La isla de Santa Rena, de Juan Carlos Merino.

La Isla de Santa Rena

La Isla de Santa Rena

   La novela me gustó desde que vi la portada, me resultó onírica e hipnótica, tanto que mi imaginación se desbordaba con cada vistazo que echaba, cabían tantas historias en ella...pero fue la sinopsis lo que me hizo lanzarme a por ella y tras investigar un poco sobre obra y autor no me cupo la menor duda: era de las mías. Ahora solo faltaba que el autor estuviera a la altura de la fantástica historia que se adivinaba entre sus páginas, si se manejaba bien  y movía los hilos adecuados, sería una gran novela.  Como era la primera vez con el autor, no sabía a qué atenerme, cosa que en el fondo me gusta, pues el cosquilleo en el estómago que se produce al lanzarse hacia algo totalmente nuevo y desconocido, eso, no lo cambio por nada. 

 Y me embarqué expectante y algo nerviosa hacia la Isla de Rena.

 Año 1920, un escritor de fama con grandes éxitos en su curriculum pasa uno de los momentos más críticos de su carrera: su mente parece haberse secado de ideas y es incapaz de escribir cuatro letras con sentido; presionado por su editor y los plazos para entregar novela nueva, ve en una extraña invitación para asistir a una cena en una remota isla en Terranova, una vía de escape y quién sabe, si material para escribir una nueva novela. La invitación es realmente inquietante, un excéntrico millonario, Gregory Harmon Morgan, gustaría de su presencia en la reunión ya que es un gran admirador del escritor, Harold Tolkien. Un viaje desde Liverpool a Canada con todos los gastos pagados. Ante su falta de creación literaria, Harold toma dicha invitación como una momentánea solución a sus problemas, al menos escapará de la presión de John, su agente. Y dejarse seducir por los halagos de un fan de tal renombre nunca viene mal para subir la moral de un novelista en horas bajas. 

    Pero Harold no ha sido el único al que el millonario, a través de su abogado, Rotterford, ha invitado a tan extraña reunión. Mónica  Parker, una bella, joven y prometedora actriz, Robert Crow, explorador y aventurero, el profesor noruego Aleftonn,  Una anciana y rica condesa acompañada de su asistente personal, una tímida jovencita llamada Helena; también forman parte de tan heterogéneo grupo, un coronel prusiano, un empresario polaco, un secuaz de la mafia y un silencioso y misterioso indio de nombre Mohan Bela. Ninguno de ellos se conoce y nada tienen en común, al menos que ellos sepan. Todos ellos han recibido un regalo a modo de señuelo, algo que sin duda les ha llevado a aceptar tan peculiar invitación y es que si los halagos y presentes convencen, la curiosidad por conocer al dueño de semejantes obsequios, aún les seduce más. 

   Un misterioso anfitrión, una serie de personajes sin nada en común, una inquietante reunión y una isla recóndita y enigmática, y todo ello envuelto en misterio, neblina y suspense ¡Es tan de la Golden Age! ¡Tan Christie, Wharton o Allingham! cuesta creer que la novela no haya sido escrita en verdad en los años veinte y dentro de los misterios de tan magnífica Edad de la novela de misterio; el estilo, las descripciones, el ambiente, la propia trama, todo está tan bien construido y perfilado que resulta muy cinematográfico, cierro los ojos y les veo a todos ellos ante tan tenebrosa isla, es fácil hasta escuchar sus voces. La acción comienza desde casi el principio, un hecho dramático acciona el mecanismo de la trama y desde ese momento ninguno de los personajes encontrará un minuto de descanso, sin treguas, sobresaltos y sorpresas una tras de otra, la lectura resulta altamente adictiva y trepidante. Entonces, sin perder ni un ápice de elegancia en la narración, el autor nos sumerge en una historia más oscura y fantástica, como si Lefanu, Lovecrafft, Poe, o Stocker hubieran sido invitados a la reunión y fueran coguionistas de la de por si fabulosa trama. El resultado es brutal, la historia crece en misterio y en acción, las incógnitas que se presentan ante los invitados aumentan y el peligro acecha en cada rincón incluso donde los ojos no llegan a ver. Más de 200 páginas delirantes y asombrosas. Es imposible dejar de leer hasta llegar al final. 

   CONCLUSIÓN: Una novela que conjuga a la perfección el misterio de la Golden Age  y el terror decimonónico; ninguno eclipsa al otro, se apoyan mutuamente y se combinan en perfecta armonía, dando como resultado una historia fantástica, sorprendente y vertiginosa, tan inverosímil como adictiva ¿O no tan extraña? sin duda atrapa y te envuelve como la propia atmósfera rancia y turbia de la Isla de Santa Rena. Una narración fluida y elegante que junto a  unos personajes con personalidad propia y una trama bien construida y mejor resuelta, dan como resultado una magnífica novela que hará las delicias de los amantes del género de misterio de posguerra y los de terror clásico.  Una primera experiencia más que satisfactoria con el autor y su trabajo. Decididamente quiero más. 

 LA ISLA DE SANTA RENA

Juan Carlos Merino

Editorial Letrame

©Todos los derechos reservados