miércoles, 9 de agosto de 2017

FUENTEOVEJUNA. Festival de Teatro de Olite



¿Cuántas veces hemos escuchado a muchos actores y actrices, de aquí y de cualquier otra parte del mundo, decir que al interpretar tal o cual papel, a éste o a aquel protagonista, sus vidas han dado un cambio completo, que desde entonces son otros, que incluso ven el mundo con otros ojos?
A decir verdad, tienen toda la razón cuando enfatizan de ese modo sus afirmaciones. Existen personajes tan potentes, tan cargados de complejidades, con sus almas tan quebradas, que experimentar desde dentro su evolución, en la dirección que tomen, debe ser algo tan enriquecedor y tan grato, que a la fuerza tienes que crecer como persona, pues vives, sin vivirlas, experiencias inéditas que te ayudan a ser, cuanto menos, mucho más empático.
¿Qué pasaría si es el propio teatro, el que cambia las vidas de las personas que participan en él? Yendo más allá de lo puramente económico desde el punto de vista laboral, sería inaudito y tremendamente inabordable que el arte del teatro fuese capaz de transformar la vida completa de las personas. Que quien se acercase, desde el desconocimiento pleno a las tablas, y le diese por aprenderlo, por probarlo y sentirlo, pudiese comprobar que hay vida más allá de su vida. Aquello sería mágico, y debería contarse en radio, prensa y televisión, hacerse tesis universitarias de tal fenómeno para que quedase reflejado en los libros de sociología como un ejemplo de hasta qué punto el arte es capaz de transformar sociedades.
Parece un sueño...Algún día...

Para el penúltimo día de festival, en Olite se programó la Fuenteovejuna de TNT/Atalaya - El Vacie, o lo que es lo mismo, la propuesta que, de la mano de la directora Pepa Gamboa, viene recorriendo media España con unas actrices no profesionales, de etnia gitana, sin estudios y procedentes de uno de los más antiguos barrio chabolistas gitanos del este país que se sigue creyendo dentro de la Champions League del mundo en desarrollo económico, pero que siga en tercera división en muchos aspectos sociales... Para recordárnoslo, llegaron ellas hace años con su debut sobre los escenarios nacionales más importantes, triunfando por todo lo alto con una adaptación de La casa de Bernarda Alba, cosechando críticas muy positivas, ganándose el apoyo del público y el reconocimiento de toda la sociedad.

En los albores del nuevo milenio, el ayuntamiento de Sevilla decidió albergar el Centro de Investigación Teatral TNT sobre un solar pobre, situado en las afueras de la capital hispalense, en la frontera con las chabolas de uno de los barrios marginales más arraigados: El Vacie. El director de teatro Ricardo Iniesta, soñó que aquella ubicación sería idónea, que desde allí podrían plantear alguna alternativa para las gentes del barrio, una vía de escape a través del teatro. Con el paso del tiempo, aquella idea germinó y se creó un grupo de trabajo experimental con mujeres procedentes de El Vacie. Las sacaron de sus chabolas después de que obtuviesen el permiso de su maridos o de sus padres para participar en un taller de teatro, dejaron bajo la techumbre de placas de metal y neumáticos gastados sus obligaciones y sus vidas dedicadas a su familia; se levantaban un poco antes, dejaban la comida hecha, la casa medianamente recogida, a los hombres almorzados y a los hijos en la escuela (los que iban), y se reunían en el centro para escuchar la historia de hombres y mujeres fascinantes, de parejas de enamorados, duelos de reyes, tragedias, comedias... y sin quererlo, sin apenas darse cuenta, se hallaron a sí mismas aprendiéndose pequeñas interpretaciones que pondrían en común de manera periódica. Lo que empezó como un juego y una distracción, una manera de dedicarse tiempo a sí mismas, acabaría por abrirles las puertas de los teatros de todo el país.


Probablemente, cuando Lope de Vega imaginó y dió vida y forma a los personajes de su obra, nunca pensó en los gitanos para que fuesen ellos los que les pusiesen cara, expresión y sentimientos. Y no es porque a comienzos del siglo XVII no hubiese calés, que los había, si no que ya por aquel entonces era un pueblo nómada que era visto con recelo por buena parte de la sociedad por sus costumbres dispares y su vida parcialmente alejada del resto con un notable interés por mantener sus tradiciones heredadas por sus ancestros, que atravesaron toda Europa en un sufrido tránsito para morar las tierras de la que fue la descrita como la gran Tierra de Conejos por los romanos.
La obra toma para su narración los hechos sucedidos en aquella población andaluza, en los que el Comendador que viaja hasta aquellas tierras somete a las buenas gentes y a las mujeres, pues se cree investido por la inmunidad que le proporciona su cargo. El pueblo, herido en su orgullo por la afrenta a la honra de sus hembras, decide tomarse la justicia por su mano y asesinar al hombre que causó tantas desgracias. Tiempo después, cuando un enviado de los Reyes Católicos viaja hasta Fuente Ovejuna para investigar las causas de lo sucedido, realizando para ello múltiples interrogatorios haciendo uso de distintos métodos de extracción de respuestas, lo único que consigue como respuesta es la unánime ¡Fuenteovejuna lo hizo!

Las actrices, aunque ellas se guardan de darse a sí mismas esos nombres, realizan un trabajo muy puro, seguramente con algunas carencias técnicas, pero colapsado por una verdad incontestable que a buen seguro nace de su deseo de reivindicarse como mujeres, en la obra y fuera de ella, de sentirse protagonistas durante los sesenta minutos que dura la obra, aún asumiento que luego, cuando se apaguen los focos y regresen a Sevilla, seguirán siendo las mujeres de... o la novia de... Seguirán ejerciendo de madres, de abuelas, de esposas... ayas de cría, protectoras del clan, guardianas del núcleo familiar que nada ni nadie podrá corromper, que defenderán con uñas y dientes como gato panza arriba... como se resistió el pueblo de Fuenteovejuna para protegerse de la amenaza exterior.
El mundo sobre el que se mueven es un poético mar de montones de mercadillo, donde la ropa parece brotar desde cualquier sitio, de todas las tallas y colores, que lo mismo sirve como lecho para soñar como de escondite para huir del payo malo.

Este montaje parte de la propia idea de las gitanas de escenificar Fuenteovejuna, del reparto de personajes por parte de la más anciana de todas ellas. A través de sus ojos, nos brindan su visión del clásico, incorporando escenas propias de su cultura: su folclore, su boda, el rito del pañuelo, su vida ambulante... todo ello expuesto con una intensidad que brota virgen, sin imposturas, instantes en los que las actrices se dejan llevar y ofrecen lo mejor de sí mismas.
Tras ver esta adaptación, es probable que ya no podamos olvidar la interpretación de estas mujeres, orgullosas gitanas, hacen del pueblo de Fuenteovejuna, pues su manera de moverse, su caló revirado, sus gestos y sus miradas, y su fuerza escénica y racial, consiguen que el espectador únicamente vea en ellas a un pueblo maltratado, humillado, abandonado, tal y como quiso reflejar el Fénix de los Ingenios, pero sin olvidar al mismo tiempo a esas mujeres que, cuando se bajan del escenario, regresan a sus chabolas, a la chatarra, al mercado, al dos por cinco euros. ¡Fuenteovejuna son ellas!

Nota al pie: Europa ha emprendido acciones para desmantelar el poblado chabolista de El Vicie y ofrecerles una vivienda digna a sus habitantes. Todo comenzó meses después de que estas mujeres se hiciesen visibles. ¿Casualidad?




COMPAÑÍA

Atalaya Centro TNT-El Vicie

DIRECCIÓN
Pepa Gamboa

REPARTO 
Rocío Montero Maya, Lole del Cmapo Díaz, Carina Ramírez Montero, Sandra Ramírez Montero, Ana Jiménez / Pilar Ramírez, Rocío Rivas Flores, Beatriz Ortega Chamorro y David Montero

EQUIPO ARTÍSTICO/ TÉCNICO
  
Dramaturgia: Antonio Álamo
Ayudante de dirección: Joaquín Galán
Asesoramiento Artístico: Pedro G. Romero
Diseño de espacio escénico: Antonio Marín
Vestuario: Maite Álvarez
Iluminación: Alejandro Conesa
Sonido: Emilio Morales
Coordinación Técnica: Alejandro Conesa
Regiduría: Joaquín Galán
 Fotografías: Félix Vázquez 

Redacción y Fotografía: Santiago Navascués
©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

9 comentarios:

  1. Esta obra si que la conozco porque es del pueblo de mis padres, Fuenteovejuna. Es meritorio que a estas actrices las mueva simplemente la afición por el teatro. Desde aquí aplaudo el trabajo de todas ellas. Besos, Loky

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    1. ¡Hola Marina!
      Creo que ya solo por ellas y su esfuerzo hay que ver esta obra, pues adaptaciones veremos muchas, pero como esta, tal vez nunca más.

      Un besito cielo.

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  2. Me encantan estas crónicas, es casi casi como estar allí :)
    Besos.

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    1. Ya decía yo que estaba algo estrecha en mi silla, y pensé que me había engordado el culete ¡Y eras tú que estaban allí, siiiii! aunque lo del culete sigue siendo una opción...jejejeje.

      Un besito carinyet!

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  3. Hola!! muy buena iniciativa la que ha llevado a estas mujeres a ocupar un lugar en el teatro ya sea con más o menos carencias interpretativas seguro que llevan la obra a un lugar muy digno y mejoran sus vidas y las de sus familias. La obra original la leí hace muchos años y tengo que reconocer que me impactó y me gustó bastante. Besos!!

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    1. ¡Hola María!

      Estas mujeres son unas valientes, en muchos aspectos: subirse a un escenario sin ser actrices, dar visibilidad a un problema que a muchos les hace mirar para otro lado, como gitanas enfrentarse tal vez hasta a su propio pueblo...unas valientes.

      Una adaptación arriesgada pero con un buen resultado.
      Besitos.

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  4. De casualidad nada, se lo han ganado, se han esforzado por dejarse ver y por dejar ver que también ellas quieren avanzar y mejorar sin olvidar su cultura.
    Aunque no he comentado estas entradas de teatro del blog las he leído con atención ya que soy bastante ignorante en la materia. Hamlet, Casa de muñecas y poco más. Me han gustado mucho los post y creo que he aprendido bastantes cosas que espero no olvidar.
    Besos y gracias por estos post.

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    1. ¡Hola Norah!

      Estas mujeres son la Caña, así de claro, la Caña y con mayúsculas!!!! ya está bien que la mujer sea del colectivo, pueblo o raza que sea, deba callarse en pos de lo establecido y un machismo que castra, silencia y castiga. Ya vale.

      Gracias por seguirnos, Norah, de verdad, muchas gracias!!
      Besitos.

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  5. ¿Casualidad? No, las casualidades no existen, o eso creo yo.
    Esta obra si me llama más la atención, por lo que dices de los personajes.
    Es inevitable no quedarse con nada de lo que un personaje te aporta, porque realmente estás siendo otra persona. Tiene que ser un trabajo muy grato.
    B7s

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