No sé qué haría si llegase un día en que no pudiera trotar
por esta tierra mía. No me he considerado nunca un gato apegado a una bandera,
o unos ideales políticos, no soy de defender a capa y espada viejas tradiciones
obsoletas arraigadas en el inconsciente colectivo, no. Siempre he sido un
espíritu libre aunque en demasiadas ocasiones me haya sentido limitado por barreras ajenas, que en un intento de
preservar lo que consideran suyo, ejercen ciertas libertades que han terminado siendo
cadenas para el resto; yo no soy de ningún lugar concreto porque mi alma está
repartida tantas veces, como vidas tiene un gato, y en esas cuestiones, se de
lo que hablo.
Amo las ciudades de mi tierra, tengo mi corazón entregado a
sus pueblos, mi alma y mi mente es de sus campos, de sus bosques, de sus lagos
y lagunas, de sus montañas y sus valles, de sus pequeñas piedras y sus grandes rocas, de su cultura y su patrimonio,
de su historia y su futuro, pero ante todo y más que nada, de sus gentes. No me
importa qué lengua hablen, la mía suena y se entiende de igual manera en todas partes, mis ojos los ven a todos
iguales entre sí y al mismo tiempo, únicos en sí mismos y sé que todos ellos
cuando me miran, ven a un Gato blanquinegro, nada más y nada menos, ya sean del
norte o del sur, ya estén bañadas sus costas por el Mare Nostrum como lo estén por el Atlántico. Soy un Gato allá donde voy y así soy visto por todos los
que me observan ¿Para qué hacer distinciones, si conmigo no las hay?
Por eso me gusta tanto trotar por esta Tierra. Porque no me
pertenece ni un ápice de la misma y sin
embargo, mis huellas están en ella tanto como ella, está en mí ¿Cómo no sufrir
si un día no pudiera dejar estas huellas mías de nuevo en esta tierra nuestra?
Tal vez no sea tan difícil lograrlo, pues hay huellas que
no se dejan en la arena, hay huellas que se dejan en el alma, y nada la
reconforta más y la mantiene viva, como aquello que nunca muere: la palabra. Y
si esta se hace verso, vive siete veces
sin morir jamás.
Y yo siempre he sido un Bardo Trotador…
“Nos lleva el poeta a pasear por toda España, sin carros ni
caballos, sin vehículos motorizados; lejos quedaron también los trenes de vapor
y los modernos de alta velocidad, tan alta, que no parecen de este mundo, y ni por asomo se ve un ruidoso avión en nuestro
cielo. Hoy, el poeta nos lleva caminando de verso en verso, atravesando
riachuelos sin mojarnos y cruzando montes sin sufrir un solo arañazo, hoy, el
poeta es un bardo, un juglar, un trovador y hasta un titiritero, y verso a
verso, provincia a provincia, nos enseña lo que no está en los libros, y lo que
estando, no comprendemos porque no lo sentimos…
Leandro Arenas Domínguez, poeta de pueblo y campo, aquel que la Guerra Civil le
arrancó los libros de las manos pero no pudo arrancarle las ganas de aprender,
usa el verso como lienzo para pintar batallas de hace siglos y plasmar dioses
que muertos hace tiempo, no dejan de revivir
con cada historia contada, con cada piedra añeja salvada. No hay mejor manera de aprender, que aquella
que parece que nada enseña, que solo entretiene, que muestra lo que ve pero no
pregunta por qué se ve, solo nos insta a mirar y dejarnos llevar. Es este
poemario un compendio de Historia y Geografía, y contado de tal manera, que nos
entra por los ojos igual que por el alma, sin fuerza, sin causar estragos, sin
imponerse ni reafirmarse, solo fluye, como fluye un río camino de la mar:
naturalmente.
No puedo evitar recordar las
coplillas de mi abuelo, ligeros poemillas que parecían simples canciones de
niños en el patio de una escuela o el atrio de una iglesia antes de empezar la
misa de domingo, y que sin embargo hablaban de la historia de mi tierra manchega,
contaban hazañas de héroes vestidos de pana y que calzaban abarcas, coplillas
de una República que se forjaba a golpe de desventuras de marqueses y condesas,
de grandes señoronas y pequeños caciques…y que aprendidas desde bien niña, no
he olvidado jamás, porqué nunca supe ni imaginé siquiera, que se me estaba
enseñando una lección.
Leandro Arenas, con
su verso sencillo y su enseñanza vestida de poema, nos da una clase maestra de
cómo ni la falta de medios, ni la edad,
pone barreras a la avidez y la curiosidad.
Un paseo por nuestra Geografía,
en los versos de este requenense, cuyas medallas y méritos, no están solo en su repisa o pared, si no en
su corazón poeta y trotero. “
“Cuenca…
coqueta novia
del Júcar
que te abraza y
te acaricia,
que te arrulla
y que te besa
sin que sea una
sorpresa
vuestro mutuo
cariño…
Trigales en
Tarancón,
ajos en las Pedroñeras,
un pantano en
Alarcón
medio pantano en Contreras…
Para carbón
Henarejos,
queso manchego
en Motilla,
el Castillo de
Belmonte
Y sal gema en
Minglanilla…”
(fragmentos de
Cuenca, de Leandro Arenas)
ESPAÑA VERSO A VERSO
Leandro Arenas Domínguez
Diseña e Imprime: nova bernia
ISBN: 978-84-937004-7-8
Todos los beneficios de este libro serán repartidos entre:
la Asociación de enfermos de Alzheimer de Requena y el Centro
Ocupacional de Requena
Una reseña de Yolanda T. Villar
©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
Ya sabes la razón de mk ausencia por estas fechas, hoy, gracias a Nati Tejero y su Nati/Tina de Libro de Arena, llego hasta aquí así que aprovecho y comparto, tesoro.
ResponderEliminarMUAAKKKSSS
Da igual lo que tardes en venir, en este tejado sabemos que nunca andas lejos.
ResponderEliminarMuchas gracias y un beso!