Curioso título el de este libro, creo que por eso me llamó la atención. Y por supuesto su portada -las portadas y yo- pero esta vez fue por la sencillez de la misma: fondo blanco, dibujo minimalista en negro y dos palabras resaltadas en rojo: Colgao y Sombra.
Poco sabía más del autor que lo se señala en la solapa de la portada: Doctor en Ciencias Químicas. ¡Vaya!, me dije.
El libro se supone que es una compilación de relatos en el que se trata con ironía la vida cotidiana, eso si, tratados con ironía, un libro de humor diferente.
Y aquí, aunque solo haya sido por un fugaz segundo (o varios minutos, lo del tiempo es subjetivo) entró en juego consciente o inconscientemente, no podría asegurarlo, los prejuicios o los estereotipos y me dije nuevamente ¿Un vasco escribiendo sobre humor? ¿Con Ironía? ¿Un Doctor en Químicas? ¿Y vasco? no es que yo conozca a muchísimos, pero varios amigos vascos si tengo, y un par de enemigos también, y entre unos y otros poco a poco algo sé sobre ellos y su forma de entender el humor. Claro que no se puede juzgar la parte por el todo, y eso de que cada persona es un mundo, es cierto, de universos paralelos está el nuestro lleno.
Así que me propuse leer el libro entero sin caer en esos dichosos estereotipos, que parece mentira que a alguien como yo, que trota y trota y sin parar por este país y los que se tercien -sin caer y valga la redundancia, en nacionalismos, independentismos y vale ya que empiezo a estar hasta los mismísimos- esté a estas alturas juzgando a los demás como a un libro por su portada (aunque esta diga mucho del mismo, ay, ya estoy otra vez).
Y lo hice. Lee bien sin pensar en quién. En quien escribió, por supuesto.
EL LIBRO:
"Reflexiones inconexas de un Colgao con mala Sombra" de Óscar González Uranga, nos adentra en el oscuro mundo de la vida humana, en aquellos recovecos del cuerpo y el alma en los que un ser humano deja de serlo, para convertirse en un mero títere de las circunstancias y sus propios actos. La costumbre, la desidia, el aburrimiento, el rencor, el resentimiento, todo ellos nos lleva y lleva al propio autor a plantearnos si los raros son los demás o la nota discordante es uno mismo, por no entrar al juego y las normas que dicta la sociedad.
LA OPINIÓN DEL GATO:
La Sanidad, la Educación, la Legislación, los amigos, los compañeros de trabajo, las relaciones amorosas, sociales, las apariencias, la Evolución...nada se escapa a la afilada lengua del autor, una crítica social y política mordaz e irónica, en el que Óscar González da rienda suelta a su descontento y cabe decir, que a su resentimiento con la misma sociedad y sobre todo, con sus propias circunstancias.
Y ahora si lo digo, no he querido hacerlo antes para llegar hasta aquí. Óscar González plasma en algunos de los relatos del libro su propia experiencia de su lucha contra el cáncer; para todos los que hemos tenido nuestras vidas pendientes de un hilo, de un equipo médico, y de nuestro propio organismo que al fin y al cabo es el que ha de luchar por vencer a la muerte, la vida se ve de distinta manera, antes, durante y después de esa lucha.
La primera fase: Cuando tras muchas pruebas médicas te dan un diagnóstico. No lo aceptamos porque no nos lo creemos. No es justo y por eso, no nos puede estar pasando a nosotros.
La segunda fase: Comienza la lucha y con ella el desánimo, las peleas internas con uno mismo, los reproches contra todo y todos, la sensación de tremenda injusticia y sobre todo, el miedo más absoluto. Pero también la fuerza, aunque no nos lo parezca, luchamos con uñas y dientes por seguir vivos.
La tercera fase: Alegría. Nos hemos quitado un peso de encima y queremos aprovechar el tiempo al máximo, pero no podemos olvidar que hemos estado en el borde del abismo y junto al optimismo y las ganas de vivir, se aloja latente un estado de alarma que nos mantendrá por siempre atentos a cualquier anomalía o aviso de nuestro cuerpo. Jamás volveremos a estar tranquilos pero vivimos el día a día como si no hubiera mañana...
Y Óscar González lo sabe. Lo ha vivido. Lo ha sentido. Sabe lo que dejó atrás y todo lo que queda por delante. No se puede desfallecer. Y sus relatos llevan impregnado ese humor irónico de aquel que ve de la noche a la mañana como su mundo se resquebraja y el futuro se torna incierto; escribe con mordacidad, con severidad incluso, no puede evitar que su descontento y su rencor hagan mella en muchos de sus relatos, es una manera como cualquier otra de protegerse así mismo de sus miedos, de su indefensión, de cierta amargura por no saber vivir como todos tendríamos que hacerlo, al cien por cien, porque si, porque es lo que tenemos que hacer, no esperar a que una enfermedad te empuje a querer vivir. Hay que vivir, no sobrevivir.
Me ha gustado el libro en general, he disfrutado mucho, me he identificado en bastantes de sus relatos, he reído y se me ha hecho un nudo en la garganta en alguna que otra ocasión; Óscar es sincero, no se anda con tonterías ni florituras, dice lo que quiere decir y punto. Algunos relatos, pocos, me han parecido absurdos, tal vez porque fueron escritos en momentos turbios para el autor, o tal vez porque no he sabido conectar con ese sentido del humor tan suyo, pero otros, los más, han sido divertidísimos, incluso los agrios, los ácidos, los que hurgan la herida.
Un libro de relatos para los que ven la vida sin filtros y la encaran de frente.
REFLEXIONES INCONEXAS
DE UN COLGAO CON MALA SOMBRA
Óscar González Uranga
Para obtener el libro Pinchad aquí
Una reseña de Yolanda T. Villar
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