Tú y yo en una pequeña juguetería,
compramos una bolsa de globos con el dinero que teníamos,
y los dejamos libres al amanecer,
hasta que uno por uno se va...
...99 sueños que yo he tenido,
en cada uno de ellos, un globo rojo.
Todo se acabó y yo sigo aguantando de pie
entre este polvo que fue una ciudad.
Si pudiera encontrar una sola prueba
de que el mundo existió.
Tengo un globo rojo,
y lo dejo ir pensando en ti...
(Nena. 99 Red Balloons)
Desde
pequeña he sido muy imaginativa. Fui una niña que conviví con los cuentos e
historias que me contaba mi abuelo materno, ambos teníamos una relación muy
especial y aquellos “secretos” que compartíamos sobre seres que no se veían a
simple vista o que tan solo eran visibles por ojos que miraban desde el
corazón, nos unían más todavía.
En mi
habitación nunca había monstruos y si alguno lograba colarse solo tenía que
invocar a las hadas de la luz que vivían en los cables eléctricos de mi casa
para que con su brillo espantaran a los terribles monstruos: las llamaba tres
veces, soplaba fuerte con los ojos cerrados y en cuanto encendía el interruptor,
ellas volaban por toda la habitación, colándose por todas la rendijas e incluso
en el armario cerrado o los cajones de la mesilla de noche, y por supuesto bajo
la cama; eran estupendas mis “Haditas de luz”, tan buenas que cuando ya habían espantado
a todos los monstruos que se habían logrado colar en mi cuarto, ellas se
quedaban un rato sobrevolando la bombilla de mi lámpara, incluso cuando la luz
ya se había acabado ¡Daban vueltas y vueltas y vueltas alrededor!. Mi abuelo me
contó que lo hacían para asegurarse de que ningún monstruo sordo o ciego, que
no hubiera visto u oído su poder, entrara a realizar maldades en mi habitación,
por eso “relampagueaban” durante un rato hasta que se aseguraban de que la
habitación estuviese libre de “pegasustos” y yo me había dormido de nuevo.
Mi madre
intentaba convencerme de que esos pequeños destellos que hacía la bombilla era
porque la instalación de la red eléctrica de la casa era muy antigua y que la
lámpara tenía más años que Matusalén, que ni haditas, ni duendes, ni trasgos,
ni gatos verdes (estos venían normalmente a darme sustos, pero después de un
rato jugábamos juntos a revolver las sábanas y tirar al suelo la colcha, para
tormento de mi madre, ¡que traviesos eran!) ni personajillos curiosos, ni
zarandajas ( a esas nunca las vi, debían ser solo visibles por mi madre) así
que un buen día, al llegar del colegio, unos técnicos estaban cambiando todos
esos cables eléctricos que iban a través del techo o las paredes, para
modernizar la instalación dichosa –decía mi madre – y para rematar la “modernización”, sustituyó mi lamparita de niña tocando
la guitarra, por una de un globo con purpurina, a la cual mi hermana pequeña
llamaba “la gordita”.
La bombilla dejó de relampaguear esa misma noche, para que aprendiera
la lección –dijo mi madre− y
ahora solo cabía dormir y callar y tonterías las justas; lo que ella no pudo
ver fue que al cerrar la puerta de la habitación y bajar la persiana, “la
gordita” llenaba el techo y las paredes de burbujitas de purpurina, mientras mi
hermana saltaba en la cama y gritaba: ¡pompitas, pompitas, pompitas!...y ahora,
justo en este preciso momento, termino de leer el libro del Dr Ferdinand Figtreeson, con cuatro veces más años que por entonces
y me pregunto, ¿y si mis haditas de luz,
eran nada más y nada menos que balloon
girls?
¿Y si lo fueran? Noooo, imposible. ¿O si?...
EL LIBRO.
“ La Balloonmanía fue un fenómeno social que
se extendió principalmente por Norteamérica a finales del siglo XIX, país de
las oportunidades, de la libertad, y también de los prejuicios a lo
desconocido, a lo inexplicable; en unos tiempos de revoluciones, industrial,
ideológica, teológica, científica, progreso, surge este fenómeno que no deja
indiferente a ningún sector de la sociedad, ya sea para defenderlo o para
atacarlo sin remisión.
La Naturaleza se abre paso ante tanto progreso,
el hombre avanza y sin embargo sigue sin estar preparado para dejar de soñar,
de creer, de buscar más allá de los preceptos establecidos, del materialismo, del afán de riquezas, la
Madre Tierra es maltratada y aún así, nos da la oportunidad de conectar con su
corazón, con el nuestro. Hoy en día, sigue sin haber respuesta para esta gran
incógnita. Mujeres-globo ¿Mito o realidad?
El hombre “blanco”, es el verdadero lobo para el
resto de hombres…y seres del universo.”
LA OPINIÓN DEL GATO.
Reconozco que andaba muy perdida sobre el tema de las Mujeres-Globo
cuando tuve el libro en mis manos por primera vez ¿Mujeres-globo? ¿Qué son las
mujeres-globo? tengo que reconocer que nunca había oído hablar de ellas, y no
sabía muy bien a qué atenerme, ¿sería una tomadura de pelo? ¿Un engaña bobos? o
peor ¿Estaría ante un ensayo filosófico de ese tal Dr. Ferdinan Figtreeson que al igual que de sus ballon girls, nunca había oído hablar de él, y sería un tostón de tomo y lomo?
Sin embargo, la sinopsis despertó mi curiosidad, sobre todo porque me
daba una de cal y una de arena; con una seriedad y un rigor, que no deja lugar
a dudas sobre que el tema es algo serio, nos adentra en la antesala del libro
dejando claro que no es un tema baladí, si no un fenómeno extendido a lo largo
del siglo XIX, especialmente en los Estados Unidos de América. Esta seriedad,
da paso al final de la propia sinopsis a un párrafo que termina de convertir mi
curiosidad en ansia por comenzar la lectura: nos habla de enigmas, de sueños,
de estrellas, de una voz ahogada en nuestros corazones.
La niña de las
haditas y demás seres invisibles a la mayoría, había vuelto.
Y comencé a leer con tanta curiosidad como
ignorancia. Y según iba avanzando, más me gustaba lo que leía, y sobre todo,
más aprendía sobre el tema, hasta ese momento, desconocido para mí.
Mujeres-globo. Mito o realidad, es un libro compuesto por
32 maravillosos relatos, más un Proemio dónde nos pone en antecedentes sobre lo
anteriormente escrito sobre el tema, y una introducción a la Balloonmanía en sí, que muy lejos de
servir de relleno, ambos son una guía imprescindible para poder entender lo que
significó el fenómeno de estas redonditas damiselas, y disfrutar más aún de los
relatos que componen el libro.
Yo he quedado fascinada por estas historias; amante
de por si del cuento y las leyendas victorianas, en las cuales los seres de la
naturaleza, los cielos, las entrañas de la tierra, son tan protagonistas de los
mismos como el resto de personajes, leer estos deliciosos relatos, desconocidos
y por tanto más atrayentes y sorprendentes todavía, con ese nexo común que son
las balloon girls, curiosos seres −ni humanos, ni animales, ni plantas−y que
sin embargo llegan al corazón o al temor, de diferentes personas y condición
social-
¿Qué
pueden tener en común unas jóvenes escritoras, con una niña llena de
imaginación, una esclava libertada, un temible delincuente, un bombero, un pacifista, un soldado sureño,
unas rechonchas mellizas o unas hermanas amantes del timo y la farsa, entre
otros muchos? Pues no podía ser otra que ellas, las Balloon girls. Por supuesto. Tendrá el lector que decidir si estas
historias recopiladas y maravillosamente narradas por Fernando Figueroa Saavedra, perdón, por el ilustrísimo doctor Ferdinand Figtreeson –tanto monta, monta tanto− fueron
reales o solo cuentos para niños, o tal vez alucinaciones colectivas, o
simplemente animales voladores hoy extintos; tendrá el lector que adentrarse en
este maravilloso mundo de estos seres para decidir como quiere verlas,
sentirlas.
Yo lo tengo muy claro, y sin querer influenciar
al lector, decir que tan solo por descubrir tan sorprendentes y magníficos
relatos, ya vale la pena leer el libro. Una narración sencilla que sin embargo
recuerda el estilo de los cuentos decimonónicos por excelencia, vocabulario
exquisito, narrativa impecable, humor, rigor, documentación y mucha
imaginación. Delicioso al máximo. Además, me he quedado prendada de su elegante
portada, su impresión impoluta y esos pulcros guiños a las ediciones exclusivas del siglo XIX.
Mención especial tiene el último capítulo, una auténtica declaración de sentimientos hacia todos esos seres de la naturaleza que conviven con nosotros y por ende, tienen tantos derechos y merecen igual respeto, que la raza humana.
Mención especial tiene el último capítulo, una auténtica declaración de sentimientos hacia todos esos seres de la naturaleza que conviven con nosotros y por ende, tienen tantos derechos y merecen igual respeto, que la raza humana.
Me arriesgo incluso a decir, que no es solo un
libro más que recomendable, si no imprescindible si eres un amante de aquellos
maravillosos cuentos e historias decimonónicas que marcaron un estilo
literario.
"...por el triunfo final de la justicia y la verdad..."
MUJERES-GLOBO. MITO O REALIDAD
Dr. Ferdinand Figtreeson
(Fernando Figueroa Saavedra)
ISBN: 978-84-606-8038-3
Edita Gracel Asociados, sll.
Una Reseña de Yolanda T. Villar
©TODOS LOS DERECHOS
RESERVADOS
No había oído hablar jamás de estas mujeres ¿qué son exactamente? ¿duendes, hadas, pequeñas mujeres embutidas en trajes redondos? la reseña me encanta y me ha dejado lleno de curiosidad. Un libro curioso en un blog ídem.
ResponderEliminarSaludos Yoli
La verdad es que yo tampoco las conocía y me he quedado absolutamente prendada de ellas ¿Sabes como solucionarlo? ¡Leyendo el libro! jaja. Te encantará y te atrapará a partes iguales.
EliminarUn beso.
De verdad que no se cómo lo haces, cada vez me asombras más ¿Dónde buscas tú o en que sitios te mueves para descubrir estos libros y a estos autores? anonadada estoy de las cosas que nos descubres. Me encanta la reseña y confieso que la curiosidad puede conmigo y me apetece mucho leer el libro.
ResponderEliminarBesis!
Esta vez tuve la grandísima suerte de que el autor me hizo saber de su obra ¡Y ahora soy una total Balloon girls adicta!!!
EliminarSon unos relatos maravillosos Sabrina, no pierdas la oportunidad de leerlos y conocer a su autor.
Pasa a su facebook, tienes el enlace directo al final de la reseña.
Un beso!