“Hay mucha gente que piensa que
solo soy un gato más, sin nada especial. Un gato bicolor, no muy grande de
tamaño, mirada misteriosa y bastante esquivo, vamos, un gato normal y
corriente; yo me encuentro bastante guapetón, claro que eso dependerá de los
ojos que me miren, pues para un humano cualquiera, no soy más de lo que él es,
un gato cualquiera. Troto y troto por el mundo exprimiendo la vida al máximo,
pues aunque cuente con siete de ellas, el no saber en cual me encuentro me pone
en una situación inquietante, o sea, como al resto de mortales; el caso es
vivir la vida como si fuera la única que tenemos, por si acaso, aunque se sea
gato.
A veces tengo la impresión de
que mis trotes vienen de muy lejos, no me refiero a la distancia, si no al
tiempo. No sé si serán recuerdos de otra vida anterior, o solo sean sueños o
deseos expresados a través del subconsciente, el caso es que los siento tan
cercanos, tan reales, que me cuesta mucho no pensar que los viví una vez.
Recuerdo ser una poderosa leona, fuerte y gran
cazadora; en otro tiempo también tengo recuerdos de ser humana, hija del gran
Ra y un buen día, este, mi padre, me envió a la tierra harto de ver como los
hombres habían destrozado su legado, hasta convertir el mundo en una covacha de
ladrones y egoístas, que se reían hasta del mismo dios que les dio la vida un
día. Pero mis recuerdos más claros vienen de cuando yo era ya esa leona que de
vez en cuando, aún viene hasta mis sueños y su rugido me recuerda quien fue un
día. Mi fiereza, aquella que tanto me enorgullecía y de la cual yo misma decía:
¡No renuncio a mi Ira, la transformo para fortalecerme!, un día se convirtió en
aquello que tanto odié y por lo que los humanos me repugnaban. Fui una de
ellos, sin piedad, sin moral, sin corazón, sin respeto al dios que me dio la
vida. Y me sentí desgraciada, pero incapaz de parar aquella espiral de
venganza, muerte, sangre…pero no podía parar. Mi padre, Ra, viendo en lo que me
había convertido y sintiendo tanta lástima por mí como por los humanos que
ahora vivían atemorizados por mi presencia, les ayudó a encontrar una solución
a aquel terrible problema.
Mientras dormía tras una
pantagruélica comilona a base de humanos, un grupo de valientes se acercó a mí,
aprovechando mi pesado sueño y derramó a unos palmos de mi hocico una buena cantidad
de vino de granadas, el más rico y el más fuerte de cuantos existían; en cuanto
desperté, al ver aquella gran mancha roja, la confundí con sangre y ante ella,
no pude resistirme, me agaché y bebí hasta la última gota de aquel delicioso
líquido. En seguida comencé a sentirme mareada, no podía dar un paso, ni
mantenerme en pie siquiera, intenté rugir y ni un solo sonido salía de mi garganta;
estaba tan borracha que los humanos se pasearon cantando y bailando junto a mí
y lo único que pude hacer bajo los efluvios de tan narcótico líquido, fue
maullar en lugar de rugir y ronronear en vez de atacar a aquellos que
desafiantes osaban bailar y reír en mi presencia.
Me había convertido en una gata,
en una hermosa y mimosa gata. Y desde ese momento no tuve más afán que el de
proteger de ellos mismos a aquellos pobres humanos, pues no tardarían mucho en
volver a meter la pata y enfurecer al resto de los dioses.
Me convertí en la mismísima
diosa Bastet.
¿Sueño o recuerdo?
por si acaso, cuando me veáis trotar por ahí y tenga sed, no me neguéis un
buena copa de vino de granadas, por si acaso vuelve la leona y os devora a
todos…”
(Leyenda
de Sekhmet y Bastet)
La novela no llegó fácilmente a
mis manos. Era como si el Universo,
junto con un montón de hados desfavorables, hubiesen conjurado contra mí para mantenerme alejada de mi objeto
de deseo. Incluso llegué a pensar que
los dioses habidos y por haber, me estaban
haciendo pasar una prueba de valor para ver si era merecedora de poseer
semejante tesoro.
Lo único que conseguían así, es
que cuanto más tardaba en tenerlo, más lo deseaba. ¿Y si no es cosa divina,
sino humana? ¿Y si se trataba de un estrategia de marketing de los de De librum tremens para atraer a más
lectores? o un conjuro del autor, de esos subliminales, seguro que en su muro
de facebook estaba la clave...pues ya debían de ser buenos, pues esta que lo
es, cada día se ponía más nerviosa al ver que el libro no llegaba hasta ella.
Pero el día M (de Menkaura, por
supuesto) llegó. Y no fue por intervención divina, si no regalo de quien mejor
que nadie sabía lo mucho que yo ansiaba la novela y los obstáculos que había
tenido que superar –ya me sentía Hermes
“Thot” Trismegisto, frente a los Siete
Principios Herméticos− el
mismísimo padre de la criatura. Prometo ser una buena madrina para tan excelso
ahijado.
El Sarcófago de Menkaura, de Gonzalo Peña
Castellot, me quemaba en las manos, ya era mío y aún habría de esperar unas
horas para comenzar a leerlo ¿Cómo no iba a creer que tras todo esto había una
maldición? Así que esa noche me metí en la cama antes de lo acostumbrado, solo
a leer un par de capítulos antes de dormir, para que se me quitara el ansia que
me invadía, y tranquilamente al día siguiente, con más tiempo, poder leerlo. Y
allí estaba yo, con mi amante secreto en la cama, inquietante y atractivo galán
con una goleta tatuada en su piel de lapislázuli…y entonces me sentí como si
tuviera el mismísimo Libro de los Muertos entre mis
manos, esperando una hecatombe de maldiciones y desastres si osaba abrirlo.
Pero no había llegado hasta
allí para que el miedo a la decepción me venciera. Además tenía de mi lado a la
mismísima diosa Bastet, en mi
regazo, vigilando y cuidando de nuestra morada –solo que va disfrazada de
gatita blanquinegra, redondita, suavecita y muy perezosa− ¿Qué podría pasar? Y
empecé la lectura:
-1ª Parte: Mar
Mediterráneo, frente a las costas de Cartagena. 13 de Octubre de 1838. (Página
13, bien, solo será un momento…¡A ver cómo te portas amante mío!)
…2ª Parte: página 175…
¡Pensé que habían pasado
unos minutos y llevaba un par de horas totalmente enfrascada, sumergida y hasta
abducida por la lectura! y solamente pudo hacerme volver a la realidad espacio
temporal, el incesante sonido del teléfono. Ni siquiera lo cogí, no eran horas
de molestar. Sonreí y estreché el libro
entre mis brazos ¡Sabía que no me decepcionaría! es más, había cubierto y superado
con creces todas mis expectativas; ahora solo quedaba esperar al día siguiente
para continuar mi aventura adúltero-literaria con mi espléndido amante. Y es
que desde esa primera página, ya estaba enganchada a la historia, era imposible
parar de leer pues con cada capítulo que acababa, comenzaba un nuevo misterio,
una nueva intriga, la amenaza de un nuevo peligro y muchas incógnitas en el
horizonte ¿Se le puede pedir algo más a una novela de acción, intriga y
misterio? pues sí, sobre todo para una amante de la Egiptología como yo, esa
parte de la historia que en época estudiantil ocupaba la mayor parte de mi
tiempo y esfuerzo, con el consabido bajón de notas en otros temas. Y por mucho
que pudiera pedirle al Sarcófago de
Menkaura referente a ello, Gonzalo Peña Castellot ya lo había
previsto, haciendo de la novela no solo una gran historia si no, contando con
la Historia en mayúsculas.
El mismo autor nos confiesa
que no todos los datos y hechos históricos son reales, que no nos llevemos a
confusión por lo contado en la novela, pues algunos de estos sucesos han sido
creados o retocados para hacer más atrayente la historia. Pues ahí radica parte
de ese magnetismo que surge de la novela, el trabajo bien hecho, tan bien hecho
que hasta lo irreal o inventado, no lo parece en absoluto, incluso para alguien
como ya he dicho antes, que estudiaba al dedillo lo que caía en sus manos sobre
Egipto. Este amante mío ha resultado ser toda una caja de sorpresas.
Patricia Calpe,
arqueóloga madrileña, atractiva, inteligente y pelirroja –dato que tal vez no
sea imprescindible, pero como
pelipequirroja que soy, destaco como quien no quiere la cosa− se encuentra
ante el que será no solo un gran descubrimiento arqueológico, esperado durante
siglos, si no un proyecto que la llevará de Cartagena a Egipto, pasando por
Londres y convertirá su viaje, en toda una experiencia sin igual cargada de
enigmas, peligros, mentiras, muertes, antiguas órdenes religiosas, y sobre
todo, un secreto que de salir a la luz, haría temblar los cimientos de la
Iglesia, la sociedad y los mismísimos libros de historia; y como no hay Dama
sin Caballero, la acompañará en su trepidante aventura un joven informático, Gustavo Gollhofer…una historia en dónde
casi nadie es quien dice ser y los que son, no lo parecen.
Gonzalo Peña Castellot
se apunta un buen tanto con esta su primera novela, pero solo es un precalentamiento,
con la segunda, vuelve Patricia Calpe
y aumenta la intriga, la aventura y los enigmas ¿A alguien más le han entrado
unas ganas terribles de tener un nuevo amante?
EL SARCÓFAGO DE MENKAURA
Gonzalo Peña Castellot
De Librum Tremens Editores
www.delibrumtremens.com
ISBN: 978-84-15074-28-1
Una Reseña de
Yolanda T. Villar
©TODOS
LOS DERECHOS RESERVADOS
Gracias, Yolanda, por esta magnífica reseña. Me alegro mucho de que hayas disfrutado leyendo esta novela.
ResponderEliminarGracias a ti, no habría reseñas estupendas si no hubiera una buena materia prima con la que contar...Ha sido estupendo colaborar contigo.
EliminarQuiero una nueva, así que deja de trabajar y ponte a escribir, ya te doy yo de comer y te envío algo de ropa...jejejeje.
Un placer, absoluto!
Yolanda
Mira que te tomo la palabra, eh!
EliminarDe nuevo una recomendación que no se puede dejar pasar. Me encanta lo que haces en este blog Yolanda, gracias por tus comentarios en el mío y decirte que me queda mucho para estar a tu altura. No se hacer lo que me dijiste, si me lo explicas lo haré encantada.
ResponderEliminarUn saludo. Pau B
Muchas Gracias Pau!
EliminarLo hacemos con todo el cariño del mundo, y sobre todo con muchas ganas. Cualquier duda que tengas, déjame un mensaje privado en el Gato Trotero y lo aclaramos.
Un abrazo