domingo, 15 de octubre de 2023

DELFINES DE PLATA, de Félix García Hernán

DELFINES DE PLATA, de Félix García Hernán

Las ganas que teníamos de leer la novela que hoy nos ocupa eran enormes, pues desde hace tiempo seguimos la evolución de Félix García Hernán como escritor de thrillers enmarcados dentro de la novela negra, y en esta ocasión, aprovechando el lanzamiento de la película “Delfines de plata”, la editorial Alrevés (que ha publicado sus últimos trabajos) decidió desempolvar esta novela (su primera obra) que da inicio a las aventuras de Javier Gallardo, el singular policía que sirve como común denominador en todas sus novelas posteriores, a pesar de que son independientes las unas de las otras.

Para esta ocasión, y a diferencia de otros de sus trabajos en los que el autor nos mueve por diferentes ciudades en los que los ambienta, esta vez concentra toda nuestra atención en Madrid, y en un porcentaje muy alto en el Hotel Atheneum, uno de los más afamados hoteles de la capital, rival directo del Ritz o el Palace, con los que lucha directamente por dar hospedaje y caprichos a lo más selecto de la sociedad nacional e internacional. Se trata de un lujoso lugar (en ocasiones se percibe como un personaje más de la novela) en el que todo es cuidado con un esmero increíble, y sus muchos trabajadores deben estar sincronizados como la maquinaria de un reloj suizo para que la experiencia de sus usuarios sea perfecta. Sin embargo, y a pesar de la importancia de sus clientes, no deja de ser un entorno perfecto en el que se entremezclan tantas historias como personajes lo frecuentan: relaciones laborales conflictivas, reuniones al más alto nivel político, encuentros amorosos prohibidos...

Así las cosas, Félix García Hernán nos atrapa con varias tramas que nos acercan a los trabajadores del hotel, a los clientes y a las más altas instancias del país, pues encuentran en el Atheneum la protección necesaria para dar rienda suelta una vida anónima, alejada de los focos mediáticos; pero también en torno a dicho hotel se teje la trama principal, la más sangrienta y cruel, la más despiadada y ladina protagonizada por una célula terrorista nigeriana de Boko Haram instalada en España con la intención de cometer un atentado en Madrid con el fin de sembrar el terror nuevamente en Europa. Llevados por un exacerbado odio hacia todo lo que provenga de la cultura occidental, se trata de un grupo armado liderado por personas sin escrúpulos, alineados con su líder al que rinden una obedicencia ciega. Durante meses llevan preparando una operación que busca causar el mayor daño internacional en la visita de una personalidad de relevancia mundial y para alcanzar sus objetivos no dudarán en servirse de cuantas personas sean necesarias, haciendo uso del sometimiento por la vía del chantaje o de la violencia más extrema.

El ritmo de los acontecimientos, conforme van pasando las horas (la novela se encuentra delimitada en apenas unos días), cada vez es más vertiginoso, marca de la casa del escritor madrileño. Es un verdadero gusto encontrarse con novelas así, que te mantienen enganchado a la lectura de tal modo que incluso llegas a enfadarte cuando miras tu reloj y descubres que ya es muy tarde para seguir leyendo y tienes que buscar otro momento para continuar con ella. Y es que las novelas de García Hernán, si algo comparten todas ellas, es un frenético tempo que va concentrando las tramas, desde un inicio separado, y haciendo que vayan convergiendo a medida que va llegando el final, girando y girando más rapido, más próximas entre ellas, hasta que se funden con una fuerte sacudida, ese fin de novela que llega en las últimas páginas, que arroja luz sobre esas zonas oscuras que no tenías controladas (o sí), y te deja pensando, minutos después de haber cerrado el libro, acerca del modo en que enfrentamos situaciones cotidianas adversas para una convivencia sana como el miedo al inmigrante pobre (curiosamente se alaba al rico, pero ese es otro tema), el miedo a la homofobia silente en algunas esferas sociales, el miedo al odio irracional que nace de la falta de oportunidades en el tercer mundo y que, con la globalización, duerme en el piso de al lado sin que seamos conscientes...

Desde este humilde lugar, nos alegramos enormemente que el trabajo de Félix haya sido llevado al cine, pues evidentemente tiene mimbres para conseguir un trhiller que interese al gran público. Pero fuera de esto, es de justicia decir también que se trata de una novela muy bien escrita, limpia en su composición, muy estudiada en su estructura, equilibrada y creíble en sus diálogos. En definitiva, una novela que marcó el camino de lo que vendría después, y si bien más tarde han llegado títulos de mayor envergadura literaria, sirve como perfecto ejemplo  de una apuesta segura cuando te apetece leer algo adictivo, con una ambientación cuidada, que toque temas actuales, y que lo haga a través de unos personajes potentes, definidos, con personalidades incluso opuestas, perfilados desde la búsqueda de una complejidad de matices que los hace singulares, aunque en algún caso cae en el uso de estereotipos quizá por desconocimiento de la profesión.

Un último apunte: en Delfines de Plata nace literariamente el personaje de Javier Gallardo, puede que uno de los personajes más carismáticos de la literatura española de los últimos años. No os lo perdáis.

Una reseña de Santiago Navascués

©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

lunes, 27 de febrero de 2023

 EL MAIZAL, DE TOTI MARTINEZ DE LEZEA

 

Portada de El Maizal, de Toti Martínez de Lezea

Regresa Toti Martínez de Lezea con una saga familiar protagonizada por un grupo de mujeres fuertes, inteligentes, valientes y luchadoras, para contarnos sus vidas a lo largo de casi cien años, desde mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. En El maizal, asistiremos al desarrollo de abuela, madre, hija y nieta, todas ellas con sus propios desarrollos vitales, pero marcados en su conjunto por el sometimiento al que la sociedad de la época, aún evolucionando paulatinamente, condenaba a la mujer a depender del padre o del marido, a desarrollar oficios específicos de mujeres, a estudiar con autorización paternal especialidades de mujeres, a ser madres afanosas y madres sumisas...

Desarrollada en buena parte en el entorno de Huesca, el maizal que da título al libro es una tierra al cuidado de la familia que les sirve de sustento y que, de alguna manera, se erige como un miembro más de la familia y como argamasa que mantenía unida la historia del linaje familiar. Como de costumbre, la escritora vasca se recrea contándonos historias de gentes anónimas, a pie de calle, alejándose de los grandes nombres que en aquella época protagoniza los acontecimientos más importantes de la historia de España como reyes, reinas, militares, golpistas, carlistas... Estas gentes sufren las consecuencias de las decisiones que otros toman, y lo hacen de manera más o menos resignada, asumiendo su insignificancia dentro del conjunto global de la sociedad, pero reivindicando en muchas ocasiones su dignidad.

Con un estilo alejado de las hipérboles y del lenguaje grandilocuente, Toti Martínez de Lezea se apega al campo y a las calles de algunos pueblos y ciudades aragonesas, y configura una novela con una narración continuada y sin fisuras, evitando los diálogos (no existe ni uno en toda la historia) y dedicándose por entero a la tarea primigenia de contar, como hacían nuestros ancestros al calor del hogar en torno a una lumbre a medio consumir, los hechos que se sucedían poniéndose en el lugar de los personajes desde el punto de vista, que son todos, de un narrador omnisciente que nos ofrezca las emociones y los pensamientos de todos los personajes, y son una decenas, que aparecen en esta novela coral que, si bien no se trata de la cima literaria de la escritora, sí que servirá como cauce para descubrir una época pocas veces retratada a la manera de Toti, es decir, desde la certeza historiográfica, la amenidad de su lectura y lo cautivador y evocador de unas tramas que siempre enganchan, pues en ello es una maestra.


Una reseña de Santiago Navascués

©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

miércoles, 4 de enero de 2023

EPICENTRO, DE NEREA LOIOLA PIKAZA

 EPICENTRO, DE NEREA LOIOLA PIKAZA

En ocasiones nos llegan oportunidades de lecturas distintas, alejadas de las novelas históricas, de las novelas negras, de las novelas románticas... que tanto abundan en el panorama literario actual. Es el caso del libro que nos trae en esta ocasión la editorial donostiarra Erein: Epicentro, un cúmulo de relatos sin conexión aparente entre ellos, pero cuyo nexo de unión radica en mostrarnos frente a un espejo, que son los distintos personajes que aparecen en ellos, para observar su comportamiento, que bién podría ser el nuestro, y reflexionar acerca de la condición humana.

Nerea Loiola Pikaza, su autora, es una escritora con algunos títulos infantiles en su currículum, y en esta ocasión se lanza, a través de una escritura sencilla y un estilo claro y directo, a relatar la manera en la que socializamos con los demás, el funambulismo requerido para cruzar de nuestro lado al de otra persona sin herir, ni dañar, utilizando la sutileza en las palabras o el cálido abrazo de los silencios.

Nuestras vidas están condicionadas por muchas cuestiones, y dependiendo de la manera en la que las afrontamos, el grado de felicidad alcanzado será uno u otro. El amor, las relaciones de pareja, la atracción sexual... pero también el trabajo, la maternidad, la amistad, la familia... Todas ellas pueden generarnos tensiones, y en estos relatos, de una manera explícita, asistiremos al modo en el que los personajes, cada uno a su manera, tratan de salir victoriosos.

Lo malo de reseñar relatos es que apenas puedes contar nada o perderán su magia, pero para que os sirva de referencia, a nosotros nos han gustado sobre todo tres de ellos: Accidente laboral, Exit e Hice lo que tenía que hacer. Podrás degustarlos como quien se toma un café: a sorbitos, paladeando, buscando los aromas, los matices, sin ninguna prisa... Un buen plan para estos días de inicio de año en el que hace frío ahí afuera y sólo apetece sofá, manta y una lectura agradable.



lunes, 5 de diciembre de 2022

DIAS SIN SOL, de Felix García Hernán

 DIAS SIN SOL, DE FELIX GARCIA HERNAN

DIAS SIN SOL FELIX GARCIA HERNAN
Portada de Félix García Hernán

Hubo un tiempo en el que viví muy de cerca la burbuja del sector inmobiliario. Fueron unos años locos, de crecimientos interanuales del valor de la vivienda de un 20% del total. Aquel piso que costaba cien mil euros, al año siguiente su valor era de ciento veinte mil. Y si andabas buscando vivienda y no te decidías pronto, ya podías estar avispado para no verder el tiempo dudando, o venía otro comprador como tu y te birlaba la joya. ¡Menuda cara de tonto se te quedaba! Todo se vendía: lo bueno, lo decente y lo indecente también. Y sus valores aumentaban al mismo ritmo, sin nadie que advirtiese que un corral de ovejas, por mucho que pudiese incrementar su coste, nunca podría alcanzar  al de una mansión en la montaña.

Recuerdo una anécdota que me sucedió al hilo de una una conversación con el director de una entidad bancaria respecto de una venta de un piso que se vendía un cuarenta por ciento por encima del precio que el sentido común establecería si este hubiese sido utilizado en aquella época. El comprador era un inmigrante sin trabajo, que llevaba cobrando el paro desde hacía cuatro meses, casado y padre de dos hijos, con uno en camino. Mi ingenuidad me hizo preguntarle al director que si iba a concederle la hipoteca, a todas luces con una probabilidad de morosidad elevada (siempre he pensado que, si tuviese que elegir entre pagarle a un banco o darle de comer a mis hijos porque no tengo ingresos que me permitan cumplir con ambas obligaciones, antepondría en cualquier caso la perpetuidad de mi sangre). Aquel hombre, con unos cincuenta años, al abrigo de unos resultados de su oficina cada año más abultado que el anterior y un atisbo de pesar ante una situación que se le escapaba de las manos, arqueó las cejas al tiempo que suspiraba antes de confesarme, resignado: "¿Y qué quieres que haga? Si no se la concedo yo, lo hará el del banco de enfrente." Fue entonces cuando descubrí la podredumbre del sistema, al constatar que de aquello todos sacaban tajada aún a sabiendas de que no era ni sensato ni cabal seguir engordando ese globo que no tardaría mucho en explotar.

Resulta sorprenderte toparte con una novela como la que hoy os acercamos hasta este blog. Sorprende por la trama, porque nos habla de una época brillante para unos pocos, en la que se lucraron tan rápido como nunca antes había sucedido; sorprende por los personajes, algunos de ellos conocidos para quienes hayan leído las dos novelas anteriores del autor, pero a los que encontramos en una fase temporal diferente, por lo que no deben leerse del tirón para seguir una línea argumental global; y sorprende porque, siendo esta la tercera novela de Felix García Hernán, da la sensación que fuese la número diez o doce, pues su arquitectura está más que asentada, como si el escritor llevase ya un bagaje literario a sus espaldas tan amplio que sólo gracias a esa experiencia acumulada previa suena creíble edificar con facilidad inaudita una novela como la que nos regala.
Días sin sol nos acerca a la vida de tres triunfadores que cayeron en el olvido; dos hombres y una mujer que gozaron de todos los privilegios de los que se beneficiaron personajes vinculados con la justicia, la banca o los despachos de los departamentos de Urbanismo de los ayuntamientos. Cuando descubren el envés de la moneda que hasta entonces conocían, alivian sus frustraciones en los foros de un conocido diario digital. Un día, cegados por el anhelo de venganza personal y el deseo de demostrarle al sistema y a sí mismos que su rechazo fue una equivocación, deciden formar un equipo para llevar a cabo un plan tan descabellado como siniestro.
César, que se erige como el autor intelectual de la venganza, trabajaba en un prestigioso club de golf marbellí, donde tras años de ganar dinero a espuertas gracias a los contactos que tejió con los más influyentes socios del club, fue despedido por intento de agresión a un antiguo amigo, inversor en bolsa, que le hizo perder todo su dinero en una de esas escaramuzas bursátiles.
Eduardo es un funcionario de urbanismo detestado por su jefe que acusa enormemente la pérdida de su mujer, víctima de una enfermedad letal que acabó con su vida, probablemente agravada por las dificultades económicas que atravesaron cuando comenzaron los problemas laborales y no pudieron pagar la hipoteca de la vivienda que siempre habían soñado.
María es una directora de banco acosada por decenas de clientes enfurecidos que se sienten estafados por ella tras la venta de unos productos financieros opacos, y que además se acaba de separar de su marido, un juez prestigioso de oscuro comportamiento. Al bochorno que le supone saber que le han dejado por otra, se une la incertidumbre de sospechar que su ex en cualquier momento le reclamará la custodia de su hijo Enrique, a quien no soportaría perder por nada del mundo.
Los tres personajes sobre los que gira la trama son visceralmente humanos, y a pesar del comportamiento que desarrollan en la novela, el lector puede llegar a entender que las acciones que llevan a cabo son como las de un animal que se siente acorralado: quizá por miedo o puede que viendo su final cerca, se revuelven con fuerza. El resultado es que no se plantean dilemas morales de ningún tipo, por eso no les tiembla el pulso para materializar su venganza.
Cuando se produce la primera de las muertes, la investigación es llevada por Fernando Luengo y Raúl Olaya, dos inspectores de policía avispados que no consiguen encontrar una pista que les haga sospechar de alguien en concreto. Sin embargo, al aparecer el segundo muerto y llevados por la presión mediática y de las altas instancias gubernamentales, acabarán solicitando la ayuda de su antiguo jefe, el comisario Javier Gallardo, apartado de la primera línea por los jerifaltes de la policía por excesos procedimentales, pero de cuya sagacidad y capacidad analítica saben que no pueden prescindir si quieren dar con los culpables. A partir de entonces, se abren dos líneas argumentales, las que protagonizan estos últimos, siguiendo las escasas pistas que van encontrando después de cada muerte, y las de los vengadores del foro, que sabiendo que actúan bajo un plan perfecto, lo llevan a cabo con una frialdad pasmosa. Cuando sucede algo que ninguno esperaba, la distancia que separa a unos de otros se va estrechando cada vez más, y el ritmo de la novela se acrecienta hasta conseguir un desenlace brutal y apoteósico.

De nuevo Félix García Hernán lo consigue de nuevo: compone una novela ágil, con unos tempos narrativos perfectamente ajustados, algo más pausados al inicio para introducirnos en los pesares de los protagonistas, y mucho más acelerado a medida que se van sucediendo los asesinatos y las investigaciones; recrea unas personalidades complejas, llenas de claroscuros, con unas intenciones claras de supervivencia; el estilo es fílmico, abundan las transiciones rápidas, la acción constante, los diálogos fluidos y directos. No hay artificios en el lenguaje de Félix, no los necesita, como nunca los necesitaron los grandes escritores de novela negra americanos. Es la propia trama, el desnudar a una sociedad que falla, a un sistema que tiene pérdidas en forma de corrupción, tráfico de influencias o mercadeo de ilusiones ajenas, lo que se erige en sí misma como el gran efecto que atrae al lector y lo conduce, sin solución de continuidad, hasta el fin de una novela, Días sin sol, que os recomendamos encarecidamente que la leáis, pues no saldréis defraudados. Quién sabe, pero seguramente en un tiempo, podríamos verla en pantalla. Mimbres no le faltan.


Una reseña de Santiago Navascués

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viernes, 4 de noviembre de 2022

BLANCO INMACULADO, de Noelia Lorenzo Pino

BLANCO INMACULADO, de Noelia Lorenzo Pino


La evolución forma parte del crecimiento humano. Así ha sido siempre y así será mientras el mundo sea el mundo tal y como lo conocemos, y el ser humano tenga el legítimo anhelo de prosperar. Evolucionar es lo que ha hecho Noelia Lorenzo con su última novela, y lo ha hecho a todos los niveles imaginables, pero nosotros nos centraremos en esta ocasión en lo puramente literario.

Blanco Inmaculado es el título de su nuevo trabajo, y es la marca registrada que los protagonistas de esta novela poseen para comercializar la ropa que fabrican de manera artesanal en su comunidad. Se trata de un grupo de personas que conviven aisladas del mundo en un caserío vasco, una secta sometida a unas férreas normas establecidas por los líderes que la gobiernan y que alejan a todos sus miembros de una sociedad que camina a un ritmo tan vertiginoso que ellos han acabado por rechazar.

La historia comienza con el hallazgo del cadáver de una joven en dicha secta después de que los bomberos acudan al lugar a sofocar un incendio, y de su investigación se hará cargo sin pretenderlo una agente retirada por convalecencia médica Lur de las Heras, una mujer sensible y con un carácter apacible que le ayuda a conectar con los componentes de la comunidad. Formada por hombres, mujeres y niños de distintas edades, algunos de ellos familía directa, resulta curioso asistir al método empleado por la Ertzaintza para obtener información de cada uno de ellos sin que, de algún modo, se llegue a corromper cada una de sus versiones por haber interactuado previamente unos con otros.

Para ayudarle con la investigación y con los desplazamientos por los distintos lugares a los que tiene que acceder la oficial De las Heras, contará con Maddy Blasco, una desconocida agente en la que encuentra un vínculo nada más conocerse y en la que haya el ánimo, la pulsión y las ganas que a ella comienzan a faltarle para avanzar con la investigación del caso. Aparecerán personajes secundarios muy interesantes para mostrarnos cómo es la vida en los pueblos pequeños en los que todos los vecinos se conocen y, tras las ventanas, siempre hay una sombra observándote; y también en la comisaría, centro de operaciones de todos los agentes y punto de reunión para poner en conocimiento todas las informaciones disponibles, pero a su vez un avispero de egos más o menos contenido, hasta que llega alguien que lo golpea y consigue que las avispas ataquen sin distinguir amigo de enemigo.

Al igual que en su anterior saga protagonizada por los ertzainas Eider Chassereau y Jon Ander Macua, en esta novela, totalmente nueva y desvinculada de trabajos anteriores, la escritora permanece fiel al estilo que le ha llevado a dar el salto a una editorial de mayor tamaño (Plaza&Janés), y es por ello que se afana en dibujar a dos protagonistas completas, tanto en su manera de afrontar su trabajo como sumergiéndonos en sus vidas personales, a las que no pueden permanecer ajenas y contra las que, en ocasiones, llegan a luchar para que no afecten en otros ámbitos. Del mismo modo, continúa utilizando unos diálogos sencillos, directos, creíbles, como lo es en general su prosa. Para qué cambiar algo que da buenos resultados... En lo que sigue mostrándose cada vez más segura es en el entramado de las distintas visiones de los personajes y cómo las introduce a lo largo de la novela, pues se trata de una historia contada desde diferentes puntos de vista con la intención de abrir distintas posibilidades acerca de quién es el culpable de los funestos sucesos que se investigan.

Por otra parte, la escritora irunesa se emplea con elegancia a la hora de reflejar dos realidades que muestra en la novela, si bien es cierto que sólo podemos mencionar una de ellas, ya que la otra es un pilar fundamental de la trama y preferimos no adelantar nada. De la que sí que podemos hablar es del modo en el que se vive en las sectas, de cómo las personas pueden llegar a comunidades tan peculiares, con normas tan increíbles; que las asuman con tanta facilidad, sin rebeldías ni desacatos; del modo en el que subsisten y se emplean todos ellos para tener un techo en el que cobijarse y un plato de comida a diario; de cómo pueden llegar a ser felices permaneciendo ajenos al mundo, incluidos sus familiares y amigos, a quienes dejaron atrás y de los que desconectaron toda clase de vínculos previos cuando cruzaron el dintel de la puerta de entrada a esa nueva vida.

Con un final que acelera el rtimo para desvelarte el misterio en las últimas páginas, y dejando los cabos cerrados prácticamente por completo, Blanco Inmaculado es una inmejorable novela de investigación para descubrir a Noelia Lorenzo si es tu primera vez con ella, y te despertará irremediablemente el deseo de acercarte a sus otros trabajos anteriores, pues en ésta encontrarás condensado lo mejor de todos ellos. Desconocemos si habrá más novelas protagonizadas por estas dos agentes, pero gracias al carisma con el que las ha dotado la autora, auguramos que habrá más, y nosotros permaneceremos atentos y fieles a la cita de sus nuevas aventuras.

Una reseña de Santiago Navascués 
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