN: Una novela que se las prometía, pero que se me ha quedado coja y manca, con personajes flojos y trama confusa; el autor ha querido tocar varios palos y se ha quedado en un quiero y no puedo. Una historia para pasar un rato, entretenida pero sin más. Creo que se le podría haber sacado más jugo, mucho más. La idea era buena, el desarrollo ha fallado.

MI VECINA QUIERE PRESENTARME A SU GATO.

Miguel Abollado.

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