No
soy de esos a los que el tiempo hipnotiza con solo mirar la redonda
cara de un carrillón. No soy de los que ven gigantes con brazos de aspas
de molino entre las manecillas de un reloj. No soy de aquellos para los
que la vida cuenta por el trascurrir de las horas y el devenir de los
días. Yo soy de esos para los que el tiempo no es más que lo que hace
correr a los demás mientras yo observo desde mi tejado ; el tiempo no es
para mí más que ese carcelero inmisericorde que encadena a las personas
y fija su mirada en los grilletes de sus muñecas, esos a los que ellos
llaman relojes, corren como pollos sin cabeza mientras yo, ajeno al tic
tac de un corazón mecánico, troto por el mundo tan solo mirando hacia el
horizonte sin preocuparme lo más mínimo el alcanzarlo o el detenerme
por el camino.
A pesar de esa despreocupación mía, o simplemente
indiferencia hacia el tiempo de un reloj, no puedo ni quiero evitar en
ocasiones ocupar parte del mío en observar al resto del mundo, como
convidado invisible que no de piedra, sin juzgar ni entrometerme en esas
atareadas y complicadas vidas que parecen tener todos aquellos que
corren sin pararse a mirar al cielo por un momento, pero observando
cuidadosamente en ocasiones, despreocupadas otras; no es por comprender
que les mueve a ello, no es ese mi interés, es tan solo por sentir latir
mi corazón mientras tranquilo les observo a ellos tan nerviosos.
Tiempo,
horas, prisas, carreras, insatisfacciones, incluso sueños. Todo pasa a
mí alrededor y solo yo parezco darme cuenta de ello. Y cuanto más
observo, más seguro estoy que no todo es lo que parece ser a simple
vista, solo hay que saber detenerse a tiempo y mirar lo suficiente.
Esta
es una de las cosas que me atrajo de esta novela, cuando vi a la
pelirroja que vive conmigo, leerla atenta en su pantalla del ordenador,
sin despegar la mirada ni cuando a sorbos bebía un refresco con el
peligro de volcarlo sobre el teclado ¿Qué es eso que llama tan
poderosamente su atención? La portada era una imagen, que a simple
vista, no era más que un gran reloj analógico, pero descubrí al
acercarme y mirar más atentamente, que ese simple reloj era en realidad
un preciso instrumento para medir el tiempo, ese mismo que un día unió
sitios tan lejanos y dispares como Greenwich, La Torre de Londres,
Harvard y la India.
El tiempo. Y un Título curioso, “ De 0 a 23.
Asesoría”. Más tiempo. No, no era una novela científica, ni de ciencia
ficción. Eran 24 horas , una tras la otra, en las vidas de unas personas
que descubrieron que no todo lo que veían, era lo que parecía. Y ese
misterio inicial del reloj y de las primeras palabras que daban paso a
la historia, me atrajeron como mariposa a la luz…
“… pero te voy a
decir ahora cuáles son las cosas que no me dan miedo. No me da miedo de
estar solo, ni de ser pospuesto a otro, ni de abandonar lo que tenga
que abandonar, sea lo que sea. No me da miedo el cometer un error,
aunque sea un error de importancia…”
(James Joyce)
Con
“ De 0 a 23. Asesoría”, Aurea nos acerca a la novela negra, al mundo de
los enigmas y los detectives, de misterios que han de ser resueltos y
de lo peligrosos que pueden resultar los casos a los que enfrentarse.
Pero no, no vayáis a pensar que se trata de una novela negra más, de las
clásicas historias de chica despampanante con curvas peligrosas, de
esas que entran en el despacho del detective moviendo sus caderas, como
si sonase un tam-tam al caminar; chica de vestido ceñido, medias de
rejilla, altos tacones y labios rojos carmesí.
No penséis tampoco
que al otro lado de esa mesa de despacho se encuentra un rudo y
desaliñado detective, de esos que se pasan días sin afeitarse y luce
cigarrillo perenne en la comisura de los labios. Detective bañado en
bourbon y sombrero de ala ancha y ladeado sobre el lado izquierdo de la
cabeza.
Pues no. Aurea Vicenta nos trae un soplo de aire fresco
en este género literario, una renovada novela negra en dónde Ella, no
luce medias de rejilla ni pinta sus labios de rojo. En esta ocasión
Ella, es la Detective.
Dorita Orden está al frente de la agencia
que ha montando junto con su socio, Ernesto, astuto y capaz de
cualquier artimaña para conseguir sus planes. Un tiburón maduro que
luce canas y presume de padre de gemelos en su tiempo libre. Junto a
ellos, el ayudante-chicoparatodo-genio informático, Ricardo, pieza
imprescindible de todo buen detective que se precie.
Dorita ha
sido una aplicada alumna de Ernesto, ha cogido de su mentor lo mejor y
lo peor no solo del negocio, sino de su propio carácter y no ha dudado
en labrarse su propio estilo tomando un poco de cada cosa, sin olvidar
ser ella misma ni olvidar quien tiene al lado; es una mujer que se toma
tan en serio su trabajo, que cuando tiene un cliente delante, un caso
entre sus manos, lo afronta como si se tratara de una escenógrafa y no
descuida ni su puesta en escena como imagen de la empresa, ni el papel
que ha de “representar” con los improvisados actores que irán
apareciendo en escena, los clientes.
No es que todo valga, es
que hay que estar preparada porque nunca se sabe quién va a entrar por
esa puerta y a qué se van a enfrentar. Y esta empresa es demasiado
importante para ella como para no tomarla en serio, lo ha dado todo por
ella.
Aurea nos presenta una trama en la cual nadie es quien
dice ser, y a través de la cual descubrimos la fuerza, el tesón y la
lucha de una mujer que ha de enfrentarse a los convencionalismos
sociales y a su propia familia por sacar adelante su sueño, una mujer
como cualquiera de nosotras, con una meta en su vida y un camino que
recorrer. Pero con un trabajo que nunca sabe que le va a deparar…
“-¡Oiga!
¿Policía? Soy Dorita Orden. Sí, en serio –casi perdemos un minuto-.
¿Puedo hablar ya? Gracias. Tengo a un hombre armado en mi oficina. ¿Cómo
quiere que lo sepa, él no se ha presentado? No, no. Mi ayudante lo
retiene y podemos esperar. ¿La dirección? –transcurre otro minutito
mientras se escuchan al otro lado del teléfono conversaciones mezcladas
con delatoras risas- ¡Ah!, claro. Sí la misma de hace una semana.
Aguardamos, gracias.
Bien, parece que ha servido de algo el que,
hace justamente siete días, otro loco, perdón, otra indeseada y
sorprendente visita tuviera la cómica idea de que iba a darle
el
contenido de la caja fuerte sin rechistar sólo porque él tenía un
cuchillo y se decidió a mostrarlo fachendosamente ante mí.”
Contada
de manera sencilla y sin grandilocuencias, la novela llega al lector
desde el principio y nos hace involucrarnos en la trama, preguntándonos
quién es quién y cómo resolverán los protagonistas dichos embrollos. El
final…nos reserva una sorpresa. Una diferencia más de “ De 0 a 23.
Asesoría”, con cualquier otra novela denominada negra. Porque tal vez
sin pretenderlo, Aurea Vicenta ha cosido las primeras puntadas de un
género clásico, convertido en novedoso.
Lo dicho, Un Soplo de Aire Fresco.
Y el tiempo se me pasó volando…incluso para ser un Gato atemporal.
Título: “De 0 a 23. Asesoría”
Autora: Aurea-Vicenta González Martínez
Registro P. Intelectual: V-1414-13
ISBN: 9781301259960
http://www.smashwords.com/extreader/read/339898/1/de-o-a-23-asesoria
Yolanda T. Villar
©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
¡Santo Cielo, minino hermoso! ^_^ Estoy que no puedo bajarme de la nube en la que me sumí en cuantito he empezado a leer lo que dices aquí de la novela
ResponderEliminarEs algo inexplicable, con esos ojitos gatunos que Dios te ha dado observas gatunamente hasta el mismo fondo las cosas y Yolanda T. Villar utiliza el acero ingenio de manera tal, qu me he quedado aturdida y extasiada de la agudeza y las palabras con que describe "DE O A 23. ASESORÍA".
Deudora y agradecida os dejo aquí el testimonio de mi gratitud y afirmar que hoy ha sido un día memorable.
Muchas gracias Vicenta, este Gato no ha hecho más que contar con su estilo lo que es obvio. No es admiración de amiga, es devoción de lectora por una buena novela.
EliminarUn placer sumarísimo! esperamos repetir con una segunda parte...
Bravisimo Gato! Nunca habia leido una reseña tan bonita y original, se hace muy apetecible leer la novela recomendada.
ResponderEliminarSaludos
La novela y su autora son únicas, este Gato no la hubiera recomendado de no haber sido así, vale la pena leerla, no lo dudes.
EliminarGracias. Un saludo