de gran deleyte al triste pensamiento;
si alguno de dolor me vio cercado,
mi alma acompañó muy gran contento:
en quanto un simple amor m'á conversado,
no creo que hay más bien, ni aun yo lo siento,
y si con atención se mira y siente,
deléytame el dolor mezcladamente.
Muy presto haré vida d'ermitaño
por más honrrar de Amor su grande fiesta,
y a nadie duela mi bivir estraño,
que amor me cita, emplaza, y amonesta.
Yo le amo por sí solo, y no m'engaño:
si el bien me da que puede, ¿qué le resta?;
que si a dexar su mal me determino,
será bivir más triste de contino…”
Mossen
Osías y yo seguimos a pleno trote al misterioso caballero que nos gritó
silencio al otro lado de la calle, y trote es la palabra, pues nos hizo
seguirle a los pies de los caballos, como si el mundo se acabara
aquella noche. El curioso personaje nos condujo velozmente alrededor de
la Lonja, desde la fachada de la Plaza del Mercado pasando por la
fachada lateral de la calle Cordellats hasta llegar a la fachada
posterior en la calle La Lonja. Fue toda una sorpresa encontrar abierta
dicha puerta de acceso a la Lonja, pues si las horas en si ya eran lo
bastante extrañas, el “portero” lo era mucho más ¿No estaríamos haciendo
algo ilegal? el caso es que fuera así o no, seguí sin pestañear a aquel
hombre así como a mí me seguía el Caballero del Halcón; teníamos que
parecer un grupo la mar de curioso, así, vestidos de extraña manera dos
de ellos y para más INRI, ahora que me daba cuenta, yo iba en pijama, y
caminando uno detrás de otro, en fila india. Todo un show. Pero la
verdad es que a nadie parecía importarle, no eran muchos los que
encontramos en el camino, pero los pocos con los que nos cruzamos ni
siquiera repararon en nosotros, y con esas pintas, ya era cosa extraña,
ya.
Motivos zoológicos y mitológicos adornan las puertas de entrada
Pero incluso caminando tan rápido como lo hacíamos
nosotros, no pude evitar tomarme unos segundos de contemplación de la
fachada, y es que en ese momento, a esas horas de la noche, en pijama,
en compañía de aquellos dos caballeros, creo que vi de nuevo la
asombrosa belleza de la misma. Como aquella primera vez hacía ya varias
décadas, cuando siendo una niña mi padre me llevó a visitarla y en mi
pequeñísima presencia el edificio me pareció tan grande y hermoso como
el castillo encantado de una princesa. Recordé la visita que hicimos
unos años después a aquella primera vez, con el colegio, y mi profesor
se desgañitaba intentando explicarnos los detalles arquitectónicos y
decorativos de cada una de sus fachadas; pero nosotros estábamos muy
ocupados imaginando princesas secuestradas en la torre, dragones
vigilando desde las ventanas, caballeros a caballo entrando a rescatar a
sus damas…y nuestro desmotivado profesor nos mostraba aquella belleza
como el que recita la tabla de multiplicar. Sin embargo, ahora la miro, y
veo la grandiosidad de la Portada gótica flamígera, con sus flamantes
arcos apuntados formando a su vez un fabuloso arco conupial ¿No estaría
orgulloso de mí ahora mi profesor? no entiendo como pude entonces
ignorar sus palabras, si la verdad es que estas se quedan cortas para
explicar lo que nuestros ojos ven.
Patio de los Naranjos, la escalinata conduce al Pabellón del Consulado
Ya entonces llamó mi atención
la base de la Portada, donde de unos jarrones nacen toda una decoración
vegetal que se alterna con pequeñas figuras humanas de aspecto
grotesco, animales fantásticos (de ahí nuestra obsesión en aquella
excursión por los dragones) e incluso cabezas humanas…Si, aquella seguía
siendo mi parte favorita de la Portada Este.
Y
no era la única que estaba obnubilada por aquella Portada, pues digna
era de ver la cara de Mossen Osías mirando ojiplático y boquiabierto la
misma, como la del niño que ve por primera vez la Cabalgata de los Reyes
Magos. Y si bien tenía cierta parecido mi caballero halconero con el
Rey Melchor, de nuevo en esa noche, me sentí una alumna detrás de su
maestro, o porqué no, detrás de mi propio Mago, pues si de Rey no tenía
nada mi Caballero halconero, su aspecto y su aparición si le daban aire
de Mago ¿Sería mi Gandalf? creo que he leído demasiadas veces el libro y
he visto otras tantas la película.
Salón Columnario
−Realmente
fascinante, es de una belleza simpar y un detalle exquisito −dijo para
sí mismo Mossen− el Rey David con una onda en las manos en la ventana
derecha, y Sansón abriendo las fauces de un león en la izquierda.
Maravilloso. ¿Quién pudo crear algo así, tan grandioso, tan soberbio?
nunca imaginé que algo así pudiera hacerse realidad.
Y me
siguió, hablando consigo mismo y mirando asombrado todo lo que iba
descubriendo alrededor; pensé que así se sentiría Santiago cuando ve por
primera vez todo lo que yo llevo viendo tanto tiempo, cómo ven los
niños, con asombro y magia.
Mossen Osías me seguía sin preguntar
nada, así como yo seguía al misterioso caballero, sin preguntar nada
tampoco. ¡Qué locos debíamos estar los tres! y yo seguía sin saber a
dónde se dirigía el caballero halconero cuando nos conocimos.
Detalle de una de las columnas
Y
entonces lo vimos en todo su esplendor delante nuestro. Estábamos en la
Sala de Contratación, o Salón Columnario. La Gran Joya de la Lonja.
Entre
medias de todas aquellas columnas, que parecían infinitas, mirando al
techo y dejándose guiar por los arcos de crucería, como una maraña de
carreteras sin fin, de mil caminos que se cruzan unos con otros, recordé
lo que sentí aquella primera vez. Cerré los ojos y volví a ser una
niña. Creí entonces haber entrado en un bosque de palmeras enormes,
cuyas ramas y hojas llegaban al cielo, al Cielo del Paraíso. Y perdí la
noción del lugar y el tiempo durante, vaya usted a saber cuánto. Volando
entre nubes, cogiendo estrellas, persiguiendo extraños seres y jugando
con animales mitológicos, volando y volando. Hasta que de nuevo toqué
con los pies en la tierra, ayudada por las palabras de Mossen Osías.
−¡Majestuoso,
monumental, magnifico, realmente regio! –exclamó Mossen− es de una
belleza sin parangón y de una grandiosidad exuberante. Realmente
increíble que algo así se hubiera podido hacer al fin.
“…Jamás pudo negar mi entendimiento
que sus tristezas son mejor partido
que otr'alegría qualquiera, ni contento,
pues trae allá su mal un bien cumplido;
y parte del que a causa suya siento
es el que a qualquier
triste es concedido,
que más si él mismo llora se consuela,
que todo el mundo llore, y dél se duela...“
−En
verdad es imponente, lo sé, no esperaba menos que vuestro asombro –dijo
al fin nuestro extraño Cicerone− todo artista y maestro trabaja no solo
para pasar a la historia, sino para ver como los ojos de quienes lo
miran, lo respetan y admiran. Es una gran recompensa sin duda.
¡Bienvenidos a mi Gran Obra! −y abrió los brazos mirando al cielo como
el que muestra un gran tesoro y un secreto al fin descubierto, al resto.
Soy el Maestro Pere Compte, y este es mi hijo parido con mis manos y
mi alma toda. De ahí mi empeño en que se guarde silencio y no se
alborote cuando estoy creando, toda mi atención debe centrarse tan solo
en mi obra, en ese hijo que nace y si algo falla, nacerá marcado para
siempre.
El demonio también enreda en las paredes que dan acceso a la capilla
Qué razón tenía aquel buen hombre. Y
qué razón tenía también Santiago al recordarme que cenar poco y ligero
era la clave de un buen dormir. Mi empacho me tenía sumida en una locura
total. Pere Compte, el primer constructor de la Lonja, el que puso la
primera piedra en 1482, está delante de mí mostrando orgulloso su obra,
según él, recién acabada o casi, según yo y los libros de historia…hace
más de quinientos años. Recapitulemos: estoy en pijama, en plena noche y
en la Lonja, acompañada de un Mossen Halconero y un tipo que dice ser
Pere Compte, anteriormente me había hablado mi gato y un halcón llamó a
mi ventana para que le siguiera por toda la ciudad. Pues de perdidos al
río, sigamos a ver como acaba todo este tinglado. Ea.
−Mirad,
Señora, prestad atención Caballero –continuó hablando el Maestro
Compte− a todo el simbolismos que hemos encerrado en este pequeño
Paraíso del Comercio, no es fácil de detectar ante ojo no entrenado…y
sin duda alguna la seña de identidad del Salón de Contratación, el honor
hecho verbo. Y nos señaló la cenefa que a lo largo de la parte más alta
de las cuatro paredes rezaba lo siguiente:
Interior de la Capilla
“Inclita
domus sum annis aedificata quindecim. Gustate et videte concives quoniam
bona est negotiatio, quae non agit dolum in lingua, quae jurat próximo
et non deficit, quae pecuniam non dedit ad usuram eius. Mercator sic
agens divitiis redundabit, et tandem vita fructur aeterna”
−
“Casa famosa soy en quince años edificada. Probad y ved cuan bueno es
el comercio que no usa fraude en la palabra, que jura al prójimo y no
falta, que no da su dinero con usura. El Mercader que vive de este modo
rebosará de riquezas y gozará, por último, de la vida eterna” –tradujo
Mossen Ossías− Una gran ley de los hombres que de respetarla, te
acercará más a Dios.
Y el Maestro asintió con la cabeza
acercándose más hacia el ilustrado y latinoparlante Gandalf
renacentista; yo asentí sobre mi propia idea de lo raro que debíamos
resultar los tres a ojos ajenos. Pero que muy raros. Y no me quedó
otra que seguir a ambos hasta la Capilla, a la izquierda del Salón
Columnario.
Sala de Contratación
Pequeña, pero de una belleza regia y cargada
de simbolismo, la Capilla de la Lonja se nos mostraba en todo su
esplendor, con cierto aire rancio y turbio, como vista entre
ensoñaciones, o quién sabe, vista a través de la marcha atrás del
tiempo.
Nos hablaba el Maestro de la Virgen de la Misericordia,
de la primera misa allí celebrada un 26 de Mayo de 1499; de las ménsulas
decoradas con ángeles músicos, de los símbolos de los cuatro
evangelistas, de dragones alados y manticoras, de extraños animales con
cabezas humanas, y una extraña representación en la ménsula derecha del
arco exterior.
Se trataba de una de mis representaciones
favoritas, aquella que vi con mis compañeros de colegio y que nunca
llegué a entender, pero que tampoco nunca olvidé.
Una
mujer sostiene un animalillo, y le levanta el rabo, mientras un diablo
introduce aire con un fuelle por el ano del pobre animalito. Sigo
diciéndolo igual que entonces. No entiendo el porqué, pero esa imagen me
acompañará siempre.
El Maestro Pere Compte, nos
hace volver sobre nuestros pasos para mostrarnos la puerta que da acceso
a la escalera de caracol que lleva a la Torre; aquella en la que se
encarcelaban a los usureros, ladrones o malos comerciantes, impartiendo
justicia como si de un alto tribunal se tratase. Y es imposible no
sentirse atraído irremediablemente por dicha puerta.
El latín de sus muros formula el reglamento al que se sometían los vendedores
La puerta
es de puro estilo neogótico, tiene un arco conopial, el cual está
adornado en su parte superior y a lo largo de él, por unos entrelazados
vegetales. En la parte superior de la puerta y debajo del arco conopial
hay un ángel tallado en piedra con una cartela en sus manos; también
aparece en la parte exterior del arco un hombre desnudo que corre con
una bolsa en la mano, siendo perseguido por otro. En la ménsula derecha
donde apoya el arco conopial aparece una mujer alada desnuda, a la que
un dragón le muerde un pecho en referencia a los castigos que sufrirá la
mujer lujuriosa.
Como mínimo, creativa. Como máximo, espléndida.
Volviendo
un poco más sobre nuestros pasos, deshacemos lo andado y salimos al
Patio de los Naranjos, con sus naranjos y la poética fuente con su
alberca, da paso a una descubierta escalera de piedra que conduce al
piso principal del Pabellón del Consulado, amplio local donde antaño
celebraban sus sesiones los jueces o cónsules de comercio.
Un
tranquilo lugar, un remanso de paz dónde podemos admirar la pequeña
fuente en forma de estrella de siete puntas por el que mana un escaso
chorrito de agua. Sentados en unos bancos de piedra, descansamos y
charlamos mientras el Maestro Compte nos habla de los diferentes
elementos arquitectónicos del patio. Que no son pocos y que son
admirables.
A estas alturas de la noche, mi
primer compañero de la misma, Mossen Osías empezaba a acusar el
cansancio de su aparentemente avanzada edad, y en un par de ocasiones se
tuvo que apoyar sobre el brazo del siempre diligente Pere, que parecía
haberse tomado como responsabilidad propia, el bienestar del Caballero
Halconero. Mucho le costó subir las escaleras que llevaban hasta el
Consulado del Mar, pero ante la insistencia del Maestro de que no
podíamos marchar sin verlo, Mossen hizo un esfuerzo y subió al fin. Para
esta que suscribe, que estaba sin dormir y que cenó pesado, tampoco se
me hizo muy fácil el subir las escaleras al Consulado, la verdad sea
dicha, pero en esta ocasión, y para ser una Dama, no se me ofreció
ningún apoyo. Los Caballeros andaban tan metidos en sus cuitas y su
charla, que parecieron haberse olvidado de mí. Creo que ya ni siquiera
repararon en mi presencia a su lado.
Accedimos a un salón
de planta rectangular y aunque todo en él era magnífico, llamó nuestra
atención haciéndonos levantar la mirada y sufriendo un ligero dolor de
cuello, el maravilloso artesonado con referencias de carácter zodiacal,
mágico, grotesco, quimérico, heráldico, vegetal, musical; aunque nos
contaba el Maestro que en realidad este tipo de techumbre, no es un
artesonado en sí, sino que su nombre exacto es Alfarje. Qué cosas.
Más
rápida es la visita a la planta baja y al sótano del Consulado, en
verdad que Mossen empieza a estar realmente cansado, y comenta a nuestro
Cicerone que ha llegado el momento de marchar pues nada desea más ya en
estos momentos, que encontrar su Morada.
Y así lo
hacemos acompañados de Pere Compte, que a estas alturas de la noche no
me cabe la menor duda de que no es objeto de indigestión ni mal sueño,
el Maestro de la Lonja nos ha enseñado en persona su obra, su magnífica
obra. No podía explicarlo, ni ya buscaba explicación ninguna al
respecto de lo que estaba pasando aquella noche, solamente estaba
viviendo un momento único y con toda seguridad irrepetible y así quería
que fuese. Me dejé llevar, y algo me decía, que no me iba a arrepentir.
Salimos
por la fachada lateral, en la Calle Pere Compte, como no podía ser de
otra manera, por supuesto. Y ante nosotros, de nuevo, la imponente Lonja
de la Seda que esta vez nos decía hasta luego, nunca adiós, y junto a
ella, el Maestro mirándonos satisfecho al ver nuestra admiración por su
obra. El Orgullo del Artista y el Maestro. Y por adiós se puso el dedo
en los labios y nos volvió a requerir, esta vez sin palabras, silencio
por su Arte. Y desapareció tras los muros de aquella, su criatura.
Sótanos del edificio
Nos
sentamos de nuevo en los bancos de piedra de la Plaza del Mercado,
desde donde nos observaba el Modernista Mercado Central, como esperando
atento la
resolución del enigma, el que horas antes, nos había
oído decir. La Morada de mi Caballero Halconero. Le pregunté de nuevo y
alzando el brazo para llamar a su Halcón, se acercó a mi oído y me dijo
al fin cual era el lugar que tanto ansiaba encontrar de nuevo. Y
lentamente en la noche, nos dirigimos hacia allá.
“…De mil gentes seré reprehendido
porque la vida triste alabo y quiero;
mas yo que vi su gloria no he querido
huyr d'un mal do tanto bien espero:
sin esperiencia nadie havrá sabido
el bien que da un querer puro y syncero,
y haviéndose desta arte con su Dama
él mismo se ama a sí en ver que ama.
Amor os dé a entender, señora mía,
que a todo estremo soy por vos llegado:
con sólo mi poder me ha derribado,
el suyo s'escusó con mi porfía...”
Fachada Principal de la Lonja de la Seda
UNESCO Patrimonio de la Humanidad - LONJA DE VALENCIA
Lonja, 2 46001 - Valencia
Tel.:+34 962 084 153
Fax:+34 963 529 634
lonja@valencia.es
Horario:
Lunes: de 10:00 a 14:00 h.
Desde el 15 de marzo hasta el 15 de Octubre:
martes a sábados, de 10:00 a 19:00 h.
Domingos y festivos, de 10:00 a 15:00 h.
Desde el 16 de Octubre hasta el 14 de Marzo:
martes a sábados, de 10:00 a 18:00 h.
Domingos y festivos, de 10:00 a 15:00 h.
Los domingos hay exposición de sellos y
monedas
Entrada:
General 2€
1€ para grupos, estudiantes, pensionistas, familias numerosas.
Gratuita los domingos y festivos.
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FOTOGRAFÍAS: Santiago Navascués Ladrón.
TEXTO: Yolanda T. Villar.
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