Se que vendrás esta noche, de David Gámiz

Se que vendrás esta noche

No te veré llegar, no harás ruido, ni me despertarás si duermo. Te colarás en lo más oculto de mi mente y al igual que la carcoma, irás sacando todo lo bueno que un día hubo en mí. Sé que vendrás esta noche, o cualquier otra noche. Para ti carece de importancia el momento. Siempre estás alerta para continuar con tu macabra obra.

  Leer a Gámiz no es sencillo. No es que se trate de lecturas complicadas o con extraña estructura,  con palabras rebuscadas. No, en absoluto. No es sencillo porque no se trata de historias para rellenar tiempo muerto del día o esperas aburridas en una parada de bus o metro. Sus relatos, da igual que algunos sean bastante cortos, como te despistes un segundo mirando a tu gata arañando el sofá y digas un ¡Eeeeeeh, que te veo!  o mientras lees, un pensamiento inoportuno tipo: ¿He puesto agua en la nevera? aparezca, puedes haberte perdido el quid de la cuestión;  y es que el autor tiene la capacidad de atraparte y casi hipnotizarte y cuando estás entre los efluvios destilados por sus palabras y su historia, te sacude con fuerza y te gira por completo la historia, pero la mental que tienes en tu cabeza y con la que haces cábalas sobre lo que pasará a continuación, da igual lo encaminado que creas que estás, sus finales te atizarán duro. 

   Si buscas finales felices, aquí no los vas a encontrar; al menos lo que tú consideras feliz según los cánones de un buen final. Porque buen final lo tienen todos sus relatos, finales impactantes, sorprendentes, redondos dentro de la cuadratura del círculo que son sus letras, pueden herir y al mismo tiempo cauterizar la herida, dejará señal, pero no dolerán. 

   Comenzamos con un viaje desde Lucena a Antequera, en bus, y así de entrada me trae recuerdos a la mente, pues hice ese viaje durante años desde mi casa en Lucena hasta el Cuartel de Antequera; no se si buenos o malos, los recuerdos, pues fueron felices entonces, se convirtieron en una carga después y con el paso del tiempo, del dolor dejaron paso a sonreír cuando vuelven a ti en un libro de relatos. Casi me pierdo por mis propios pensamientos y me parece que he dado un salto en algún párrafo pues algo ha pasado y no lo he entendido. Me centro de nuevo, ya tenía la experiencia de libros anteriores que necesito tiempo exclusivo para dedicar al autor y su obra, lo sabía y aún alejando todas las distracciones (gatas incluidas) me he despistado ligeramente ¿Es que Gámiz lo hace adrede para meternos en sus historias? ¿Busca nuestra complicidad? pues conmigo ha funcionado, ese recuerdo me ha hecho centrarme y querer saber más. Y no será la única táctica que use para atraernos, para que nos adentremos con él en cada una de sus historias y nos sintamos de algún modo, parte de ellas: la música. Me he descubierto tarareando  varias veces a lo largo de todo el libro, y es que esto es muy habitual en él, sentir y hacernos sentir a través de la música. 

   No os voy a desvelar mucho más de este primer relato a modo de introducción, ni quien es el protagonista ni de lo que vive en ese viaje, se que no soy amantes, en general, de los relatos, así que tendréis que saciar vuestra curiosidad leyendo, al menos, este comienzo.

   No puedo contaros mucho de cada relato, ya sabéis como funciona esto, si te pasas con una sola frase de más, ya te has desvelado más de la cuenta; pero si hay algo en común entre los protagonistas de las historias es su velo de pesadumbre y  cierta amargura con el que se cubren cuando se nos dan a conocer, como si pendiera de ellos en todo momento la Espada de Damocles sobre sus cabezas, no pueden verla, pero saben que está ahí y un paso en falso puede mandar todo al traste, y luchan, y lo intentan, y quieren correr más que la hoja de acero que les acecha. Y tú también la sientes sobre ellos, y les hablas, les das consejos, les chillas que cambien de rumbo, pero luego sucumbes a la fuerza narrativa y te quedas expectante y en silencio, esperando un final que no ves venir. FABULOSO.

   No he podido escoger mis favoritos entre los quince relatos, no al menos por su intensidad narrativa o predilección por protagonistas o final de infarto, no, imposible, de tres pasaba a cinco, de ahí a diez y enseguida tenía de nuevo los quince en la lista. Los he escogido por la música. Si, por las canciones que suenan y que llegas a oír con nitidez, y que de alguna manera te recuerdan momentos de tu vida, aunque no sepas cuales. Pero son la chispa por la que se ha prendido la mecha con las que ciertos relatos me han explotado en el cuore .

   En Tengo algo que contarte nos encontramos con Eva Andrade, una mujer rota en mil pedazos, pero aún con la fuerza necesaria para huir de un marido maltratador y ser capaz de remontar aunque su mente va por detrás de su cuerpo y su intención. Un relato brutal, impactante, con un  final tan sorprendente que te dejarás si palabras ni aliento. 

Fito y Fitipaldis son los que han puesto este relato en el puesto uno de mis favoritos. Sin desmerecer a Vanessa Martín.

  El segundo relato con el que me quedo por delante de otros muchos es La película de los años veinte, Fran llama a la radio , mientras la ciudad duerme los insomnes buscan en la 105.4 a quién les escuche, es lo único que buscan, hablar y desahogarse; Fran nos cuenta su historia, y es que las cosas entre su mujer Rocío y él, no funcionaban como antes, no le daba demasiada importancia pensando que era algo normal y ya se pasaría.  Hasta que un día recibe un mensaje de un amigo invitándole a entrar en una página web. Su vida ya no será igual desde ese momento, sin darse a penas cuenta se ve sumido en una espiral de tormentoa, celos y locura total. Llegamos al final con el alma en vilo y tan ojipláticos que los ojos se saldrán en cualquier momento de las cuencas.

No es una canción o una melodía la que me ha hecho elegir este relato, ha sido el silencio...el de Avaricia de Von Stroheim, película muda que me lleva hasta mi adolescencia y una clase de Filosofía...

   Jardín de Estrellas es el tercero elegido. He dudado entre tres más, pero al final, como os he dicho antes, la música manda, y en esta ocasión, Los Rebujitos se han llevado el gato al agua. Es imposible leer este relato y no tararear, imposible, a pesar de no estar el horno para bollos; César se deja llevar por su primo Fran para salir de fiesta a una discoteca en la cual bailaría la chica que lo traía loco, pero César, nada amante de esos tugurios se niega en redondo. Pero pudo más la insistencia de su primo y la posibilidad de dejar de ser un muermo y además virgen, y al final, sale esa noche. Pero integrarse no le va a ser fácil. Hasta que conoce a Amanda.

CONCLUSIÓN: Gámiz ha construido un mosaico tan perfecto que nos da la impresión de estar viendo un lienzo entero, un libro de relatos que bien podría ser una única novela con un cuantioso elenco, y sin que unos desmerezcan a los otros; quince relatos y cuatro interludios poéticos que sirven para fraccionar las historias en cuatro partes, creando un hilo casi imperceptible de unión  entre relatos. Una Intro y un Epílogo poético-musical nos dan la bienvenida y nos despiden a la puerta de esta maravillosa casa que es la obra de Gámiz. Deseando, que pronto, nos vuelva a abrir las puertas.Si buscas algo que te descoloque y remueva, no lo dudes, es tu libro.

SE QUE VENDRÁS ESTA NOCHE

David Gámiz

Gerust Creaciones S.L.

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