“La tinta, al impregnar el pincel, lo dota del alma; el pincel, al utilizar la tinta, la dota de espíritu.”
(Shitao)
Como buen Trotero, a uno le gusta
recorrer caminos y ver hasta dónde le llevan sus patas. Y como buen vagamundo, hacerlo sin seguir una ruta
preestablecida ni marcarse un final para su caminar, la meta está allá dónde mi
corazón se sienta en casa…aunque sea provisional. Cuando he observado en alguna ocasión una de
esas bolas del mundo, lo primero que se me ha venido a la cabeza –bueno, lo segundo,
jugar a hacerla girar ha sido mi primera intención− es que el mundo es
muy pequeño, que los continentes están a salto de gato y los océanos a tiro de
ovillo ¡Giras y giras la bola del mundo y ahora tocas con las zarpas Europa, y
acto seguido has llegado a Asia! me encanta ese poder que parezco tener, el
poder de acercar el mundo a mi nariz con un solo giro.
Cuando estas “vagamundeando” por ahí, es cuando te das
realmente cuenta de las distancias, de esos kilómetros reales que nada tienen
que ver con la proximidad de los países en la giratoria bola del mundo, de un
mundo que parece componerse de mil mundos más; trotas y trotas y el paisaje
cambia tanto como la tierra que pisas, tanto como si de repente hubieras caído
en un vórtice que te transporta a un universo distinto ¡cuántos mundos caben en
el Mundo! Pero entonces ocurre algo mágico. Aparecen las personas que habitan
estos mundos, y es en ese momento cuando te das cuenta realmente que siendo tan
distintos, todos tenemos en común mucho más de lo que imaginamos, que esa bola
del mundo, gira y gira para acercarnos lejanas tierras, a través de la
proximidad de sus gentes…
No sigo mapas, no pongo límites
ni fronteras a mi trotar, pero tal vez, solo tal vez, me hubiera gustado ser
uno de esos exploradores que recorriendo el mundo a lo largo y ancho, dieron
forma en un mapa al mundo que nos rodea y que solo nosotros podemos hacer girar.
Pero solo tal vez…
“DONDE ACABAN LOS MAPAS, es una
novela sin fronteras ni límites que nos lleva a seguir un camino que tan solo
está escrito en nuestros corazones, y son estos los únicos que pueden saber,
cuando hemos llegado a nuestro destino; Destino que comenzó a hilarse cual tela de araña, decenas
de años antes de saber si quiera, que un buen día, estaríamos deambulando por
el mundo en busca de nosotros mismos, a través de otros que vinieron antes que
nosotros.
Ana Belén Rodríguez Patiño nos
lleva de la mano hasta un mundo donde tienen cabida muchos otros mundos y una
historia, hecha con historias, que latentes, esperaban el momento de poder
unirse unas con otras para dar sentido a lo vivido y a todo lo que está por
vivir, un viaje que comenzó hace cincuenta años y que no acabará hasta que el
mapa de los corazones marque el punto de llegada.
Un libro apasionante, escrito
con la perfección y sencillez que observamos en un cuadro de Zhan Daqian, expresionismo chino con la fuerza de los colores del
país asiático y el trazo ligero de occidente, una historia que mezcla
perfectamente tradición y modernidad a través de un lenguaje tan natural como
estudiado en sus términos y conceptos, sin restar en ningún momento ni un ápice de interés a la narración, aunque
se nos descubran temas e ideas totalmente desconocidos para el lector
occidental; lejos de servir de relleno a una historia en sí apasionante, Ana
Belén ha encontrado la forma a través de su escritura, fina y exacta, de lograr
apasionarnos más todavía por la novela y por un país que a priori, nos queda muy muy lejos.
Intriga, aventura, misterio, pasado,
actualidad, viajes y una preciosa relación amorosa, son las puntadas con las que Ana Belén Rodríguez hila una historia
apasionante, que nos lleva a través de una montaña rusa emocional a descubrir
la vida de un anciano profesor chino, cuya identidad es tan difícil de conocer,
como trepidante y arriesgada será la
manera de descubrirla y emocionante el subirse al carro de semejante periplo de
misterios, dudas, preguntas sin respuestas, oscurantismo, verdades y mentiras.
Pero para ello entra en la vida del anciano, Alicia Aliorte ¿O es el anciano profesor quien se adentra en la
vida de la joven?
Una gaditana en París, que conoce a un profesor
chino huido de su país, que junto a dos italianos, dos parisinos, una colombiana
y un misterioso y apuesto británico-asiático, juntan, cruzan, enmarañan y ponen patas arriba sus vidas para desentrañar
un misterio que dura ya cincuenta años; nada es lo que parece y alguien no es
quien dice ser, acción y sorpresas, que
lejos de hacernos ver el final de la
historia −como quien busca el fin del horizonte en un mapa− esta, con cada
acontecimiento, cada descubrimiento, nos lleva a un nuevo misterio y a mil
preguntas sin respuesta. Acción, peligro, emociones a flor de piel, dudas,
carreras y recuerdos, muchos y dolorosos recuerdos los que atenazan a los
protagonistas.
Y un hombre anciano con tanto
dolor guardado, como sentimientos dormidos.
Realmente es una historia
apasionante, tanto, que el lector una vez haya empezado a leer la primera
página, ya no podrá dejar de hacerlo hasta que llegue al final.
¿Final? solo el corazón puede
decir cuando ha llegado a su destino.”
DONDE ACABAN LOS
MAPAS
Editorial Palabras de
Agua
ISBN:
978-84-941332-7-5
UNA RESEÑA DE Yolanda
T. Villar
©TODOS LOS DERECHOS
RESERVADOS
Que bonitas reseñas haceis siempre
ResponderEliminarGracias. Los autores nos lo ponen fácil.
Eliminarun saludo
Una intriga así, Yolanda T. Villar, al hablarnos de la trama de "Donde acaban los mapas", despierta una tremenda curiosidad por el libro de Ana Belén Rodríguez Patiño. ^_^ Hay que leerlo sin falta.
ResponderEliminarTe aseguro, conociendo lo gran lectora que eres, que en cuanto leas la primera página, ya no podrás dejar de leer...te encantará. Como escritora también sabes lo difícil que es crear una historia que de principio a fin atraiga al lector, y que haga que quiera leer más de ese autor. Cuando lo conseguís, los lectores nos sentimos en el Paraíso.
EliminarUn abrazo
¡Os quiero, chicos! Gracias por leerme y por la intención de hacerlo (que espero se culmine, jejeje). ¡Estamos en contacto!
ResponderEliminarLeer siempre, leerte a tí, por siempre jamás...jejeje.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, y seguimos tus huellas