EL DIARIO DE JOSEF BARATH, DE ANTON ARRIOLA

El Diario de Josef Barath, de Anton Arriola

Para cuando terminó la Primera Guerra Mundial, el mundo había perdido cuatro imperios: el austrohúngaro, el otomano, el alemán y el ruso. Europa se desangró, conoció nuevas armas y se dió cuenta que otras tácticas de combate, eficaces hasta entonces, ya no tenían sentido. Ya nunca jamás nada fue el mismo para casi nadie.

Entre los afectados, encontramos a la familia Real austriaca, heredera directa de la familia de los Habsburgo, que durante siglos reinaron en media Europa. De repente, en apenas una semanas, su mundo se tambaleó y el pilar sobre el que se sustentaban sus privilegios (procedentes de doce estados) quedó derrumbado, haciéndoles caer hasta ser expulsados de sus dominios y correr el aciago destino del destierro. La casualidad quiso que la corte de la emperatriz Zita, madre y regente del infante Otto de Habsburgo, heredero al trono de Austria y Hungría, se asentarse en la villa guipuzcoana de Lekeitio y pasasen varios años viviendo entre pescadores al tiempo que digerían su derrota.

Es aquí donde empieza la nueva novela de Anton Arriola, el escritor durangués al que ya conocimos con la anterior novela que publicó bajo el mismo sello de Erein con el que publica ésta, y que comparten protagonista: Ander Azurmendi, un excura que ejerce como profesor de Antropología en la Universidad de Deusto y que, en esta ocasión, es llamado a investigar el contenido del diario del educador personal del heredero del último gran imperio que gobernaban los Habsburgo. Ese manuscrito encierra un enigma tal que, si se descubre, podría desmontar muchos pasajes de la historia del siglo XX en Europa. Es por ello que Azurmendi tratará hacerse con él, y para ello intentará encontrar las pistas suficientes que le lleven ha conseguir incluso entrevistarse con personas que tuvieron algún tipo de contacto directo con el entorno cortesano de Lekeitio. Y además, se topará con unos personajes siniestros que serán capaces de hacer lo que sea para conseguir que ese secreto nunca salga a la luz.

La novela se desdobla en dos líneas narrativas claramente definidas: una, en la que acompañamos al protagonista de la novela en su labor de investigación anteriormente comentada, y otra en la que nostros, como lectores, avanzamos en las lecturas de las anotaciones manuscritas de  Josef Barath. En ellas conoceremos de primera mano la vida del preceptor de Otto de Habsburgo, un hombre que, desde su lugar privilegiado en la Corte desterrada, se ve inmerso en una conspiración orquestada por la reina Zita para desestabilizar su país y conseguir el retorno de la familia imperial al trono del que fueron descabalgados. Re

De este modo, descubriremos un período de entreguerras que nos lleva desde el País Vasco a Europa Central, en unos años turbulentos en los que las ideologías surgidas tras el fin de la Primera Guerra Mundial (comunismo y nazismo) junto al conservadurismo de la época y los orgullos heridos de los perdedores, derivan en luchas intestinas por dominar paises y clamar venganza. Es un claro aviso a navegantes el que parece querer mostrarnos el autor con esta novela, pues si la extrapolamos a la época actual, parece que algunas situaciones se suceden de forma cíclica de manera ininterrumpida, y da la sensación de que, cada cierto tiempo, la sociedad se polariza, se tensan al extremo las posiciones, y el enfrentamiento entre unos y otros acaba siendo inevitable.

Es curioso el trabajo de documentación que ha tenido que llevar a cabo Anton Arriola, pues la historia que nos cuenta hunde sus raices principales en hechos, sucesos y personajes reales, que si bien están investigados, el gran público lo desconocerá en gran medida, lo que supone encontrarte ante un período histórico del que muchos lectores quedarán con ganas de conocer más tras leer esta novela. De este modo, con un estilo cuidado, un ritmo agradable en la narración y una abultada porción de datos históricos que harán las delicias de los devoradores de novela histórica (puede que haya lectores a los que les llegue a abrumar), el autor vizcaíno consigue componer una novela sumamente interesante, bien escrita, con un comienzo que recuerda al decimonónico Poe, y que mantiene al lector con la tensión suficiente como para querer seguir avanzando hasta alcanzar el final, ante el que muchos se sorprenderán.

 

Una reseña de Santiago Navascués 
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