Giulia, Francisco Casero Viana

Es imposible relatar en una novela toda la historia de la mafia siciliana, pero al menos, sí una parte de ella, en la que las mafias se llegaron a convertir en el imperio criminal más grande de la historia de Italia, con la implicación de policías, jueces y políticos. Tras fallecer su madre, la vida de Giulia no es un camino de rosas. Su padre, fiscal de la Corte Penal de Roma, libra una batalla jurídica diaria contra la Mafia y sus ramificaciones, de tal manera que no puede dedicar a su hija todo el tiempo necesario. Internada en su adolescencia en uno de los mejores colegios de Suiza, Giulia cae presa de la soledad, la tristeza y los oscuros deseos de sus compañeras de internado Terminada la carrera de Derecho, y a la búsqueda de sí misma, la joven cree por fin conocer el amor... pero la realidad golpea su dulce rostro y le enseña qué son el desamor, el desengaño y el miedo cuando, víctima de la traición de su ex pareja, es secuestrada por la Mafia. Acompañar a Giulia en esta épica aventura, llena de acción y peligro, significa ser testigo de primera mano, de un lugar y una época convulsa –la Italia de los años '60 del siglo pasado– en la que se vivió el gran auge de lo que pronto sería la poderosa Mafia siciliana.

 

La novela negra y yo, Yo y la novela negra. Mi pasión por ella comenzó en la adolescencia a través de las historias de Plinio, el Jefe de Policía del Tomelloso creado por el ciudadrealeño  García Pavón, cuyas historias me tenían durante los veranos pegada en la butaca de mi abuelo en el porche a la sombra, mientras ellos echaban la siesta. Luego vinieron Pepe Carvalho, Sam Spadé, Poirot, Marple, Marlow, Dupin, Ellery Queen, Padre Brown...no hubo ni ha habido ningún otro género literario que me apasione tanto, dejando a parte el Thriller, claro, así que como comprenderéis estoy más que familiarizada con todo lo que conlleva el género negro. 

Prácticamente puedo distinguir una novela negra auténtica, pura, como mandan los cánones, de una innovación, una copia decente de una vulgar y un bodrio sin más, y también os digo, que me cabrea mucho que me la intenten dar con queso y me hagan pasar una novela policiaca edulcorada con cualquier otro género, subgénero o postillas tipo: novela policiaca romántica, novela negra con tintes fantásticos, bla, bla, bla, bla, que nooooo, que no se puede llamar Paella a cualquier arroz con cosas y punto. 

Dos novelas mal llamadas "negras" habían osado malgastar mi tiempo y alterar mi radar anti rollos macabeos y comistrajos varios, una la elegí yo misma así que entono el mea culpa por mi ausencia de olfato en esta ocasión y la segunda me fue vendida por su autora como algo diferente, innovador, impactante, que no podía dejar de leer porque me sorprendería. Y decidí leerla a ver que tal, y sí, resultó que los epítetos eran exactos pero me temo que no para causar la misma sensación que ella pretendía, y es que como decía mi abuelo y que esta autora hizo muy bien, fue venderme el burro por sus bondades supuestas y no reales. Vamos, que me la metió doblada. Ni reseña me molesté en hacer, solo podía usar tres palabras repetidas una y otra vez: una P--- M-----. Por eso, cuando Casero Viana, al que había leído y reseñado en dos ocasiones con dos novelas de base predominantemente histórica me propuso leer  Giulia, su incursión en la novela negra, no supe muy bien a qué atenerme, y es que yo, de naturaleza desconfiada, puse cara de circunstancias y no sabría deciros muy bien cuales fueron estas, pero en las cuales no faltó la curiosidad y sí, algo de expectación. 

Qué duro es ser tan purista.

Me topo con la acción en plena cara, así, a bocajarro, cual ejecución mafiosa, un prólogo que me aventura que otra cosa no, pero movimiento no me va a faltar: dos hombres y dos mujeres huyen en coche mientras son tiroteados por los ocupantes de otro automóvil, la sangre se vierte y la adrenalina sube como la espuma; bien, comenzamos bien, ahora a ver como se supone que hemos llegado a esta situación, esto promete. Retrocedemos en el tiempo para encontrarnos a la protagonista, Giulia, una mujer rota, deshecha, herida de muerte en su autoestima y que intenta recomponer sus piezas sin demasiado entusiasmo; un ex novio prepotente, castrador, cruel, que no solo ha roto su vida personal en pedazos, si no que laboralmente sacó tanto beneficio de ella antes, como la tortura con su presencia ahora, haciéndola sentir más pequeña de lo que ya se siente. Abogado sin escrúpulos él, e hija y colaboradora del Jefe de la Fiscalía de la Corte de Apelaciones de Roma ella, el drama y los intereses creados están servidos. 

Estamos en los Años 60, Roma, Italia en su totalidad no escapa de las garras de la Mafia y sus cientos de tentáculos que todo lo envuelven, desde la sociedad o la política, hasta el mundo financiero y cultural,  apresan y envuelven a sus víctimas, pues nadie está a salvo de ella; la ciudad, el país, es un polvorín, falta que una chispa perdida caiga sobre la mecha para que todo estalle por los aires, y el que hoy es colaborador, mañana es víctima, nadie, absolutamente nadie está a salvo de las grandes familias mafiosas y sus maniobras. Si eres hija de un Fiscal anti Mafia, tienes todas las papeletas para engrosar la lista de "daños colaterales" de estas "honorables familias". 

Yo reconozco que la Mafia no es mi tema favorito en cuanto a novela negra se refiere, pero hay que aceptar que da mucho juego, más si cabe cuando la tarea de documentación del autor ha sido tan exhaustiva como la que ha realizado Casero Viana, pues ha logrado crear una muy creíble historia de  ficción a partir de hechos y personas reales y amalgamar con muy buen tino realidad e invención creando una trama adictiva y sin anacronismos, lo que da soltura y limpieza a la narración, sin partes "pegadas o encajadas a la fuerza", se lee, se vive, se sufre, se cree. 

Junto a la historia llamémosla, base, que no principal según mi entender, asistimos al cambio que Giulia experimenta, la mujer rota por una asfixiante relación sentimental y una ruptura traumática, poco a poco se va convirtiendo en una mujer fuerte emocionalmente, más segura de si misma y que al fin se siente madurar psicológica y laboralmente; es este un personaje que va de menos a más, al principio logra hasta desesperarme su "flojedad" su falta de personalidad, su afán por agradar sin respetarse lo más mínimo, hubo partes que la hubiera abofeteado ¡Despierta pánfila! le grité en un par de ocasiones, llegó a resultarme tan insulsa que me planteé si seguir leyendo o no, la veía tan protagonista de una novela romántica, que no sabía muy bien que hacía una chica como ella en una novela como esta. Reconozco que por su culpa me costó engancharme a la historia, aquella mujer del prólogo no aparecía por ninguna parte ¡Qué mindundi! peeeeero, si, la espera dio sus frutos y la Giulia que prometía ser apareció, y me alegró la lectura, por fin estaba leyendo una novela negra como debe ser, ea pues. 

Pero no todo iba a ser  miel sobre hojuelas, que ya os he dicho que soy muy pejiguera con el género y no paso cualquier cosa por alto, ni llamo alazán a un jamelgo; hay un par de cosas que no me han convencido, una no lo ha hecho en absoluto y la otra no demasiado. Al principio de la novela, Giulia, en su afán de superar su ruptura con Fabio, contacto con una de sus dos mejores amigas en los años del internado de Brillantmont en Suiza, donde su padre la internó tras morir su madre. Se supone que fueron las dos personas que más la apoyaron y la hicieron sentir querida de nuevo, alguien en quien ampararse y sentirse mejor -yo lo haría si estuviera tan mal- pero sin embargo, Pauline de la Fontaine, su amiga francesa, la cual va a visitar tras varios años sin verse, le trae más recuerdos desagradables que agradables, tantos que Giulia se siente de nuevo utilizada y menospreciada como en aquellos años y vuelve a caer de nuevo en las garras de la muchacha y haciendo todo lo que detestaba y que lejos de olvidar la torturan todavía a día de hoy. Este episodio me resultó tan fuera de lugar y tan metido con calzador que casi logra que deje de leer, mi ansiada novela negra estaba resultado ser una novela Romántico-erótica y esto es lo último que yo le pido a una novela policiaca, o como mucho en su justa medida y con peso en el argumento, si no aporta nada a la trama me sobra. 

Algo que se me hizo algo pesado, pero que como ya he dicho no fue de total desagrado, solo que podría haber sido menos extenso son las descripciones o datos históricos que tampoco aportan demasiado o casi nada a la trama, yo entiendo que, y lo digo con todos mis respetos, la cabra tira al monte, y Casero Viana está curtido en el género histórico, en el cual se mueve como pez en el agua, pero que a mi entender ralentizan la acción y la trama base, y como lectora de novela negra no me gusta que me alarguen innecesariamente los momentos trepidantes y vertiginosos que toda persecución o huida conllevan. 

RESUMIENDO: Una primera incursión en la novela negra de un autor curtido en el género histórico, que ha dejado su impronta y su estilo patentes en el libro, algo arriesgado esta mezcla de géneros que sin ser una amalgama perfecta no ha chirriado demasiado, aunque tiene ciertos puntos que hay que pulir y se de buena tinta que Francisco Casero Viana está retocando, lo cual confío que ocurra satisfactoriamente pues tenemos una buena historia de fondo, trepidante, cargada de acción y muy visual, casi cinematográfica, un bombón para todo lector de novela negra al cual solo le sobra azúcar y le falta un buen relleno de licor que le da la fuerza que le falta a una buena historia -que lo es- y a un final algo "rosas y arcoíris" que debería haber sido, tal vez, algo más oscuro, si no negro, al menos azul intenso. 

GIULIA

Fracisco Casero Viana

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