Hace
mucho que troto por el mundo. No es que sea un gato anciano cuyos enormes bigotes
blancos caen por la inercia de los años, y aunque estos son la mejor garantía
de experiencia y sabiduría, espero tardar aún unos cuantos más en alcanzar tal
estado de gracia. Pero si sumo los recuerdos de trotes pasados en las vidas que
llevo ya consumidas –y les aseguro que ni se cuantas he vivido ya, y por consiguiente
desconozco cuantas me quedan− mi cabeza y mi sentir son un hervidero de imágenes,
sensaciones, instantes, momentos, aromas, sabores…tengo la sensación de que he
vivido alternativamente en universos paralelos.
¿Será
por eso que soy un vagamundos? Tal
vez sean cosas de Gato Trotador, y además…Loco.
“…Tengo algo de fiebre desde hace algunos días. Me siento
dolorido o más bien, triste…
¡Cuán profundo es el misterio de lo Invisible! No podemos
explorarlo con nuestros mediocres sentidos, con nuestros ojos que no pueden
percibir lo muy grande ni lo muy pequeño, lo muy próximo ni lo muy lejano, los
habitantes de una estrella ni los de una gota de agua... con nuestros oídos que
nos engañan, trasformando las vibraciones del aire en ondas sonoras, como si
fueran hadas que convierten milagrosamente en sonido ese movimiento, y que
mediante esa metamorfosis hacen surgir la música que trasforma en canto la muda
agitación de la naturaleza... con nuestro olfato, más débil que el del perro...
con nuestro sentido del gusto, que apenas puede distinguir la edad de un vino.
¡Cuántas cosas descubriríamos a nuestro alrededor si
tuviéramos otros órganos que realizaran para nosotros otros milagros!...”
(Fragmento de El Horla, de Maupassant)
El faro
de Umssola y otros cuentos subterráneos, es
el título de un libro de relatos que firma Anamaría
Trillo. Tengo que reconocer que dicho título me atrajo sobremanera, amante
de los cuentos y de los relatos misteriosos, la portada del libro me decía que
mi gusto iba a ser complacido sin duda alguna, pero ¿Y saciado?
No es que sea tremendamente exigente y puntillosa,
pero si soy una empedernida y amante lectora
de relatos oscuros, de esa luminosa oscuridad de la que están dotados los
antiguos cuentos victorianos y relatos
del romanticismo decimonónico. Yo, que con ocho años leí por primera vez a Gertrudis
Gómez de Avellaneda, y temblé de miedo bajo las sábanas de mi cama mientras
leía La ondina del lago azul, reconozco
que tengo el listón bastante alto en estos temas, y a golpe de encontrarme morralla
buscando tesoros, una se hace desconfiada en este asunto.
Conocedora del estilo narrativo de Trillo, en el que predomina la fluidez y el buen gusto, y con ello me refiero que huye de florituras absurdas y retorcida retórica, es como adornar en exceso a una dama convirtiéndola al final en un esperpento; como decía, lo leído de ella hasta ahora, aunque bien no ha sido mucho, pero si bien disfrutado, me daba garantías de que la decepción no podría ser demasiado grande, si bien, las historias no fueran del nivel que a mí me gusta, de seguro, su estilo narrativo aplacaría el dragón devorador de relatos que se esconde en mis entrañas.
Entonces comienzo a leer el primer relato, el que da nombre al libro, El faro de Umssola, y no necesito más de una página para estar ya enganchada a ese estilo literario que sabía me encontraría. Me acuerdo de Gertrudis, de Becquer, de Maupassant, de Poe, de Hoffmann, de Antonio de Alarcón, Pedro Escamilla…y pienso que estoy sumergida en los cuentos fantásticos de mi niñez y juventud de nuevo. Y me digo: olvídate de todos ellos ahora, esto que tienes entre las manos es realmente bueno por sí mismo.
Y lo logro. Acabo mi primer relato totalmente
enganchada al estilo de Anamaría Trillo y
enamorada, a la par que fascinada por la historia que acabo de leer. Es buena,
me digo, realmente buena. Tiene todo lo que me gusta y más de lo que esperaba.
Una noche oscura, un adiós, un temor, dudas,
un joven que necesita respuestas, un anciano que espera las preguntas,
un tiempo que parece correr a destiempo y…un Faro. Ya no hay vuelta atrás, solo
puedo que seguir leyendo porque el dragón me pide más y más, está satisfecho,
le queda saciarse. Aún quedan cuatro relatos más –al llegar al final, no hago más que pensar en que son solo cuatro más, cinco en total,
¿solo? − para sumergirme y
bucear en los misterios de la noche, de los caprichos del tiempo, de lo fugaz y
lo eterno, de lo fantástico e irreal, para volver a la normalidad absoluta…si
es que eso es ya posible.
Un libro de relatos que nos llevan de la mano por el mundo que se mueve ondulante entre la realidad y el sueño, entre lo fantástico y lo cotidiano, entre la locura y la dudosa cordura. Historias que nos hacen pensar si lo que vemos es lo que hay, y si lo que hay es solo lo que vemos.
El dragón está saciado. Duerme con la panza
llena y sueña con más tesoros que reluzcan entre la morralla. Anamaría, ponte manos a la obra, algo
me dice que van a ser muchos más los dragones a los que habrá que alimentar.”
EL
FARO DE UMSSOLA y otros cuentos subterráneos
ISBN:
978-84-16216-14-7
Una
Reseña de Yolanda T. Villar
©TODOS LOS DERECHOS
RESERVADOS
Me encantan los cuentos al estilo Becquer, llenos de misterios y almas en pena. Apunto el libro gatito. Gracias guapin
ResponderEliminarAnamaría tiene un estilo propio que si bien, sus relatos recuerdan los magníficos cuentos decimonónicos ha sabido adaptar sus gustos, su escritura y las reminiscencias de dichos relatos a un estilo muy actual e innovador.
EliminarTe encantarán.
Gracias a ti. Un saludo