¿Quién no se ha preguntado, después de haber pasado por un mal trago o una experiencia mejorable, acerca de qué habría sucedido si hubiese actuado de un modo distinto? ¿Y si...? A través de las llamadas ucronías, buscamos finales alternativos a hechos ya ocurridos en un intento por dulcificar un recuerdo o soñar con un desenlace diferente. Fantasear... no altera la historia, pues ya está escrita, pero nos distrae y nos mantiene entretenidos. Y en el mejor de los casos, el ejercicio que supone la propia reflexión nos indica cuáles fueron nuestros errores, e incluso puede que nos permita no volver a cometerlos.
El viernes pasado debía haberse representado en Olite, sobre el escenario de La Cava, la obra César & Cleopatra. Pero una vez más, el presagio de tormentas hizo temer lo peor, que es el suspenso del espectáculo. Sin embargo, la dirección del festival estuvo ágil en la búsqueda de una alternativa y trasladó a la vecina población de Tafalla, y en concreto a su magnífico Centro Cultural, a técnicos y actores para que allí, a tan sólo cinco minutos del marco oficial que es el Castillo de Olite, los espectadores que abarrotaron y volvieron a colgar el No hay billetes pudiesen disfrutar de una de las obras más esperadas de la presente edición de este Festival de Teatro Clásico.
En cada primera vez siempre hay un halo de incertidumbre que todo lo envuelve. Por más que te anuncien buenos presagios, por más que te aseguren que nada tienes que temer, no hay ocasión en la que no tengas cierta sensación de vértigo. Más aún si en esa primera vez aparecen nombres como los de Ángela Molina o Emilio Gutiérrez Caba y tu vives a cientos de kilómetros de las grandes capitales que concentran la mayor actividad de un arte tan apasionante como es el teatro. El bagaje que atesoran entre ambos es tan inmenso que te sientes pequeño, casi un niño, en tu butaca sin que hayan aparecido en escena. Aún no puedes creer que en tu pequeño pueblo puedas tener la oportunidad de disfrutar de su experiencia y su saber hacer sobre un escenario. Pero entonces la megafonía anuncia el inicio del espectáculo y te zambulles en ese sueño de niñez del que no quieres despertar. El escenario se ilumina tímidamente y una neblina que todo lo abarca proyecta irrealidades...
Julio César, conquistador de las Galias y forjador de la figura de Emperador, cargo que ostentarán sus sucesores. Cleopatra, la última reina del Antiguo Egipto. Dos personalidades rotundas, poderosas, enigmáticas, atractivas, imperfectas. Dos almas procedentes de civilizaciones opuestas que las enfrentaron en una batalla de vaivenes apasionados sobre un espumoso lecho de olas mediterráneas. Y allí, encallados en un mar de amor embravecido, se vencieron y se derrotaron, y soñaron un mundo en común tan unido como sus cuerpos. Pero el destino, como sostenían ya los griegos, está escrito por los dioses, y únicamente nos resta enfrentarnos a él con la dignidad alzada y el balance de los hechos en positivo.
Pentación, bajo el amparo del Festival de Teatro Clásico de Mérida, encargó a Magui Mira y a Emilio Hernández que replanteasen las figuras de estos dos grandes personajes de la Historia Universal, y ellos han conseguido un espectáculo conmovedor, sobrio, original. Lo plantean introduciendo a dos Cleopatras y dos Julio César: los jóvenes (Lucía Jiménez y Marcial Álvarez) que vivieron en primera persona los acontecimientos, y los ya maduros y eternos (Ángela Molina y Emilio Gutiérrez Caba) que se permiten observar y retroceder en el tiempo para analizar sus vidas desde la distancia determinante que otorgan los casi dos mil años que les separan. Alternando la intervención de los personajes, repasan sus vidas antes de conocerse, sus encuentros, sus distancias, la gloria y la miseria que encierra el poder. Los jóvenes viviendo la situación por vez primera, los maduros reflexionando sobre lo acertado o no de aquellas decisiones que tomaron. ¿De qué sirvieron tantas muertes y tanta sangre derramada?
Ángela parece haber sido Cleopatra toda la vida (¡el personaje le sienta tan bien!) y reivindica su figura, manchada y ultrajada interesadamente por los historiadores con el manifiesto interés de echar por tierra la figura de un gobernante lúcido con la terrible falta de poseer un perfil de mujer. Lucía realiza una intervención fresca, embaucadora, perfumando cada uno de sus movimientos y el timbre de su voz ¡incluso cantando! de deseo y atracción. Marcial da vida a un César en plenitud, sabedor de su poder, engreído incluso, que busca demostrar en cada paso quién manda sobre la tierra que pisa. Y Emilio, con un control absoluto del personaje, exprime su dialéctica y cae en la cuenta de que también él fue mortal y cometió errores. No me olvido del magnífico trabajo de David San José para componer una música que impregna al espectador de una multitud de sensaciones que lo conducen a la tierra del Nilo y los Faraones, al fragor de la batalla y, por qué no, al candor entregado de una bella canción de amor.
A decir verdad, y sirva este comentario como crítica constructiva, el público pudo disfrutar de las comodidades de una infraestructura moderna, plenamente capacitada para disfrutar de un espectáculo de esas dimensiones y, sobre todo, ajenos a las inclemencias meteorológicas. Sin ser necesario alcanzar el nivel de confort de un lugar como aquel, quizá la organización debería plantearse la posibilidad de instalar alguna solución que cubriese tanto al público como a actores y técnicos durante el festival y así poder celebrar todos las funciones previstas sin necesidad de mirar al cielo. Mejor emplazamiento que el Castillo de Olite no hay en toda Navarra; ahora sólo resta una inversión en calidad que garantice la fiabilidad de una realidad existosa.
COMPAÑÍA
Festival de Teatro Clásico de Mérida/ Pentación Espectáculos
REPARTO
Ángela Molina, Emilio Gutiérrez Caba, Lucía Jiménez, Marcial Álvarez
EQUIPO ARTÍSTICO
Dramaturgia: Emilio Hernández
Dirección: Magui Mira
Escenografía: Magui Mira
Vestuario: Helena Sanchís
Iluminación: José Manuel Guerra
Música: David San José
Dirección: Magui Mira
Escenografía: Magui Mira
Vestuario: Helena Sanchís
Iluminación: José Manuel Guerra
Música: David San José
Una producción del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida
Festival de Teatro Clásico de Mérida/ Pentación Espectáculos
Redacción y Fotografía:
Santiago Navascués
©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
Santiago Navascués
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