(Foto cedida por Ángela Martínez Gilabert, todos los derechos reservados)
"En
tus ojos la magia de la noche
se hace luz, se hace fuego y se hace llanto.
Y para verte la luna se acicala,
desde arriba, para tí, allá en lo alto.
Mientras, el viento ronronea tus canciones
que el amor puso ardiente entre tus labios
y tú, aparentando indiferencia,
curioseas, con elegancia, el vecindario.
Lentamente, sobre el lomo de las casas
cabalga, en libertad, tu alma de mago.
Nadie sabe, como tú, vivir al día.
Siempre en trance, siempre alerta, vigilando.
se hace luz, se hace fuego y se hace llanto.
Y para verte la luna se acicala,
desde arriba, para tí, allá en lo alto.
Mientras, el viento ronronea tus canciones
que el amor puso ardiente entre tus labios
y tú, aparentando indiferencia,
curioseas, con elegancia, el vecindario.
Lentamente, sobre el lomo de las casas
cabalga, en libertad, tu alma de mago.
Nadie sabe, como tú, vivir al día.
Siempre en trance, siempre alerta, vigilando.
Nadie sabe, como tú, que un maestro
se esconde tras el ser más solitario.
Siete muertes, tuve yo, querido amigo.
Siete vidas, tendrás tú, amado gato."
( A un Gato callejero, Armat de Odelot)
(sinembargo.mx)
Erase una vez una niña a la que
le gustaba mucho la Navidad. Todos los años se lo pasaba muy bien poniendo su
clase bonita con sus compañeros de clase.
Un día, su mamá la llevo a
Murcia para que viera las luces de la Navidad encendidas, y vio en un banco del
parque a un señor que dormía entre cartones.
−Mami ¿Porqué
duerme allí ese señor?
−Porque no tiene casa para poder ir, cariño.
−¿Y dónde come?
−Donde puede hija.
- ¿No se baña?
- ¿No se baña?
−Cielo, no creo. Ya hemos hablado muchas veces de esto.
−¿Porqué no le pide a los Reyes una casa?
−No lo se.
−¿No se lo puedo pedir yo?
−Cariño, los Reyes no traen esas cosas…
La niña se fue muy triste a su
casa ¡Les daría todos sus juguetes y bicis a los niños pobres! ¿Y ahora qué?
−¡Ya lo tengo mami! les voy a llevar a los niños pobres y
a ese señor lápiz y papel, porque yo creo que los Reyes no les traen nada
porque no les echan la carta.
−¡Muy bien cariño, muy buena idea!
Y desde ese día ya no había
niños pobres ni mayores durmiendo en la calle. ¡¡Todos eran iguales y felices!!.
FIN
Un cuento de Ángela Martínez Gilabert
©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
(Cuento registrado en
la Propiedad Intelectual, queda totalmente prohibido reproducir la obra, ya sea
total o parcialmente en cualquier medio sin autorización de la autora )
¡Que cuento tan tierno y que adorable es la niña! precioso y entrañable. Me ha gustado mucho gato.
ResponderEliminarFelices Reyes a todos!
Gracias Mary!
EliminarSe lo merece, la niña es adorable y estas cosas hacen pensar que tenemos todavía una generación que viene por detrás nuestra y que no está dispuesta a dejar las cosas como están.
Felices Reyes!
No se ve mi comentario!! con lo que me ha gustado el mágico deseo de ángela!! Gatito siempre emocionándonos y sorprendiendonos, gracias. Un beso a ángela y otro a ese gatito maravilloso.
ResponderEliminarSe ve y se lee perfectamente Sandra!
EliminarUn beso y que no dejemos nunca de disfrutar como niños!
¡Ya lo veo! soy Sandry. Un beso
ResponderEliminarPrecioso.
ResponderEliminarun cuento lleno de luz y esperanza.
Gracias a ambos, a la escritora y a tí, Gatito lindo.
Besos y abrazos
hola
ResponderEliminarsoy wiam
hola wiam espero que te haya gustado mi cuento
Eliminarsoy la mejor amiga de Ángela
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