A veces me siento como Scarlett O’Hara, sacando toda su fuerza
de la tierra roja de Tara. Bueno, no
es esa tierra rojiza del sur exactamente la que me dota de mi fuerza, o más
bien diría, de mis ansias y mi insaciable curiosidad, no. Es más complicado, o
puede que lo que suceda es que sea mucho más sencillo de lo que parece.
Soy un vagamundos. Y por ahí debo empezar a explicarme. Me siento de todas
partes pero siempre ansío volver a casa…para comenzar de nuevo mi marcha
desde mi sempiterno punto de partida. No
podría estarme quieto en un solo lugar, por muy hermoso y cómodo que este
fuera, algo dentro de mí me empuja constantemente a conocer nuevas gentes, a
trotar por distintos lugares, a reencontrarme con las personas que ya conocí y
a volver a estampar mis huellas por sitios por los que ya anduve; nunca un
camino es el mismo por muchas veces que lo recorramos, ni las personas se
comportan de igual manera un día tras otro.
En el fondo puede que sean las mismas pero en su superficie…cambian sin
parar.
Y eso me encanta. Redescubrir
una y otra vez lo mil veces descubierto y que nunca se termina de conocer del
todo. Yo tampoco soy el mismo día tras día, al igual que mis células, muero y
vuelvo a nacer nuevamente cada minuto, regenerándome continuamente sin dejar de
ser quien soy. Y Soy en gran parte,
porque soy de todas partes.
Y de ahí es de donde surge mi
fuerza. De todas las tierras y de todas las gentes que conforman mi mundo en mi
eterno vagar por los mundos. Y es que nunca se puede ser el mismo cuando lo que
te rodea cambia continuamente. No se es el mismo en Madrid, que en Singapur;
imposible ser exactamente igual en Sevilla
que en Vancouvert …y es que cada
lugar, te imprime parte de su Ser, de sus costumbres, de sus sabores, sus
aromas, sus alegrías y sus tristezas, su historia y su filosofía, su pasado y
su futuro, pues el presente, lo bocetamos cada uno y lo escribimos entre todos.
Pero ¿Y los grandes pilares de
la humanidad, se construyen de distinta manera en un lugar que en otro, o
siendo distinta su construcción todos terminan teniendo un mismo uso? El Amor.
¿Se ama igual en el frío norte que en el cálido trópico? ¿Se ama de la misma
manera en Paris que en Nueva York? ¿Qué cambia realmente, las personas que aman
o el lugar dónde se ama? ¿Y si no cambian ni una cosa ni la otra?
¿Y si solo fuera un mismo Amor,
expresado en diferentes almas? Como un mismo gato viviendo siete vidas
distintas, pero en el fondo, el mismo gato…
“PARÍS-NUEVA YORK, MON AMOUR, es
un canto al amor sublime y madurado, un amor que nace prematuro y ansía comerse
a mordiscos la vida y que no es hasta que ha digerido esos primeros bocados y
ha aprendido a masticar antes de tragar, cuando realmente se muestra tan
delicioso como es en realidad; un amor Cordón
Bleu, para el cual, tras algún que otro empacho y varios atragantamientos,
se presenta en delicada armonía de sabores y aromas, un amor marinado sin
excesos de especias ni falto de sal, un amor gourmet regado con el mejor de los
vinos, aquel que vertido por primera vez
en la copa nos embriagaba con su color rojo púrpura y al tocar los labios y ser
saboreado se tornaba rojo rubí. Un amor siempre joven pero con alma madura y
sensata.
No, no me he vuelto loca. Aunque
un poco sí, pero no más que de costumbre. Y es que esto es lo que experimenté al leer la
novela de Esther Llul, una
embriaguez deliciosa y gustosa que al igual que una buena comida y un mejor
vino, me hace ver lucecitas de colores y sonreír ampliamente sin soltar carcajada
alguna…igual que sentir el Amor en mis entrañas. Mi gran pasión por París me hizo vivir intensamente cada
capítulo junto a Noemia, creo que mi
predisposición a dejarme llevar por los mismos lugares que ella visitaba,
narrando con detalle todo lo que veía y sentía, me hacía a mí experimentar un
viaje en paralelo, diría más, un paseo tête a tête, degustando los armoniosos
platos que ella degustaba ¡Creo que llegué a sentir no solo el aroma, si no la
textura de los mismos! ¡Paris, París, Paris será toujours Paris! y esto se lo
debo a Esther Llul y su capacidad
innata de transmitir sentires a través de su lenguaje cuidado y casi casi
delicatesen, que sin embargo, no le resta espontaneidad alguna.
Aquí juego con algo de ventaja sobre algunos
lectores, y es que conozco a Esther, literariamente
hablando desde hace bastante tiempo, y he tenido la gran suerte no solo de
gozar con sus relatos y reflexiones, si no de crecer juntas y ver esos
imperceptibles cambios en la evolución de una gran escritora de por sí, que con
el tiempo no han hecho si no embellecer lo que ya era hermoso, aunque algo más
inaccesible por entonces, puede que más confusa, pero igual de sublime: su
escritura.
Esther es como uno
de esos vinos rojo rubí sin duda.
Y Noemia me provocaba y evocaba todas esas imágenes y
sentimientos. Envuelta en la magia de
una ciudad embrujadora como París, casi cometo el error de no prestarle al
personaje la atención que se merecía, y que ella misma, con sus pensamientos y
dudas, temores e inseguridades, fuerzas y debilidades pronto se encarga de
atraer la atención del lector sobre ella. Noemia,
siempre debatiéndose entre el querer y el deber, entre sus deseos y sus propias
imposiciones, ligada a una situación que no le hace ningún bien pero con la
cual no sabe romper ¿Y si lo que hay más allá no es mejor que lo tengo en
frente? ¿Y si arriesgo y pierdo? ¿Y si, y si, y si, y si…? Demasiados “Y si” para una chica que merece mucho
más que con lo que se conforma. Una
geométrica historia de amor cuyo vértice y vórtice es ella misma, solo tiene
que deshacerse de los miedos a lo desconocido, para al fin, conocerse a sí
misma y sus sentimientos.
Noemia
descubrirá que por una vez, la línea
recta, esta vez sí es el camino más corto entre dos puntos.
Alma, me resulto
más compleja y difícil de entender. Se me mostró como una mujer tan complicada
y bulliciosa interiormente como la ciudad en la que se desarrolla su historia: Nueva York. Sus inseguridades y celos
la convierten en una mujer vulnerable y débil, pero para sí misma; proyecta en David sus miedos y temores y se ve
reflejada tanto en él, que la asusta y paraliza. Sus heridas internas son tan
profundas y faltas de cicatrizar, que no puede entregarse a los demás, porque
es incapaz de darse entera a sí misma; su mente es tan inquieta como inseguro
es su corazón, darse y perderse, para Alma,
es lo mismo.
Esther Llul nos
sorprende aquí con un juego narrativo en el cual ambos protagonistas, Alma y David, se van alejando físicamente
y son sus propios sentimientos los que individualmente les llevan a iniciar un
camino de vuelta, casi, pisando uno las huellas del otro.
Todo un despliegue el de Esther Llul, con esta novela, sobre
sentimientos individuales y conjuntos, filosofía, ciencia, historia y
gastronomía. Lo que me hace reiterarme en mis palabras iniciales…
…Toda una novela Gourmet.
Escrita y leída, con los cinco sentidos. Chapeau!”
París-Nueva York, mon amour
Esther Llul
Colecciones literarias Esther Llul
ISBN-13:978-150076934
ISBN-10:1500769738
Una Reseña de Yolanda T. Villar
©TODOS LOS DERECHOS
RESERVADOS
Un placer leer tal opinión, Yolanda T. Villar ^_^ Un lujo poder degustar tu obra literaria, Esther Llull, a través de ese rojo rubí que te atribuye con justicia.
ResponderEliminarEnhorabuena a las dos.
Muchas gracias Vicenta,
EliminarLo he dicho muchas veces, me lo ponéis fácil con vuestro talento y trabajo, solo he de leer y contar...fácil.
Un beso enorme!!