LAS DOS BANDOLERAS. FESTIVAL DE TEATRO CLÁSICO DE OLITE

 

La mujer, durante la historia, ha ocupado un puesto secundario, siempre tras el brazo paternal de un hombre encargado de su protección, sustento y cuidado. La educación recibida, predispuesta al sexo varón, apenas le dio de beber, y las costumbres sociales, en las que prevalecía siempre la figura masculina, tampoco calmaron su hambre. ¿Nadie tuvo ojos en el teatro para las mujeres?

Quiso cerrar la origanización del Festival de Teatro Clásico de Olite con una obra muy singular dentro del panorama teatral del Siglo de Oro. Una obra de Lope de Vega no muy representada pero con un potencial muy interesante: la vida de Inés y Teresa, dos hermanas que viven en Toledo y que, después de ser encandiladas por dos apuestos soldados del Rey, y luego de ofrecerles su honra con pasión, son abandonadas por ellos sin ninguna muestra de afecto hacia ellas ni promesa alguna de compromiso a su regreso del frente, a donde son destinados. Es entonces cuando deciden vengarse del Hombre. Marchan a las montañas de Sierra Morena y allí, entre las rocas, asaltan y matan a todo hombre que recorre los estrechos y solitarios caminos: Se convierten en salteadoras, en bandoleras.

A partir de ahí,  se asiste a una trama en la que se cruza el propio Rey castellano con el padre de las hijas, a quienes quiere casar de buen modo en compensación de los servicios prestados por el progenitor de las muchachas, y la manera en la que éste trata de esquivar al monarca cuando se entera que sus hijas le han engañado; o las vicisitudes de Orgaz, el sirviente de las hermanas, quién se alista para luchar con la intención de comer a diario, y que mostrará, a través de sus cómicos ojos, la tragedia de la guerra.

Si hay algo que reprocharle al autor, a los autores de la época, es la de idealizar la figura del monarca, cuya presencia sobre las tablas es siempre para resolver las situaciones y solventar los problemas que se van dando a medida que avanza la trama. En esto, quien les habla prefiere a los reyes borrachos, egoístas, adúlteros, ladrones... de Shakespeare, que los desprende de la mácula divina y los enfoca mucho más mundanos, más reales.

Los actores cumplieron con nota su actuación, más si cabe cuando, a mitad de función, el cielo de Olite arrojó jarros de agua sobre el pueblo. Aquello provocó la estampida de buena parte del público (que había llenado el aforo seducidos por el tirón de las dos jóvenes protagonistas por su éxito en la televisiva serie de La que se avecina) buscando un lugar donde guarecerse, dado que La Cava no posee ningún tipo de cerramiento. A pesar de ello, los actores permanecieron en escena como si tal cosa durante unos minutos, demostrando su profesionalidad con el riesgo que para ellos y para el equipo técnico suponía actuar en esas condiciones. Tras un parón forzado por la organización, retomaron la actuación donde la habían dejado y ya no pararon hasta el final, a pesar de que volvió a lloviznear, esta vez de un modo más liviano.

Tras los merecidos aplausos, Helio Pedregal tomó la palabra y quiso agradecer a la organización el trabajo prestado y las facilidades dadas, y aprovechó la ocasión para felicitar a un miembro del equipo técnico que se jubilaba tras muchos años de trabajo.   

Desde esta humilde ventana nos sumamos a su felicitación, y la hacemos extensible a todo el equipo implicado para que el Festival de Teatro Clásico de Olite se celebre cada año, y ya van unos cuantos con crisis incluída, y que compongan un programa de categoría con el que hacen, nos hacen soñar durante tres semanas a un público siempre agradecido.

El año que viene, nos vemos.

LAS DOS BANDOLERAS

Lope de Vega

DIRECCIÓN

Carmen Portaceli

PRODUCCIÓN

Compañía Nacional de Teatro Clásico

FEI Factoría Escénica Internacional

REPARTO

HELIO PEDREGAL: TRIVIÑO
DAVID FERNÁNDEZ "FABU": ORGAZ
MACARENA GÓMEZ: TERESA
CARMEN RUIZ:INÉS
LLORENÇ GONZÁLEZ: DON CARLOS
GABRIELA FLORES: LEONARDA
DAVID LUQUE: DON LOPE / SOLDADO 1
ÁLEX LARUMBE: ÁLVAR PÉREZ / SOLDADO 2
ALBERT PÉREZ: REY

Redacción y Fotografía:
Santiago Navascués

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