miércoles, 29 de marzo de 2017

LAS PERIPECIAS DE UN YONQUI de Antonio Miguel Rando Arenas





"...Por esos malditos corales,
por el oro que te guardas,
por tu maldita despensa.
Mueren marchitas las rosas,
los claveles se adormecen,
el árbol pierde  el color
y sus hojas se desprenden.
Las paredes de tu casa
con sangre están pintadas,
los corales de tu cara,
hechos de puñaladas..."

(Fragmento de Drogas malditas, de Rando Arenas)


Le llamábamos "El centro del padre Fernando", pero en realidad era un Hogar Social Juvenil para chicos "problemáticos"; para nosotros, los niños, eran los chicos del Padre Fernando, unos chicos raros con los que había que tener cuidado pues según nuestros padres eran golfos sin oficio ni beneficio. El edificio estaba pegado a la iglesia, hacia la que por entonces era una zona casi fuera del centro de la población, daba a un descampado y miraba a la Alquería en la cual solo había huertas y una vaquería; no era un lugar por el que tuviéramos que pasar para ir a ningún sitio, pues estaba fuera del barrio y para cruzar la avenida podíamos ir por la parte delantera de la iglesia, así que mientras que no nos acercáramos por ahí a husmear, todo nos iría bien. Lo que más nos llamaba la atención de aquellos chavales era algo rarísimo que hacían: se tiraban por las ventanas. A mi eso me tenía totalmente descolocada; ¿Tirarse de una ventana? ¿Para qué? yo una vez salté desde un tejado y me hice mucho, pero que mucho daño ¿Porqué lo hacían ellos? parece ser que solo ocurrió una vez, uno de esos chicos saltó desde el último piso, y sobrevivió aunque se rompió varios huesos. Pero la leyenda ya estaba en marcha: los chicos del Padre se tiraban por las ventanas. 
Una de mis amigas cogió un día la bicicleta de su hermano mayor, y no se nos ocurrió otra cosa que montarnos las dos e irnos a la pasarela a tirarnos por las rampas, así, porque pá chulas, nosotras; si
queríamos que no nos pillaran y su hermano no nos diera una buena tunda, no teníamos más remedio que pasar por la puerta del Centro, pero era un precio que estábamos dispuestas a pagar por tal de que su hermano no nos diera la del pulpo, y después nuestras madres nos pusieran el culo morado por cruzar "los límites prohibidos"; pero tuvimos tan mala suerte que a la vuelta de la "aventura" una caída hizo que se nos rompieran varios radios de la rueda delantera. Éramos niñas muertas, su hermano nos iba a matar. Entonces uno de esos chicos del centro que fumaba un cigarro en la puerta, entró en una especie de cobertizo lateral y cogió unas herramientas y una rueda vieja de bici; se acercó a nosotras, que llorábamos como magdalenas, nos dijo que nos sentáramos en el suelo y en un abrir y cerrar de ojos, cambió los radios rotos por unos nuevos ¡Estábamos salvadas! le dimos las gracias y nos fuimos pitando de allí, no fuera que algún chico se tirara por la ventana en ese momento.
Años después, ya en el instituto, vi a un chaval sentado en un banco de madera, con una cerveza de litro y liándose un porro. Era el chico que nos arregló la bicicleta, alguien nos dijo una vez que se había convertido en mecánico, pero allí, en ese banco, con la melopea que llevaba encima, nadie diría que tenía un trabajo y un porvenir. Me dio mucha pena, y me hubiera gustado poder ayudarle de manera tan fácil como hizo él con nosotras aquel día. Me miró, me hizo el gesto de si quería fumar, y al decirle que no, se rió y siguió con su "labor". Muy triste volví a clase. Ya no he vuelto a verlo nunca más...


EL LIBRO.

Me llamó la atención desde la primera vez que lo vi en las novedades de la editorial; lo primero que vi fue una ilustración colorida, al estilo de los historietas del Jueves, esas imágenes de un dibujante que en dos minutos y sin aparente esfuerzo hace un retrato con gran parecido con tan solo unos trazos. De frente un tipo con gorra, barba de varios días, rizos revueltos y un cigarro en los labios, observa sonriente a otro personaje flaco, cojo y con muleta de aquellas que se llevaban bajo la axila, si, esas que nos recuerdan a los pobres tullidos de Dickens; pero el personaje, a diferencia de los del escritor, está feliz, parece disfrutar de la atención que despierta entre una multitud que ríe con sus ocurrencias. Arriba, en letras blancas que parecen haber sido escritas a mano, el título: Las peripecias de un yonqui.; en la contraportada, con letra blanca sobre fondo verde ¿esperanza? la sinopsis, escueta y directa, del autor al lector. Y me acuerdo de Maquinavaja, de Jhonny Roqueta, de las Historias de la puta mili...y ya he caído en las redes del libro.

SINOPSIS.

Es el fin de esta novela realista y algo sarcástica, escrita con  la intención de sensibilizar a aquellos que marginan a los que sufren o padecen la lacra de la droga, la prostitución o el desafortunio, así como a los autores materiales de tal padecimiento, es, que esta novela  sea punto de partida a la reflexión y que cada  uno, pongamos nuestro granito de arena, para encontrara soluciones y hacer que disminuya la marginación, las enfermedades y los padecimientos humanos.


LA OPINIÓN DEL GATO.

El poeta granadino Antonio Miguel Rando da el salto a la narrativa con una obra que no deja indiferente al lector, sea cual sean las ideas o las circunstancias  de este, a no ser que se trata de un sociópata incapaz se sentir empatía por su entorno. Y fíjate que hasta pienso que es tal la maestría con la que el autor ha escrito este libro, que hasta en ese caso, el lector sentiría al menos, curiosidad por lo que dicen sus letras. Te impacta desde el principio, con un prólogo que no deja lugar a dudas y sin andarse con rodeos de lo que vamos a encontrar en el interior de sus páginas, está claro que no vamos a leer un cuento de hadas ni una historieta cómica sobre garrulos y poligoneras de opereta; dentro nos espera una historia cruda, ruda y dura, pero nadie nos va a sermonear ni a leer la cartilla por formar parte de esa sociedad despiadada y egoísta que a falta de empatía con el prójimo, anda por el mundo con una venda autoimpuesta en los ojos. Pero también nos habla de Grandes esperanzas y de Olivers Twists con padres aunque sin hogar, pues hay orfandades más terribles que aquellas que te dejan sin padres, las que te alejan de casa por falta de comprensión, de unos y de otros; porque dicen que los males con pan son menos males, con sentido del humor, las desdichas son menos trágicas, por lo menos, quitan hierro a un asunto que es todo metal pesado. Tras el prólogo, encontramos unas poesías que tan claras como su antecesor nos hablan de lo que de verdad importa a su autor, un mensaje claro y sin ambigüedades: Drogas Malditas y Torremolinos, cal y arena, dos caras de una misma moneda, una bendición y la peor de las maldiciones. 
Enseguida conocemos al protagonista, Salvador el largo, un yonqui por las circunstancias y un superviviente por narices, todo un pícaro al uso, del que se las sabe todas excepto como salir del
mundo de las drogas; espabilado y de reacción rápida, Salvador se mueve por el submundo de los renegados y olvidados con la seguridad que da sentirse vivo aunque no se sepa por cuanto tiempo; en este mundo de espectros y fantasmas, hay que saber hacerse visible para no caer en la desesperación del que se sabe muerto en vida y sobre todo, el que se sabe ignorado por el resto de la sociedad. Tiene desparpajo, sentido del humor, acepta los sinsabores haciendo una ventaja de cualquier desventaja, si la vida te da limones...Pero Salvador también es duro, duro de piel, duro de corazón, su coraza lleva incorporada su propia venda, y al igual que es invisible o molesto de mirar por otros, él hace lo mismo con el resto: primero es él, luego él y en tercer lugar él. La vida no le ha dado más amigos que a él mismo, y un enemigo, el peor de todos: él. También nos encontramos con otros personajes como Sonia, una joven drogadicta que se cruza en el camino de Salvador, o quien sabe, tal vez el diablo los ha puesto a los dos en la misma senda, y por desgracia, sobre todo para ella, sale de Málaga para acabar en Malagón; dos seres heridos de muerte, dos fantasmas, dos insidiosos, dos despojos de una sociedad mugrienta. Con una narración limpia, diálogos coloquiales y claros, con chispa y con acritud, pues no hay que olvidar que si sus vidas son una mierda, los demás tienen su parte de culpa aunque ni siquiera lo sepan. 
Si he disfrutado leyendo las peripecias de este yonqui y su entorno, también lo he hecho con las ilustraciones de Paco Moreno, la guinda del pastel, el acompañamiento perfecto a la historia. 

Resumiendo: una lectura amena y con sentido del humor, -a falta de pan buenas son tortas, que bien podría decir El Largo- para tratar temas tan duros como la drogadicción o la prostutición, una historia dura en el fondo con tintes cómicos en la forma, un enganche sano, dadas las circunstancias. Porque todos formamos parte del problema al no hacerlo de la solución. 






LAS PERIPECIAS DE UN YONQUI
Antonio Miguel Rando Arenas

Editorial Círculo Rojo

ISBN: 978-84-9140-743-0

Para adquirir el libro, pinchad Aquí


27 comentarios:

  1. En mi familia ocurrieron desgracias por las drogas, así que creo que no es un libro que vaya a leer.
    Un beso :)

    ResponderEliminar
  2. Siento decir que la temática no me llama nada así es que no lo leeré.
    Un beso

    ResponderEliminar
  3. La verdad es que con tanto acumulado, ésta la voy a dejar pasar. Un beso.

    ResponderEliminar
  4. Me gustó mucho un libro de Paco Gómez Escribano donde abordaba esta temática. Creo que voy a buscar también éste. Gracias por tus comentarios.

    ResponderEliminar
  5. Si, Manguis, es buenísimo. Digamos que ambas cuentan de manera parecida, von humor negro pero ideas claras unos hechos de por sí dramáticos.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  6. Hola, corazón.
    Tengo la desgracia de vivir junto a un barrio poligonero en el que las madres llevan a los niños al colegio en pijama y bata de boatiné. Respecto a los drogatas...mejor no te cuento. Bastante tengo con la realidad de mi día a día como para leer sobre esto.
    Por cierto, menos mal que os topasteis con el muchacho apañao que os arregló la rueda, si no os cae la del pulpo :D
    Besitos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Marina!! A nosotras siempre nos caía alguna, no salíamos de una y ya estábamos en otra.
      Es un tema peliagudo, duro, real, pero está contado de tal manera que te juro que tienes hasta que reír con la picardía y la cara dura del protagonista.

      Un Besito cordobesa, disfruta de la Feria del libro!

      Eliminar
  7. Tengo "Manguis" en la estantería pendiente de leer desde hace unos meses (lo tengo hasta dedicado por Paco), y además lo compré con muchas ganas pero es que luego esto es un sinvivir, se acumulan las lecturas que da gusto... lo leo primero y luego tiro a por este.

    Plantéate muy en serio escribir una novela. EN SERIO. Tus anécdotas son para recopilarlas en un word y leerlas seguidas una detrás de otra.

    ¡Besote!

    ResponderEliminar
  8. ¡¡Jajaja!! Muchas gracias por tus palabras, la verdad es que ya presenté a concurso un relato con mis «aventuras», pero ni me seleccionaron...tengo escritas ya tantas en libretas que darían para dos libros, pero a parte de mi familia y de ti a ver quien los compra, jajaja.
    Manguis es muy chulo, historias complicadas contadas con sentido del humor, y Paco es un amor y un locuelo total.

    Un Besito, corazón.

    ResponderEliminar
  9. Pues este libro no lo conocía pero se ve una historia interesante, lo anoto pero para mas adelante ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Interesante es la palabra, dicen que a falta de pan buenas sin tortas, y en esta historia se cumple el refrán a rajatabla.
      Un besito.

      Eliminar
  10. Empieza a convertirse en una costumbre lo de acabar con una sonrisa en la cara leyendo tus anécdotas de infancia. Respecto al libro, siendo así tan crudo no es algo que me pida mucho ahora el cuerpo, no obstante, viendo que es compañero de editorial, le deseo al autor toda la suerte del mundo.

    Por cierto, viendo el último comentario que me dejaste en el blog, me doy cuenta que eres de las mías, una cinéfila de las buenas. Qué difícil encontrar gente que le apasionen tanto ambas cosas: cine y libros.
    Un beso ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Ray!!
      Cine, libros, Teatro ¿No es la cultura la afición más bonita que se pueda tener?
      Por cierto, la reseña que leí hace poco de tu libro es muy buena, Felicidades! A ver si hablo con la editorial....
      El libro te sorprendería gratamente, de veras.

      Un beso.

      Eliminar
  11. Debo decr que es un libro que no me llama nada nada la atencion!
    pero uchisimas gracias por la reseña de todas formas!
    soy nueva en tu blog y ya te sigo!
    te invito a pasar por mi blog tambien! ^.^
    Besos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola guapa! Hay que leer lo que te pida el cuerpo, así que no pasa nada.

      Pasé por tu blog, te sigo
      Un besito.

      Eliminar
  12. Hola preciosa!
    Se ve un libro super interesante que deja entrever la dureza que sufren personas por causa de la droga, pero la verdad que en estos momentos no es un libro que me apetezca mucho leer. Fantástica reseña. Besotes

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola Violeta!
      Ya sabes carinyet, hay que leer lo que te pida el cuerpo.

      Un besito.

      Eliminar
  13. Que libro más curioso, pero es cierto que pica la curiosidad por leerlo. Además Circulo Rojo tiene muy buenos libros, vamos que espero un buen libro, y tu valoración me lo confirma. Sin duda como en gustos somos muy parecidas, tomo nota. B7s

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola Eli!
      Fue mi primera elección, fue verlo y querer leerlo...hay algo en estas historias que nos pellizcan el alma sin dejar de arrancarnos pequeñas sonrisas.

      Un besito Ali.
      Yolanda.

      Eliminar
  14. ¡Hola!
    Ay, me ha encantado tu reseña, te lo prometo <3 Me ha gustado mucho cómo nos lo has contado todo y me has hecho sentir verdadera curiosidad por la novela, aunque en el fondo sé que seguramente no es una lectura que fuese a disfrutar, pero gracias por la recomendación.
    ¡Besitos sonámbulos! ★🌙

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Aída! Creo que más que disfrutar se aprende con ella, saber como ven los adictos la vida, como sobreviven, se ríen, hasta se cachondean en algún que otro momento de lo pardillos que somos los demás...es una visión que sorprende.

      Un besito.

      Eliminar
  15. La lectura no es para mí. Pero como bien dice Aída, tú lo has contado muy bien. Vamos, que casi me convences pero no tengo ahora mismo ánimo para historias tan crudas aunque se cuenten con sentido del humor. Lo dejo pasar.
    Besitos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola guapa!! Con lo mal que se me daba vender nada de jovencita cuando trabajaba los findes, jaja. Eres un sol!!
      Hay que leer lo que nos pida el cuerpo o no disfrutaremos.
      Un besito.

      Eliminar
  16. Hola!

    Soy sobrino de "El Largo" y me he enterado en 2021 que se escribió esta historia. En plena nochebuena con él al lado. Estoy deseando leerla.

    ResponderEliminar