¿El sufrimiento ocasionado por otra persona nos da derecho a resarcirnos? ¿Hasta dónde es moralmente aceptable llegar? ¿Las injusticias nos dan derecho a tomarnos la justicia por nuestra cuenta? ¿Mi felicidad está por encima de la del resto? ¿Qué hace que mi bienestar y el de mi familia sean más importantes que el de los demás?
No soy nada amiga de trilogías, sagas o series, solo me adentro en ellas en contadas ocasiones y si la trama es capaz de mantenerme en vilo durante toda la lectura y más allá, es decir, incluso una vez terminada pues si mi cabeza sigue pensando en lo que acabo de leer y necesito saber más y pronto, ya estoy enganchada. Esto normalmente solo lo consigue el thriller, género que si está bien escrito logra hacerme olvidar que el tiempo pasa y rápido, pues de otro modo mirar el reloj es una constante en mi día a día ¡No hay tiempo, no hay tiempo, no hay tiempo! Y con esta novela, Rodríguez Lezaun lo ha logrado de nuevo: parar las agujas del reloj mientras acelera mi pulso y ralentiza mi respiración, la cual creo que entra en apnea.
En esta segunda entrega, el inspector David Vázquez debe enfrentarse al asesinato de dos importantes banqueros, el Presidente del Hispano-Francés, Jorge Viamonte y el que debería ser su sucesor, Tobías Meyer. Navarra se convierte en escenario y casi diría un personaje más de la novela, sus calles, edificios, parques, son tan importantes en este caso como los propios asesinatos, las descripciones y la acción son muy cinematográficas, como si la autora hubiera pensando en esta opción cuando escribía la novela. Y toda serie policiaca que se precie necesita de unos buenos personajes, carismáticos y hasta enigmáticos, para terminar de crear esa atmósfera de misterio que enganche al lector, personajes secundarios tan imprescindibles como los principales pues cada pista, casa observación, cada mirada, unidas todas, dan una visión global de los hechos permite recrear la escena principal, algo así como el ensayo general de una obra.
Una prostituta que en realidad es un ama de casa cuyos varapalos de la vida la han llevado a ganarse el pan con el sudor de cada poro de su piel. Una cuidadora de ancianos y su hija, la cual por su familia es capaz de adentrarse en el sórdido mundo del chantaje y el dinero fácil. Una oveja negra de una próspera familia de banqueros. Un par de mujeres florero que viven en la inopia en cuanto a los asuntos profesionales de sus maridos, pero con las espaldas bien cubiertas. Lobos con piel de cordero capaces de cualquier cosa por hacerse un hueco en el mundo de las finanzas, e hijos que cargan con las faltas, errores y nombres de sus padres.
Sin todos y cada uno de ellos, la historia haría aguas por todas partes, personajes que como boyas en el mar van señalizando a los investigadores los pasos que el asesino fue dando y el camino que siguió hasta culminar su aberrante acto ¿Y el quién y los porqués? de esto se encargan los detectives del caso, Vázquez y equipo por un lado, y Redondo y el suyo por otro. No, no son dos equipos en un mismo caso, y es que no nos olvidemos que Irene Ochoa, ahora pareja de Vázquez, asesinó a su marido harta de los malos tratos que recibía...pero cuando una compra justicia en el mercado de la venganza, la felicidad se vende cara, muy cara.
¿Qué precio tiene la felicidad? ¿Y cuantas existen? si la Felicidad se escribe con mayúsculas ¿Porqué una prevalece sobre las otras?
Dos hilos argumentales que se desarrollan al unísono, como acompasados en un solo ritmo, eso si, vertiginoso y trepidante, como si las palabras galoparan a lomos de un corcel de tinta. Un final de infarto para el caso del inspector Vázquez y un punto y a parte para Irene Ochoa y el inspector Redondo. El cierre de la trilogía, como guinda del pastel, se avecina cargada de acción y con emociones a flor de piel.
Positivo:
Una narración más ligera y trepidante que la anterior, la autora ha pulido el exceso de descripciones y acorta las analepsis sin perder datos ni sustancia argumental.
"Negasitivo":
Como en la novela anterior, negativo en sí no he encontrado nada que me haya chirriado, solo que la trama financiera me ha parecido menos interesante que la del Camino de Santiago, más mística y menos monetaria. Pero en absoluto menos adictiva, la trama bancaria está muy bien construida e hilada sin haber dejado bastas del cosido.
Deudas del frío
Susana Rodríguez Lezaun
Penguim Random House
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