A un Gato Literato como yo, nada le gusta más que rodearse
de escritores y sobre todo, de buenos escritores; por eso, en cuanto supe que
Círculo Rojo entregaba sus premios en El
Ejido, ni corto ni perezoso, encaminé mis pasos hacia el Teatro Auditorio
dispuesto a disfrutar de una velada sin igual entre letras, libros y al menos,
una docena de premios, que no de premiados, pues todos los que nos movemos en
este complicado mundo literario sabemos que ser nominados, es ser premiados.
Bellísimas mujeres, atractivos y elegantes caballeros,
sonrisas, abrazos y bastantes nervios que surgen de editar un libro en estos difíciles momentos que estamos viviendo
todos; sin embargo, Círculo Rojo ha conseguido que se nos olviden esos momentos
haciendo realidad los sueños de tantos y tantos escritores que de otra manera,
seguramente nunca los hubieran visto realizados. Fue una noche mágica, llena de
emociones, risas, frotar de manos nerviosas, aflojarse corbatas y pajaritas,
retirarse la melena de la cara, tomar aire y llenarlo de suspiros, una noche de
sueños realizados y más aún, sueños mejorados, tatuándolos en el corazón por
siempre jamás.
Premios, premiados y permítanme la palabra “premiadores”, y
no es para aquellos que editando un libro han hecho palpable la ilusión de toda una vida, es para aquellos que
con su sueño, ahora van a premiar a los
lectores que hartos de leer palabras vacías, al fin, van a tener lo que se
merecen: un buen libro entre sus manos con el que disfrutar y soñar a su vez.
Doce premiados, doce PREMIOS con mayúsculas, con PRE de sin pretensiones, de
sin prepotencia, de sin prejuicios, pero todos como resultado de un juicio más
que justo, por el que se ha luchado desde lo más profundo del alma, el sueño de editar un libro.
Un artículo de:
Santiago Navascués Ladrón
Yolanda T. Villar
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