Una joven a la antigua, Louisa May Alcott

Una joven a la antigua

Por la Pelipequirroja.

   No tenía pensado publicar este libro, de hecho tenía otros preparados para hacerlo, pero me quedó un regusto amargo con la novela Ocho primos; se que no tiene nada que ver con Louisa May, pero en mi fuero interno y mi alma prendada por autora y obras, algo me empujaba a  resarcirme de ese regusto que una deficiente traducción me produjo. Alcott no se merece menos. 
  Esta, al igual que la de Juventud, formaban parte de aquella colección ilustrada que hacía las delicias de la jovencitas de aquellos años sesenta-setenta-ochenta, pero no tenía recuerdos de su lectura, ni cuando repasé la sinopsis antes de adquirirlo recordé absolutamente nada, así que decidí usarlo en mi favor y leerlo sin expectativas ni prejuicios. Pocas veces una segunda vez, se torna primera.


    Publicada en 1870, nunca adquirió la notoriedad de Mujercitas, pero si fue más apreciada entonces que otras publicaciones de la autora, y fue precisamente por su título; ejerció un efecto llamada en las muchachas de la época, cuando nuevos tiempos asomaban por el horizonte y la palabra "a la antigua" estaba "muy de moda" ser una chica "como Dios manda" era lo que todas aspiraban a ser, pero ser una "chica moderna" es lo que aquellas muchachitas soñaban con ser. 

    Polly tiene catorce años, es una chica de campo, sencilla, honesta, amable y trabajadora, virtudes que en otras muchas jóvenes brillan por su ausencia dado que gozan de buena posición económica y están acostumbradas a los lujos y a conseguir las cosas con el mínimo esfuerzo; así es Fanny, una joven de dieciséis años que vive en la ciudad y pertenece a una familia acomodada. Cuando Polly es invitada a pasar un verano en casa de los Shaw, la familia de Fanny, descubre un mundo totalmente diferente al que está acostumbrada; al principio se siente tremendamente intimidada y fascinada por tanto lujo, fiestas, actos sociales y demás boato que lleva consigo aquella vida ociosa de niños ricos. Pero las convicciones y la educación de Polly son férreas, tras unos momentos de debilidad y fascinación, no se deja arrastrar por ese mundo superficial y vano, ella no necesita de vestidos elegantes y algo atrevidos para engatusar a un hombre, Polly cree que una mujer ha de hacerse valer y respetar, su dignidad vale mucho y no está dispuesta a hacerse la tonta ni a falsear su personalidad por gustar a los chicos y conseguir un buen matrimonio. Polly usa el NO, y no se siente de menos por ello. Ella es fascinante por sí misma. No sabéis cuan admiro a esta chica, qué personaje tan cautivador, creo que aún es más carismático y reivindicativo que Jo March, pasaría horas hablando de ella e imaginando hasta donde hubiera sido capaz de llegar una chica como ella entonces ¡La sociedad no hubiese estado preparada para ello! pero hubiera dado lo que fuera por ver por un agujerito a alguien así entonces. 

   La novela es también una de las más críticas e irónicas con la educación que se les daba a las niñas entonces, Alcott se burla, pero con elegancia, de esa manufacturación de esposas perfectas y tontas para que sus maridos reluzcan más, esposas hechas a la carta para encajar con precisión en los gustos y la vida de sus maridos; sin duda quería llegar a sus lectoras más jóvenes y enseñarles a través de personajes superficiales y desprovistos de cualquier indicio de inteligencia, que otra vida era posible para una mujer, aunque cayera en saco descosido, que no roto del todo, pues poso les dejaría sin duda.
   Ya os he dicho que hablaría todo el rato de Polly y de la sociedad de la época, pero no puedo dejar pasar a los Shaw; ellos representan a esa sociedad superficial y bien posicionada a los cuales todo se les ha dado hecho, pero incluso así, la cercanía con Polly hacen de Fanny , sin dejar del todo la vida a la que está acostumbrada, que admire a su amiga y sus ideas, que la respete y sobre todo, que la entienda. No podemos decir lo mismo del malcriado del hermano, el horroroso Tom, un niño amante de las bromas pesadas y que no recibe castigo alguno por ello, incluso cuando toma a Polly como objeto de dichas bufonadas. Maud tampoco se queda corta, niña mimada donde las haya, chillona y adicta a las pataletas y los berrinches, que al igual que su madre, parece haber heredado el carácter nervioso e histérico de esta. La invalidez de la señora Shaw ha hecho mella sin duda en su forma de ser y en la manera en la que educa y consiente a sus hijos, si no hay salud, que les sobren los caprichos, que sean felices de salirse con la suya. La Abuela es una mujer encantadora, chapada a la antigua pero muy dulce y complaciente, y a la que todo el mundo tiene olvidada y a pocos parece importarles. 
 
   Seis años después de aquel prolífico verano, Polly, ya toda una joven, vuelve a la ciudad como profesora de piano, en busca de una nueva vida como adulta y un buen trabajo que le permita subsistir por ella misma, sin depender de nadie. El reencuentro con los Shaw será muy interesante, las cosas han cambiado mucho, más de lo que ella imaginaba, y no todo para bien. Aun así, en esta nueva etapa,  es donde se terminarán de fraguar fuertes lazos de amistad con Fanny y la familia. 

   Louisa May Alcott lo vuelve a hacer. Ha creado una bella historia basada en la cotidianidad de la vida familiar, del camino que unos jóvenes recorrerán hasta hacerse adultos y como el paso del tiempo y la experiencia limará y redondeará la personalidad de las jóvenes protagonistas (Ay de esa pasión de Alcott por El viaje del Peregrino, que os aconsejo leer a pesar de lo "anticuado" que pueda parecernos ahora) una historia realmente bonita, con un lenguaje algo rebuscado en ocasiones, pero ¡Es Alcott! lo cotidiano está bien, pero una mujer con recursos lingüisticos vale por dos, y un final hermosísimo de veras. Esta mujer sabe sacar mi lado tierno siempre ¿Cómo no voy a adorarla? y lo mejor es que ahora si que no me ha quedado regusto alguno. Normal, es Alcott en estado puro. 

pd: No me he olvidado, en absoluto ¡Quiero y exijo más traducciones de calidad en castellano! y ediciones cuidadas. Y más variedad. Y si se me ocurre algo más, en la próxima reivindicación lo dejo por escrito. Hombre ya. 

UNA CHICA A LA ANTIGUA.

Louisa May Alcott.

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