NO QUEDA TIEMPO de Judith López Rueda

Lo importante de un niño
no es que sea un empollón
y recite como un loro
sin entender la lección.

Lo importante de un gato
es que cumpla sus funciones
—no que sea blanco o negro—
sino que cace ratones.

(Canciones de Gloria Fuertes)

Los que ya me vais conociendo sabéis lo mucho que me gustan los libros infantiles, los cuentos en especial, no se como explicarlo pero leerlos no es como volver a sentirme niña, es algo más que eso, tal vez es la sensación que algo que creí perdido y lejano, como la infancia, en realidad permanece intacta pero aletargada por las circunstancias y el paso inexorable del tiempo pero que no ha muerto en absoluto, sigue ahí, como nexo o hilo de Ariadna que con su lectura me saca del laberinto de la rutina y las responsabilidades del mundo real ¿O el irreal? eso es lo bueno de un cuento, mientras te sumerges en sus páginas lo de fuera es lo imaginario, lo ilusorio, lo engañoso. 
Hace mucho, pero que mucho tiempo que no hay niños por casa ¿Y qué importa eso para leer un buen cuento de vez en cuando? me gustaría decir para justificarme que los compro para regalar, se los leo a mi gata, a mis sobrinos, a los niños de los que un día fueron mis peques ¡Pero es que es una gran mentira! y a mi edad y con mi bagaje ya no tengo que justificarme ante nadie, y menos por mis lecturas. No soy una asesina pero me gustan los thrillers, no soy una aventurera pero me gustan las historias de aventuras, locuras, retos, pues eso, que no soy una niña pero leo cuentos infantiles. Ea. Es lo que hay. 
Me enamoré de este libro en cuanto lo vi en el sorteo de Laky, y no dudé en participar pensando que un ganador habría ¿Porqué no yo? pues mira, si fui yo ¡Toma ley de probabilidades, esta vez te he ganado, jaaaa! y más feliz que una lombriz en una manzana,  allá que me puse a leerlo, con tiempo, cosa que no suelo tener, así que si los astros se alinéan y los hados me son favorables, hay que aprovecharlo.
Me encuentro con un libro precioso lo mire por donde lo mire, y si alguien piensa que esto es superficial, entonces todos los artistas y amantes del arte lo somos, porque ¿Qué es una portada o una ilustración sino una pequeña obra de arte? y su buen trabajo tiene detrás, así que yo a lo mío, a admirar la portada, los colores, las ilustraciones, y el tacto, me encanta el tacto de algunos libros, y este es suaaaave como culito de bebé; y por supuesto me pongo a leer.
Un pequeño príncipe acostumbrado a hacer lo que quiere sin preocuparse por los demás, cuyo único fin es divertirse y relegar y delegar sus obligaciones, se encuentra que un buen día y tras nuevamente  dejar sus deberes para después, se encuentra con un personajillo la mar de curioso que le propondrá un peculiar reto ¿Qué pasaría si su tiempo se acabara y no cumpliera con lo requerido? ¿Qué consecuencias tendría para él y para quienes lo rodean? El tiempo es perecedero, una vez pasa, no vuelve, y lo que no hayas hecho tal vez ya no tengas oportunidad de hacerlo...y alguien acabará pagando las consecuencias. El conejo de Alicia corre presuroso de un lado para otro con un reloj en la mano mientras el tiempo corre y corre ¿Es cuestión de hacerlo todo apresuradamente o tal vez, la solución sería organizar el tiempo del que disponemos? pues no parece solo un cuento para niños, cuantas veces mi desorganización me ha traído de cabeza...

CONCLUSIÓN; Una historia de la que mayores y pequeños podemos aprender y disfrutar con dicho aprendizaje; un cuento fácil de leer acompañado de preciosas ilustraciones que hará las delicias de los peques, y nos recordará a los mayores que priorizar y distinguir lo importante de lo banal, será lo que nos haga libres de nuevo;  una lectura deliciosa que se lee en un sin sentir pero con el que sentirás que lo esencial, si, lo has adivinado, es invisible a los ojos. 
Su joven autora, Judith López Rueda, ha sabido impartir una importante lección a niños y adultos, a través de un precioso y delicado cuento que te hará valorar lo que de verdad vale la pena. 
Recomendadísimo a grandes y pequeños, y por supuesto, a todos esos niños grandes que no se avergüenzan de serlo, y a los que todavía han de romper con los prejuicios propios y ajenos. 

NO QUEDA TIEMPO

Judith López Rueda

Editorial Babidibú

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