Siempre me he considerado un gato curioso. Curioso por ser poseedor de una curiosidad nata, algo detectivesca y bastante espía. Pero también me considero “curioso” por ser así mismo poseedor de cierta rareza que me distingue de otros de mi especie; no es normal ver a un gato por ahí trotando, leyendo, escribiendo y metiéndose en la vida y milagros, y algunos desastres, de la vida humana, para luego contarlo a mi manera a todo aquel que esté dispuesto a escuchar con orejas humanas, palabras de gato.
Sí, soy “un cuenta cuentos” de largos bigotes y patitas cortas.
Mi
curiosidad, entendida como el arte de ser un metomentodo, me tiene
desde hace un buen rato observando a un curioso ejemplar gatuno, y aquí
curioso lo digo por raro. Lo raro es estupendo, al menos para mí, sería
horrible si todos fuéramos iguales y nos dijeran eso de “De noche todos
los gatos son pardos”; que aburrido. Pero es que cuando uno se considera
raro y se siente orgulloso de ello, le cuesta reconocer en otros esa
misma virtud.
Y es lo que me está pasando a mí en estos momentos.
Tengo
frente a mí una extrañísima Lata de Sal que acaba de llegar por correo.
A lo mejor no es tan extraña como yo pienso, y todas las latas de sal
son así y lo que ocurre es que como antes nunca había visto ninguna, no
he sabido definirla como debería, conformándome con llamarla extraña; la
Lata viene disfrazada de libro, o puede ser que el libro oculte una
lata, la cuestión es que mi Lata de Sal, tiene forma, tacto y olor a
libro ¡Y encima es tan curioso como mi Lata y yo! las palabras también
se han disfrazado…de fotografías. En la portada de mi libro, o la puerta
de mi lata, aún no sé muy bien por cuál de las dos opciones decidirme,
en lugar de un Can Cerbero, viene un Cat “Congafas”, que para empezar
está muy bien porque me dice que no me voy a adentrar en ningún
siniestro inframundo, aunque para un gato tan apuesto y aguerrido como
yo, bien podría ser confundido con Heracles…¡Pero ya no puedo resistirme
más, mi curiosidad no me matará pero si me tiene con los bigotes
afilados y deseando saber que hay dentro de esta Lata! Y algo me dice,
que no es un libro de los que se leen como cualquier otro, mi extraña
lata y el curioso gato con gafas creo que tienen algo distinto reservado
para mí.
No puedo dejar de mirar al gato que parece John Lennon,
sus oscuras gafas parecen reflejar algo en ellas. Yo diría que el gato
acaba de mover sus orejas. Y sus bigotes ¿Está sonriéndome? Me acerco
todo lo que puedo a él, ya he dicho que a curioso pocos me ganan, sea
cual sea la acepción que elijamos, mi naricilla está cerca de la suya
–sigue oliendo a libro, no a gato− sus ojos me miran tras sus gafas
oscuras, me acerco, me acerco, me sigo acercando ¡Miauuuuuuuuu! ¡Estoy
al otro lado de las gafas de Lennon!
Estoy dentro de la
Lata-libro. Aquí no me siento tan raro como yo pensaba que me sentiría.
Aquí todo es como yo, “blanquinegro”. He encontrado un mundo hecho a mi
imagen y semejanza ¡Gatos y personas en blanco y negro! bueno,
personitas, pues junto al gato de gafas hay una niña pequeña. Parece que
se lo están pasando de bigotes. Claro, es una persona pequeña, con
ellos todo es más divertido y lo raro, se convierte en normal.
¡Este
mundo es genial! ¿Podré quedarme un ratito si me estoy quietecito
mientras observo a los habitantes blanquinegros de la Lata?...
“
Dos amigos juegan al “Arriba y Abajo”, Lilu Blue es un gato guapetón
suavecito y mullidito, y Kate es una niñita rubia que mira con ojos de
asombro a su pequeño amigo bigotudo. Hace algún tiempo la niña era tan
pequeña como el gato, su tamaño era prácticamente igual; juntos desde
bebés, jugaban mientras crecían sin darse cuenta.
Juntos repasan
el abecedario, se acarician y hasta duermen al mismo tiempo ¡Hey, no
soy el único mirón, otro gato pequeñajo mira a la niña y el Gato desde
hace un buen rato! Ahora, uno toca la guitarra y el otro canta como una
chicharra ¡madre mía que tabarra! pero a ellos no les importan las notas
musicales, tan solo quieren divertirse juntos, como hacen los buenos
hermanos. Da igual si es un momento de lectura o de juego con pompitas,
el momento de dormir o el de estudiar, si el gato es un hadita y la
niña una gatita, lo que más les gusta a estos dos es compartir y
explorar, eso sí, siempre juntos y sin dejar de soñar.”
Me gusta
este Libro-Lata y su mundo en blanco y negro, donde la ausencia de color
se suple con la abundancia de amor, entre una niña y su gato con gafas
de Lennon, la niña que parece un Hada y el Gato que es todo un primor".
−¡Adiós
Trotero! –me dice al marcharme Lilu Blue−¿Ves como el mundo depende del
cristal con que se mire? en blanco y negro, todo tiene mejor color…
−¡Un
besito Troterito! –me dice Kate− ¿Volverás algún día con tu mejor amiga
y jugaremos los cuatro, a disfrazarnos para hacer teatro?
−¡Sonríe,
Gato blanquinegro, que salgas guapo en la foto! –dice Andy, el papá de
Kate− ¿Quién sabe si algún día, te veremos trotar dentro de una Lata?
Me gusta la idea de volver un día al sitio donde todos los gatos, de día o de noche, ya no son pardos…
El ABECEDARIO DE KATE & CAT
Andy Prokh
Lata de Sal Editorial
Colección Gatos
ISBN: 978-84-941784-7-4
Un Cuento-Reseña de Yolanda T. Villar
©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
Famtastica esa Lata de Sal tuya, Gato!! Me encantó el libro, gracias por dejarme curiosearlo el otro dia en tu tejado.
ResponderEliminarGracias Anna! Es un libro encantador, de los que no puedes dejar de hojear una y otra vez...y este Gato curioso, no para de entrar y salir de su lata-libro
Eliminar¡Me encanta como cuentas las cosas Yoli, me encantaaaa! una reseña fabulosa. Bravo gato, sois geniales. Os quiero.
ResponderEliminarUn beso
Gracias Loli!
EliminarContar historias es lo nuestro, y hacerlo de manera curiosa es cosa de este loco Gato.
Gracias gracias gracias...
Alucinante, Gato trotero, sois increibles. A los niños les encantaria esto, leerian mas seguro si un gato los anima.
ResponderEliminarEnhorabuena por la reseña.
Un Gato contando historias es lo que todo niño sueña, al menos yo de niña lo hacía, jaja. Muchas gracias por tus palabras y apoyo. Me alegra que te guste.
EliminarUn saludo
Es un cuento-reseña hermosa, Yolanda.
ResponderEliminar¡Qué suerte tienes, minino hermoso!
Cuentista que es uno, Vicenta, no puede decir nada como el resto del mundo, este Gato todo lo tiene que transformar en cuentos...
EliminarUn abrazo