miércoles, 14 de diciembre de 2016

DEMASIADO RUIDO, de José Javier Abasolo



La última vez que visité el Museo del Prado, junto al enorme Paseo madrileño del que recibe su nombre, me adentré,una vez más, hasta el corazón de aquel gran cuerpo vivo de piedra y genialidad que bombea la sangre del arte hasta la última de las estancias que lo componen, y que la proyecta hasta el más recóndito lugar morado por un hombre que aún posea, dentro de sí, la capacidad para admirarse con sólo contemplar, por ejemplo, Las Meninas de Velázquez. Se trata de una obra increíble, que sobrecoge con sólo mirarla apenas unos segundos, engullido quien la ve por la majestuosidad de la Infanta y los satélites que la contemplan, vigilan y protegen, las meninas, quienes curiosamente ponen título al cuadro del maestro sevillano, y que da buena muestra de las intenciones del artista al titularla así. Cuando vuelves a admirarla por segunda vez, ésta con mucho más detenimiento, adviertes la calidad de la técnica empleada, la formidable selección cromática para fijar el interés del espectador, el renovado uso de la perspectiva formal, la revolucionaria puesta en escena, el diálogo activo con el espectador, la voluntad de retarle...
El éxito de este cuadro llegó tan pronto fue alumbrado. Fue admirado por reyes, príncipes y regentas, y desde que se contuyó el Museo del Prado, para él fue la sala más importante del Museo de museos europeos. Ocupar la centralidad en el mismo espacio en el que se muestran obras maestras universales de Rubens, Tiziano, Durero, El Greco o El Bosco es como tener el honor de contemplar el Olimpo desde el trono de Zeus. Por ello, y a pesar de todas sus virtudes, sorprende que nunca se haya tratado de copiar para suplantarlo.
No obstante, tratar de copiar Las meninas, para cualquier pintor que se precie, puede ser el camino más directo a la autodestrucción, puesto que el sólo hecho de intentarlo, y de comprobar que el resultado jamás estará a la altura del original, sumirá al osado en una turbia neblina mezcla de impotencia y de asunción de sus propias limitaciones cuyas consecuencias serían fatales.
Sin embargo, habrá muchas voces que piensen que otros pintores, como pueda ser Picasso, ya lo hicieron. Personalmente, creo que el pintor malagueño fue un paso más allá, supo reivindicar su inteligencia y su admiración por Velázquez, y realizó un conjunto de obras que, desde la devoción al original, buscó mostrar el famoso cuadro desde el prisma de su cubista mirada.
El éxito de Las meninas de Picasso puede contemplarse en su Museo de Barcelona, lo que demuestra que, manteniendo el respeto por el fondo pero alterando la forma de manera inteligente, se puede salir victorioso de tan audaz empresa.


Regresa José Javier Abasolo a la arena literaria con uno de los personajes que más alegrías le ha dado, el detective Mikel Goikoetxea, Goiko, un exertzaina canalla (no todos lo son) que ha protagonizado otras de sus novelas, y que tiene visos de convertirse en una suerte de Pepe Carvalho (aquel inolvidable detective del recordado Manuel Vázquez Montalbán) de la ría del Nervión.
Demasiado ruido es una novela negra coral que aúna en torno al deleznable asesinato de un indigente en un cajero de banco en pleno corazón de Bilbao, las historias de otros personajes que, en apariencia, nada tienen que ver entre ellas: la de un africano de nombre Salif, de quien conoceremos su duro pasado y su incierto presente; la del propio Goiko, que alejado de la Ertzaintza y de su actividad privada, busca rehacer su vida después de que alguien tratase de acabar con ella, y malvive en la capital vizcaína mezclándose con la baja estofa social del Botxo; la investigación llevada a cabo por la mítica Scotland Yard de unos crímenes inconexos en la City londinense; las vicisitudes de Vladimir, un rumano que se gana la vida segando la mala hierba que crece en los campos...
Por desgracia para mí, no he podido leer las anteriores entregas, e intuyo que me he perdido buenos momentos protagonizados por algunos de los personajes secundarios que se asoman a este último trabajo del escritor afincado en Bilbao. A pesar de ello, la novela se lee sin problemas, ya que Abasolo ubica a los personajes pensando en el lector que accede a esta saga de novelas por primera vez, y consigue lo pretendido de una manera solvente.
Lo que no es una sorpresa es el estilo del novelista: realiza unas descripciones concisas de entornos y personalidades; hace uso de una ironía marca de la casa con la que pronto nos familiarizamos y que despierta varias sonrisas a medida que pasamos páginas; prosa fluida, en ocasiones adornada de sedas, otras desnudas, algunas barriobajeras para estar a la altura. Sus personajes son complejos, perseguidos por un pasado que no les abandona, obsesionados por escapar de un ahora que, a muchos, no les augura un grato futuro...
Demasiado ruido es una novela negra al uso, garante de los cánones tradicionales del género, en la que el escritor busca contarnos que la sangre derramada nunca será un problema para los que quieren: o ganar más o mandar más. O ambas cosas a la vez, pues esos deseos las más de las veces suelen venir emparejados, como si fuesen de la misma familia. No obstante, y aquí está quizá el mayor logro de la novela, lo que distingue esta narración de otras es el modo en el que está contada: la famosa forma de la que hablan los teóricos. José Javier Abasolo va presentando los acontecimientos de manera desordenada, y lo hace tomando como punto de referencia que nunca cambia el día de la muerte del mendigo que da pie a toda la novela. A partir de ahí, va trasladando al lector saltando en el tiempo: dos meses antes de la muerte del mendigo, tres días después, veintidós días antes, ocho días después... Todo ello desemboca en un juego interesante para el lector, pues obliga a estar pendiente de la trama para no perder el hilo y sentirse victorioso cuando, llegado a un final que se resuelve en apenas unas páginas, desentrañamos la madeja de hilos de los que el escritor nos ha ido haciendo tirar manteniendo nuestro interés con buen acierto.
Como resumen de esta novela, mi deseo sincero de que puedan caer en mis manos las anteriores entregas protagonizadas por el amigo Goiko. La lectura de Demasiado ruido ha despertado mi interés por las andanzas de este protagonista inusual, y eso, hoy en día, inundados como estamos de sagas en las que la misma historia se repite una y otra vez sin generar ningún interés, es un gran logro que nadie debería dejar pasar, y que es una muestra de la madurez literaria de José Javier Abasolo, un imprescindible ya de la novela negra, por supuesto vasca, pero también de todo el panorama nacional.


DEMASIADO RUIDO
José Javier Abasolo

ISBN: 978-84-9109-083-0


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Una Reseña de Santiago Navascués

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9 comentarios:

  1. Lo tengo en la estantería, a ver cuando me animo ^^

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    1. A mi me gusta demasiado, tanto que tengo que esforzarme por elegir otros géneros!!

      Un beso

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  3. Yo también lo tengo, y además cuento con la suerte de conocer al autor en persona y lo tengo firmado. Es más, la presentación de mi última novela me la hizo él en Bilbao. Gran autor y mejor persona :)

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    1. Si, es una bellísima persona, también tuvimos la fortuna de conocerle y descubrir la gran persona que hay tras el buen escritor.
      Y te deseo mucha suerte con tu novela Jorge!! luego indagaremos sobre ella...mmm.

      Un beso
      Yolanda

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  4. De Javier Abasolo leí La última batalla, novela que me encantó. Me gusta la narrativa de este autor. Por lo que comentas en tu reseña, sé que voy a disfrutar con esta nueva novela suya. Está claro que Abasolo es un autor de novela negra a tener muy en cuenta. Besos.

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    1. La reseña es de mi compañero de Blog, yo aún no la he leído, y lo estoy deseando Paco, me encanta como escribe.
      La novela negra vasca está arrasando...

      Un beso
      Yolanda.

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