jueves, 30 de junio de 2016

ENTREVISTA CON...Fernando Figueroa Saavedra.


(Foto: E. Massafra)


Este mundo no lo entiende
y yo tomé la iniciativa
de llamarme diferente,
siempre tengo en mente
empezar algo rebelde
alejando lo excelente.
Mi objetivo no es el daño
es verme reflejado 
cuando soy un rechazado.
De peque siempre castigado
de grande el más buscado
por un crimen distinto,
 el que hace caso al instinto
¡Pinto y sigo invicto
desafiando lo prohibido!

(Drwnk)





GATO TROTERO:  Bienvenido a nuestro Tejado, Fernando, en este peculiar callejón, un suburbio para marginales literarios, y lo digo con orgullo, gracias por formar parte de nuestra inmensa minoría –de momento- ¿Cree usted que al lector hay que darle lo que pide o hay que enseñarle un amplio muestrario para que pueda elegir, y sobre todo, que sepa escoger?
FERNANDO FIGUEROA: El lector es un ser polimorfo, compuesto de muchas personalidades, formaciones, gustos y mundos interiores. Darle lo que pide no entraña trabajar para la uniformidad. Cierto que da la impresión de vivirse un sota, caballo y rey, y puede que interese a cierto sector mercantil reducir y compartimentar al público en bloques homologados y homogéneos; pero sabemos que hay lectores que no se sienten a gusto con las etiquetas existentes o con la fritanga literaria, por no hablar de la tendencia de algunos escritores por romper moldes, entremezclar géneros e innovar en formatos. Me identifico con todos ellos y las editoriales que apuestan por salirse de las convenciones. El lector debe ser ante todo un explorador, no un simple consumidor. El lector tiene derecho a pedir lo que le apetece, pero hay que facilitar que ejerza su capacidad de elección y que gobierne su apetito lector con criterio, consciente de que existen otras literaturas o estilos que no tienen hueco en los grandes escaparates. Mi instinto me dice que si hay autores libres habrá lectores libres, y viceversa.
Por otro lado, creo que no hay libro malo, si hay un buen lector que le sepa sacar el jugo. Ese es, para mí, el verdadero lector culto, el que es capaz de disfrutar de una rosa de la misma manera que mirando una piedra. Existe un lector malo, el que mastica perlas como si fueran altramuces, comulga con tochos de molino y encima cree que ha perdido el tiempo.


GT: Escuché hace algún tiempo en una tertulia radiofónica, decir a un veterano escritor aficionado que los autores –independientemente de su talento- escribían para un primer mundo (literario se sobreentendía) pero eran leídos por un segundo o tercer mundo según si eran bautizados por un padrino pudiente o apadrinados por una ONG. Me encantó la metáfora ¿Cómo ve usted actualmente el mercado editorial, hay submundos comerciales? ¿En verdad solo se bautizan los que tienen padrinos?
FF: Para mí el mundo editorial sigue siendo un misterio y, cuando lo miro desde la barrera, no puedo evitar poner el cartelito de ‘aquí hay monstruos’. Como en toda la industria y la institución cultural, se configura en una red de círculos sociales en los que juega un gran papel las relaciones públicas y, por tanto, el apadrinamiento sigue estando vigente para poder ingresar a cierto nivel, con lo bueno y lo malo que tiene. Personalmente detesto los paripés, por eso es maravilloso seguir encontrando oasis, divulgadores, editores o libreros que aman el libro y a la literatura y, por tanto, respetan a los creadores y apuestan por ellos y su obra: esos son los buenos padrinos.
Con todo, me siento cómodo con la autoedición. No es un reproche, aspiro a publicar en editoriales si la propuesta me convence, pero creo que existe una buena oportunidad histórica para que los autores participen activamente en el proceso de publicación. En este momento me encanta dar forma a la primera edición de mis textos. Se adecúa a mi ser artístico y, en parte, bebe del ejemplo de mi abuelo Eugenio. Él no pudo ir a la escuela, tenía que trabajar en el campo, pero fue capaz de escribir poesía, relatos y varias novelas. Por desgracia fue un escritor sin libros, porque cuando pudo publicar la censura franquista truncó su ilusión. Antes era muy difícil que te publicasen, pero eso no le detuvo. Se hacía sus ediciones con fotocopias y las encuadernaba a mano, contento de regalárselos a colegas, amigos, familia y vecinos, siguiendo la máxima ‘del autor al lector’. Con tal ejemplo y los medios que hay, ¿cómo no autoeditarse hoy en día? Sin embargo, ahora el reto no es publicar, sino que el libro se distribuya y que se lea, sobre todo eso, que te lean.


GT: Ahora que acabamos de disfrutar de las distintas ferias del libro, muchos autores y editoriales hacen balance, otros deberían hacer examen de conciencia, sobre el éxito de ventas o firmas, pero ¿Actualmente son las Ferias  un trampolín o un escaparate? ¿Llegan a ellas los que tienen posibilidades de ventas o son las ventas durante las mismas las que marcarán el futuro inmediato del autor?
FF: Tiene algo de reconocimiento, ilusiona formar parte, pero no creo que puedan considerarse las ferias como trampolines ni tampoco la mejor forma para conseguir ese feed-back que de verdad buscas, te retroalimenta y te impulsa a seguir. Me parece más eficaz y positiva la organización de festivales especializados, de encuentros literarios, mesas redondas o presentaciones con autores vivos (estaría chulo que se hiciera también con autores muertos, daría de comer a muchos actores), pues permiten poner cara, voz y más alma a los libros, y diluir la distancia entre lectores, autores y editores. Cuando se ve que tras uno y otra lado de la tramoya hay seres humanos las cosas se relajan y vibra la vida. Que alguien te pida que le dediques un libro, no tiene precio. Aunque sepa a poco, porque lo que deseas en verdad es que te comente cosas de su lectura. Se llama comunicación, compartir, completar el acto creativo, festejar la vida.
Sobre el tema de las ventas, todo lo que dices tiene cabida, sobre todo si hablamos en términos de negocio. Pero no podemos dejar en las ferias el futuro de un autor, sobre todo primerizo. Hay ahora otros frentes, como la exposición mediática. Creo que está tomando un gran peso y generando cauces alternativos, por ejemplo en Internet. Eso sí, exige al autor ciertas dotes sociales y conocimiento del medio. Ahí se camina en el filo de la navaja, pues saber en qué medida uno se está plegando a la industria del espectáculo depende de cómo se tengan asentados los pies en el suelo, comprenda lo lúdico de la aventura y mantenga una viva y constructiva  actitud autocrítica.
Yo me contento con producir y compartir momentos bellos e intensos. Pensar en ganar dinero me bloquea. Necesito para crear, pensar con libertad. ¿Hay algún agente literario por la sala? ¿Un mecenas manirroto, por casualidad?

(Foto: E.Massafra)



GT: Licenciado en Geografía e Historia, sección Historia del Arte. Le confieso que he leído su Tesis y mi primera sorpresa me la llevo al leer el título: El graffiti movement en Vallecas. Y no dejo de sorprenderme según voy leyendo y casi casi me encuentro con una novela negra neo-urbana  más que una tesis. Creo que a estas alturas son pocos los que aún piensan que el graffiti no es un arte, pero ¿Es ya parte de la Historia del Arte? ¿Qué  necesitaría para llegar a serlo? Y perdone mi curiosidad pero ¿Qué tiene este estilo de vida para atraer la atención de un licenciado en Arte?
FF:Es parte de la Historia del Arte y de la Humanidad. Se puede discutir, pero no se puede ocultar. Su estudio me atrajo por lo que comporta de trabajo de campo, por exigir una exploración del entorno, abrir la mente a la inmensidad del hecho cultural y enfrentarse a los prejuicios y esquemas que se nos inculcan desde el olimpo de la alta cultura. Por lo que de quijote me toca, disfruto mucho velando por la comprensión y dignidad de algunos fenómenos culturales que me parecen muy frescos y naturales, y resaltar el aspecto humano de las cosas a través del ensayo. En el fondo me apasiona. Por ejemplo, en mis textos fantásticos suelo hacer algún guiño al graffiti. Me parece un aspecto además muy anulado en las novelas históricas o fantásticas, cuando ha sido de largo un medio de expresión muy común, aunque nuestra cultura lo considere algo exclusivo de nuestro tiempo o algo impropio o insignificante. Creo que en ese terreno se junta con muy poca sensibilidad la ignorancia y el prejuicio.


GT: Al igual que otros movimientos artísticos, el Graffiti tiene sus matices, tiempos, estilos ¿Estaríamos hablando de un género artístico en sí mismo o un subgénero? En los años ochenta se hablaba del graffiti como la auténtica voz y expresión del pueblo.
FF: El tema es complejo, más si hablas con alguien que entiende el graffiti como una esfera de expresión en la que se remueven diferentes tipologías. Podríamos dejarlo en que el graffiti es un medio que ha dado lugar a la subcultura de los writers o escritores de graffiti y a un movimiento, desde el Writing al Aerosol Art. También se puede entender como un estilo gráfico-plástico, pero no es un género o subgénero, eso se deriva del análisis de sus contenidos, que tocan muchos palos, o de si surgiese algo llamado ‘literatura-graffiti’, que podríamos presuponer próxima a un juego dadaísta, una escritura automática o un universo underground. Por cierto, ¿no has mentado a Reverte? Suele pasar últimamente cuando se habla de graffiti en los ambientes literarios.

GT: Reverte, si una cosa tiene, es una gran visión periférica...y hablando de periferia, si hablamos de GLUB pensamos irremediablemente en Hip-Hop, al gran MUELLE  se le identificaba con el pop-rock y la movida madrileña, HARING y los sonidos de los clubs nocturnos de New York, BANKSY  y la cultura pop londinense ¿Está irremediablemente unido el movimiento grafitero a la música? ¿Quién complementa a quién? Estaría bien una música salida única  y exclusivamente del graffiti, algo así y perdone mi atrevimiento e ignorancia ¿Melografía? y no vale reírse.
FF. El graffiti es agitación, movimiento, ritmo, es lo que tiene ubicarse en la calle, escuchar el corazón y establecer un baile con las normas. La evolución del graffiti contemporáneo no se puede entender fuera de los parámetros del jazz, el rock & roll, la psicodelia, el rock urbano, el heavy metal, el punk, el hip hop… como diría Raimundo Molinos, es purita vida, jajá. Lo de melografía tiene su gracia, no puede negarse. Quizás el graffiti sea la excitación de la melanina urbana, las pequitas de un monstruo de hormigón que lo convierten en un ser simpático, inofensivo y entrañable. También puede ser la miel de lo cotidiano, chorreada sobre el pastel de asfalto que nos toca patear uno y otro día, y nos pringa con un extracto sucedáneo de esa naturaleza que añoramos como animales sentimentales. Uff, puede ser tantas cosas… Enchufa la radio que quiero pintar o escribir, que si no, no me sale.

GT: Tres libros sobre el universo graffiti, un libro sobre la Venecia del siglo XVII y cuatro a cerca de las Mujeres-globo. Aparentemente nada que ver unos con otros, aunque ninguno de ellos entraría dentro de lo habitual en el mercado literario actual ¿El Fernando escritor se sale de la norma por convencimiento puro, por casualidad o es algo premeditado y organizado? Y es que en este mundillo he visto de todo, nada me sorprendería.
FF: Soy hijo de la posmodernidad. Me crie entre libros, tebeos y una televisión, la plastelina era mi juguete favorito, junto a un hermano con tanta o más fantasía, creatividad y arte que yo, en un barrio de periferia, entre la ciudad y el campo, en un tiempo de transición, en el que convivía la España feudal con una España que anhelaba ver llegar, con los ojos como platos, los prodigios del año 2000; así que soy una persona de frontera, con un raro sentimiento de universalidad. En esas cómo para estarme quieto en la Era Nuclear. Aunque esté sentado, mi mente no deja de enredar. Siempre me gustó imaginar, darle vueltas a las cosas, con conocimiento de causa y perspectiva de disfrute. En lo artístico prefiero confiarme a la intuición ilustrada que a la planificación sesuda. Me divierte más. Soy escritor de brújula y eso me permite que aflore mi personalidad en todo lo que hago. También soy un poco rebelde y cabezón, lo que no tiene precio para cambiar de rumbo, sorprender, y llegar a algún puerto, se llegue con la barca más o menos entera. Creo que un verdadero compromiso por la cultura implica amar y conservar la tradición sin ser esclavo del pasado y crear sin olvidar que la humanidad aún no ha dado todo de sí, aunque suela repetirse para lo bueno y lo malo, porque hay cosas que siempre funcionarán. No olvides tampoco que mi alma es de payaso y eso entraña jugar continuamente con las convenciones, cultivar la consciencia de la mecánica humana y social, darle alas a la mirada excéntrica y expurgar de lo humano lo negativo. La infelicidad no puede ser mi patria, si mi bandera es una sonrisa.

GT: ¿Cómo llegó usted al universo Pompínico, Fernando? ¿Fue difícil coger semejante tema y manufacturarlo para convertirlo en un tema apasionante y atrayente al lector? Ha debido serlo pues uno no llega a escribir cuatro libros sobre el tema sin perder ni un ápice de interés por parte del público ni calidad por parte suya.
FF: Vinieron caídas del cielo, un día, sin esperarlo. Abrí los ojos y ahí estaban, dándome capones en la loma de mi corazón. Las mujeres-globo son mi locura, las niñas de mis ojos. Hombre, son las hermanitas locas de una hermana mayor, Angelina Trisole de Ghiandachiara, que la tengo bastante olvidada, pese a tener en el cajón la tercera parte de sus aventuras. Nacieron de las ilustraciones que hacía para El libro de Angelina. Ellas me ayudan a mantener la esperanza en el ser humano, velan por mi vínculo con la Naturaleza, presiento incluso que me reconectan con mi paraíso infantil, con ese primer imaginario en el que las redondeces son la manifestación del paraíso.
Sobre la manufactura de sus historias, disfruto como un enano. Fluyen. Me ponen a prueba y sacan de mí al niño travieso y avispado que tengo dentro, desde el poso del adulto. Cierto que he tenido mis miedos. ¿Qué autor no los tiene cuando quiere hacer una obra que se entienda y toque de alguna manera al lector? Por otro lado, quiero que el lector encuentre contenidos que le nutran intelectual y emocionalmente, sin aburrirlo, que sean en un punto familiares, pero que le sorprendan. Creo que si el autor se divierte creando, conseguir que el lector disfrute es pan comido. Aparte, aunque me educaron a ver personas, cuando creo mis historias pienso mucho en la posible lectora. Es sólo un juego, un impulso más para crear, pero creo que la literatura se ha convertido en un mundo muy femenino (basta con darse un paseo por el mundillo) y me alegra mucho conseguir hacer vibrar, mental o cardiacamente, antes a una lectora que a un lector. Sé que muchos lectores heterosexuales y algunas lectoras me entenderán de sobra.


GT: Corren malos tiempos para la cultura, tal vez no debería uno arriesgar y dedicarse a escribir lo que funciona, lo que vende ¿Quién lo tiene más difícil en estos momentos, los Artistas o los escritores? Si el libro está en crisis, la compra de Arte y la difusión no están mejor ¿De quién es la culpa, si es que hay un culpable? y por ende ¿De quién es o dónde está la solución?
FF: Toda la Cultura lo pasa mal, porque nuestro modelo social no está al servicio de los valores humanistas y del desarrollo pleno del individuo. Me muevo en varios ambientes (músicos, teatreros, ilustradores, pintores, investigadores, payasos…) y en todos se dice lo mismo: que si se hace de balde, que si se paga mal… que si un día consigues vender un cuadro a precio de fábrica o de amigo, que si tienes público para cubrir el gasto de vestuario y portes o que si te leen tres almas cándidas a las que les hayas regalado o vendido el libro, date por contento, que es un día grande. Por no hablar de la endogamia del arte o del mundo académico. El público-público, ajeno al sistema de formación, producción y exhibición, está en extinción. Ahí está ese gran peligro que parece mitigarse cuando se tiene la fortuna de situarse en el mainstream o entras en la esfera de los medios de comunicación, en fin, la sociedad del espectáculo. Bueno, sobra decir que ser periodista o salir en la tele facilita pisar con más holgura, sobre todo te favorece la promoción.
Nos libraríamos de muchos tormentos si existiese un público potente, extenso, frondoso y florido. Es la pieza clave y la más endeble ahora del armazón cultural. No es algo insignificante, porque en un contexto democrático, el déficit de un público cultural no se desliga del drama de una ciudadanía convertida en una masa de borregos, insensible a su entorno y presa de la satisfacción inmediata. Para el público que siente pasión, el dinero no representa un escollo, es una minucia. Lo vemos en otros campos, piensa sólo en lo que cuesta ir a ver un partido de fútbol o irse de tapas. Pasión y aprecio van de la mano, no importa que haya que poner guita para llegar a la Luna, acabar con una enfermedad endémica, llenar la casa de artesanías, gastarte la mitad del pan en libros. Si nuestra sociedad no mirase la cultura como a un bicho raro que da igual que se extinga, no haría falta protegerla mediante subvenciones o sobrevivir entregándose a clientelismos. Es un derecho social e individual, reconocido no por azar por las leyes contemporáneas.


GT: Hay algunos artistas que han unido fuerzas y talento junto a escritores creando juntos obras plásticas y literarias magníficas, hay un maravilloso libro de escritoras y pintoras, por poner un ejemplo, que se llama El Arte no tiene nacionalidad y en el cual poetas y pintoras aúnan fuerzas y acompañan sus trabajos mutuos dándoles más repercusión ¿El Arte deberá unirse a las letras para conseguir mayor profusión, será ese el futuro que le espera a ambos? Coaliciones hasta en la cultura para salir adelante.
FF: Estoy a favor de la interdisciplinaridad, la cooperación, las colaboraciones, la ruptura de fronteras… sin que eso comporte perder el horizonte y mantener lo peculiar de tal o cual materia. Es aquello de juntos pero no revueltos, porque hay que saber cocinarlo. Aun así, me parece maravilloso cuando se hacen proyectos en los que se funde y confunde la autoría o se combinan diferentes artes con maestría. La mezcla fortalece, si ambos mundos entienden lo que puede aportar cada cual y la mejor forma de engranarse. La fórmula es consagrarse en el objetivo y echar por la borda los egos. Cierto que, cuando uno domina varias artes, intenta también combinarlas, porque enriquece, complementa y completa. Me encanta ilustrar mis libros, o ‘textuar’ mis dibujos. Eso, junto al uso de pseudónimos, hacen vibrar los libros de una forma especial. Andan solos.



(Foto: E.Massafra)

GT: He leído de usted  que tiene formación polifacética: historiadora-arqueóloga, gráfico-plástica, actoral-escénica, literaria y docente (conociendo su obra y proyectos se quedan cortos) y yo me pregunto ¿Y para cuando un Fernando músico-locura? llamémosle Musíloco  -por lo que encierra de atrevido y transgresor, que lo tiene- es más ¿Porqué no una música aérea para las Pompinées? y una quinta entrega, pues ya sabe lo que dicen, que no hay quinto malo.
FF: Bueno, actualmente, estoy en la compañía Musiclown y le damos a la payasada a ritmo de musical. Somos un grupito talludito y, por tanto, muy ochentero. La música y el humor son un buen cóctel.
Las pompinas son ya muy musiquillas ellas, se criaron arrulladas por el viento entre las ramas. A veces, se pasan de zumbonas, pero va en su temperamento, no saben contenerse. Hacen tanto caso del qué dirán como del arroz de Catalina. Tan pronto pegan los labios y te hacen un bocca chiusa entre los rosales, que te chillan haciendo el indio encima de la lumbre. Se les perdona todo, porque no saben de culpas y sí mucho del cariño. Ahora si les da por ser ratoneras, ya puedes buscarte unos buenos tapones para los oídos que la cosa va para largo.
Sobre la quinta entrega, anda incubándose. Creo que será una historia unitaria, aún no sé en qué clave. Quién sabe. Quizás, algunos de los libros citados en la tercera o cuarta entrega. No sé. Ya sabes que es un proyecto con sus ramificaciones.


GT: El futuro. Las nuevas generaciones. Los niños y el Arte. Los niños y la música. Arte y lectura como terapia, como enseñanza ¿Qué porvenir le espera a la Cultura, serán estas nuevas generaciones un relevo, un soplo de aire fresco o el Armagedón literario? ¿Las nuevas tecnologías harán de nuestros niños seres sin creatividad o todo lo contrario?
FF: Soy un optimista nato, pero me aterra el futuro en esta encrucijada sin igual en la historia de nuestra especie y nuestro papel en la Tierra. Conocer al ser humano te inunda de fe y al tiempo te puede desesperar hasta la amargura. La tecnología no ha liberado al ser humano como habría sido deseable. Nos ha dado herramientas, como en su día la industria, pero seguimos presos de la economía, del trabajo como forma de subsistencia y núcleo de la actividad social, de la oligopolización mediática. Nuestro instinto gregario se ve manipulado, se nos separa en multitud de pseudoidentidades para luego reunirnos en masa, se nos convence de que necesitamos intermediarios, que seremos siempre incompletos, inmaduros, insatisfechos, se nos utiliza de mil maneras para el beneficio de unos pocos, esa panda de borregueros visibles e invisibles que no han pensado nunca en bajarse de la burra y trotar a nuestro lado como congéneres. Sin embargo, la misma creatividad humana podría salvarnos. Sólo hace falta cultura, corazón, determinación y consciencia de en donde estamos metidos y del infinito que nos rodea.
Nacemos para manipular la materia y explorar un entorno físico, desde nuestros cuerpos, no para estar encerrados entre cuatro paredes mirando una pantalla y agitando los deditos. No se puede castrar a un niño, sobredimensionando sus reflejos mecánicos, y podarlo al gusto de un mercado tecnológico que busca ampliar su cuota de negocio. Estamos jugando con un ser emocional por construirse, que ha de desarrollar sus capacidades en sociedad, desde lo sensorial y lo afectivo. Creatividad es hacer el amor con la materia y las ideas, transmitir la vida a lo que nos rodea. También es muy importante trabajar los vínculos intergeneracionales, para que cuaje la filantropía, y la tecnología está creando una fractura bestial. Una generación ‘huérfana’ podría ser nefasto para el destino de la cultura, de la democracia, del planeta y de nosotros mismos como especie.


GT: Muchas gracias por su tiempo, su talento y su obra, ha sido un placer inmenso conocerle y disfrutar de su obra y su persona.
Este Gato es su Gato. Para cuando quiera, los suburbios y arrabales literarios le esperan, y no olvide que con mucho orgullo. Gracias Fernando. Hasta pronto.
FF: Igualmente, por dejarme trotear por estos lares gatunos, donde arte y literatura se dan la mano y se regalan un beso. Gracias de corazón.


FOTOGRAFÍAS: E.Massafra ( Web)

Una entrevista de Yolanda T. Villar




5 comentarios:

  1. Anabel (mis libros y yo)30 de junio de 2016, 12:04

    ¡Qué entrevista más buena! ¡Que cracks los dos! Hacéis buena pareja profesional.
    Besos

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    1. Gracias Anabel! Con un entrevistado como Fernando Figueroa las entrevistas se convierten en auténticas Master Class, pero ante todo divertidas y relajadas.

      Un abrazo

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  2. Resulta enriquecedor leer a dos craks de la entrevista, ambos se nota que disfrutáis con vuestra pasion creativa

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    1. Pues si Anastasio, ambos hemos disfrutamos mucho con lo que hacemos, a Fernando no hay más que leerlo para darse cuenta de su pasión por las letras y la música.
      Creo hablar en nombre de los dos al decir que hemos disfrutado con la entrevista.

      Un abrazo.

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