Tras casi tres semanas intensas de teatro, en las que la villa medieval rebosó de propuestas escénicas para grandes y pequeños (además de las escenificaciones que tuvieron lugar en la vecina Tafalla por parte de las escuelas de teatro regionales), se ponía fin a un Festival de Teatro de Olite mucho más arriesgado (si cabe) que el anterior, en el que la dirección decidió apostar por mantener la esencia que le convierte en una de las citas estivales ineludibles de la escena nacional y, al mismo tiempo, ofreciendo adaptaciones más vanguardistas de autores clásicos (entendiendo clásicos no sólo a nuestros dramaturgos del Siglo de Oro o autores griegos y romanos, si no clásicos en tanto que universales porque sus obras trascienden espacios y tiempos, como Molière o Valle-Inclán). El resultado final no pudo ser más interesante, pues las novedades dejaron un gran sabor de boca, y a Luis Jiménez, el director del festival y responsable del mismo en los dos últimos años, le ha salido bien este cruce de su rubicón tan particular, consiguiendo con su valentía que las mentalidades se ensanchen y acepten de buen grado la variedad, siempre que ésta venga de la mano de la calidad. Quizá por ello, y para ponerle el broche final a esta fiesta del espectáculo, ideó que el público se marchase bailando de la trasera del Castillo-Palacio de los antiguos reyes de Navarra, pues ya lo hizo el año pasado con Nacida Sombra. Para esta ocasión se guardaba bajo la manga Fandango Street, de la Compañía de Sara Calero. Era su apuesta segura, y ganó holgadamente.
Bajo una noche estrellada, ligeramente cálida y aliviada por una brisa suave procedente del norte, el espectáculo fue un paseo por el Fandango en sus máximas expresiones, pues si bien es conocido como uno de los palos fundamentales del flamenco, también tiene una importancia destacada en la música clásica, habida cuenta de que compositores como Boccherini, Antonio Soler o Scarlatti (cuyas piezas forman parte del espectáculo) o Manuel de Falla e Isaac Albéniz, entre otros. Así, con la elegancia y la sutilidad de la danza clásica, y el arrebato que nace del flamenco y sus entrañas, Sara Calero despliega su arte en un fusión perfecta. Tanto es así que la fluídez de sus movimientos sobre el escenario de La Cava conmovieron al público por la facilidad con la que los desarrollaba, haciendo olvidar la enorme dificultad técnica que esconde tras su vertiginosa danza, tras el su rítmico repicar de castañuelas, tras el aleteo de su cuerpo perfecto y menudo, que se convirtió en gigante devorando el escenario, sin dejar un espacio por recorrer, depositando su impronta a golpe de tacón, pasión y talento.
Como todo artista genial, la bailarina (o bailaora, pues es esta mujer tanto monta que monta tanto y no se distingue dónde acaba una y comienza la otra) ha sabido rodearse de un grupo de músicos excepcionales, desde el quinteto de cuerdas clásicas (viola, dos violines, chelo y guitarra) hasta la mágica guitarra flamenca de José Almarcha. Pero, además, también ha encontrado en Gema Caballero su alter ego vocal, y en esta ocasión, junto a Loreto de Diego, conformaron ambas cantaoras a veces un acompasado duo; otras un intensísimo duelo de gargantas, de llantos, de sentimientos y quebrantos.
Al fondo de las tablas, Sara improvisó un reducido camerino y allí, a la vista de todos, fue eligiendo un vestuario colorido y rico, vistiéndose y desvistiéndose para cada pieza, desvistiendo su pecho como ya estaba desnudando su alma. Sara Calero enardeció al público con su desparpajo (que permanecía en un absoluto silencio, casi monástico, mientras Sara ejecutaba sus bailes), y puso de acuerdo a entendidos y neófitos en la materia. Los espectadores, tras la última pieza, ovacionaron el trabajo fascinante de la artista madrileña y de todo su equipo, y la despidieron puestos en pie, en una inagotable salva de aplausos y parabienes, posiblemente la más rotunda de todo el festival.
Simplemente le deseamos que vuelva. No le hará falta la suerte, ni que tenga inspiración para nuevas propuestas en los años sucesivos. La bailaora y su compañía llegarán tan lejos como ellos quieran. Están llamados a revolucionar los escenarios, y lo harán. No les quepa duda. Si no la han visto ya, quédense con su nombre: Sara Calero.
Bajo una noche estrellada, ligeramente cálida y aliviada por una brisa suave procedente del norte, el espectáculo fue un paseo por el Fandango en sus máximas expresiones, pues si bien es conocido como uno de los palos fundamentales del flamenco, también tiene una importancia destacada en la música clásica, habida cuenta de que compositores como Boccherini, Antonio Soler o Scarlatti (cuyas piezas forman parte del espectáculo) o Manuel de Falla e Isaac Albéniz, entre otros. Así, con la elegancia y la sutilidad de la danza clásica, y el arrebato que nace del flamenco y sus entrañas, Sara Calero despliega su arte en un fusión perfecta. Tanto es así que la fluídez de sus movimientos sobre el escenario de La Cava conmovieron al público por la facilidad con la que los desarrollaba, haciendo olvidar la enorme dificultad técnica que esconde tras su vertiginosa danza, tras el su rítmico repicar de castañuelas, tras el aleteo de su cuerpo perfecto y menudo, que se convirtió en gigante devorando el escenario, sin dejar un espacio por recorrer, depositando su impronta a golpe de tacón, pasión y talento.
Como todo artista genial, la bailarina (o bailaora, pues es esta mujer tanto monta que monta tanto y no se distingue dónde acaba una y comienza la otra) ha sabido rodearse de un grupo de músicos excepcionales, desde el quinteto de cuerdas clásicas (viola, dos violines, chelo y guitarra) hasta la mágica guitarra flamenca de José Almarcha. Pero, además, también ha encontrado en Gema Caballero su alter ego vocal, y en esta ocasión, junto a Loreto de Diego, conformaron ambas cantaoras a veces un acompasado duo; otras un intensísimo duelo de gargantas, de llantos, de sentimientos y quebrantos.
Al fondo de las tablas, Sara improvisó un reducido camerino y allí, a la vista de todos, fue eligiendo un vestuario colorido y rico, vistiéndose y desvistiéndose para cada pieza, desvistiendo su pecho como ya estaba desnudando su alma. Sara Calero enardeció al público con su desparpajo (que permanecía en un absoluto silencio, casi monástico, mientras Sara ejecutaba sus bailes), y puso de acuerdo a entendidos y neófitos en la materia. Los espectadores, tras la última pieza, ovacionaron el trabajo fascinante de la artista madrileña y de todo su equipo, y la despidieron puestos en pie, en una inagotable salva de aplausos y parabienes, posiblemente la más rotunda de todo el festival.
Simplemente le deseamos que vuelva. No le hará falta la suerte, ni que tenga inspiración para nuevas propuestas en los años sucesivos. La bailaora y su compañía llegarán tan lejos como ellos quieran. Están llamados a revolucionar los escenarios, y lo harán. No les quepa duda. Si no la han visto ya, quédense con su nombre: Sara Calero.
COMPAÑÍA
Compañía Sara Calero
DIRECCIÓN ARTÍSTICA Y COREOGRAFÍA
Sara Calero
EQUIPO ARTÍSTICO
Baile: Sara Calero
Cante: Gema Caballero, Loreto de Diego
Guitarra flamenca: José Almarcha
Guitarra clásica: Pablo Romero
Viola: Abel Anafe
Violín 1o: Raquel Ovejas
Violín 2o: Alfredo Ancillo
Chelo: Javier Morillas
Técnico de sonido: Kike Cabañas
EQUIPO TÉCNICO
Dirección musical: Gema Caballero
Transquipción y arreglos de música preexistente para cuarteto: Pablo Romero Luis
Composición original y arreglos para cuarteto: Jonás Bisquert
Composición para guitarra flamenca: José Almarcha
Vestuario:Magoncas, Carmen Granell, Sara Calero
Calzado: Antonio García
Comunicación y Prensa: Manuel Moraga
Producción y Distribución: Elena Santonja
Redacción y Fotografía
Santiago Navascués
©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
Que interesante y que buena pinta tiene!!besos
ResponderEliminarQué guay y qué divertido...
ResponderEliminarNo lo pasáis bien ni nada, reina.
Besos.
que bonitooo!! gracias por compartirlo, ya lo mostramos, saludotesbuhos y ole!
ResponderEliminar¡Qué bien que nos traigas también estas citas culturales! Un saludo!
ResponderEliminarHola!! no soy aficionada al cante y al baile pero esta tuvo que ser toda una puesta en escena diferente y original. Me hubiera gustado poder asistir para verlo. Besos!!
ResponderEliminarHola, se ve bastante interesante.
ResponderEliminarGracias por la entrada
nos leemos
Hola Yolanda!! No soy mucho de fandango, pero se nota que es un gran espectáculo con grandes artistas. Besos!!
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