Portada de Las guerras de Elena
Me gusta caminar por la ciudad. En realidad, lo que me gusta es caminar por mi ciudad. Hay quién dice que son demasiados los peligros que rondan el burgo para poder disfrutar de un buen paseo, que no se puede dar un paso sin recibir un sobresalto, un susto o un bocinazo infernal; pero es que eso me gusta. Entendámonos, no es que vaya buscando problemas y complicaciones por doquier, así como así, no es eso.
Me gusta mezclarme
con el bullicio de la gente, es una buena manera de pasar desapercibido, y
cuanta más gente, más ignoran a uno, paradojas de la vida, tan solo hay que
estar atento a los pasos de los demás, un traspiés inoportuno y das con tu rabo bajo un zapato. Es lo que
tiene ser un Gato y Trotero, que caminar y curiosear van de la mano, o zarpa, pero
si no andas con cuidado, ambas cosas juntas, son peligrosas; zigzaguear entre
la gente es todo un placer al mismo tiempo que implica una gran destreza: altos
tacones afilados como cuchillos, vastas suelas de goma de unas botas
militares sobre pies civiles, torpes zapatos de colegiales, botitas
irrespetuosas de infantes que patean todo lo que encuentran, zapatillas de
cuadros que solo deberían usarse en casa y que se arrastran y avanzan como
bulldozers , ruedas de carritos de bebé, de carros de compra, de mochilas
escolares, pies que corren, que dan zancadas, que saltan, que dan botes, que se
paran de golpe…¡Recorrer la ciudad es vivir una gran aventura! cada par de pies
esconden a alguien con una vida por descubrir.
Quien crea que en su ciudad nunca pasa nada interesante, es
que no ha observado nunca como lo hago yo. No hay que mirar a las personas, si
no escuchar lo que dicen sus cuerpos al andar, sus ojos al mirar, sus suspiros
al esperar a quién se retrasa o los resoplidos al esperar demasiado a quien de
seguro no va a llegar ya. Una ciudad es un mundo entero, y sus habitantes,
aventureros de un cosmopolita universo.
Si me quedaba alguna duda de ello, Marta Querol ha terminado de disiparla con su novela, Las
Guerras de Elena, en la cual queda demostrado, que en tu propia ciudad,
cualquiera de tus vecinos, puede ser el protagonista de un libro.
“ Elena Lamarc es una mujer
fuerte y decidida, que debe enfrentarse a los obstáculos que la Vida inesperada
ha puesto delante de ella, entorpeciendo lo que ella siempre creyó que sería su
Destino marcado: un marido, una hija, un negocio y un camino que recorrer sin
demasiados zigzagueos ni tropiezos.
Cuando descubre a su marido en la cama con otra, ese camino por recorrer parece
ahora un oscuro sendero en mitad de un bosque embrujado lleno de fieras salvajes, y el camino que deja
atrás, una quimera que solo pareció existir al final de una mata de habichuelas.
Más que un mal sueño, un cuento absurdo sin más, una mentira. Un cuento que le vienen contado desde niña,
pues para Elena, esto no es más que la continuación de una historia que conoce
bien, pues ya lo vivió de pequeña en casa de sus padres; pero Elena no está
dispuesta a dejar que su hija viva lo que ella vivió, que pase por lo que ella
ya pasó, luchará en una guerra sin cuartel para evitar que la historia se
repita en su pequeña Lucía.
Guerra abierta y encarnizada contra quien haga tambalear aquello por lo que
tanto ha luchado o por todo lo que le queda por conseguir, guerra de guerrillas
contra enemigos encubiertos, batallas campales contra los prejuicios, los
estereotipos, las costumbres enraizadas, las tradiciones absurdas de una
España, que se acerca al final del franquismo con menos soplos de aire fresco
de los esperados, pero con tanta incertidumbre hacia el futuro como temor al
pasado. Elena ha de hacer frente a tantas guerras como pasos a dar en su día a
día, sin venirse abajo, sin desplomarse, sin enseñar sus cartas, aún no
pudiendo evitar bajar la guardia en algún momento de tan dura lucha.
Marta Querol nos
presenta bajo una sola novela, lo que bien podrían ser varias. Con Valencia
como fondo principal, la autora nos hace viajar hasta Oriente próximo, pasando
por Alemania y haciendo una parada en el Madrid de principios de los setenta.
Novela costumbrista, histórica, romántica, de intriga, novela negra y de
espionaje…bien podría titularse la obra Las Novelas de Elena. Y todo contado de manera cercana y sin grandes
aspavientos, haciendo de los personajes, personas, vecinos, tus vecinos.
Es fácil engancharse a la
historia, es algo que podría pasarte a ti, a mí, y en tu ciudad, mi ciudad. Si,
en cada uno de nosotros, se esconde una novela, solo hay que saber cómo
contarla. Marta lo ha hecho en dos
ocasiones a través de Elena Lamarc, ahora solo cabe esperar
una tercera vez. Lo prometido es deuda, así que lo dicho. Paciencia y a esperar
el regreso de Marta y Elena.”
Y este Gato sigue su trotar. La ciudad nunca duerme, y mil
historias están esperando ser contadas…
LAS GUERRAS DE ELENA
Marta Querol
Ediciones B
ISBN:
978-84-666-5410-4
Una
reseña de Yolanda T. Villar
©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
Enhorabuena gatos, una gran reseña. Y enhorabuena a la autora, un muy buen libro, siguiendo la estela del anterior.
ResponderEliminarSaludos a los tres
Muchas gracias, nos alegra que te haya gustado. Elena Querol es una de nuestras grandes, y ya estamos todos ansiosos de leer su tercera novela, espero que no tarde en darnos ese gusto.
EliminarUn saludo