miércoles, 21 de septiembre de 2016

CRÓNICAS DE LA GUERRA CIVIL, de Manuel Chaves Nogales


Han pasado ya ochenta años desde el golpe de Estado de 1.936 en España y aún se sigue hablando de las dos Españas enfrentadas, esas dos hermanas llevadas a emprender una batalla cainita, a descuartizarse, a desangrarse sobre la tierra que les vió nacer y que les ofrecía aquello que les permitía vivir. De aquellos trágicos sucesos en los que unos cuantos decidieron tomar el poder por la fuerza de las armas al perder la partida por la fuerza del sufragio, se han escrito infinidad de estudios, relatos y novelas que han tratado de desentramar unos años turbios, nefastos para la historia de nuestro país.
Sin embargo, poco se ha hablado de unos pocos hombres y mujeres que defendían, quizá todavía sin saberlo, la figura de la Tercera España, esa opción ideológica alejada de los extremos que se enfrentaron en la contienda: fascismo y comunismo. Aún queda mucho por hacer, sobre todo buceando en los archivos que aún guardan, celosos, infinidad de información a la espera de encontrar a la persona adecuada que les coloque en el lugar de la Historia que merecen.
Uno de estos trabajos fue publicado hace apenas cinco años por la editorial Espuela de Plata, fruto del ingente trabajo realizado por María Isabel Cintas, una de las historiadoras más prestigiosas de nuestro país y verdadera experta en la vida del autor de la obra a la que nos vamos a referir: Crónicas de la Guerra Civil, de Manuel Chaves Nogales.
En este libro, la historiadora ha conseguido recopilar, tras varios años de búsqueda, el total de publicaciones que dejó escritas el autor sevillano, y uno de los máximos exponentes de la Tercera España, en diferentes periódicos europeos y latinoamericanos. Conviene indicar que se trata de una obra periodística, y que difiere, por lo tanto, de narraciones en un sentido más novelesco como pueden ser otras grandes obras de  Chaves Nogales como El maestro Juan Martínez que estuvo allí, la espléndida biografía Juan Belmonte, matador de toros, o el insuperable libro de relatos, también de la Guerra Civil: A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España. Y es aquí, en esa narración puramente periodística, donde el escritor sevillano, que permaneció como director del diario madrileño Ahora hasta que abandonó el país en medio del asedio de los sublevados a la capital de España, donde se muestra libre para escribir lo que piensa y narrar, de un modo lúcido y acertado, los primeros meses de la batalla.
En los inicios de la contienda, Manuel Chaves Nogales se muestra convencido del fracaso del golpe de Estado, ya que, intuye, será reducido a la nada ya que nadie va a apoyar un levantamiento militar en esas condiciones. Sostiene e incide en la repercusión que, en los meses previos al golpe de Estado, los enfrentamientos entre los partidarios de las derechas y las izquierdas más extremas están desarrollando en el país. Incluso acusa al gobierno legítimo de no haber sabido sofocar unos sucesos que en nada ayudaban a apaciguar las llamas que acabaron arrasando al país. Pero, por encima de todo lo demás, carga contra un sólo hombre, Franco, que “ha estado a punto de convertir en un hecho real la monstruosidad de que un país de veinticinco millones de habitantes quede encadenado a la voluntad despótica de unos millares de hombres resueltos a convertir en ley su capricho, su resentimiento y su incapacidad para comprender los problemas políticos, sociales y económicos de esta hora”. El periodista creía no estar ante una Guerra Civil, si no ante una sublevación de unos cuantos militares, cuyo éxito quedaría reducido a sus zonas más próximas de influencia, contra el pueblo español: la fuerza armada contra el poder del pueblo. No obstante, aludía también a un porvenir en el que, una vez fracasado el golpe, en España se instauraría una República con una sólida base surgida de la unión necesaria para combatir a los golpistas, una base proletaria pero respetuosa con el contrario, permisiva y dirigida a modernizar la nación.
Las semanas van pasando y la evolución del conflicto cambia radicalmente cuando entran, de manera decisiva, las potencias del Eje, Alemania  e Italia, para apoyar a Franco. Es entonces cuando Chaves Nogales toma conciencia del verdadero problema al que se enfrenta España: la guerra deja de ser cosa de unos días y se convierte en una gran batalla en el que, alemanes e italianos, ensayarán las maniobras que, años después, desarrollarán en el tablero europeo. Frente a ellos, el gobierno legítimo recoge la ayuda de las Brigadas Internacionales, combatientes procedentes de decenas de países democráticos dispuestos a entregar sus vidas por su ideal de libertad, así como del armamento llegado de Rusia. Es aquí cuando el periodista, ya en el exilio, analiza el desarrollo de la contienda, su visión del conflicto, y trata de mostrar al mundo quiénes son los protagonistas y responsables del descuartizamiento del país que tanto amaba. Al tratarse de un hombre serio y comprometido, nunca esquivó ningún tema, y buena muestra de ello es el capítulo que dedica al terror rojo y al terror blanco, esas masacres inhumanas que regaron de sangre los campos y calles de España con el odio como incitador de una violencia desbocada que nadie pudo o quiso frenar si es que tuvo responsabilidad para ello.
Este libro es una magnífica oportunidad de acercarse a una contienda brutal desde un punto de vista de un español antifascista y antirrevolucionario, una visión inmediata y en absoluto polarizada por cualquiera de los dos polos enfrentados. En aquella época, ser de uno bando te enfrentaba al contrario, pero no ser de ninguno de los dos te hacía quedar en mitad de un fuego cruzado sin que ninguno de ellos cesase los disparos por miedo a acabar con tu vida; más bien al contrario: quienes abogan por un pensamiento unitario siempre encontrarán en quienes no piensen como ellos a un enemigo, y nunca harán distingos entre unos y otros. Por eso, la figura de Manuel Chaves Nogales y el legado que dejó no interesó nunca ni a unos ni a otros: el franquismo nunca quiso reconocer el innegable valor de su trabajo, reconocido en otros países del mundo, porque cometió el pecado de someter sus actos al dictamen de la legalidad; el comunismo se olvidó de su defensa del gobierno de Madrid republicano, legitimado por el poder democrático que brindan las urnas porque era liberal. En esa España cainita no había espacio ni lugar para hombres que creyesen que era compatible creer en la propiedad privada debidamente regulada y dirigir con éxito un periódico de izquierdas. Por eso es tan importante el trabajo que realiza María Isabel Cintas, porque recoloca en la posición que merece personal, social y literaria a un hombre de una categoría moral y unos valores democráticos fuera de toda duda, y al mismo tiempo supone el reconocimiento a un concepto de España que no pudo ser, pero al que seguramente se hubiesen adscrito la gran mayoría de aquella España rural, católica y analfabeta que se devoró a sí misma.


CRÓNICAS DE LA GUERRA CIVIL

de Manuel Chaves Nogales

Edición de María Isabel Cintas

Colección España en Armas


ISBN 9788415177302



Puedes adquirirlo en papel, aquí
 


Una reseña de Santiago Navascués 
©TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Reconozco que yo también lo hice, fue mi compañero el valiente que se atrevió...Un héroe.

      Un beso.
      Yolanda

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