Invierno Mortal: París 1893, el asesino del diablo, de M.C Mendoza

Invierno Mortal: París 1893

Tras varios años en EE.UU., Emma Halvick regresa a París para hacerse cargo de la herencia de su padre, asesinado por un ladrón que quería robarle el reloj. Sin embargo, al indagar sobre las circunstancias de la muerte, Emma descubre que las cosas no son cómo le han contado. Así que decide ponerse en contacto con Christophe La Barthe, su ex jefe en la agencia de detectives, para que la ayude con las pesquisas. Pero unos días después, durante la celebración del año nuevo de 1893, Christophe es avisado por su hermano, Ferdinand, un aficionado al esoterismo y las ciencias ocultas, para que acuda urgentemente a su casa, donde ha aparecido el cuerpo violado y asesinado de su criada Julie, que muestra sobre su pecho la marca de un pentáculo invertido, símbolo del Diablo. De inmediato, la policía cae sobre Ferdinand como principal sospechoso. Christophe se hará cargo de ambos casos mientras en el submundo de París estalla una extraña guerra mágica.

   No pude evitar lanzarme de cabeza a esta segunda novela de los detectives Halvick y La Barthe, de hecho, me hice con ella antes de acabar la anterior, la cual reseñé aquí hace poco; el trepidante e infartante final de Otoño Sangriento, aunque con el final resuelto y cerrado, como diría cierto dictador: atado y bien atado, había un par de asuntillos sentimentales, de esos que nos encantan a las cotillas redomadas, que me traían ansiosa perdida por saber cual  sería su "devenir". No podía acallar a mi alma de portera pidiendo su ración de chisme rosa. 
   Y desde luego que sorpresa me llevé, no era lo que pensaba...menos mal, pues la autora, seguro que viéndome por alguna cámara de esas secretas que los autores ponen a sus ebooks (están también en papel en este caso, pero me decanté por el kindle en esta ocasión) y que son ultra secretas, solo ellos y algunos afortunados sabemos que existen (ahora no me digáis que vosotros no lo habéis pensado alguna vez...¡Qué sosos!) me vio y dijo: ¡Se va a enterar estas listilla! y me dio un bofetón de sorpresa, de esas que te ponen la cara al revés y si, venga, decidlo conmigo ¡Con las patas vueltas! y no solo logró sorprenderme sino engancharme aún más a la que se aventuraba desde la portada, una novela de las que te quitan el sentido -y el resuello, y el color, y la sangre de las venas...- vamos, que me lo he pasado pipa, bomba y chipidilerendi total.

   Antes de continuar deciros para que no os de un siroco con lo de "es una segunda entrega" que se puede leer perfectamente de forma independiente, Covadonga nos da las suficientes datos al principio para que no nos sintamos fuera de lugar o descolgados, ya os he dicho que la historia anterior queda resuelta y sin cabos sueltos, solo que hay una tensión sexual no resuelta que hará las delicias de las y los 
chismosos ¿No resuelta? bueno, bueno, me voy a callar...el caso es que para los correveidiles es un caramelito. Y leer como han ido las cosas en ese tema, ha sido la mar de curioso.
   En esta ocasión nos encontramos en el París de finales del siglo XIX, si ya Madrid nos pareció cuatro años antes el novamás de la modernidad, París ya nos parecerá casi casi el mismo que conocemos en la actualidad, al menos en lo que adelantos y arquitectura se refiere; una novedad que pronto hará, no solo furor, sino que será vital para resolver asesinatos, robos y otros menesteres delictivos, hace sus pinitos en este caso en cuestión que nos atañe: las huellas dactilares. Emma  y Christophe se verán envueltos en un  caso aún más truculento, atroz y sádico que el que les llevó a Madrid; esta vez se verán metidos de lleno en un  caso personal que no solo pondrá sus vidas en peligro, sino la de sus seres más queridos. Más que nunca, policía, forenses y detectives tendrán que aliarse para lograr resolver los asesinatos y misterios varios que los atraparán como en una tela de araña. 
   De nuevo la fuerza y precisión  narrativa de la autora y la perfecta documentación  de hechos, personajes reales y ficticios, y sobre todo de la ciudad de entonces, nos atrapa sin remisión desde la primera frase hasta el punto final: magia, esoterismo, satanismo, locura, sadismo, muerte, miseria y miserias, juego, despilfarro, venganzas, chantajes, autopsias, anarquismo, terrorismo ¿Qué más se puede pedir? el lector no tiene tregua, a penas logra tomar aire entre escena y escena, y no tarda en perder el hálito en segundos, una historia apabullante con una intensidad narrativa brutal. Y un final...acogotante. Wow.
   

   Desde las calles de París, saltando por los tejados, pasando por los cabarets más lúgubres, los museos más esplendorosos y originales, y corriendo sin aliento por las catacumbas de la Ille de la Cité, nos veremos arrollados por una historia y una trama de infarto que nos mantendrá en vilo y con el corazón en un puño de principio a fin. Una delicia para amantes del género y de la ciudad de París, un viaje en el tiempo que nos hará sentir parte de la historia, muy cinematográfica sin duda. Magia negra, religión, vicio y debilidades de cuerpos y almas que convierten esta novela, casi, en una obra de arte.  No hay una tercera entrega de momento, no parece que vaya a haberla, no la descarto y es más, la agradecería, o más bien, lo haría mi nunca satisfecha alma de portera. 
   Seguiré conociendo a esta autora que me ha fascinado y la cual tiene un buen puñado de novelas más sobre el género. Ya os contaré.

Invierno Mortal: París 1893,
 el asesino del diablo.

M.C Mendoza



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