martes, 25 de julio de 2017

SUEÑO. XVIII Festival de Teatro Clásico de Olite


A menudo suele decirse que  nada se escribe nuevo que no escribiesen ya los antiguos griegos. Tragedias, comedias, dramas, viajes, suspense, aventuras... Todo está recogido ya en los textos helenísticos, por lo que aquello que ha venido escribiéndose después, no es sino una re-escritura de los escritos primitivos. Así pues, quizá lo que distinga lo nuevo de lo anterior (que no viejo) es el modo en el que se nos ofrece, la presentación del producto, el modo en el que se cuenta. Así las cosas, el verdadero valor de quien produce, en definitiva de quien crea y presenta, es su capacidad reinterpretativa, el nivel de riesgo que está dispuesto a asumir, su apuesta por sorprender. Encontrar el equilibrio perfecto que permita cruzar sobre el finísimo alambre al creativo equilibrista será la labor más compleja de todas a cuantas se tenga que enfrentar: si lo consigue, será coronado y satisfecho con las mieles del éxito; si no, bajo el alambre, varios metros más abajo, el frío suelo únicamente ofrece frialdad, incomprensión y silencio.


Regresaba la compañía El Teatro de la Ciudad al Festival de Teatro Clásico de Olite un día después de haber triunfado con otra de sus propuestas: La Ternura, de Alfredo Sanzol. En esta ocasión, se representó ante los espectadores que prácticamente llenaron el aforo de La Cava la obra Sueño, una original historia basada en Sueño de una noche de verano, de William Shakespeare. De la inmersión en la comedia del bardo inglés por parte del director Andrés Lima (ampliamente recordado por los espectadores del Festival de Olite gracias a su visión de la Medea de Séneca, fulguramentemente interpretada por Aitana Sánchez-Gijón) surge narración turbulenta cargada de alcohol, sexo, celos, pesadillas y recuerdos... Sobre todo recuerdos.


En una residencia de ancianos, un hombre que tiene sus días contados escucha la lectura de dificultosa dicción de El rey Lear de una joven atacada de locura. Faustino, consciente de que se aproxima su hora, se resiste a la muerte entregándose al alcohol, las alucinaciones y a su vida pasada. Con cada trago, regresa a su juventud, y va mostrando una vida amorosa alborotada: casado con una mujer, enamorado de otra... Se suceden las idas y venidas en el tiempo, viajes tempoemocionales que empiezan con el primer sorbo y acaban de manera repentina, tan amarga, cruda y bilial como un volcánico vómito que corta el mejor de los pedos. Su hijo, que ronda a su padre, no puede sino asistir a los desajustes de su padre, tratando de hallarle paz en sus últimos momentos.


Las actrices, sometidas a una constante mezcla de personajes a interpretar, realizan un trabajo impecable, dándole las aristas correspondientes a cada uno de ellos que los hacen creíbles y llenos de matices. A destacar la labor de Chema Adeva, dándole ese punto desnortado y cargado de razones al mismo tiempo a ese hombre que realiza un canto a la vida desde el umbral de su muerte; de Nathalie Poza, poliédrica interpretando a hombres y mujeres, cantando en directo y moviéndose sobre las tablas con elegancia y rotundidad; y una Laura Galán (a la que conocimos en Olite con Medea) que consigue crear de un secundario como la niña loca un personaje tan cautivador y misterioso como aquel Azarías de Paco Rabal en la enorme película gestada en la mente lúcida y crítica del eterno Miguel Delibes.


La apuesta de Andrés Lima es arriesgada, con un complejo montaje, moderno, quizá demasiado para algunos, que le permite alcanzar lo que muchos jamás consiguen: escapar de la indiferencia del público, posicionarlo enteramente. Para bien o para mal. Es posible que muchos espectadores esperasen un montaje mucho más cercano al antes mencionado de Medea, algo más clásico y accesible, más cómodo de asimilar. Sin embargo, queda claro que la pretensión del director es afrontar su apuesta como él pretende y no como se pueda esperar. Tendrá tiempo de hacer balance.
El resultado es un trabajo exigente, tanto para los actores como para el público, que obliga a permanecer alerta, a no bajar la guardia, dado que su vertiginoso ritmo exige que se renuncie al parpadeo. La reflexión del director nos la ofrece el protagonista en un pasaje lúcido, y no es otro que el de vivir como si fuese el último día, el de aferrarse al placer que la vida nos brinde, agotarlos, exprimirlos, sacarles el máximo partido, pues será ese el equipaje con el que partamos rumbo a lo desconocido.


COMPAÑÍA
Teatro de la Ciudad

DIRECCIÓN
Andrés Lima

REPARTO 
Chema Adeva, Laura Galán, Nathalie Poza, Ainhoa Santamaría, María Vázquez

EQUIPO ARTÍSTICO/ TÉCNICO 
Ayudante de dirección: Laura Ortega
  Iluminación: Valentín Álvarez 
Escenografía y vestuario: Beatriz San Juan 
Música: Jaume Manresa 
Producción: Joseba Gil
  Comunicación: elNorte Comunicación y Cultura


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Redacción y Fotografía:
Santiago Navascués

©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

18 comentarios:

  1. Yo hace muchísimo que no voy al teatro, por aquí no suele haber demasiado, una pena
    Besos

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    1. Pues si, debería ser accesible y asequible a todos, un derecho, no un lujo.

      Un besito 💋

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  2. Es una pena que aquí no traigan obras de este tipo, si no mi asistencia al teatro sería más asidua. Gracias por esta crónica, guapa.
    Besos

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    1. Hola Marina!!
      Pues sería el momento de reclamar el antiguo teatro itinerante de antaño, nadie debería quedarse sin asistir a buenas obras.

      Un besito 💋

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  3. Hola!! sin duda es una obra arriesgada si "vapulea" de esa forma al espectador para posicionarlo si o si. No se si me atrevería a verla o me aventuraría a salir de la zona de confort a ver que tal está. Gracias por la recomendación. Besos!!

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    1. Hola María!
      Yo en teatro arriesgo más que en literatura (antes también lo hacía) me gustan las nuevas propuestas, montajes, versiones...pero como el Teatro Clásico nada.

      Besitos 💋💋💋

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  4. Sin duda me encantaria asistir a estos actos, besotes.

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    1. Hola guapa!!
      Debería ser un derecho constitucional asistir al teatro, y con facilidades económicas y geográficas...menos impuestos a la cultura!!

      Besitos 💋💋💋

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  5. ¡Hola!
    Yo no soy mucho de teatro pero me ha encantado la entrada <3
    ¡Un besito ratonil! ♥

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  6. No sabes lo que te pierdes Maka!! El teatro es como la vida misma, es inmediatez, frescura, 3D sin trampa ni cartón ¡purita adrenalina! Jeje.

    Besitos 💋💋💋

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  7. Ainssss, qué envidiaca. Espero que te lo pases de puta madre allí :)

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    1. Es nuestro 5° año cubriendo el Festival de Olite, y la magia del entorno es cada año mejor. Te encantaría esto Tamara.

      Besitos ������

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  8. Hola!!
    Me encanta el teatro, gracias por la entrada.
    Un saludo :)

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    1. Hola Steffi!
      Este Festival te encantaría, el marco es incomparable.

      Besitos 💋💋💋

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  9. Es una obra que tiene buena pinta. Y me quedo con tu reflexión inicial. Parece que todo este ya inventado.

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  10. No tengo claro que me gustase. En teatro prefiero la comedia o, si no, el clásico
    Besos

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  11. Hola guapa, como ya te he comentado en otra entrada el teatro me gusta bastante pero no tengo ni tiempo ni dinero para poder disfrutarlo.
    Gracias por traernos a los que no podemos disfrutarlo el teatro

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  12. ¡Hola!
    Mi admiracion total a los actores que se entregan tanto a un papel dispuestos a emocionar a su publico, gracias por contarnos tu experiencia.

    ¡Nos leemos! :3

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