viernes, 31 de julio de 2015

LAS ALEGRES CASADAS, de Shakespeare. XVI FESTIVAL DE TEATRO CLÁSICO DE OLITE



La figura del conquistador de corazones tomó forma en el teatro ya desde la cultura clásica. Desde entonces, con centenares de rostros y nacionalidades diferentes, los dramaturgos de la vieja Europa idearon multitud de obras en las que un gran seductor conseguía favores y parabienes incluso en la corte más correosa del reino más casto. Habitualmente lo relacionamos con un aspecto joven, apuesto, atractivo y con una virtuosísima capacidad de cubrir los espacios que su físico no alcanza con el don de la palabra.
¿Existe el antihéroe, el antigalán?


Una vez más, el escenario de La Cava de Olite acogió una producción navarra, lo que da muestra de la acertada protección que el Gobierno de Navarra, mecenas del Festival de Teatro Clásico, realiza año a año intercalando compañías de primer nacional con los grandes valores que produce su tierra; pero que nadie se lleve a engaño: por encima de lo que pudiese parecer paisanaje, está el excesivo celo que ponen en reclamar un nivel adecuado para un Festival de la altura del que hablamos, uno de los más importantes del norte de España, y la mejor muestra de esta afirmación la pudieron degustar los espectadores que acudieron el pasado martes hasta la trasera del Castillo de Olite.
 

Con un elenco de cinco actores (Adriana Olmedo, Maite Redín, Patxi Pérez, Marta Juániz y Miguel Munárriz), Andrés Lima, al que ya pudimos ver el pasado fin de semana en la obra de Medea junto a Aitana Sánchez-Gijón, dirige una adaptación libre, cómica y satírica, de la obra original de Shakespeare Las alegres comadres de Windsor. En ella, Falstaff, un viejo amante del dinero, gordo y pendenciero, vanidoso y vividor, anda detrás de dos mujeres casadas con dos hombres ricos para sacarles su dinero mediante engaños y promesas de amor impostado. La señora Ford y la señora Ferrari, que de tontas no tienen un pelo, le siguen la corriente y se dejan querer para ver hasta dónde es capaz de llegar la gran calabaza de agua. Cuando el señor Ford se entera, sus celos le llevan a disfrazarse y a contactar con Falstaff para encargarle que corteje a su mujer para poder pillarla in fraganti. Falstaff, que encuentra en el encargo un filón para conseguir más dinero acepta y se dispone a realizar cualquier trabajo.


A partir de entonces se suceden varios enredos y situaciones disparatadas muy bien llevadas por el director, que le da al texto un ritmo ágil y sencillo de seguir para el público. Con un final muy shakespeariano, con reminiscencias de El sueño de una noche de verano, el antigalán Falstaff recibe una lección por parte de todos los personajes que no olvidará.
La labor de los actores es muy destacable, tanto de las tres actrices que doblan papeles, así como del protagonista. Mención aparte requiere por su espléndida interpretación del marido celoso, señor Ford, de Patxi Pérez, alcanzando un nivel gestual e interpretativo muy alto gracias al personaje que le sirve Andrés Lima.
La puesta en escena es original y adecuada al montaje, sin mucho artificio que distraiga la atención del espectador. Por su parte, la iluminación, mucho más abierta que en las últimas propuestas que han pasado por La Cava, quizá en algún pasaje es demasiado potente, pero en líneas generales es la adecuada para una comedia.
Tdiferencia y La Nave Teatro siguen dando muestras de un trabajo riguroso y una apuesta decidida por darle una nueva vuelta de tuerca a obras que alcanzaron el éxito. ¡Que sigan así!




COMPAÑÍA
Tdiferencia - La Nave Teatro

REPARTO
Adriana Olmedo, Maite Redín, Patxi Pérez, Marta Juániz, Miguel Munárriz

EQUIPO ARTÍSTICO
Dirección y adaptación: Andrés Lima
Escenografía: Beatriz San Juan
Iluminación: Koldo Tainta
Vestuario: Beatriz San Juan
Producción: Tdiferencia, S.Coop
Ayudante de dirección: Ángel García Moneo
Producción ejecutiva: Conchi Redín, Miguel Molina
 Sonido: Livory Barbez

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Redacción y Fotografía:
Santiago Navascués

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