“Hazme saber, oh tú a quien ama mi alma,
Dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía;
Pues ¿por qué había de estar yo como errante
Junto a los rebaños de tus compañeros?
Si tú no lo sabes, oh hermosa entre las mujeres,
Ve, sigue las huellas del rebaño,
Y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los pastores…
Dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía;
Pues ¿por qué había de estar yo como errante
Junto a los rebaños de tus compañeros?
Si tú no lo sabes, oh hermosa entre las mujeres,
Ve, sigue las huellas del rebaño,
Y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los pastores…
… Yo soy la rosa de Sarón,
Y el lirio de los valles.
Como el lirio entre los espinos,
Así es mi amiga entre las doncellas.
Como el manzano entre los árboles silvestres,
Así es mi amado entre los jóvenes;
Bajo la sombra del deseado me senté,
Y su fruto fue dulce a mi paladar.
Me llevó a la casa del banquete,
Y su bandera sobre mí fue amor.
Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas;
Porque estoy enferma de amor.
Su izquierda esté debajo de mi cabeza,
Y su derecha me abrace…”
Y el lirio de los valles.
Como el lirio entre los espinos,
Así es mi amiga entre las doncellas.
Como el manzano entre los árboles silvestres,
Así es mi amado entre los jóvenes;
Bajo la sombra del deseado me senté,
Y su fruto fue dulce a mi paladar.
Me llevó a la casa del banquete,
Y su bandera sobre mí fue amor.
Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas;
Porque estoy enferma de amor.
Su izquierda esté debajo de mi cabeza,
Y su derecha me abrace…”
(Cantar de los Cantares, Fragmentos)
PAREJA DE HECHO de José Carrasco
Llácer
Hay momentos en la vida, instantes en
el día, suspiros en el respirar, en el que todo parece cobrar sentido de repente,
en que las agujas del reloj se paran al fin para permitirnos apreciar el
silencio, sentir los latidos de nuestro corazón y si me apuráis, escuchar el
fluir de la corriente sanguínea. Es como
ese intervalo entre el querer y el deber que todos tenemos de vez en cuando,
esa licencia que todos nos tomamos cuando nos acecha un terremoto interior y, o
bien formamos parte de los escombros, o paramos el cataclismo bajándonos momentáneamente
del mundo; es ese trozo de chocolate que saboreamos con los ojos cerrados
sentados en la cama, sin importarnos en ese momento nada más, lo que pasa en la
cama entre una pastilla de chocolate y una mujer, se queda en esa cama y en ese
instante.
Así me sentí yo anoche.
Hace algún tiempo, sin saber muy bien
ni cómo ni cuándo, y sobre todo porqué, llegué de casualidad a una página
literaria en la cual, gente de toda parte y condición subía sus relatos,
historias, poesías, pensamientos y hasta quejas del alma; yo no fui menos e
hice lo propio: subir a aquella página aquellas cosas que salían directamente
de mi cabeza al papel y que hasta entonces allí se quedaban. Era realmente
gratificante y hasta relajante poder sacar todo eso de mi mente y que no
acabara olvidado en un cajón, así como poder compartir con otras personas, tus
historias y las suyas. A veces, iba de blog en blog como mariposilla
revoloteando, o bien porque no encontrara nada que me atrajera en ese momento o
bien porque leía siempre las mismas cosas en distintas plumas; pero entonces la
mariposilla, se convirtió en mariquita y se posó, recorriendo sin prisa y sin
pausa un campo lleno de florecillas silvestres. Un imán para insectos
revoloteadores como yo.
Creo que fue el Destino, o cosa de
hados favorables, pero llegué a un lugar del cual me costaba marcharme, una
historia que al llegar al final de la entrega de la semana, me dejaba con ganas
de más. La primera vez que arribé hasta allí, lo hice escuchando el Preludio de Rigoletto, ya de por
sí extraño pues no es ni el tipo de música ni la pieza que escogería
normalmente para “revolotear”, pero ese día, él me llevó hasta un blog dónde
ponía: Preludio Fuga. Y ni fue
corto, ni fue necesaria una fuga, al contrario, me quedé un buen rato y disfruté
tanto que solo quería que el tiempo pasara rápido para poder volver y seguir
leyendo e involucrándome en la extraña historia que el autor de tan curioso
nombre nos ofrecía. Pareja de Hecho,
era el título de tan singular relato.
Una ex monja, un músico de Oboe, una
convivencia, un amor sin igual y avatares del destino en forma de personajes dispuestos
a entorpecer aquella relación entre los dos curiosos protagonistas. La forma de
narrar, los diálogos, los pensamientos en Off, las dos perspectivas de una
misma historia, el cruce de caminos entre personajes, el desarrollo de la
propia relación y el de los personajes como individuos independientes, que por
mucho amor que se sienta hacia otra persona, uno nunca deja de ser un Ser en sí
mismo. Música, amigos, sueños, planes, futuro, pasado –cómo golpea este cuando se empeña, el muy jodido− humor, sarcasmo, maldad, mentiras, AMOR ¡La vida
misma, ni más ni menos! ¿Cómo no dejar de ser mariposa un rato para cosquillear
con patitas de mariquita la propia piel?
Por eso, cuando anoche me reencontré con Melibea y Calixto, los protagonistas, no puede evitar bajarme del mundo con un trozo de chocolate con almendras en la manos, el libro en el atril y ahora sí, al fin, disfrutar de la historia de tan extraña pareja, de un tirón. Ese fue mi instante, mi momento, mi reloj parado, Buniatishvili de fondo y una reconciliación de forma con aquellos relatos de entregas y comentarios.
José Carrasco Llácer se nos muestra en esta, la que fue su primera novela, como un escritor con un gran sentido del humor y un manejo magistral de la ironía, sin perder un ápice de esa picardía que tanto me atrajo en aquellas lecturas de blog y revoloteos.
Por eso, cuando anoche me reencontré con Melibea y Calixto, los protagonistas, no puede evitar bajarme del mundo con un trozo de chocolate con almendras en la manos, el libro en el atril y ahora sí, al fin, disfrutar de la historia de tan extraña pareja, de un tirón. Ese fue mi instante, mi momento, mi reloj parado, Buniatishvili de fondo y una reconciliación de forma con aquellos relatos de entregas y comentarios.
José Carrasco Llácer se nos muestra en esta, la que fue su primera novela, como un escritor con un gran sentido del humor y un manejo magistral de la ironía, sin perder un ápice de esa picardía que tanto me atrajo en aquellas lecturas de blog y revoloteos.
PAREJA DE HECHO
José Carrasco Llácer
ISBN: 978-84-939405-0-8
Una Reseña de Yolanda T. Villar
©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
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ResponderEliminar¡Ay! Gato andariego y trotador, con que perfidia delatas la nostalgia de días antiguos en que la virtud era la inocencia, la confianza conducía a las risas, y las risas eran testimonio de sentimientos sinceros que nunca debieran perecer. Como la historia de Cali y Meli. Dos personajes con ansias de ser uno solo. Dos visiones distintas de una misma realidad. Una peripecia para la que había que hacer travestismo imaginario hasta el punto que muchos pudieron confundir si eran uno o dos los autores, como los personajes. Era parte del misterio y de la historia. Una historia sencilla pero eficaz que lamentablemente tuvo que tener un final precipitado. Por eso cuando alguien me habla de Pareja de Hecho, resuena en mí el eco de "You'll never walk alone". Como si algo debiera empezar de nuevo. Sé que nunca caminaré solo en esta historia. Cierro la puerta y tras ella la nostalgia con tu perfidia. La llave un beso y un maullido. Preludio.
ResponderEliminarMi querido Preludio, Jose de mi alma!
EliminarNo sabes la de amistades que entablé gracias a tu Pareja de Hecho, no se si eras consciente, pero éramos unas cuantas las que te seguíamos y charlábamos luego sobre Cali y Meli, si yo soy de Cali, si yo de Meli, si mira este, si mira la otra, si son dos, si es uno, si es una historia real, si no lo es...jajajaja.
Fuera como fuera, nos lo pasábamos genial y disfrutábamos tanto de las lecturas de casa en casa...
Ha sido maravilloso reencontrarme con estos ying y yang!
Gracias por acordarte de mi...
Mil besos!
Me encanta!!!
ResponderEliminarEra uno de mis blogs favoritos en Libro de Arena!!
Besis a ambos!!
¿Recuerdas nuestra controversia de si era o no era un relato verídico?
EliminarPues yo te digo que lo es, así lo transmite José, y así se siente.
Un beso