ATRAPADO, de Juan Infante

Hace ya muchos años desde que ví la película de El padrino. Recuerdo que era un adolescente aburrido aquel sábado por la noche. Afuera llovía a jarros y nuestros planes (los míos y los de mis amigos) se los había llevado la tormenta iniciada a media tarde y que amenazaba con no acabar nunca. La idea era ir al cine, cenar en un burguer barato y esperar a la salida a que viniese el padre de David a recogernos... Pero el padre de David no conducía si llovía, y aquel día el mar se despedazaba sobre los tejados de la ciudad. Para colmo de males, mis padres se sentaron en el salón de casa, y al verme que me levantaba con gesto contrariado para irme a mi cuarto a escuchar algo de música en el walkman, me dijeron que cambiase de canal porque iban a poner en la tele aquella exitosa película de los gánsteres, como decía mi madre. Ellos la habían visto varias veces, pero parecía que nunca tenían suficiente...

Nuestra televisión aún era de aquellas que tenían ocho botones para alojar otros tantos canales, aunque por entonces no todos estaban en uso. Me dijeron que me quedase, pues era una peli larga y entretenida, de esas de acción y tiros que tanto me gustaban... No sé por qué lo hice, pero me quedé a verla. En mi habitación me esperaba Kurt Cobain y su grupo Nirvana para desconectar de un mundo que parecía ponerse en mi contra. Por algún extraño motivo, senté mi culo en el tresillo y no lo levanté hasta que no transcurrieron las casi tres horas que duró la peli (sin contar los anuncios, que si bien no eran tan largos como ahora, creo que se extendieron al menos durante treinta minutos más).

Recuerdo que me quedé alucinado con la trama, con los personajes, con la historia que contaban. Al fin y al cabo, no es sino la historia de una superación vital que va más allá de un individuo, que alcanza a un núcleo familiar y lo empuja a prosperar, a luchar y a sobrevivir abriéndose camino en mitad de un destino fangoso y repleto de calamidades con la sola intención de que la familia permanezca unida, estable e inalterada sea como sea. ¿Puede un hombre escapar a su destino? Y si lo hace ¿en qué condiciones lo consigue? ¿Puede perpetuarse ese destino en las diferentes generaciones sucesivas? Por encima de las venganzas, los tiroteos, los ajustes de cuentas, los negocios sucios o las traiciones entre clanes, El padrino siempre quedará en el recuerdo por aquel diálogo entre Don Vito Corleone y su hijo Michael en el jardín de la casa:
"He trabajado toda mi vida para conseguir el bienestar de mi familia, y siempre me he negado a ser un muñeco movido por los hilos de los poderosos. Contigo tenía otros proyectos, Michael. Pensaba que algún día podrías llegar a mover esos hilos: Senador Corleone, Gobernador Corleone, o más".

Todavía hoy me sigue fascinando aquella película, y raro es el año que no la vuelvo a ver, nuevamente junto a mis padres, un sabado por la noche. Haga calor, frío o así esté despedazándose el mar sobre mi ciudad y sus tejados.

 La editorial Erein sigue engordando su sello Cosecha Roja, de novela negra, con una nómina de autores variados que están consiguiendo marcar un espacio propio y destacado en la nueva novela negra a nivel nacional. Uno de los últimos escritores en incorporarse a este grupo es Juan Infante, a quien tenemos el gusto de reseñarle esta vez con motivo de la publicación de su última novela: Atrapado.

La historia atrae desde el primer momento: Lucía Gorostiola, una joven universitaria de Bilbao es secuestrada en las inmediaciones del campus cuando se dirigía a estudiar. Cuando la Ertzaintza descubre que es la hija de uno de los narcotraficantes más activos de la ciudad del Nervión, comienzan a investigar por si se trata de algún ajuste de cuentas o similar. En paralelo, el capo Gorostiola, desesperado y fuera de sí por la desaparición de su única hija,  emprende sus investigaciones por su cuenta, moviliza a todos sus hombres y contrata a un narcotraficante retirado, Tomás Garrincha, para que rastree los bajos fondos del Bilbao más siniestro y consiga información del paradero de su hija. Gorostiola sospecha de un clan rival y, mientras envía a Garrincha como intermediario para fijar un precio por el rescate, va preparando un plan para destrozarles cuando su hija sea liberada. Al fin y al cabo, al león jefe de la manada siempre le salen competidores que buscan ocupar su lugar al menor descuido, y en un mundo tan salvaje e inhóspito como el del contrabando de droga, nunca faltan leones jóvenes (y no tanto) con ganas de ser el Rey del mambo.
A partir de aquí, Juan Infante nos arrastra hasta las cocinas de los sin ley para ser testigos de cómo se preparan allí los guisos cuando se juega con las cosas de comer. Se trata de un mundo paralelo en el que las normas las fija el más fuerte y son tan duraderas en el tiempo como sean capaces de mantenerlas. En este mundo, el fin justifica los medios y cualquier método es bueno para medrar y conseguir lo que se desea.
En paralelo con la investigación clandestina, el autor nos muestra cómo se desarrolla el rastreo oficial del caso de la desaparicion de Lucía Gorostiola por parte de las fuerzas de seguridad. Los ertzainas Sara Cohen y Miguel Fabretti (pareja laboral y sentimental) serán los dos inspectores encargados de seguir la pista y dirigir a un grupo de trabajo que consiga identificar a los autores del secuestro. Sin embargo, la investigación no resulta ser fácil, pues si es complejo un caso normal, lo es mucho más investigar en un ambiente tan endogámico, oscuro y cerrado como el que rodea al hampa.
A medida que avanza la investigación, el caso se complica, comienzan las muertes de hipotéticos sospechosos y todo el mundo parece estar tocado por la posibilidad de estar metido en el ajo. Garrincha tendrá que emplearse a fondo entre la gente de confianza de Lucía y su avispada intuición para poder desentrañar el misterio, y pronto caerá en la cuenta de que la globalización también ha alcanzado el mundo de la droga y que, por lo tanto, lo que en principio parecía un rivalidad de carácter local, puede que se les vaya de las manos si da el salto a otro país.
El escritor bilbaíno dibuja de manera acertada el mundo del crimen en una ciudad tranquila como es Bilbao (afortunadamente atrás quedó el terrorismo) y hace ver al lector que sus procedimientos son universales, pues poco se alejan de la mafia siciliana, los cárteles colombianos o los yakuza japoneses. El delito no tiene raza o condición, si no que es la materialización de unos actos realizados por el sólo hecho de conseguir un oscuro interés fuera de toda ética. Así son los personajes de esta novela, con quienes el lector seguramente se sentirá cómodo, simpatizando con ellos e incluso tomándoles afecto a pesar de formar parte del segmento más desconocido y sucio de la sociedad.
Conseguir que el lector vea al lobo (y sienta en su rostro el olor de su aliento) como cordero es una de las cualidades del escritor vasco, y lo hace mostrando un código pseudoético muy definido que establece unas normas callejeras que nadie que quiera sobrevivir en ellas debe obviar, entre las que destaca la ley del silencio (la Omertá), de callar, de no saber, de no estar, de no escuchar... aún estando, sabiendo, escuchando. Lo que ocurre en la calle, sólo en la calle se resuelve. Y la calle, siempre fría y anónima, tiende a la frialdad de movimientos, a la ausencia de remordimientos...
A pesar de que es su sexta obra, para mí era la primera vez que leía una novela de Juan Infante y no tenía ninguna referencia previa, ni para bien, ni para mal. A decir verdad, se nota que el abogado bilbaíno no es un recién llegado pues ha conseguido una novela muy redonda: adictiva, con un argumento bien estructurado, muy directa en su planteamiento, moviendo bien al lector de aquí para allá con agilidad, y augurando una posible continuidad que sólo él sabrá si se materializará o no en el futuro.

ATRAPADO

Juan Infante

Editorial Erein

ISBN: 9788491092391

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Una Reseña de

Santiago Navascués

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