No es la primera vez que me
pregunto si sería posible vivir sin interactuar con los demás, y la experiencia
me dice que no, que es totalmente imposible trotar sin que tus huellas se
crucen con otras tantas en su camino; ni siquiera un anacoreta está totalmente
solo jamás, siempre habrá un pájaro, un pez,
un ratón, una lagartija o una fila de hormigas que le hagan preguntarse,
qué piensan esos diminutos bichos cuando van y vienen sin descanso cargando con
granos de trigo diez veces más grandes que ellos a sus espaldas. Tal vez nunca
entable una conversación con ninguno de esos casuales viandantes –y es una pena, porque
seguro que tienen mucho que contar y se aprendería otro tanto de ellos y sus
experiencias−, ni sus vidas tengan más cosas en común que la tierra
dónde viven y los alimentos que comen. Pero la mera presencia de todos esos seres
vivos le harán plantearse la suya propia en este mundo que todos compartimos
con mayor o menor acierto y ganas, y en cualquier momento el Destino de unos y
otros puede cambiar súbitamente, si uno de ellos se entromete demasiado en el
terreno ajeno, marcando un nuevo camino para todos.
Ya que se que no es posible dejar
de cruzar caminos con el resto de seres vivos de este planeta, al menos me
gustaría cruzarme tan solo con aquellos que yo elija, ya sea por afinidad,
sentimientos, costumbre ¿Por qué entonces tenemos que compartir camino y
Destino con aquellos que nada tienen que ver con nosotros y nos hacen sentir
incómodos, incluso, nos complican y amargan la existencia? ¿El peso y pasado de
los que elegimos, se convierten también en nuestros? ¿Los errores y fracasos de
los que queremos, ya siempre irán unidos a nosotros tanto como lo están a
ellos?
Pues perdonen que les diga, pero
eso es injusto. Y un gran fastidio. Cada uno tendría que tener suficiente con
arrastrar su propio lastre, pero si encima tenemos que cargar con el de los
demás, nos convertimos en meros burros de carga de culpas propias y ajenas,
como un castigo eterno por socializar con el resto de seres. Aunque esa socialización,
sea impuesta.
Así es imposible conseguir que la
balanza esté equilibrada…
“José Carrasco Llácer logra con esta novela llevar al
lector hasta el lado oscuro de la sociedad, la cual, a simple vista reluce y
brilla como estrellas en el cielo, aunque en realidad, sean meteoritos
dispuestos a causar una extinción en masa. Sin ser una novela negra, al menos
no al uso, si es gris; a veces oscuro, otras más pálido, claroscuros tan
difuminados que hay momentos en que desaparecen los blancos y negros, y todo es
grisáceo, como si la ausencia de colores extremos, hiciera que al igual que con
los gatos, de noche, todos seamos pardos. Una novela audiovisual como no había
visto ni leído ninguna antes, José Carrasco nos adentra en la historia como si
esta fuera una película en blanco y negro, con su propia banda sonora, marcando
los tiempos, las situaciones y las
emociones ¿No nos ocurre que cuando estamos viendo una película, de repente
empieza a sonar una música que nos indica y avanza que es lo que puede ocurrir
a continuación? si la melodía es serena
y calmada, hace que nosotros nos relajemos y miremos la escena que se
desarrolla ante nosotros con total confianza. Solo puede ocurrir algo bueno.
Por el contrario, una música tenebrosa, intrigante, con violines chirriantes,
nos hace permanecer alerta, de seguro que el protagonista se va a meter en un
lío. Hitchcock lo hacía como nadie.
Y José Carrasco también. La música
no está elegida al azar, Llácer nos
hace sentir a través de ella lo que siente su protagonista al escucharla, evoca recuerdos o sentimientos en él, que se
transforman en imágenes y sensaciones en nosotros, los lectores.
José Carrasco Llácer
se convierte en nuestro particular Lorin
Maazel, y dirige con maestría la orquesta de la vida de sus protagonistas
para que el público disfrutemos y nos identifiquemos con obra y personajes ¡Bravo, José!
Otra de las cosas que me ha
atraído de la novela, y que hace que tanto su lectura como su comprensión sean
fluidas y alejadas de confusiones y despistes, es la estructura. Los saltos
cronológicos se suceden sobre todo en la primera mitad de la novela, una analepsis que nos permite conocer en
mayor profundidad al personaje al permitirnos adentrarnos en su pasado y
conseguir llegar hasta el origen de su comportamiento y situación actual. Es una manera de
conocer el ayer del personaje, sin cortar la narración actual haciendo que
tanto pasado como presente fluyan sin entorpecerse uno al otro. Muy Faulkner. Incluso aquí, José Carrasco aúna perfectamente música y relato, consiguiendo
que el flashback discurra rápido y sin circunloquios absurdos que retrasen la
narración y lo conviertan en un pesado
racconto.
El fiel torcido de la balanza nos pone sobre aviso desde el título, que la novela nos
va a adentrar en un mundo de injusticia y tejemanejes en este gran teatro del
mundo, la vida.
Gonzalo Santolaya,
diplomático destinado en Estocolmo, separado y no divorciado todavía muy a su
pesar, pasa sus días a caballo entre su obligación profesional y su más absoluta devoción, su relación con la
periodista y reconocida escritora, Diana
Cifuentes. Hasta que unos días antes de su próximo encuentro, recibe la
noticia de que su amante y amada ha sufrido un terrible accidente de tráfico y
se encuentra gravemente herida. Su ya de por si incierto futuro junto a la
mujer que ama, se tambalea ante sus narices ante tan espeluznante giro del
destino.
Este accidente pondrá de
manifiesto toda una feria de vanidades e intereses creados alrededor de la
figura de los protagonistas, que mostraran el lado más oscuro y feo de la
ambición y el poder, en dónde nada es lo que parece y el fin justifica los
medios. Desde un narcisista y psicópata editor, Julio, ex amante de Diana, un
Dorian Grey de ambición y maldad desmesurada, pasando por el sector más
extremista y poderoso de la Iglesia Católica consejeros, confesores y mentores
de Marga, mujer de Gonzalo, extenderán
sus tentáculos hasta las más altas esferas de la sociedad y la política del
país, y no pararán hasta llegar al mismísimo cuello de Gonzalo, el cual se
mueren por apretar.
Nadie es lo que parece, y los
que parecen lo que son, aún llegan a ser peores de lo que se adivinaba.
Engaños, celos, envidias, rencor, vanidad, Egos desmesurados, intrigas, juegos
de poder, mentiras, hipocresía, cinismo, venganzas…pocos se salvan de originarlos
y menos aún son los que escapan de ellos. Ilusionistas que juegan con las vidas
ajenas, títeres que son manejados al antojo de los poderosos y que cuanto más
intentan huir, más se enredan sus finas cuerdas. Todos somos objeto de codicia
y envidia, y absolutamente todos, pagaremos por los vicios propios y los
pecados ajenos.
No podría José Carrasco Llácer haber seguido de mejor manera su camino literario que con El fiel torcido de la balanza, en la
cual, el lado más siniestro y oscuro del ser humano, actúa como ponzoña contra
sus semejantes, y hacerlo con tanta claridad y destreza, que convierten la
historia en un bálsamo para el lector.”
EL FIEL TORCIDO DE LA
BALANZA
José Carrasco Llácer
Editorial La Fábrica
de Libros
ISBN:
978-84-941223-5-4
Una Reseña de Yolanda T. Villar
©TODOS LOS DERECHOS
RESERVADOS
Preludio siempre ha sido un gran escritor, atrás quedan aquellos comienzos literarios, tímidos y pausados en aquellas arenas que tantos y tan buenos escritores está dando (te incluyo, gato, bueno, os incluyo a ambos, tu frescura y creatividad frente a la elegancia y clasicismo del Caballero) y ver ahora a todos estos amigos y compañeros destacando por sus letras en el complicado mundo literario es todo un orgullo.
ResponderEliminarEnhorabuena a Preludio y a ti, dulce Willow.
Un abrazo
M.J.
Una reseña digna de unos profesionales como lo sois en el gato trotero. Me encanta!!!
ResponderEliminarY es que además "El fiel torcido de la balanza" es un libro que se merece todo lo que dices. Creo que muchos escritores que están en la cima no escriben con la perfección que está escrito este libro. Yo siempre digo que esta novela si llegara a las manos adecuadas sería un Best Seller.
Leo el anterior comentario y me ha hecho recordar aquellos tiempo de las arenas...que gratos recuerdos y que suerte de poder seguir leyendo y compartiendo con los verdaderos amigos y alegrarse con ellos por sus logros al leer esta preciosa reseña. A José le digo que siga escribiendo tan maravillosamente bien y a ti Yolanda que sigas haciendo estas buenas reseñas addemás de todo lo que escribes. Besos para todos...no dejeis de trotar.