Título de la obra: LA VIDA ES SUEÑO. EL BULULÚ
Dirección: El Aedo
Reparto: Jesús Torres @JesusTorres1983
Tengo que reconocer que hasta que no vi la obra anunciada para el 19 de Agosto en el Castillo de Belmonte (Cuenca), no tenía ni idea de qué era un bululú; a mí me sonaba a pájaro, y no iba muy desencaminada, pues con un buen pájaro me encontré sobre el escenario. Un pajarillo saltarín, menudo y de grandes ojos, como un pequeño y vivaracho colorín, sin colorado, pues el pájaro de buen agüero que me encontré sobre el escenario me adentró en el mundo de los sueños dándole un principio a mi soñar y bajo los suspiros que batían sus alas, haciéndome volar por siempre ya sin medida ni final.
Da igual lo que diga la R.A.E, busca por doquier en internet y papel impreso, pregunta a los viejos del lugar y a los entendidos en materia teatral. No se puede entender el significado de Bululú, sólo se puede sentir. Y sentir me hizo, mi pequeño pajarillo de grandes ojos y profundo corazón, ¿tal vez grande es su corazón y profundos son sus ojos? Lo cortés no quita lo valiente y Grande y Profundo se ha de ser para llenar un escenario con un sinfín de personajes siendo una sola persona, y llenarlo de tal manera que su “unipresencia” rebosara la escena y nos cubriera a todos los que allí asistíamos nerviosos y expectantes, de su entrega, su pasión y su soñar. El Pequeño pajarillo, no es otro que el Gran hombre, Jesús Torres.
En un pequeño escenario que él hizo grande nada más entrar en escena, ataviado como dama y verseando con grácil voz de doncella, que más tarde se nos presentaría como doncel, comienza la representación sobrecogiéndote sin más ya de entrada un curioso personaje cuyos movimientos y ademanes te sorprenden en su ser y estar, avisándote de que lo verdaderamente sorprendente está por llegar. Es lo primero que Jesús Torres hace asomar, y os aseguro que no es una fanfarronada, es que como un concierto para voz y gestos, la representación va “ In Crescendo”, haciéndote hiperventilar de empatía y emoción según va transformándose en un personaje tras otro.
Jesús Torres nos muestra a través de los ojos de un actor de teatro del siglo XVII, Sebastián de Prado, que la Vida es Sueño, y lo es no sólo en un escenario, sueño es la vida en sí misma; y lo que hoy parece seguro, mañana no es más que un suspiro que el viento igual que trajo, se llevó. Segismundo hoy es un preso, mañana es Rey. Sebastián hoy es un actor cuya vida es el teatro y mañana, tal vez, el teatro que lo mantiene vivo… sólo sea un sueño en su pasar.
Nunca Calderón fue tan palpable, tan real, tan mundano y tan actual como a través de las palabras y el sentir de Jesús Torres ¿existe el teatro clásico para Dummies? ahora sí. Jesús lo ha bajado de los altares y lo ha aposentado en una taberna en la cual tontos y listos, niños y adultos, incrédulos y acólitos bebemos de la misma jarra y empinamos el mismo porrón: el de la emoción y satisfacción de ver entregarse en cuerpo y alma a un gran actor. Sebastián, el alter ego de Jesús, se ha empeñado en que hemos de disfrutar, de reir y de llorar, de aplaudir y de pedir más de un teatro, de un autor y de una obra, que nadie nos puede obligar a amar, si antes no nos hace sentir lo que en realidad Calderón sintió al escribir.
Jesús, pajarillo revoloteador ¿Dónde estabas cuando yo me peleaba con diecisiete años ante un libro de la editorial Cátedra, por entender una obra de la que dependía mi nota y hasta mi dignidad?, si yo fuera Cospedal, invertiría más en Bululús que en tecnología digital ¡y ya no serían los jóvenes españoles los estudiantes que siempre van a la zaga en las encuestas europeas sobre materia cultural! AMÉN.
Sobrevive Sebastián en el Madrid de 1648 como Bululú, actor que siempre trabaja solo y cuyo buen hacer le permite representar y ser todos los personajes de una obra teatral, mas si difícil parece el cometido, más lo es cuando ha de hacerse en secreto y clandestino por decreto real en una España tan convulsa o más que la que hoy nos toca vivir. Y el Bululú Torres de Prado es emotivo como Rosaura, gracioso como Clarín, convincente como Basilio, indeciso como Clotaldo, evanescente como Astolfo y Estrella e Intenso como Segismundo ¡oh, mísera de mí, oh, infelice! ¡Torres de Prado, que pusiste tus enormes ojos oscuros en mí cuando encadenado clamabas razón y despertar, y presa me dejaste de tu dudar entre sueño y realidad!
Y como un suspiro, el pajarillo se va volando del escenario, dejándonos su buen hacer en nuestras pieles y carnes, tatuado con la fuerza de un vendaval.
Sí, un Bululú es esto, esto sin más y sin menos, un actor que guarda mil actores más en su ser y que sin dejar de ser él mismo, logra que el espectador le mire y vea a decenas de personajes más. Bululú no es una palabra, Bululú es un artista, Bululú es un sentimiento, un creer y un crear, un hacer y un entregar, Bululú sólo es y será:
JESÚS TORRES, actor que encierra mil más.
Tuvisteis mucha suerte de disfrutar de semejante obra en un entorno tan maravilloso como el Castillo de Belmonte, y a través de vuestras palabras e imagenes, yo tambien he podido disfrutarlo.
ResponderEliminarFantastico.
Anna T.
Gracias Anna!
EliminarLa verdad es que el enclave es fabuloso, que duda cabe, pero Jesús Torres llenó un escenario con su sola presencia en cuanto entró disfrazado de...bueno, ya te lo hemos contado, pero hay que verlo para creerlo.
Un abrazo.