jueves, 30 de julio de 2015

ME LLAMO ROBERTO de Reyes Martínez




"Mi nombre es Luka,
vivo en el segundo piso
vivo encima de ti,
si, creo que me has visto antes.
Si oyes alguna cosa a altas horas de la noche,
algún tipo de problema, algún tipo de pelea,
solo te pido que no me preguntes que fue eso.
Creo que es porque soy torpe.
Yo intento no hablar demasiado alto.
Quizá es porque estoy loco.
Intento no actuar con soberbia..."

(Luka. Suzanne Vega)



Cuando era pequeña, me enfadé mucho con mis padres, no recuerdo el motivo, pero solo quería cambiarlos por cualesquiera que fueran más buenos, más comprensivos y menos gruñones ¡O mejor no tener padres, solo servían para reñirte y castigarte por todo! entonces hice una lista de posibles padres, siempre buscando algo de parecido físico, y según mi criterio, los candidatos idóneos eran sin lugar a dudas Errol Flynn y Olivia de Havilland; así que ni corta ni perezosa les escribí una carta -a la atención de Errolflin y Olivia de javilan- explicándoles porqué les había elegido como padres y claro, si me querían como hija. Pero tras casi un verano entero sin contestar, y habiendo sido castigada por mi madre varias veces más, me apremiaba la prisa por conseguir esos nuevos padres. Entonces pensé que lo mejor era adoptar a mi abuelo como padre, sin madre, que siempre acababan riñéndote y obligandote a comer cosas espantosas como lentejas; era el padre-abuelo ideal: no me reñía nunca, no me castigaba jamás y me contaba historias increíbles que ni Pollyana ni Anne Shirley podrían vivir nunca en los libros ¡Y sus patatas "revueltas" en la sartén eran las mejores del mundo entero! Si, mi abuelo sería mi padre por siempre jamás.
Fue entonces cuando mi abuelo me contó la mejor de sus historias hasta entonces: la suya propia. Se quedó huérfano siendo muy pequeño, solo, con sus dos hermanas pequeñas, en unos tiempos en los que "el hambre y el frío si no te mataban, te herían de muerte". Durante días o tal vez semanas, no dejaba de pensar en los huérfanos que pasaban frío y hambre, en niños llorando por las noches, en inclusas, padrinos, sabañones, en ojos tristes, en sueños con madres vestidas de blanco que corrían con sus niños de las manos, en padres que reían y tenían las manos ásperas...todos los recuerdos de mi abuelo, habían pasado a mi mente, y varias décadas después, siguen vivos en mi corazón.


EL LIBRO.

Cuando vi por primera vez la novela de Reyes Martínez, Me llamo Roberto, y leí su sinopsis, me dio un vuelco el corazón y empecé a sentir ese cosquilleo que me sube desde el estómago a las manos, y empiezo a frotarlas nerviosa; es la seña indiscutible de que ese libro tiene que ser mío, que necesito leerlo, tengo que saber la historia completa, conocer a sus protagonistas, lo que les rodea ¡Ay, ese cosquilleo que me recuerda que soy una "lletraferida"! pero herida de gozo, sobre todo al leer historias como esta, de esas que llegan, te atrapan y se quedan para siempre contigo, como aquella historia que me contó mi abuelo, la suya, y ya nunca ha dejado de ser parte de mí.
Comienzo a leer la novela y según acabo el primer capítulo, ya no podía dejar de leer, Roberto se había metido en mi torrente sanguíneo, su historia, ya era parte de mí; y leí y leí y leí, parar era imposible y de haberlo hecho, habría sido un sacrilegio a la propia novela, ¡no se puede poner un intermedio a una gran historia! como no se le puede poner a la misma vida.

"Clara vive por y para su trabajo, los niños en situación de desamparo. Es asistente social y tiene la dura misión, a la vez que gratificante, de ser la primera en tener un contacto con ellos tras haber sufrido la pérdida o el abandono de sus padres; pero en esta ocasión iba a ser todo muy distinto, Clara tendría que enfrentarse a un terrible suceso: dos niños de siete y dos años, aparecen abrazados en el sofá de su casa, mientras en el suelo, frente a ellos, yace muerta su madre, sobre un gran charco de sangre. El padre está desaparecido.
El niño tan solo pronuncia una frase, unas palabras que ponen el vello de punta a Clara, y que por desgracia, volverá a escuchar unas horas después en labios de otro niño, que junto a su hermana pequeña, son encontrados en su casa, abrazados en el sofá y delante de ellos, su madre muerta.
Un caso espeluznante que hará que Clara se vea inmersa en una serie de hechos que harán peligrar no solo la vida de los pequeños, sino la suya propia; junto a dos policías, Molina y Zapico, intentarán buscar la conexión entre los dos casos y lo más importantes, el asesisano o asesinos de las mujeres.
Un gran secreto se esconde tras los sucesos y los niños, tienen la clave."

Una novela escrita para removernos la conciencia y hasta las entrañas ¿Cuánto bien o mal, podemos hacerle a un niño con solo formar parte de su vida? ¿Somos conscientes de que depende de nosotros hacer de un niño, un adulto feliz y estable, o todo lo contrario?


Realmente estamos ante una novela de gran calidad, en el fondo y en la forma.



LA OPINIÓN DEL GATO.

Una novela negra al más puro estilo Hammett, pero en esta ocasión, el detective de gabardina y fedora en testa, da paso a dos detectives de policía que se enfrentan al caso más macabro de toda su carrera, y la "femme fatale" de ondas en el pelo, cigarrillo largo en mano y tacones de vértigo, es ahora una joven asistente social que sin saberlo, forma parte de la cruenta historia.
Una novela negra, que sin embargo da cabida a otros matices de color, convirtiéndola en los momentos precisos, en una historia con corazón, romanticismo y mucho realismo. El estilo es impecable, una narración rápida, suelta, precisa, en la cual el dialogo y la interacción entre personajes le da viveza, inmediatez, veracidad, intensidad, emoción, emotividad, peligro, empatía y acción, mucha acción. El cosquilleo y los nervios de los primeros capítulos, se transforman en pura ansiedad a modo de nudo en el estómago, que desemboca en vértigo conforme va avanzando la trama y llegado al climax de tanta emoción y sentimientos encontrados, en un final que te arrebatará y sorprenderá a partes iguales. La emoción y el suspense están servidos.

Los Gatroteros que normalmente nos siguen, sabrán ya a estas alturas de mi pasión por la novela negra, el thriller y el suspense, pero también sabrán de lo exigente que soy con este género en particular; y es por eso mismo, por esa pasión que siento hacia la buena novela negra, que no solo exijo al autor de la misma un nivel acorde a tan sublime género, si no a mí misma como lectora y apasionada de estas lecturas, si puedo leer lo mejor, ¿porqué conformarme con con menos? y esta vez mis expectativas han sido satisfechas con creces, y más si cabe, al tratarse de una escritora, pues este género suele estar dominado por caballeros, así que doble satisfacción al ver que no solo es una gran novela, si no que además es una mujer quien la ha escrito ¡Cuando las Damas se ponen misteriosas y empuñan plumas asesinas, que tiemblen los Caballeros!

¡Bravo! a Reyes Martínez, una técnico en radiodianóstico que esconde una mente que piensa en "negro" y un talento dispuesto para la novela y las historias con corazón, entrañas y sangre en las venas. Y sin Rayos X, solo con papel y pluma. Suma esta nueva novela en su haber, suma y sigue...al menos eso esperamos sus fieles lectores, y los que vendrán.





ME LLAMO ROBERTO
Reyes Martínez

ISBN: 978-84-9095-895-7






Una reseña de Yolanda T. Villar

©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS





2 comentarios:

  1. SoloI con leer tu reseña los pies van solos a la librería. Se de tu exigencia hacia este género, así que no me cabe la menor duda que se trata de una muy buena novela.
    Enhorabuena a Reyes Martínez.

    Un abrazo Yolanda.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo digo muchas veces, cuesta encontrar una buena novela negra, pero cuando eso sucede...el espíritu se embriaga de gozo!! Y este es uno de esos casos. Una gran novela negra, una gran Novela a secas.
      Un abrazo Rafael.

      Eliminar