PRIMERA CLASE CON BILLETE DE VUELTA…De Loli González Prada

Camino sin rumbo fijo la mayor parte de las veces, tan solo me dejo llevar por el camino en sí. A veces sigo una mariposa, o una libélula, tal vez huyo de un can molesto, de alguna abeja, que afanada en su trabajo de buscar y libar no dude en pegarme un picotazo en la nariz al acercarme demasiado a una flor; otras veces sigo una hilera de hormigas cargadas de grano, que poco temerosas a mi tamaño siguen su rumbo y ritmo sin hacerme caso alguno. Muchas veces sigo sin más el trino de los pájaros en los árboles, el rumor del agua en un río, las nubes que se disfrazan de animales en el cielo…Esto me gusta mucho, mirar el cielo y las nubes.

En alguna ocasión, me ha parecido que a través de los huecos de las mismas, se ven ojos curiosos mirándome y siguiéndome en mi trotar; no me parece nada raro, si yo las observo a ellas preguntándome que hay más allá de ese algodón de azúcar, al otro lado puede haber alguien preguntándose lo mismo. Pienso en Gatos trotando entre ese maraña de algodón, blandito como mis almohadillas, seguramente dulce como leche merengada y suave, muy suave como caricia de madre en las mejillas. Yo no creo que sean vapor ni nada por el estilo, una nube es una nube, no el resultado de cocer acelgas. No puede ser. En el vapor no pueden trotar otros seres, caerían hacia el suelo con gran estrépito. No. Las nubes, como los sueños, son de algodón y nata, en ellas también todo es posible y este gato no cree imposibles, por muy lejanos o fantasiosos que parezcan.

Si lo crees, existe. Si trotas, avanzas. Si cierras los ojos, ves lo que no se ve a simple vista. A veces es necesario alejarse para ver lo que tienes cerca.

Al mirar las nubes he recordado una novela que leí un buen día sobre nubes y viajes, sobre creer y ser, sobre luchar y conseguir lo que deseas…o tal vez me fue susurrada al oído mientras dormitaba un día mirando los ojos que a su vez me miraban a mi desde el otro lado de las nubes.

“Primera clase con billete de vuelta es una deliciosa novela de Loli González Prada, en la que nos enseña a ver la vida desde el otro lado de las nubes, a apreciar lo que tenemos con los ojos de quien lo pierde todo de golpe y tan solo puede recuperarlo una vez entre un millón. No son los logros materiales ni la ambición quien nos puede devolver lo que tanto ansiamos recuperar, no fueron bastantes para retenernos en el mundo ¿porqué iban a ser suficiente para hacernos recuperar lo que parece perdido para siempre?

El Amor.

Esa es la única arma posible y efectiva para llevarnos hasta dónde debemos y queremos estar, solo el Amor y la aceptación. Hugo no lo sabía hasta que una mala pasada del Destino, le arrebata de golpe lo que más amaba: su familia. Un accidente de tráfico acaba con un plumazo con su vida tal y como era hasta entonces, y entonces, ni el

trabajo, ni los viajes, ni los trajes, ni las cenas, ni las fiestas, nada tiene ya sentido para él.

Desde una nube, ahora tan solo puede observar el mundo que ha dejado abajo, lamentarse por lo que no hizo o por lo que no debió hacer, ver como su familia intenta salir adelante sin él y él intenta a su vez, seguir sin ellos. Poco a poco va descubriendo que no está solo allá arriba, que aún puede remediar cosas que en su momento dejó pasar y creyó perder. Hugo es ahora más consciente que nunca, que hay viajes, que se han de realizar para apreciar el hogar de uno.”

Por eso a este Gato, le gusta mirar las nubes, para que los de aquí abajo sepamos que no estamos solos y los de ahí arriba, que no lo estarán por siempre.

PRIMERA CLASE CON BILLETE DE VUELTA

Loli González Prada 

Narrativa Hontanar

ISBN: 978-84-95728-85-2

Una reseña de Yolanda T. Villar

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