-No sonriáis. Yo os juro que he visto, como os estoy viendo a vosotros, si no una salamandra, una larva o ampusa.
Os contaré el caso en pocas palabras.
"Yo nací en un país donde, como en casi toda América, se practicaba la hechicería y los brujos se comunicaban con lo invisible. Lo misterioso autóctono no desapareció con la llegada de los conquistadores. Antes bien, en la colonia aumentó, con el catolicismo, el uso de evocar fuerzas extrañas, el demonismo, el mal de ojo. En la ciudad en que pasé mis primeros años se hablaba, lo recuerdo bien, como de cosa usual, de apariciones diabólicas, de fantasmas y de duendes. En una familia pobre que habitaba en la vecindad de mi casa, ocurrió, por ejemplo, que el espectro de un coronel peninsular se apareció a un joven y le reveló un tesoro enterrado en el patio. El joven murió de la visita extraordinaria, pero la familia quedó rica, como lo son hoy mismo los descendientes. Aparecióse un obispo a otro obispo, para indicarle un lugar en que se encontraba un documento perdido en los archivos de la catedral. El diablo se llevó a una mujer por una ventana, en cierta casa que tengo bien presente. Mi abuela me aseguró la existencia nocturna y pavorosa de un fraile sin cabeza y de una mano peluda y enorme que se aparecía sola, como una infernal araña.
Todo eso lo aprendí de oídas, de niño. Pero lo que yo vi, lo que yo palpé, fue a los quince años: lo que vi y palpé del mundo de las sombras y de los arcanos tenebrosos..."
(Fragmento de "La larva" de Rubén Darío)
¡Vosotros los que leéis que aún estáis entre los vivos! suerte tenéis de no ser escritores de terror y fantasía sobrenatural, pues sabido es por todos que estos han de abandonar cada día el mundo terrenal para adentrarse entre los muertos y extraer de entre sus huesos la impronta de una vida pasada, historias ignotas que se escapan a nuestro entendimiento y razón, relatos sobrenaturales que avivan nuestro miedo natural por lo desconocido; no es fácil adentrarse en el mundo de los muertos y salir ileso, impune, sobrevivir a la experiencia y sobrevivirse a sí mismo a sabiendas de que mañana, de nuevo, tendrá el escritor que volver a tan impredecible mundo y quién sabe, si mañana será el día en el que no vuelva con los vivos.
¡Lector, lector, lector! no te preguntarás cuando el relato tengas entre manos si lo que nos cuenta es realidad o ficción, no sabrás discernir si está escrito de puño y letra de un vivo o este habla en nombre de una fuerza oscura y poderosa que desde el Más Allá dicta su historia y ¿Te has preguntado siquiera alguna vez si ese que escribe, no regresó solo y ya no es más que un mero intermediario entre ambos mundos?
Escritor de terror y fantasía sobrenatural ¿Sobreviviste o nos hablas desde el otro lado?...
EL LIBRO.
"El Gato Negro" de Francisco Ojeda, son doce relatos sobrenaturales que nos cuenta lo que pasa cuando la delgada línea entre el mundo de los vivos y de los muertos se cruza. Un gato negro llamado Mefisto y un profesor de filosofía forman una pareja la mar de singular que tienen unidos sus destinos el uno al otro. Un aquelarre de brujas, una de ellas novata que va a ser iniciada, otra, una maestra de las pócimas y brebajes ponzoñosos, una bruja anciana con tanta sabiduría como arrugas y una bruja enamorada de un mortal. Extraños artistas que se reúnen alrededor de un maestro con un espeluznante objetivo: crear una siniestra clínica.
Vasijas malditas que causan la muerte de una familia entera, esqueletos que reclaman justicia, duendes, cementerios, pantanos, susurros, gritos, miedo, mucho miedo.
Con el "Gato Negro" y el resto de relatos, Ojeda nos lleva de la mano a cruzar la delgada línea entre el mundo terrenal y el mundo espectral. Que vuelvan todos los que la cruzan y que vuelvan sin compañía alguna.
LA OPINIÓN DEL GATO.
He contado muchas veces mi fascinación por los relatos de terror e historias sobrenaturales, sobre todo las de los autores románticos del XIX. Pero cuando tengo la gran suerte de encontrar buenos relatos actuales con inspiración decimonónica, mi fascinación crece en progresión geométrica; y es que no es fácil escribir hoy en día relatos de este tipo estando inmersos en esta locura de avances y tecnología que es el siglo XXI.
Las historias sobrenaturales, al igual que la sociedad, han avanzado, se han transformado en relatos mucho más terroríficos, más si cabe cuando estos son llevados al cine, en los cuales los efectos especiales y el 3D nos hacen sentir no solo el miedo, si no ser parte del mismo miedo.
Hoy en día, dos siglos después de aquellas historias de terror de los grandes escritores del XIX, el ser humano conoce otras caras del miedo que por entonces incluso escapaba de la imaginación de los literatos: amenazas nucleares, fantasmas de otros planetas, entes salidos de pantallas de televisión u ordenadores, películas que al verlas acabas muerto...nuevas formas a través de las cuales sentir miedo, pero con algo en común con las historias de antaño, de toda la vida, de siempre: miedo a lo desconocido, a lo incontrolable, a lo impredecible.
Por eso me parece fascinante cuando a pesar de todo eso, hay escritores que siguen creyendo en las historias que se han transmitido de padres a hijos, de generación en generación, esas historias que forman parte del inconsciente colectivo y que nos ponen los pelos de punta con "sencillos" fantasmas y ruidos de ultratumba, sin que medien entre su mundo y el nuestro, terribles asesinos trastornados, matanzas sangrientas o máquinas enloquecidas; solo el ser humano y su miedo natural a lo desconocido.
Me ha encantado el libro, "El Gato Negro" vuelve a los orígenes del miedo y nos recuerda que si los propios humanos son para si mismos el arma más terrorífica y mortífera que existe, el "más allá" nos conecta con esa parte oscura y desconocida de las personas: el mundo de los muertos.
He disfrutado muchísimo, y aunque hay algunos relatos más flojos que otros (pocos, la verdad) me cuesta elegir uno como mi favorito, pero me voy a arriesgar con dos: "El Gato Negro", indudablemente por mi atracción y embeleso hacia este animal, y porque no hay historia sobrenatural que se precie si uno de esos maravillosos animales no aparece en ella.
"La Bruja", y no solo porque una de las protagonistas se llama Yolanda (anda que bien) es una bruja y la historia se desarrolla en Cuenca (esto si que es bueno, aunque sea la Cuenca de Ecuador), tampoco es porque con estos datos bien podría tratarse de un Biopic de mi vida (yolanda, bruja, Cuenca...oh yeah), pero si que lo es porque es una historia que nos recuerda que el Karma es implacable, y que todo lo que hagamos a los demás, nos será devuelto con creces en nuestra propia carne, o verrugas.
Leed el libro, es una lectura amena y sencilla, y seguro que hay una historia entre estas doce, que os haga estremecer más que el resto.
Enhorabuena a Francisco Ojeda por esta su segunda novela y por llevarnos con ella a otro aspecto de la condición humana: el miedo.
EL GATO NEGRO
Francisco Ojeda Fuentes
ISBN: 978-84-9115-249-1
Para adquirir el libro, pinchad aquí
Una Reseña de Yolanda T. Villar
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