Viajar es
marcharse de casa,
es dejar los amigos
es intentar volar
volar conociendo otras ramas
recorriendo caminos
es intentar cambiar.
Viajar es
vestirse de loco
es decir “no me importa”
es querer regresar.
Regresar valorando lo poco
saboreando una copa,
es desear empezar.
Viajar es
sentirse poeta,
es escribir una carta,
es querer abrazar.
Abrazar al llegar a una puerta
añorando la calma
es dejarse besar.
Viajar es
volverse mundano
es conocer otra gente
es volver a empezar.
Empezar extendiendo la mano,
aprendiendo del fuerte,
es sentir soledad.
Viajar es
marcharse de casa,
es vestirse de loco
diciendo todo y nada con una postal,
Es dormir en otra cama,
sentir que el tiempo es corto,
viajar es regresar.
(Gabriel García Márquez)
No es fácil, en contra de lo que
algunos puedan pensar, el “marchar”. No lo es en absoluto. Hay quien piensa que
solo se trata de dar un paso tras otro y
ver dónde te llevan estos. Pero para alguien como yo, que lleva la palabra Trotero de apellido, y hasta de
estandarte, esto no es tan sencillo como pueda parecer; andar es fácil,
caminar, con un poco de práctica, se convierte en elemental, pero marchar de
algún lugar, eso ya es harina de otro costal, sobre todo cuando uno se marcha
no solo sin saber muy bien a dónde, sino por cuánto tiempo y si algún día habrá regreso para ese incierto
viaje.
Como dijo el poeta, “Caminante
no hay camino, se hace camino al andar”, y es ese andar lo que asusta tanto
como emociona; porque emociona emprender un nuevo viaje, saber que vas a
conocer a nuevas gentes, otros lugares, diferentes culturas y en la mayor parte
de las veces, no solo otros idiomas, si no otros mundos en sí. Y asusta la
perspectiva de encontrar esos mundos tan distintos, tanto, que tal vez no estés
preparado para lo que vas a encontrar, y menos aún, para encajar; yo, que llevo
en los genes la necesidad de curiosear, de investigar más allá de mis propios
bigotes, de estar alerta cuando todos duermen, es más, de disfrutar de la
oscuridad tanto como a otros les aterra pensar en ella, se que ningún camino es
sencillo, que ninguna ruta se hace sola, que hay encrucijadas allá donde una
senda se torna varias, que no hay indicaciones suficientes para evitar perderte
incluso por caminos que has recorrido mil veces, que aún siguiendo tus huellas,
ni siquiera volver sobre ellas mismas te asegura poder retornar por dónde has
venido.
¡Pero es tan gratificante
marchar! a pesar de esas mariposas en el estómago, de esa incertidumbre sobre
lo que vas a encontrar, o si algún día regresarás, o tal vez sean todas estas
cosas las que te acucian a marchar, en ocasiones echando la vista atrás y
otras, no queriendo ver las huellas que vas dejando en el camino, solo el
horizonte que queda por delante.
Una vez que uno comienza un viaje,
escribe una línea más en su vago Destino, aunque el destino de este viaje esté
fijado de ante mano. Y no, no es fácil marchar, sobre todo, porque lo quieras o
no, por muchas cosas que te queden por descubrir, siempre algo tuyo quedará
atrás, aunque no hagas más que marchar, marchar, marchar...
LAS SENDAS DE LA FELICIDAD DE
Karo Lyne Chamiel
Hacía bastante tiempo que
esperaba poder leer el libro de Karo
Lyne, pero por unas cosas o por otros, el momento parecía no querer llegar
nunca. Era como si un reloj con un sinfín de manecillas marcara tantas horas
como ojos lo miraran, como si el tiempo del libro y el mío, no coincidieran
jamás en el espacio; pero el momento llegó, se juntaron mis ganas de leerlo con
la perseverancia de su autora de que lo hiciera, o tal vez fuera mi
perseverancia y sus ganas, el caso es que en nuestro trotar, se cruzaron al fin
nuestros caminos. Ella me había advertido de que el libro no era una novela, no
una novela de ficción al menos, me dijo en una ocasión y que tal vez por eso no
sabía si sería de mi agrado; no todos los libros son novelas y no todas las
novelas gustan, creo que le dije yo. No
entendía muy bien que la autora se empeñara tanto en intentar situarme en el
camino que sería sin duda leer su libro, en esa senda de palabras, ideas,
sentimientos, sueños e ilusiones que son al fin y al cabo los libros, sea cual
sea su género; además, dentro de mi costumbre, no me gusta dejarme influir ni
por otras críticas, ni reseñas, ni opiniones, ni por la misma sinopsis de todo
libro, no al menos antes de leer la obra en cuestión. Me gusta que esta llegue
a mí sin aditivos, sin prejuicios, sin predisposición, hasta sin expectativas si puede ser. El libro
y yo a solas. Y a ver qué pasa en esa cita a ciegas entre ambos.
Pero no tardé en entender a lo
que se refería la autora con ese “no es una novela sin más”, y lo entendí a las pocas páginas leídas, y comprendí
porqué le preocupaba que yo no entendiera en realidad lo que tenía entre mis
manos, pues había depositado en mí mucho más que un libro. Karo Lyne nos había regalado un trocito de su corazón, y es que
junto a esas ideas, sentimientos, sueños y demás cosas que conforman un libro,
Karo había puesto ante nuestros ojos y sobre nuestras manos, un tesoro de valor
incalculable: Ella misma. Y entonces me di cuenta de que no era insistencia por
dejar claro que género literario tenía enfrente, Chamiel me había entregado parte de sí misma y solo quería que
fuera consciente de ello.
Solo puedo decir que bastaron unas páginas para
saber que su libro − al que si llamaré novela, porque al igual que estas, su
relato engancha, emociona, enternece, inquieta, conmueve, estremece, turba e
incluso, te sobrecoge− nos contaba una historia que iba más allá de la simple
ficción, que tampoco era una biografía en sí, ni un simple cuaderno de viaje,
ni tan siquiera un diario, Las Sendas de
la felicidad era Karo Lyne en
estado puro, tal cual, sin artificios, abriéndose a nosotros y abriéndose a sí
misma, para demostrarnos y demostrarse, que ni la vida ni el mundo, se acaban
al llegar la palabra Fin, que tras todo punto y final, siempre hay más folio en blanco en el cual seguir
escribiendo tras añadir dos puntos más a ese triste y solitario punto que
intenta dar por acabada una historia, que nunca acabará mientras haya caminos
que recorrer y relatos que contar.
Si bien la historia me pareció
tan sencilla como hermosa, si hubo momentos en que me desconcertó, o mejor
dicho, me descolocó, y no por el relato en sí, sino por el estilo narrativo del
mismo; me explico. Lo que la primera vez me pareció una errata o al menos , un
lapsus en la narración, luego, al seguir leyendo comprendí que no era nada más que el estilo natural y literal de
una persona que escribe en una lengua distinta a la suya, lengua que a pesar de
hablar perfectamente, sigue influenciada por esa otra lengua materna o en el
caso de la autora de Las Sendas de la
felicidad, por ser nada más y nada menos que políglota; y ese estilo tan
literal en algunas partes de la narración, ese marcado estilo anglosajón en
ciertas frases, era lo que hacía que la novela resultara tan real, tan
sencilla, tan de corazón. Si, reconozco que esa primera impresión de
desconcierto, dejó paso a una sensación de naturalidad brutal, como si en lugar
de estar leyendo, estuviera escuchando a una amiga hablar de sus inquietudes,
sus miedos, sus anhelos, su lucha.
Las sendas de la felicidad nos habla del afán de superación de una joven que tras
una ruptura amorosa, de quien hasta entonces ella consideraba su gran amor, su
futuro, su pilar, su razón de ser y vivir, se tiene que enfrentar de nuevo no
solo al mundo, si no al espejo que refleja su imagen tal cual es, la de una
persona joven con un futuro por delante, pero con tantos miedos e incertidumbre
que ve su camino como una carrera de fondo llena de obstáculos. Pero todos esos
miedos no son suficientes para hacer que se detenga y se sumerja en su propia
desdicha, en absoluto; se arma de valor y de ilusión y comienza un viaje tanto
físico como iniciático hacia la Felicidad, un camino que la llevará por sendas
que van desde Barcelona, a su Francia
natal, pasando por Inglaterra, Escocia,
Madrid, y Perú, lugar que parecía predestinado en su vida. Cuando todo
parece que acaba con un punto y final, siempre queda la posibilidad de
transformarlo en puntos suspensivos, y Karo Lyne nos lleva a un final, que con
toda seguridad, no lo será….
LAS SENDAS DE LA FELICIDAD
Karo Lyne Chamiel
Editorial Círculo Rojo
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Una Reseña de Yolanda T. Villar
©TODOS LOS DERECHOS
RESERVADOS
Me ha encantado,es una maravilla muy bien escrita
ResponderEliminarMuchas gracias! Hay historias que te inspiran otras historias, esta novela es ejemplo de ello.
EliminarLeo tus reseñas, Gato, y no puedo resistirme a leer los libros que recomiendas.
ResponderEliminarEs un place leerte, cada reseña es un relato.
Tu comentario es una inyección de energía! El libro te encantará por su sencillez y su sinceridad.
EliminarGrandes y sensibles palabras en ésta reseña para éste libro. Lo leí y lo has descrito perfectamente, espero una segunda parte. el libro te deja con ganas de más.
ResponderEliminarEs cierto, Karo Lyne tiene que continuar atrapándonos con sus vivencias y sus letras.
Eliminar¡Que bien sabes trasmitir tus sensaciones de lectura.! Esos prólogos que haces para ponernos en antecedentes, antes de contarnos, son un delicia. Me encanta leerte. Habrá que leer ese libro.
ResponderEliminarMi querida escritora, hay historias que despiertan mil historias! Y este Gato además de curiosidad, siente amor sin fin por las letras.
EliminarGracias y un abrazo enorme, Barbarella!
Muchas gracias a este minino tan adorable por esta reseña.
ResponderEliminarLa introducción de esta reseña son, como lo dice Bárbara, una delicia.
Gracias a ti por confiar en nosotros y sobre todo, por regalarnos a todos este trocito de ti.
EliminarUn beso Karo, y hasta pronto!
Gracias a ti por confiar en nosotros y sobre todo, por regalarnos a todos este trocito de ti.
EliminarUn beso Karo, y hasta pronto!
Inxansable andarín de tierras y letras, gracias por la noticia de tan particular escrito. Mucho éxito y mi felicitación a la autora de "La senda de la felicidad" y para ti, como siempre, un achuchón cariñoso y un gran abrazo y un beso para la inefable Yolanda T. Villar.
ResponderEliminarNuestra querida hada madrina siempre con bonitas y sinceras palabras hacia nosotros!
EliminarUna gran escritora y una amiga sin igual.
Un beso y un ronroneo!
Nuestra querida hada madrina siempre con bonitas y sinceras palabras hacia nosotros!
EliminarUna gran escritora y una amiga sin igual.
Un beso y un ronroneo!