miércoles, 28 de enero de 2015

EL MISTERIO DE MI ABUELO de Ana Belén Rodríguez Ros









Si alguna vez fui una niña triste, duró poco, tanto que no recuerdo haberlo sido ni un segundo de mi infancia. Y parte del mérito de mi felicidad la tuvo mi abuelo Juan. Siempre fui una niña rara, muy rarita, una niña que si no le gustaba lo que veía a su alrededor, se inventaba un mundo a su medida; pero para vivir en mi Mundo Raro, necesitaba quienes me acompañasen pues por mucha imaginación que tuviera, hasta los amigos imaginarios se inspiran en personas o animales reales.  Si yo decía que un duende se había colado en mi cuarto y se había llevado uno de mis calcetines, dejándolos desparejados, mi abuelo me contestaba:

¡Ese dichoso duende también se ha metido en la cocina y se ha comido las galletas de chocolate! dichoso duende ladróny yo asentía pues en el fondo la responsable de la falta de galletas a la hora de la merienda, ambos sabíamos que era yo.

Si yo creía en dragones, mi abuelo me contaba una de sus aventuras con uno de esos monstruos de fuego, que en el fondo no eran tan malos como parecían. Si los gamusinos cantaban por la noche y no me dejaban dormir, mi abuelo los espantaba para que yo conciliara el sueño ¡Ah del día en que un monstruo terrible me persiguió por el camino, bajando de las Eras y me manché el vestido de barro por su culpa! daba igual lo que mi madre y mi abuela dijeran, mi abuelo, mi Gata Nikima y yo, sabíamos la verdad ¡Era el monstruo del camino! Yo estaba convencida que era una Carajaina, pero mi abuelo pensaba que más bien sería una Zudamocha:

¿Le has visto los colmillos?¿Eran como los de un jabalí? me preguntaba.
¡No abuelo, eran más grandes, como los de un mamut! y casi me atrapa agarrándome por las coletas.
¡Entonces es un Beltealto! me decía¡Que afortunada has sido! pocos son los que lo han visto y han vivido para contarlo. Debes tener un poder especial, tan grande, que te protege de todos los monstruos del mundo. Debe ser la medalla que le cogimos a la abuela del joyero, seguro que es un talismán protector…

Así era mi abuelo. Así era yo cuando estaba junto a él. Todopoderosa.

Hasta que un día, muchos años después, mi abuelo dejó de recordar aventuras, olvidó el nombre de los monstruos, de los lugares que habíamos recorrido, de mi nombre y del suyo. Y fui yo entonces quien le contaba a él las aventuras de la Carajaina, la Zudamocha, el Beltealto, los duendes ladronzuelos, las fuentes de agua que le parecían amigos de la infancia y de días de sol en  los que pensaba que ya eran noches oscuras.
Su memoria la guardé en mi medalla, aquella que un día le quitamos a mi abuela sin decir nada y que ahora era lo único que guardaba su pasado  y el recuerdo de aquella abuela que ya nos dejó.

 La memoria no se perdió, solo cambió de lugar.








EL MISTERIO DE MI ABUELO


Ana Belén Rodríguez Ros nos trae un precioso cuento que es más que una bonita historia entre una niña y su abuelo. Es una cajita en la que se guardan todas aquellas cosas que una vez  fueron parte de la vida de un hombre y su nieta, y que con el paso del tiempo, por el temor de que un golpe de viento se llevara todos aquellos recuerdos volando, se guardaron en esta preciosa cajita con forma de cuento.
Mónica siente devoción por su abuelo. Él lo es todo para ella, es su compañero de juegos, su compinche de travesuras, su refugio y su seguridad; con él todo son emociones, cosas por descubrir, por compartir, por aprender, es más que su abuelo, es su mejor amigo. Pero un día sucede algo terrible, un misterio sin parangón se cierne sobre ambos ¡Su abuelo ha perdido la memoria y no recuerda ya sus aventuras ni sus travesuras juntos! ¿Quién se ha llevado sus recuerdos? ¿Dónde han ido a parar estos? Mónica no se da por vencida y busca por doquier los recuerdos perdidos, no hay rincón de casa en que no haya mirado, cajón que no haya rebuscado, habitación que no haya puesto patas arriba…pero estos no aparecen por ningún sitio y Mónica comienza a sentirse muy desdichada. Hasta que un día ocurre algo excepcional, algo fuera de lo normal ¡Un curioso personaje aparece para explicarle dónde están esos recuerdos y porqué se los ha llevado!
Desde ese momento la tristeza de Mónica desaparece ¡Su abuelo es más asombroso de lo que pensaba! ¡Era un héroe, más que un héroe, un superhéroe! gracias a él y a muchos como él…los sueños no morirían nunca. Solo, cambiaban de lugar…

Ana Belén Rodríguez no podía habernos hecho mejor regalo que este cuento. Pues cuando la memoria de los mayores se pierde, alguien debe encontrarla y preservarla. Por ellos, por todos.
Una delicia de cuento, tan emotivo como divertido, pues hasta en la desdicha, hay lugar para la alegría.
Las ilustraciones que acompañan a la historia son también obra de la escritora, haciendo del cuento si cabe, “una cajita” más especial todavía; y algo que me ha gustado muchísimo y me ha hecho sentir niña de nuevo: las palabras destacadas con colores alegres y divertidos. Una maravilla de cuento, de principio a ¿Fin?...

Bueno, las personas, al igual que la memoria, no desaparecen del todo.







EL MISTERIO DE MI ABUELO
Ana Belén Rodríguez Ros



Edición solidaria, recaudación para AFAS de Salou,
Jardín botánico de Salou y Aréa de Respiro enfermos de Alzheimer




Una reseña de Yolanda T. Villar

©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

2 comentarios:

  1. Maravillosa historia que nos traslada a nuestra niñez y, aunque tenga la enorme suerte de que mis abuelos nunca perdieron la memoria, sí que de vez en cuando la extraviaban un ratito, pero siempre había alguien que la traía de vuelta.

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    1. Uno nunca se pierde del todo...

      Gracias, un comentario precioso de verdad

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