Ya lo dijimos, pero no nos arrepentimos... Más bien reivindicamos:
"El acto de la confesión acostumbra a tener un punto de arrepentimiento. Y es que llega un momento en nuestra vida que sentimos la necesidad de transmitir a alguien todos esos pensamientos, algunos extraviados, otros machaconamente reincidentes llamando a las puertas de nuestro recuerdo, como método para redimirnos y liberarnos del peso que supone cargar con ellos sobre nuestra conciencia.Para algunos sectarios, buscadores de tinieblas y sabuesos del vicio, serán pecados a catalogar en sus listados de putrefacción conforme a su moral (purulenta desde el inicio y por lo tanto herida de muerte desde su nacimiento). Para los demás, son sólo vivencias del ser humano de las que cada uno sale como buenamente pueden y que han de quedar como lo que son: sucesos a veces trágicos, a veces agradables, de los que siempre hay algo que extraer para aprender.Cuando una confesión llega de un Rey, la procedencia más elevada de la jerarquía social, no queda sino esperar los más grandes acontecimientos, las anécdotas más envidiadas... pero también, los sucesos más oscuros y los pecados, que los cometen, más siniestros."
Para la recta final del Festival de Teatro de Olite, el director programó una obra, Juana, la reina que no quiso reinar, con gran parecido a Reina Juana, la versión dirigida por Gerardo Vera y protagonizada por Concha Velasco, con la que dió comienzo la pasada edición de 2016 de este mismo festival. Juana la Loca, la que debiera haber sido recordada como Juana I de Castilla, aparece como personaje principal armada de un monólogo frente al espectador para arrojarle, sin tibieza ni temor, la narración de la vida de una mujer que siempre rehusó el poder que siempre la quiso seducir; la celda en la que se movía, amplia y repleta de féretros/fantasmas ésta, casí vacía aquella; la reina frente a la persona, la persona frente a sí misma en ambas... Miedo, pasión, tragedia, entrega, dolor... A pesar de las coincidencias, y de la proximidad del recuerdo de la obra anterior en los espectadores, el aforo de La Cava volvió a llenarse para disfrutar con la historia de uno de los personajes más fascinantes de la Historia de España.
Y es que Juana, la hija que hacía tercera en la estirpe nacida de Fernando II de Aragón y de Isabel I de Castilla, fue una mujer que vivió a contracorriente en una época en la que los matrimonios entre reyes únicamente eran contratos de buena vecindad o acuerdos político-estratégicos para tomar posiciones sobre el tablero del mundo conocido. El amor no era si no una quimera, un ideal, algo secundario y etéreo que podría corresponderles o no, pero que no debía apartarles del verdadero motivo de su existencia: engrandecer su linaje y perpetuarlo en el tiempo.
En esta obra, dirigida por J.D. Caballero a partir del texto de Jesús Carazo, avanzamos con ritmo ágil por los momentos más impactantes de la vida de la protagonista: su boda con Felipe el Hermoso a la edad de dieciséis años, a quien no conocía más que por un retrato pintado a mano; el posterior hechizo de pasión bajo el que cayó, presa del deseo y el arrebato que sentía desde sus entrañas por el Duque de Borgoña; el nacimiento de sus hijos, entre ellos un emperador, a quienes entregaría como objeto de negociación igual que lo fue ella; la traición de su marido respecto de su honra y de su lecho; la muerte de su madre, la indiferencia de su padre; su encierro en Tordesillas, su negativa a participar junto a los Comuneros en la búsqueda de un destino alternativo para su pueblo; la muerte de su amor que la atormentará de por vida...
Gemma Matarranz, una actriz curtida por la experiencia y entregada a un papel excepcional, realiza una fabulosa e intensísima interpretación del alma atormentada y pesarosa de una mujer que quiso ser libre: como mujer, como madre, como esposa, como amante... y no encontró en torno a su figura otra cosa que no fuesen intereses ocultos, negaciones, traiciones, intrigas, conspiraciones... Es esta Juana una reina repleta de dolor, una mujer que va desprendiéndose de su ropa igual que desnuda su alma para mostrarse como una víctima del Poder: el político, el de los instintos, el de Dios... Luchó por ser fiel a sí misma, a lo que le nacía de su interior, pero el destino, lejos de guardarle una vida grata, le entregó más de cuarenta años de encierro en una pequeña y fría celda de un convento vallisoletano.
A pesar de ser un montaje con varios años en escena, la compañía sigue realizando un trabajo con la misma entrega que el primer día, y tanto el equipo técnico como el fraile que acompaña en su obligado retiro a la reina (Enrique Torres), realizan una labor pulcra que redondea un producto la mar de apetecible. Si acaso, y por ponerle un pero, se echa de menos algunos minutos más de duración para poder detenerse un poco en algunos episodios que se tocan con velocidad y que, por la carga dramática y didáctica que conllevan, merecerían ahondar en ellos.
Sonó para Gemma y para la compañía una fuerte ovación cerrada, que no hizo si no confirmar que aquellas nominaciones (varios Premios Max) que recibieron por esta obra, no eran fruto de la casualidad, si no la consecuencia de su madurez plena.
COMPAÑÍA
REPARTO
EQUIPO ARTÍSTICO/ TÉCNICO
Texto original: Jesús Carazo
Vestuario: Mai Canto
Música Original: I. Almendral
Escenografía: Álvaro Gómez Candela
Iluminación: Juan Felipe Tomatierra
Fotos: Pablo Mabe
Juana Gemma Matarranz
Fraile Enrique Torres
Fraile Enrique Torres
EQUIPO ARTÍSTICO/ TÉCNICO
Texto original: Jesús Carazo
Vestuario: Mai Canto
Música Original: I. Almendral
Escenografía: Álvaro Gómez Candela
Iluminación: Juan Felipe Tomatierra
Fotos: Pablo Mabe
¡Hola! Me encanta el teatro, me parece un arte apasionante, los actores lo tienen que dar todo en directo y no hay lugar para el error. Ojalá fuera más a menudo... ¡Un saludo! :)
ResponderEliminarHola guapa,
ResponderEliminartiene muy buena pinta, lástima que yo sea de Barcelona, espero que la traígan aquí. A cruzar dedos.
Acabo de descubrir tu blog y me quedo por aquí.
Nos leemos.😘
Artemisa| En la mira de Artemisa
Precioso texto. Enhorabuena
ResponderEliminarSiempre me ha llamado la atención este personaje, me parece muy interesante (y seguro que bastante desconocido en realidad)
ResponderEliminarBesos
Juana es un personaje histórico que no deja indiferente y, por lo que cuentas, la actriz que la interpreta tampoco lo hace. Sin duda una obra para ir a ver y disfrutar de la historia que nos cuenta y del personaje al que nos acerca. Besos!!
ResponderEliminarEn Chica Sombra la vimos cuando estuvo en el Olympia :)
ResponderEliminarMe encantaría disfrutar de esta obra, me parece interesante, como siempre excelente reseña, besotes!!!
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