Cierro los ojos y el mundo muere;
Levanto los párpados y nace todo nuevamente.
(Creo que te inventé en mi mente).
Las estrellas salen valseando en azul y rojo,
Sin sentir galopa la negrura:
Cierro los ojos y el mundo muere.
Soñé que me hechizabas en la cama
Cantabas el sonido de la luna, me besabas locamente.
(Creo que te inventé en mi mente).
Dios cae del cielo, las llamas del infierno se debilitan:
Escapan serafines y soldados de Satán:
Cierro los ojos y el mundo muere.
Imaginé que volverías como dijiste,
Pero crecí y olvidé tu nombre.
(Creo que te inventé en mi mente).
Debí haber amado al pájaro de trueno, no a ti;
Al menos cuando la primavera llega ruge nuevamente.
Cierro los ojos y el mundo muere.
(Creo que te inventé en mi mente).
(Sylvia Plath. Canción de amor de la joven loca)
No creo en las casualidades, y menos en las personas casuales. Los encuentros fortuitos no existen, cada una de las personas que se cruzan en nuestro camino lo hacen porque de alguna u otra manera han de ayudarnos a llegar a nuestro destino final; algunos nos hacen retrasar esa marcha, otros nos conducen por caminos equivocados, varios de ellos se convierten en una pesada carga para nuestro caminar y en ocasiones hasta logran distorsionar nuestra visión del camino, y demasiados son los que quieren aprovechar nuestra estela para alcanzar sus propias metas tras haber despejado nosotros de maleza los senderos inhóspitos. Sin embargo son menos las veces que en nuestra ruta de vida aparecen personas llenas de luz, de energía, de positividad, personas que son auténticos maestros pero se presentan como humildes alumnos; suelen ser seres que te transmiten paz con tan solo estar cerca, escuchan y observan y solo cuando están seguros que tienen algo importante que decir, lo hacen. Tal vez lo que han de comunicarte no sea lo que esperes oír, no van a regalarte los oídos gratuitamente ni alimentar negatividades absurdas, no, saben lo que han de hacer y lo hacen, aunque duela momentáneamente porque solo con claridad, respeto y cariño, se puede andar en compañía.
Son sin duda las personas que hacen de tu caminar no solo un placer, sino que le dan a ese recorrido un sentido más allá de lo físico, te ayudan a crecer interiormente; son aquellos que consiguen darte visión periférica de tu propia existencia más allá de tu ombligo, y sobre todo, que tras conocerlas y aprender de ellas es mucho más fácil detectar y alejarse de las personas tóxicas.
Hace siete años en mi camino se cruzó una de esas personas, y a día de hoy, sigo aprendiendo de ella, disfrutando de su amistad y encontrándonos en nuestro viajar cuando nuestros corazones laten llamándonos.
Esther Llull es una de las preciadas luces que iluminan mi trayecto...
EL LIBRO.
Sylvie es una madre entregada que tras casi tres décadas casada, decide poner fin a su matrimonio; una familia rota, un empleo perdido y una vuelta al hogar materno. Anne Marie es una madre primeriza cuya relación con el padre no pasa por sus mejores momentos, ella se encarga no solo de la crianza y manutención del bebé, además ha de mantener a su pareja el cual parece que hace tiempo que vive en un mundo paralelo. Alejandra es una soltera convencida, enfrentada al mundo entero y confrontada con su propia existencia. Tres mujeres con vidas distintas que sin embargo, al llegar a la madurez de sus vidas se preguntan lo mismo ¿Se puede vivir sin sentir los más locos deseos? ¿Puede una mujer en un momento dado de su existencia dejar de ser ella misma para entregarse incondicionalmente a los demás? ¿Dónde queda el amor, dónde el sexo y dónde los sueños? ¿Qué queda en ellas de las mujeres que un día imaginaron, que llegaron a ser?. La entrega al otro no debe significar perderse una misma, pero tampoco implica que la pareja se convierta en un objeto de uso exclusivo, el miedo, los celos, la insatisfacción, la frustración, el conformismo, las obsesiones, nada de ello es una excusa para convertirnos en seres de piedra ni mujeres de barro.
El equilibrio entre los acontecimientos externos y la forma elegida de vivir al fin sus vidas, será la clave.
LA OPINIÓN DEL GATO.
Soy una afortunada en muchos aspectos de mi vida, aunque en ocasiones de oscuridad no sea capaz de apreciarlo y me queje de mi mal Sino; pero dura poco esa sensación, suele ser bastante efímera porque pasado el tiempo adecuado para revolcarme en mi desgracia -todos necesitamos de momentos en la vida en los cuales compadecernos- y vivido el duelo necesario que en mi caso no suele durar mucho pues cuando las cosas me salen bien, vuelvo a ser un pájaro que canta. Pero si hay algo en lo que soy afortunada de verdad, es en contar con personas a mi alrededor que me ayudan a crecer y a reecontrarme conmigo misma cuando me pierdo, aunque sea momentánea esa pérdida; y una de esas personas es Esther Llull, la autora de esta novela que nos ha traído hoy a nuestro tejado, Sonrisa de mujer que hambrea reluciente (autora de esta y de varias decenas más, escritora no solo en cantidad, sino calidad)
Mis pasos me llevaron un día hace casi siete años a un portal de blogs literarios, hubo quién me recomendó que leyera ciertos blogs los primeros, para guiarme de alguna manera en aquella maraña de casas virtuales cuyas calles, callejuelas y callejones escondían habitantes tan dispares como peculiares; pero yo me fijé en un blog en particular que parecía haber encontrado al azar, aunque si antes dudé de que así fuera, con el paso del tiempo aseguro que no fue así.
Un texto diferente a los habituales, tanto en forma como en fondo, me atrajo como la miel a las moscas, no puedo explicar que fue pero me sentí inmediatamente conectada con la autora, era como si lo que rondaba por mi cabeza sin orden ni concierto, de repente alguien lo organizara y plasmara ¡Aquella escritora me entendía a la perfección! no solo mis pensamientos se transformaban en palabras, en ideas, en conceptos, en historias, cuanto más leía aquel blog y cuanto más conocía a su autora, mejor me sentía conmigo misma; poder leer, aprender y entablar conversación con Esther Llull, me hacía reflexionar sobre mis propias convicciones, ver los diferentes ángulos de un mismo espacio y aprender tantas y tantas cosas que desconocía o, si me lo permitís, "malconocía". Aquellas lecturas, nuestras breves pero intensas conversaciones, el paso de los años, las nuevas lecturas, nuevas conversaciones, todo ello ha dado lugar a una conexión entre ambas sin igual; ella escribe y yo se que en su libro encontraré algo que buscaba, que necesitaba, que ignoraba, algo escondido que salía fuera, algo en la oscuridad que necesitaba luz.
Leerla siempre me reconforta, me apacigua, me conecta conmigo misma y me reconcilia con el exterior, y en Sonrisa de mujer que hambrea reluciente, además, Esther Llull ha conseguido que mis dudas y temores desde hace un tiempo, encuentren respuesta y vía de escape; soy una mujer que evoluciona, que cambia y todo ello me causa cierta angustia, me hace plantearme mi pasado, mi presente y sobre todo mi futuro. Dudo, luego existo. Entonces llega Esther con sus mujeres y sus historias, tan diferentes unas como otras, y es que identificarse con alguno de sus personajes es sencillo pues la autora siempre nos muestra un abanico de féminas tan extenso, que verse reflejada en ellas es inevitable; su conocimiento y experiencia en la psicología femenina queda patente en estos personajes llenos de vida, sentimientos, debilidades, temores, dudas, los convierte en personas reales, hace de ellos mujeres como tú, como yo, como tu madre, tu hermana, tu esposa, tu vecina. Empatizar es sencillo si la pluma de Esther Llull está por medio, y es fácil porque la autora a su vez hace lo propio con sus lectoras y lectores, nos muestra lo que somos.
En esta ocasión he sentido una conexión especial con Alejandra, personaje en principio caótico emocionalmente, necesita a los demás tanto como necesita a la vez estar sola, arraigada a sí misma está dispuesta a hacer lo que sea por amor pero el miedo a no haber vuelta atrás si se equivoca crea en ella una dicotomía afectiva y emocional que la hace navegar entre dos mares sensitivos. ¡Ole por la autora!, logra llegar al lector sumergiéndonos poco a poco en la psiqué de la protagonista y haciéndole partícipe hasta de sus pensamientos.
Sylvie ha de enfrentarse a una dura prueba cuando su vida debería ser al fin estable; es más madura, más segura, más equilibrada...o eso pensaba ella, pero se encuentra con una parte de si misma con la que no contaba. La duda.
Anne Marie, es fuerte, independiente, acaba de ser madre subiéndose al que ella piensa puede ser su último tren; no quiere perderse nada, quiere ser perfecta, justa, amante y esposa, mujer y madre, pero hay que saber priorizar sin dejar de ser quien se es. Tres historias, tres mujeres y un destino: La felicidad siendo quienes son.
Una narrativa impecable, de la que sale de dentro hacia afuera, unos personajes reales, unas historias que rezuman intimidad y proyección, mujeres vistas por ellas mismas cuando han sido capaces de observarse desde fuera, con distancia; mujeres y sus relaciones con los hombres, con los hijos, con otras mujeres, para llegar a entenderse a sí mismas.
Hay quien dirá que escribo con pasión desde la subjetividad que da el sentirse unida a la autora. Si, no me cabe duda que alguien lo dirá. Porque no me conoce y porque no conoce a Esther, la admiración y la amistad en mi caso es un motivo más para ser incisiva y exigente, pues no debe ni ha sido nunca una venda en los ojos el querer o respetar a una persona para decirle lo que quiere escuchar o lo que no le pueda dañar, pues en ese caso, flaco favor se le hace. El nepotismo en este tejado no tiene cabida. Aquí no hay sitio para autores a los cuales su familia y amigos les suben el Ego y niegan sus limitaciones...aquí no. Si me llegas al alma, tu nombre y procedencia me da igual.
Y no puedo despedirme sin hacer mención a la portada, mi fijación por ellas es ya conocida, pero además en este caso y el resto de libros de Esther, me fascinan de tal manera que estoy seriamente pensando en convertirlas en cuadros y enmarcarlas para que formen parte de mi casa...no es broma.
Sonrisa de mujer que hambrea reluciente de Esther Llull, su novela más madura e íntima sin duda. Sencillamente, maravillosa.
El equilibrio entre los acontecimientos externos y la forma elegida de vivir al fin sus vidas, será la clave.
LA OPINIÓN DEL GATO.
Soy una afortunada en muchos aspectos de mi vida, aunque en ocasiones de oscuridad no sea capaz de apreciarlo y me queje de mi mal Sino; pero dura poco esa sensación, suele ser bastante efímera porque pasado el tiempo adecuado para revolcarme en mi desgracia -todos necesitamos de momentos en la vida en los cuales compadecernos- y vivido el duelo necesario que en mi caso no suele durar mucho pues cuando las cosas me salen bien, vuelvo a ser un pájaro que canta. Pero si hay algo en lo que soy afortunada de verdad, es en contar con personas a mi alrededor que me ayudan a crecer y a reecontrarme conmigo misma cuando me pierdo, aunque sea momentánea esa pérdida; y una de esas personas es Esther Llull, la autora de esta novela que nos ha traído hoy a nuestro tejado, Sonrisa de mujer que hambrea reluciente (autora de esta y de varias decenas más, escritora no solo en cantidad, sino calidad)
Mis pasos me llevaron un día hace casi siete años a un portal de blogs literarios, hubo quién me recomendó que leyera ciertos blogs los primeros, para guiarme de alguna manera en aquella maraña de casas virtuales cuyas calles, callejuelas y callejones escondían habitantes tan dispares como peculiares; pero yo me fijé en un blog en particular que parecía haber encontrado al azar, aunque si antes dudé de que así fuera, con el paso del tiempo aseguro que no fue así.
Un texto diferente a los habituales, tanto en forma como en fondo, me atrajo como la miel a las moscas, no puedo explicar que fue pero me sentí inmediatamente conectada con la autora, era como si lo que rondaba por mi cabeza sin orden ni concierto, de repente alguien lo organizara y plasmara ¡Aquella escritora me entendía a la perfección! no solo mis pensamientos se transformaban en palabras, en ideas, en conceptos, en historias, cuanto más leía aquel blog y cuanto más conocía a su autora, mejor me sentía conmigo misma; poder leer, aprender y entablar conversación con Esther Llull, me hacía reflexionar sobre mis propias convicciones, ver los diferentes ángulos de un mismo espacio y aprender tantas y tantas cosas que desconocía o, si me lo permitís, "malconocía". Aquellas lecturas, nuestras breves pero intensas conversaciones, el paso de los años, las nuevas lecturas, nuevas conversaciones, todo ello ha dado lugar a una conexión entre ambas sin igual; ella escribe y yo se que en su libro encontraré algo que buscaba, que necesitaba, que ignoraba, algo escondido que salía fuera, algo en la oscuridad que necesitaba luz.
Leerla siempre me reconforta, me apacigua, me conecta conmigo misma y me reconcilia con el exterior, y en Sonrisa de mujer que hambrea reluciente, además, Esther Llull ha conseguido que mis dudas y temores desde hace un tiempo, encuentren respuesta y vía de escape; soy una mujer que evoluciona, que cambia y todo ello me causa cierta angustia, me hace plantearme mi pasado, mi presente y sobre todo mi futuro. Dudo, luego existo. Entonces llega Esther con sus mujeres y sus historias, tan diferentes unas como otras, y es que identificarse con alguno de sus personajes es sencillo pues la autora siempre nos muestra un abanico de féminas tan extenso, que verse reflejada en ellas es inevitable; su conocimiento y experiencia en la psicología femenina queda patente en estos personajes llenos de vida, sentimientos, debilidades, temores, dudas, los convierte en personas reales, hace de ellos mujeres como tú, como yo, como tu madre, tu hermana, tu esposa, tu vecina. Empatizar es sencillo si la pluma de Esther Llull está por medio, y es fácil porque la autora a su vez hace lo propio con sus lectoras y lectores, nos muestra lo que somos.
En esta ocasión he sentido una conexión especial con Alejandra, personaje en principio caótico emocionalmente, necesita a los demás tanto como necesita a la vez estar sola, arraigada a sí misma está dispuesta a hacer lo que sea por amor pero el miedo a no haber vuelta atrás si se equivoca crea en ella una dicotomía afectiva y emocional que la hace navegar entre dos mares sensitivos. ¡Ole por la autora!, logra llegar al lector sumergiéndonos poco a poco en la psiqué de la protagonista y haciéndole partícipe hasta de sus pensamientos.
Sylvie ha de enfrentarse a una dura prueba cuando su vida debería ser al fin estable; es más madura, más segura, más equilibrada...o eso pensaba ella, pero se encuentra con una parte de si misma con la que no contaba. La duda.
Anne Marie, es fuerte, independiente, acaba de ser madre subiéndose al que ella piensa puede ser su último tren; no quiere perderse nada, quiere ser perfecta, justa, amante y esposa, mujer y madre, pero hay que saber priorizar sin dejar de ser quien se es. Tres historias, tres mujeres y un destino: La felicidad siendo quienes son.
Una narrativa impecable, de la que sale de dentro hacia afuera, unos personajes reales, unas historias que rezuman intimidad y proyección, mujeres vistas por ellas mismas cuando han sido capaces de observarse desde fuera, con distancia; mujeres y sus relaciones con los hombres, con los hijos, con otras mujeres, para llegar a entenderse a sí mismas.
Hay quien dirá que escribo con pasión desde la subjetividad que da el sentirse unida a la autora. Si, no me cabe duda que alguien lo dirá. Porque no me conoce y porque no conoce a Esther, la admiración y la amistad en mi caso es un motivo más para ser incisiva y exigente, pues no debe ni ha sido nunca una venda en los ojos el querer o respetar a una persona para decirle lo que quiere escuchar o lo que no le pueda dañar, pues en ese caso, flaco favor se le hace. El nepotismo en este tejado no tiene cabida. Aquí no hay sitio para autores a los cuales su familia y amigos les suben el Ego y niegan sus limitaciones...aquí no. Si me llegas al alma, tu nombre y procedencia me da igual.
Y no puedo despedirme sin hacer mención a la portada, mi fijación por ellas es ya conocida, pero además en este caso y el resto de libros de Esther, me fascinan de tal manera que estoy seriamente pensando en convertirlas en cuadros y enmarcarlas para que formen parte de mi casa...no es broma.
Sonrisa de mujer que hambrea reluciente de Esther Llull, su novela más madura e íntima sin duda. Sencillamente, maravillosa.
SONRISA DE MUJER QUE HAMBREA RELUCIENTE
Esther Llull
ISBN: 1523439947
ISBN-13: 978-152349942
©2016 Esther Llull
Para adquirir la novela, pinchad aquí
Imágenes:
Una Reseña de Yolanda T. Villar
©TODOS LOS DERECHOS
RESERVADOS
Tu pasión por la lectura y en especial por Esther es contagiosa. No leerla después de leerte a ti es imperdonable.
ResponderEliminarNo me extraña que te hipnoticen las portadas, son fabulosas.
Felicidades a las dos
Besis
Es inevitable, conocerla y no apasionarse es imposible si tienes sangre en las venas.
EliminarY si la portada engancha, no veas la novela.
Un beso.
¡Qué maravilla de portada! Me ha encantado veros a las dos de nuevo, mejor dicho, leeros, sobre todo a ti que hace tanto que abandonaste las arenas, para desgracia de los que te admiramos tanto.
ResponderEliminarPrometo ponerme al día con las lecturas de Isthar.
Un beso guapas.
Sonia
Pues dentro, el libro es aún mejor que su magnífica e hipnotizadora portada.
EliminarMe alegra verte de nuevo.
Un beso.
Acababa de llegar de Úbeda y me he encontrado con tu magnífica reseña. Todo lo que dices de mí te lo agradezco en el alma. Hay cosas que nadie me las ha dicho, sé que las cosas hay que decirlas en el momento y es verdad que yo he esperado muchos años para encontrar el momento idóneo para ponerlas en el papel en forma de libro, y que ha sido un trabajo muy arduo y difícil. En parte me he llevado la salud en ello. Pero creo que hemos conectado desde el principio. sí, es verdad, Yolanda, con tu devoción por las letras y con mi amor por el orden, lo cual nos hacía un poco contradictorias, pero creo que si convergemos ahora es porque tu amor por las letras es digno de ser escrito y siempre ahora hemos logrado una unión y comunicación ejemplar con nuestros personajes y escritos. Te estoy muy agradecida por todo lo que dices de mí. Y espero que podamos seguir escribiendo reseñas y nuevas historias de personajes con los que aprender de la vida y como tú dices con los que llegar al alma. Me ha encantado la reseña, está muy bien escrita, admirablemente bien escrita e introducida con el poema de Sylvia Plath, me ha emocionado y me ha subyugado hasta el fondo de mi corazón Muchos abrazos, querida amiga!
ResponderEliminarEsther Llull.
Creo que no son muchas las veces en la vida en que dos personas en apariencia tan distinta conectan tan bien desde el principio, y es que siento que nosotras estábamos unidas desde mucho antes de converger nuestros pasos en aquellas tierras arenosas. Estoy convencida de ello. Y agradecida al universo por habernos unido.
EliminarQue esta unión sea eterna, mi querida amiga, mi apreciada escritora.
Mil besos Esther. Sigue a mi lado siempre.
Yolanda