viernes, 14 de octubre de 2016

ENTREVISTA CON...Teresa Hernández




GT; Bienvenida a nuestro particular Tejado Teresa. Pocas veces tenemos por aquí a una licenciada en Ciencias Químicas, más que nada porque este es un blog literario encaminado más bien hacia la parte creativa de la literatura y no solemos entrevistar a una Química hablando de su trabajo…y nuestros lectores se sorprenderán al ver  que tampoco ahora vamos a hacerlo ¿Suele resultar chocante que presente usted una de sus obras y a la gente le sorprenda que poco o nada tiene que ver con Ciencias Químicas?
TH; Gracias por invitarme, un placer estar con vosotros. No creo que sean actividades incompatibles. Nunca he podido decidir si me gustan más las letras o las ciencias y he intentado compaginarlas. En la actualidad, la química supone mi profesión, vivo de ella, y escribo por evasión. Y la cosa funciona porque me suelo aprovechar de los conocimientos que poseo para describir con propiedad algunas escenas de ficción y al revés; me resulta más fácil escribir informes técnicos gracias a la habilidad que he desarrollado con las novelas.

GT:  Bien es cierto que estamos acostumbrados a ver a los científicos como personajes extraños, lejanos, que estudian cosas rarísimas, y que la mayor parte de la población no es capaz ni de pronunciar la mitad de los términos que se emplean en su trabajo; tenemos la idea colectiva que una persona de ciencias es una persona fría y calculadora ¿Aquel primer cuento que le regaló su padre siendo una niña, incubó una parte creativa e imaginativa que ha perdurado a lo largo de los años, permaneciendo latente en un recoveco de su mente científica?  ¿Creatividad y Ciencia exacta no son cara y cruz de una moneda, un equilibrio necesario, una vía de escape la una de la otra? Como diría mi abuelo: lo cortés no quita lo valiente.
TH; En efecto, en el fondo encubren la misma cosa: la necesidad humana de experimentar para ir más allá. La química, las ciencias en general, tienen su propio lenguaje y si no lo conoces, te pierdes, pero los científicos no hablamos de cosas más complejas que un filósofo, por ejemplo. Aquel cuento fue un regalo maravilloso. Tenía cuatro años recién cumplidos cuando mi padre vino con él y aún recuerdo la historia y las ilustraciones, qué pena haberlo perdido. Hay pequeños detalles en la vida que te marcan muchísimo y para mí ese fue uno de ellos.

GT;  Dejando aparte esa moneda metafórica, lo que no cabe la menor duda es que su mente es toda una fábrica de creatividad literaria, pues tiene usted ya cinco libros publicados  y de diferentes temáticas, así que lo de encasillarla en un género es imposible  ¿Esa escritura heterogénea es porque no se puede cerrar usted misma las puertas de su imaginación, fluye esta libre y sin barreras? ¿Acaso es premeditado?
TH; Creo que se escribe por una necesidad interna. Yo no tengo ninguna restricción a la hora de hacerlo, no vivo de ello, lo que es una suerte ya que no me veo obligada a practicar un género en concreto porque sea el que tiene más salida comercial. Los estados de ánimo de una persona son muchos y todos válidos, y cuando escribes lo que llevas dentro, ocurre que a veces te salen cosas divertidas, otras tristes, otras intrigantes...


GT; Cuando  una lectora como yo (insaciable y exigente)  topa con una novela como las suyas y una escritora como usted, vemos abierto el cielo, no tenemos que elegir a un autor para cada género que nos gusta, sentimos una sensación de libertad tremenda; cada nueva novela suya nos sorprenderá siempre, para empezar porque la temática no es estática, convirtiéndose en un huevo kinder literario ¿Qué habrá dentro de este nuevo libro esta vez? Eso es excitante. Pero para usted ¿supone un reto sorprender al lector o es algo que no se plantea siquiera, simplemente escribe lo que quiere escribir en ese momento?
TH; Tiene un poco de las dos cosas. Ya he comentado antes que escribo lo que llevo dentro, pero, por supuesto, me siento más cómoda en algunos géneros que en otros. Yo me muevo bien en la comedia y el drama; hay otros géneros, como la fantasía, que no me veo capaz por ahora. Y eso me da rabia. Estoy segura de que lo intentaré en algún momento.

GT: Con Kara: la sonrisa oculta de Venus, nos lleva de la mano por el mundo de los detectives
privados y las familias ricas en cosas materiales y pobres de espíritu; pero no falta un asesinato, un robo, y una trama vertiginosa que va desde Madrid a Cádiz.  Presentada de esta manera tan escueta –no me permitiría a mí misma hacer spoiler− uno pensaría que está ante una novela negra, y ya. Pero algo me dice que me quedo corta e inexacta…¿Cómo la definiría usted?
TH:  Kara es una agencia de detectives muy divertida. En esencia es chick-lit y trata de las desventuras de la secretaria para ligarse al jefe. Lo que ocurre es que no me gusta cerrar una aventura solo con un juego amoroso, ya sea erótico, romántico o graciosillo, me parece un guion pobre y por eso intento incluir otra historia paralela que tenga más calado y las policíacas son perfectas. Mis detectives son demasiado listos (además de guapos) como para dejarlos arrinconados en el puro glamour, tienen que demostrar su astucia. Kara tiene una segunda parte que aún no está publicada, otro caso que se presenta en la agencia sin relación con el primero. Tengo tanto cariño a los personajes de Kara que ahora estoy pergeñando una tercera aventura para ellos.  Me cuesta dejarlos definitivamente.

GT;  Las esquinas de mi cabeza es un drama  de gran tensión emocional. Una abuela se debe hacer cargo de su nieta adolescente, una niña difícil y rebelde que apenas conoce a su abuela; esta, para llegar a la joven se abre a su nieta interiormente y le cuenta su vida amorosa desde que fue una
adolescente, sin tapujos, sin censura. ¿Es esta novela suya la más dramática e intensa de todas las que tiene publicadas? Hablamos de generaciones distintas y emociones, eso siempre resulta complicado y arriesgado ¿Qué supuso para usted el escribir esta novela, Teresa, qué pretendía al hacerlo?
TH; Sin duda es la más intensa. Quien no sea amante de historias tristes, mejor que no la lea. Es un texto realista que intenta mostrar a una persona como un iceberg, cómo puede tener un interior repleto de experiencias y parecer anodino. Ángela habla a su nieta de sus sentimientos de forma desgarrada, lo hace para atraer la atención de la joven que está pasando una mala adolescencia. He de decir que algunos pasajes los escribí a moco tendido, las lágrimas apenas me dejaban ver la pantalla. En una ocasión mi hijo me observaba mientras escribía y yo no me di cuenta hasta que el crío se acercó a mí y me dijo: “¿qué te pasa, mamá? No te preocupes, ya verás como todo se arregla”. Es un recuerdo de lo más tierno. Pero era necesario que yo lo sintiera así para poder trasmitir la sensación de angustia de la protagonista. Pese a todo, la novela intenta transmitir la capacidad de las personas para reconciliarse con la vida que le ha tocado vivir. Para nadie es fácil.

GT;  La Dama de las cavernas no tiene jardín ha supuesto para mí, mi bautizo en sus aguas literarias, y tengo que decirle que ha sido una experiencia maravillosa, me he sumergido hasta el fondo de la
historia y me he encontrado con un montón de fantasmas propios y ajenos, casi ha sido una lectura catártica. Una joven periodista, adicta a los somníferos y con una vida tan compleja como su propia mente , se ve de repente subida en una espiral de secretos, aventuras, amor y dolor, un viaje real entre Madrid, León y Cuba, y otro viaje interior, hecho carta a carta en lugar de paso a paso; la trama, las historias (le reconozco mi pasión por la Guerra Civil y la postguerra) los personajes, el final  ¿De dónde saca usted esa habilidad para conjugar dos épocas distintas en una misma historia y hacer que el salto de una a otra sea tan elegante? ¿Por qué eligió la Cuba de los años cuarenta?  ¿Por qué la España de postguerra?
HT: Viajé a Cuba hace quince años por primera vez, recorrí la mitad de la isla durmiendo en casa de gente que alquilaba habitaciones y fue una experiencia maravillosa, el escenario perfecto para una novela. Los cubanos hablan por los codos y a mí me encanta escuchar. Algunos de los personajes que aparecen en el texto proceden de sus relatos. El primer borrador lo preparé a mi regreso, pero pasaron casi diez años antes de publicarla. No me gustaba el resultado y decidí reescribirla. Para poder cambiar de época es necesario documentarse y eso lleva su tiempo, pero a mí no me importa hacerlo, disfruto mucho contextualizando bien una historia. Esta novela es un ejemplo claro en el que se mezcla mi trabajo en el laboratorio con la escritura. La idea se me ocurrió durante una sesión de microscopía en la que estudiaba defectos en cristales. De forma implícita la novela describe la manera de distinguir las gemas falsas de las verdaderas.

GT;  En Crónicas de un adosado saca su lado más humorístico y gamberro, al más puro estilo La que
se avecina, en donde los vecinos y el entorno sacan lo peor de nosotros mismos, buscando la paz de
extrarradio encontramos nuestro propio infierno ¿No es una terapia estupenda y no demasiado cara,
reírse de las debilidades propias y ajenas, de los pecados y defectos de cada cual? La vida cotidiana hecha sainete. Pero ¿Cree usted, esperpentos a parte, que la realidad en esta ocasión siempre superará a la ficción?

TH; No tuve que inventar nada para escribir la crónica de un adosado, solo recopilar sucesos absurdos que había vivido e hilvanarlos en la vida una protagonista de lo más normalita, una profesora de secundaria en la que la mayoría nos vemos reflejados. Todos los estudios coinciden en que el humor es el rasgo más humano. Los animales pueden tener sentimientos muy parecidos a los nuestros, pero nada les hace gracia. Es por esa razón que debemos cuidarlo mucho. La novela es pura comedia de situación, sitcom, una de esas lecturas ligeras que se agradecen después de leer algo denso o cuando no sabes muy bien por dónde tirar. Me ha dado muchas satisfacciones de los lectores, incluso alguno me ha contado anécdotas protagonizadas por ellos para continuar la historia.

GT;  Con La Galería de los susurros, da una vuelta más de tuerca al intrincado mundo de la familia, las generaciones y las emociones. Un viaje desde mediados del siglo XIX hasta nuestros días a través de cinco generaciones de una misma familia en pleno corazón de tierras sorianas ¿Están las
generaciones avocadas al desencuentro, no llegaremos nunca a un punto de entendimiento por tan solo pertenecer al tiempo que nos ha tocado vivir a cada cual? ¿Qué tienen estos sentimientos y estos conflictos para atraer su atención  lo bastante para dedicarles una novela –o varias?
TH:  La galería de los susurros es la historia de una saga familiar, la mía. Yo nunca he visto a mis antepasados como personas rudas, que lo eran, o ignorantes, que también. Cada uno de nosotros somos el producto de una época y a ellos les tocó vivir en condiciones muy duras, en una tierra pobre que les situaba al borde de lo que hoy consideraríamos miseria. Pero se las arreglaron para salir a flote y gracias a eso estamos nosotros aquí. El mérito de las generaciones pasadas es enorme y lo menos que merecen por mi parte es el reconocimiento en la forma que mejor sé hacer: escribiendo sobre ellos. Se trata de un homenaje que, quiero pensar, les gustaría, una novela emotiva y de alguna forma histórica. Escribir la galería de los susurros me costó muchísimo. La documentación que tuve que manejar fue inmensa. Hasta entonces yo sabía muy poco sobre la pérdida de las colonias españolas, y necesitaba conocer más que lo que supuso aquella debacle desde el punto de vista económico o político, el impacto social. Aquellos campesinos analfabetos que eran sacados de sus pueblos para viajar a lugares que no sabían ubicar en el mapa y luchar en una guerra que no comprendían fueron héroes anónimos y no puedo menos que abrazar su recuerdo.

GT; Novela tras novela, encontramos un punto común en todas ellas –tal vez más, pero el que me interesa es este en concreto− los personajes intensos y perfectamente perfilados.  En La Dama de las cavernas, me ha seducido por completo el perfil de todos y cada uno de sus personajes, a los que habría que llamar personas pues su realismo y veracidad son impresionantes; están dotados de vida porque sufren y aman desgarradoramente, sin medias tintas, la vida les supera y aún así se mueven por ella esperando no ser devorados por la misma, con retazos de fe y coraje suficientes para no dejarse abatir por completo. Teresa, sus personajes son auténticos seres vivos. Aunque en ocasiones algunos de ellos parezcan solo fantasmas ¿Cómo se consigue esto, Teresa, cómo se dota de vida y credibilidad a un personaje literario?  ¿Qué es más difícil, perfilar personajes o encajarlos en una trama? ¿Tal vez una cosa lleve a la otra?
TH; Intento reflejar en mis personajes comportamientos reales. No creo en los héroes y tengo muy poca tendencia a idealizar a nadie, quizá por esa razón sean más creíbles. Diseñar un personaje que sea coherente con él mismo me resulta relativamente fácil; encontrar una buena historia, no tanto.

GT.  La publicación de un libro hoy en día resulta toda una odisea, tal vez sea algo más fácil hacerlo en formato digital, pero publicar en papel puede llegar a ser más que un reto, uno de los siete trabajos de Hércules ¿Qué piedras ha encontrado usted en su camino, Teresa?  ¿Es la autopublicación la única vía que le quedará al escritor del futuro? ¿Porqué no se confía en el escritor desde las editoriales, porqué no apuestan por las nuevas promesas? ¿Miedo, comodidad, beneficios sin riesgo?
TH: Yo tengo suerte de poder publicar con sellos editoriales y, aunque todos son modestos, no es lo normal. El panorama es complicado y hay muchos factores a tener en cuenta, aunque el más importante es que en España se lee poco. Es cierto hay lectores voraces que consumen mucha literatura, pero en cifras globales son un porcentaje muy pequeño de la población. Las editoriales no son ONGs, son negocios que pretenden vivir de las ventas, por lo que cuidan mucho sus elecciones y el carácter comercial que tienen sus libros. La mayoría de las editoriales pequeñas están con el agua al cuello debido a la crisis y cada libro que publican y no se vende las hace tambalear. Las importantes tienen su plantilla de escritores consagrados, que son rentables, y admiten novedades con cuentagotas por miedo al fracaso. Es muy difícil llegar a ellas.
En cuanto a la autopublicación, creo que es un arma de doble filo porque no existe ninguna criba previa de textos y permite sacar al público productos de poca calidad. Eso hace que las obras buenas autoeditadas, que existen, pasen desapercibidas entre el universo de libros que se nos presenta cada día. Son tantos, que estamos saturados y casi no hacemos caso a los reclamos para leerlos. Además, la edición digital sufre muchísimo como consecuencia de la piratería. Yo no soy optimista al respecto, tendrían que cambiar muchas cosas: el poder adquisitivo de las personas para que se compraran más libros, la mentalidad del “todo gratis”, para acabar con la piratería y el apoyo institucional a nuestra cultura, que es una pena.


GT: Usted ha ganado varios premios literarios de distinto rango. Tampoco salen muy bien parados estos certámenes a ojos de muchos escritores y bastantes lectores ¿Qué opina usted al respecto? ¿Cada uno cuenta la feria según le va o hay algo cierto tras este resquemor?  ¿Son una buena plataforma para darse a conocer o son más bien un empujón a la seguridad en sí mismo del autor?
TH: Durante un tiempo participé en muchos certámenes literarios por dos motivos. 1) para conocer mis posibilidades reales como escritora y 2) para conseguirme un currículo literario que me sirviera como carta de presentación en las editoriales. En mi caso ha funcionado. O ese creo, porque cuando escribo a una editorial adjuntando la relación de premios ganada me responden, cosa que antes no ocurría.


GT: ¿Qué futuro le augura a las letras en nuestro país? ¿Y cuál sería su deseo si tuviera una varita mágica? Si dependiera de usted ¿Qué cambiaría para que la cultura no fuera un bien codiciado sino un bien común?
TH: Pues el mismo que a las ciencias: muy negro. Hasta que no exista una conciencia de que la cultura constituye nuestro patrimonio más preciado como pueblo o que la investigación nos abre las puertas del futuro, no se conseguirá nada. Y lo peor de  todo es que estas actividades tan dejadas pueden llegar a ser muy lucrativas y generar riqueza para el país. Una buena industria cinematográfica, por ejemplo, proporciona trabajo y dinero, y no digamos una línea de investigación puntera que permitiría patentar productos de alta tecnología. Con mi varita daría en la cabeza de los responsables de tomar las decisiones que nos están limitando a crecer humana y tecnológicamente. Y les atizaría con todas mis fuerzas.

GT: Múchísimas  gracias por su tiempo y su amabilidad Teresa, ha sido un placer inmenso  charlar con usted.  Le deseamos lo mejor en su periplo literario y por supuesto, deseamos tener pronto por aquí otra obra suya. Nuestro Tejado es su Tejado. Gracias.


TG: A vosotros. Mil gracias.

Una entrevista de Yolanda T, Villar

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