EL ENFERMO IMAGINARIO
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Argán, protagonista de El Enfermo Imaginario |
Es curioso, pero desde muy antiguo el hombre siempre ha buscado sobrevivir a su propia mortalidad, dilatar su vida e incluso trascender lo racional en busca de la inmortalidad. Para ello, existieron multitud de hombres y algunas mujeres, que trabajaron de manera minuciosa durante siglos Y en muy diferentes culturas para prolongar la vida de los hombres, generalmente de sus reyes, emperadores, presidentes… De todos aquellos que ostentaban el poder y que tenía en el alcance la capacidad de aquellos para beneficio propio. Fruto de de esta búsqueda incesante ha llegado hasta nosotros multitud de ciencias médicas, de tratamientos de enfermedades, de curas dolencias que han posibilitado que la vida se abra paso ante una muerte antes segura, consiguiendo así vencer a un destino que parecía de parar un final anticipado. Sin embargo, de la obsesión por satisfacer el deseo de la trascendencia, en ocasiones surgen personas que se piensan enfermas aunque no lo estén y que sienten una necesidad imperiosa de ser medicados y tratados de unas enfermedades que no tienen por el solo hecho de medicarse y sentirse cuidados y alejados de los males del mundo.
En el inicio de la última semana del Festival de Teatro de Olite, pudimos disfrutar de la maestría de uno de los más grandes dramaturgo de la comedia francesa: Jean-Baptiste Poquelin Molière. En esta ocasión, y de la mano de la compañía Morboria, se representó la obra El enfermo imaginario, escrita por el genio parisino en sus últimos días de vida. Enmarcada dentro de la Comedia del Arte, caracterizada por la satirización de los grandes poderes que dominaban la sociedad, en este caso la medicina, este montaje tiene como fin denunciar la obediencia ciega y el no cuestionarse las intenciones con las que llegan algunas personas con las que compartimos la vida.
De alguna manera, Molière creó un personaje, Argán, que suponía el reflejo deformado de sí mismo: anciano, siempre acostado en una cama, aquejado de una grave enfermedad, la Hipocondriasis, por la cual el paciente siente que le acechan decenas de enfermedades a cual más mortífera, y ante las que necesita protegerse antes de que su vida sucumba al ataque de alguna de ellas. Por cualquier circunstancia, por mínima que experimente, piensa que padece esta o aquella enfermedad, y es por ello que necesita la presencia diaria de un médico de confianza que le vigile y le proporcione lo necesario para seguir viviendo un día más. Así, esta actitud tan obsesiva le hará sumamente vulnerable ante aquellos que quieran aprovecharse de la situación en beneficio propio: su propio médico, que hará caja con todos los tratamientos que el paciente necesite; su joven esposa de segundas nupcias, quien únicamente desea poseer y disfrutar de la hacienda y la rentas de su marido, e incita a éste con sus enfermedades imaginarias para manipularlo a conveniencia; incluso un notario amigo personal de su esposa, y amante en secreto, que pretende asignarse por herencia así mismo los bienes del viejo para proceder con el testamento de Argán de manera legal.
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Argán recibe la visita de las muertes |
Entretanto, asistiremos al acuerdo al que Argán llega para casar a su hija con un médico, Tomás Diafoirus, pues así verá asegurado sus últimos días en compañía de un buen galeno. El problema reside en que su hija, lejos de querer casarse con el pretendiente que le facilita su padre, y a quien repugna por insulso y pedante, está enamorada perdidamente de Cleanto, un joven que se hará pasar por el profesor de música de la hija de Argán para poder estar cerca de ella, a pesar del riesgo de ser descubierto. A partir de aquí, las tramas se mezclan y la situaciónes estrambóticas también, resultando una mezcla de escenas muy divertidas y desternillantes que salpicaron de carcajadas continuadas el aforo de la trasera del Castillo-Palacio al completo. Como perejil de todas las salsas se elevará Antoñita la sirvienta de la casa, una mujer hábil y avispada que utilizará sus argucias y el conocimiento callado que posee de todo lo que sucede en la casa de su señor para tratar de encauzar una situación que amenaza con condenar a una hija y hacer perder su hacienda al propio Argán por su absurda obsesión.
El reparto al completo brilla intensamente en todos sus papeles, pues realizando un trabajo formidable, fruto de su buen hacer y de las múltiples representaciones que traían como bagaje a sus espaldas hasta Olite. No obstante, destacaron porque lo bordaron Fernando Aguado en el papel del escéntrico protagonista, Eva del Palacio recreando a la vivaracha Toñita y Eduardo Tovar, como el repelente pretendiente Tomás Diaforius. La escenografía está muy cuidada, al igual que el vestuario, recreando con fidelidad una hacienda parisina del siglo XVII, en la que aparecen elementos de la habitación del protagonista muy cuidados: como la cama con un cabezal muy recargado y el mobiliario de estilo Luis XIV. No podemos olvidarnos del excelente trío musical, que pone música en directo para dar paso a las diferentes escenas, amenizar algunos pasajes o magnificar las situaciones cómicas con algunos efectos.
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La música se hizo presente en la obra de Molière |
Sin lugar a dudas, Morboria Teatro salió por la puerta grande en La Cava, fruto de un cuidadísimo montaje y una medida dirección. Se nota que Eva del Palacio y todo su equipo técnico tienen la obra en la mano. Gracias a ello, recibieron una calurosísima ovación, y un largo aplauso que hizo salir a los actores en varias ocasiones, cerrando así una noche intensa que será recordada en Olite por mucho tiempo.
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Recogiendo la ovación del público |
EQUIPO
Fernando Aguado
Eva del Palacio
Virginia Sánchez
Alejandra Lorente
Eduardo Tovar
Jorge Corrales
Vicente Aguado
Trajano del Palacio
Luna Aguado
Violín:Milena Fuentes
Músico
clavicordista: Miguel Barón
Laúd, mandola y percusiones: Javier
Monteagudo
EQUIPO ARTÍSTICO
Traducción, versión y dirección: Eva del Palacio
Espacio escénico: Morboria
Realización atrezzo: Fernando Aguado
Música original: Charpentier y varios
Área Enamorados:Miguel Barón
Diseño de iluminación, luz y sonido: Guillermo Erice
Fotografía: Carlos Bandrés
Gerencia: Javier Pujol
Diseño gráfico: Miguel Brayda
Diseño de vestuario: Ana del Palacio, Fernando
Aguado y Eva del Palacio
Sastra: Mónica Flores
Caracterización y
máscaras: Fernando Aguado, Ana del Palacio y Eva del Palacio
Producción: MORBORIA S.L.
El enfermo imaginario es una producción de Morboria Teatro
Redacción y Fotografía:
Santiago Navascués
©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
hola! me encanta ir del brazete al teatro contigo!!! espectacular entrada donde nos refrescaste un poco esta obra tan famosa, por las imagenes es una belleza, dichosos tus ojos!! abrazosbuhos.
ResponderEliminarHola Buhíto, y a nosotros nos encanta que vengas del brazo y nos acompañes en todas nuestras andanzas... ¡y si es al teatro, más todavía! Qué bueno que te gusten nuestra imágenes, apenas nos conceden cinco minutos al inicio para hacerlas y tenemos que estar con una agilidad felina para que no se nos escape ningún detalle jejeje
Eliminar¡Gracias por visitarnos!
Hola!
ResponderEliminarLeí la obra de teatro y me gustó a pesar de que es un género en el que me pierdo y no haya leído muchas obras.
Será por lo particular de la historia pero me gustaría verla en vivo y en directo que parece estar bastante bien.
Besos!
Yo no la había visto en vivo hasta esta ocasión, y me pareció realmente fabulosa. Los chicos de Morboria Teatro realizan un trabajo estupendo y fiel, así que si te atreves ¡es tu momento!
Eliminar¡Gracias por tu comentario, María!