LAS QUE LIMPIAN
Hace unos años, España entera se enteró de que en los hoteles que afloran por toda su geografía, especialmente en la costa, había una legión de mujeres (y unos cuantos hombres) que ejercían como camareras de piso. Estas mujeres decidieron revelarse contra sus paupérrimas condiciones laborales, ya que a la ingente carga laboral, se unía la velocidad de vértigo a la que se les exigía realizar su trabajo para que fuesen productivas. Por no hablar de la escasa remuneración económica percibida o de las enfermedades vinculadas directamente a sus tareas ordinarias y que, hasta entonces, pasaban desapercibidas. Los medios de comunicación les otorgó el sobrenombre de "las kellys" cuando decidieron reclamar sus derechos agrupándose para organizar huelgas con las que presionar a la patronal del sector. De alguna manera, la obra de la que hoy hablaremos resulta un homenaje a todas ellas.
Y es que el sábado del último fin de semana del Festival de Teatro de Olite venía cargado de humor y reivindicación a partes iguales, pues la compañía A Panadería, de raíces gallegas y de universal gracejo, se subió a las tablas del escenario de La Cava de Olite para representar un montaje original, cargado de momentos hilarantes, absurdos incluso, que hicieron las delicias del público que llenó el patio de butacas de la trasera del antiguo Castillo-Palacio de los Reyes de Navarra.
La historia narra los hechos que se suceden dentro de un hotel antiguo pero lujoso, con un afamado prestigio heredado de su larga tradición como parada obligatoria de personajes importantes e ilustres de dentro y fuera del país. Tal es así, que recibe la llegada del presidente de un gobierno (no se aclara cuál, pero tiene ramalazos que ayudan al espectador a imaginar por dónde vienen los tiros) y el director del hotel preparará la visita a conciencia para agasajar al líder y, aprovechando dicha visita, tratar de sacar tajada para sus negocios intentando ganarse el favor de quien tiene la llave del grifo del dinero común para regar aquellos proyectos de amigos o conocidos que, por gusto propio, le resulten atractivos.
Entre tanto, las camareras de piso acumulan contratos temporales y malas condiciones laborales. Parece que la legislación que debiera mejorar la situación profesional de los trabajadores alcanza a todos los sectores menos al suyo. Es por ello que deciden, con valentía, aliarse y reclamar sus derechos inicialmente tratando de acordar directamente con el jefe una mejora de su estado. Sin embargo, cuando obtienen por respuesta una negativa fría, la esperada por otra parte, surge la duda de si tirar la toalla y continuar como hasta entonces, o aferrarse a sus demandas y luchar por la dignidad de sus puestos de trabajo.
Areta Bolado, Noelia Castro y Ailén Kendelman son tres actrices cómicas que tienen en la mano a los personajes que interpretan. Se nota que los disfrutan, pues consiguen dotarlos de una magia increíble que conecta rápidamente con los espectadores. Ellas también son las creadoras y directoras del espectáculo, cargado de gags que se van sucediendo a un ritmo vertiginoso, lo que no da lugar a que el tempo decaiga en ningún momento. La escenografía es sencilla, pero tampoco necesitan demasiados artilugios para inundar el escenario de locura y diversión. Tiene este montaje momentos indescriptiblemente histriónicos y desternillantes, como el de la kelly que acude al médico para pedir una solución para un brazo que, de tanto trabajarlo, ya no le responde... Poco se puede contar, hay que verla.
Al acabar la función, el público las despidió puesto en pie, pues al final de la obra se produce un alegato final por la regularización total y completa de los derechos laborales de unas personas que a nadie parecen importar porque sus trabajos nunca se ven y pasan desapercibidas, pero son las encargadas esenciales para que, nuestro descanso en vacaciones sea cómodo, limpio y placentero. Son un pilar fundamental de uno de los sectores más importantes de este país, el turístico, y nunca han gozado del reconocimiento que merecen. Con obras como esta, el mensaje de justicia va calando poco a poco en las conciencias de esta sociedad que va a lo suyo, y ojalá que sirva como un acicate para que sus demandas no caigan nunca en saco roto.
EQUIPO ARTÍSTICO Y TÉCNICO
Autoría y dirección: Areta Bolado, Noelia Castro y Ailén Kendelman
Apoyo dramatúrgico Paula Carballeira
Música Original: Ailén Kendelman
Caracterización y vestuario: Esther Quintas
Sastrería: Beatriz Novas y Marta Ferrer
Escenografía: Beatriz de Vega
Ayudantía de escenografía: Daniela Rodas
Iluminación: Del Ruiz
Asesoría lingüística y traducción: Rosa Moledo
Asesoría de movimiento: Clara Ferrão
Ojo mágico: Sara Rodríguez
Producción: Ailén Kendelman
Ayudantía de producción y documentación: Celina F. Ponte
Imagen Gráfica: Carla Berrocal / Vídeo: Álex Penabade
Tráiler: Lucía Estévez
Fotografía: Pilar Abades y Leticia T. Blanco.
Más información: https://apanadaria.com/
Redacción y fotografía: Santiago Navascués
©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
Hace falta más teatro con textos comprometidos con la realidad que nos envuelve, entre lo trágico y lo cómico. ¡Bravo por estas gallegas! ¡La sátira social es la pimienta de la democracia!
ResponderEliminarUna entrada maravillosa y de paso aprend161 abrazos
ResponderEliminarOye, pues tiene muy buena pinta. Un beso y feliz día.
ResponderEliminarFantastico, todo un placer!
ResponderEliminarQue bien lo muestras, gracias.
Hola, ya estoy de vuelta por aquí jejeje
ResponderEliminarTiene buena pinta esta obra.
Un beso.