LA NOCHE DE REYES DE ANTONIO por Luna Pedro Bravo

“Con la lluvia de invierno, con mis primeras canas
llegaste a mi vida niña del alma,
lo mismo que el levante vuelve loca las flores
tu a mi me has vuelto loca, loca de amores.
por ti daría la vida, por ti bebo los vientos,
por ti derrumbaría los pilares del cielo.
Yo no he sentido nunca celos por nadie
y ahora, niña, no quiero que a ti te roce el aire.
Mi niña marinera, la de los ojos negros,
la de la piel morena, mi rosa de los vientos.
La que me ha vuelto loco el corazón,
la que me da la vida al despertar,
la que cada mañana con una sonrisa
me vuelve a llenar.

Tan poquita cosa, eras tan poquita cosa,
que te cogí entre mis manos
como el que coge una rosa.
Tan poquita cosa, siendo tu tan poca cosa,
llenaste mi vida entera
igual que las mariposas llenan las primaveras…”

¡FELICIDADES LULÚ!

(Tan poquita cosa de Pasión Vega)

(Foto cedida por Luna Pedro Bravo, todos los derechos reservados)

LA NOCHE DE REYES DE ANTONIO

Érase una vez un niño llamado Antonio que no creía en los Reyes magos.

— ¿Reyes magos? Eso no se lo cree ni quien se los inventó. –Dijo Antonio. Me creo que sean reyes y todo eso, pero que crucen el desierto con camellos, y dejen los regalos a tiempo con la distancia que recorren y lo lentos que son los camellos, eso ya no me lo creo. –Dijo él seguro de lo que decía.  Entonces una chica que se llamaba María le dijo:

— ¡Los reyes magos son tan reales como la navidad!

— ¿Ah si? Pues explícame por qué cuando vienen en sus camellos no hacen nada de ruido, no se les ve por la noche ni tampoco entrando ni saliendo…-Le preguntó Antonio.

—Es que sus camellos son mágicos y van muy rápido y también, como dice su nombre, son magos, pueden hacer magia, pero es una magia  diferente, es una magia que viene del corazón. Una magia que solo aparece si crees en ella. –Dijo María animada.

— ¡Demuéstramelo! Ven hoy a mi casa. Dijo Antonio a María.   Pero si no me lo puedes demostrar me deberás diez favores, le dijo seguro de que María no podría demostrarlo.

—Vale. Pero si puedo demostrarlo aunque no quieras creer en los reyes magos tendrás que creer en ellos siempre. –Le dijo María.

—Vale. Ahora me voy a mi casa que me dijo mi madre que no podía estar mucho rato fuera de casa. -Le dijo a María.

—Vale. Ya nos veremos luego. -Le contestó María.

Cuando ya eran las nueve de la noche y todos se iban a dormir en la casa de Antonio, en la ventana de su cuarto apareció alguien, entonces Antonio abrió los ojos.

 —¡¡¡¡¡¡AAAAAHHHH!!!!!! – Gritó. ¿Q-q-quien anda ahí? Tartamudeó nervioso.

 —Soy yo, María.-Dijo ella.

—Ahhh.- Suspiró Antonio. ¡Pero menudo susto me has dado! ¿Quién te crees que eres entrando a estas horas de la noche por mi ventana? ¿Spider-Man? –Le dijo Antonio a María. 

—¿No te acuerdas de que te tengo que demostrar que los reyes magos existen? Le dijo María.

—Déjalo ya. – Le contestó.

—¿Y eso por que?  -Le preguntó María. 

—Porque es evidente que ya no me lo puedes demostrar.  -Le contestó.

—Yo te lo voy a demostrar quieras o no quieras.  –Le dijo María. Entonces María cogió un amuleto y al instante aparecieron los tres reyes magos de la nada.

—¡¿Q-QUIENES SON ESOS TRES DE AHÍ!? –Gritó.

— ¿Quiénes van a ser? ¿Los sobrinos del pato Donald? Pues Melchor, Gaspar y Baltasar, mis mejores amigos. Le dijo María.

—Me ha dicho alguien que no crees en nosotros. Le dijo Melchor. 

—Ya, sois los verdaderos reyes magos  -Dijo Antonio- ¿Cuánto os ha costado el disfraz?  ¿7`95? ¿8`50? ¿O tal vez os lo habéis hecho vosotros? -preguntó Antonio.

El Rey Gaspar se le acercó, le puso una mano en la cabeza, y mágicamente el pelo de Antonio se volvió rojo.

—A mí me parece que está más guapo pelirrojo –Dijo Gaspar.

Antonio se miró en el espejo y abrió muchísimo la boca pero no dijo ni mu.

Luego el Rey Baltasar se le acercó y le apretó los mofletes y Antonio se volvió mulato.

 —Pues a mi me parece que está mas guapo mulatito –Dijo Baltasar

—Aaaala, soy pelirrojo y negro. ¡Qué pasada!-dijo Antonio dando saltos- ¿Qué más podéis hacer? ¿Podéis hacer que lance telarañas como spider-man? ¿Podéis hacer que tenga alas? Uuuaaalaaa, siempre he querido volar…,¿Podéis hacer que escupa fuego? Y de repente se puso muy serio y les dijo:

—Tengo una pregunta muy importante para vosotros, ¿Podéis hacerme los deberes con vuestra magia? O mejor aún ¿Podéis hacer desaparecer todos los colegios?

María puso los ojos en blanco y le agarró del brazo y lo sentó en la cama

—Anda va, cálmate, que pareces un lunático. Y vosotros dos, ponedle como antes, que como lo vea su madre así, le da un infarto.

Y así fue como Antonio pasó de no creer en los reyes magos a ser uno de sus ayudantes. Y se dio cuenta de que la magia es tan real como el amor, y que todos tenemos dentro un poco de magia y sí creemos en ella, si creemos en nosotros mismos podemos hacer cualquier cosa. Mientras ayudaba a repartir los regalos con los Reyes seguía lanzando preguntas:

¿Podéis hacer que el brócoli sepa a pizza? ¿Podéis hacer que lluevan gominotas? ¿Podéis crear un helado que no se derrita? ¿Podéis hacer que tenga súper fuerza?..., María le interrumpió y le pregunto a Melchor:

— ¿Podéis hacer que se calle?

Menudo equipo hay ahora para repartir los juguetes, así que estad atentos por si escucháis murmullos ésta noche, probablemente sea Antonio que sigue sin callarse.

Y colorín colorado, este cuento de la Noche de Reyes, ha terminado...¿O no? 

(Foto cedida por Luna Pedro Bravo, todos los derechos reservados)

Escrito por: Luna Pedro Bravo

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